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Llegamos salvos a Macross.

 Algo ingresaba en mí y me daba la mayor felicidad, y algo se desprendía, y me daba tristeza.

Rick Hunter.

Al recibir la señal desde el planeta Marte, la propulsión del SDF-1, se dirigió de inmediato. Era una notable señal de auxilio aquella impresión, esto hizo alarmar a todos pensando que habría vida en las bases, aunque lo más importante fue que no provenía de la principal, la base de Sara, ni sus torres aledañas y subsiguientes. Inmediatamente que se vieron los indicios en la pantalla Kim, dio el aviso, a un almirante atareado con todos los porvenires que se estaban desarrollando. Ello con la utilización de los beneficios adquiridos hace semanas en cerbero. La luna de Plutón. El tiempo ocurrido en el espacio, existe en diferentes niveles, como el ocurrido en otros sistemas. Y así han pasado días para Rick y Lisa, y otros tantos para Max, Lían, y compañía.

Quisiera pensar que todo se desarrolló de una manera muy repentina. Veía a lisa, no como una líder recia y dantesca en órdenes. No. Era esa mujer madura, que suele llegar a tu vida para darle esa luz que te falta en la alcoba de tu corazón. Entonces despiertas con otra mirada cuando toma tu mano y te lleva hacía la salida a vivir el mundo. Es algo tan diferente que siquiera con Minmei podría vivirlo. Si ella, es bella, exitosa, y alegré, pero Lisa, tiene todo ello, dentro de una capsula que pocos pueden abrir, y cuando lo logras te encuentras en el paraíso. Lisa es así.

El gigante desde el cielo nocturno, se condujo en una notable aparición formidable. En su luz monumental se plasmaba la esencia de un gladiador victorioso en cuanto el sol se deslizaba por parte de sus motores y rebitaba hasta las grandes plataformas aledañas que eran sus extremidades que dieron tantas victorias con la maniobra del Daidaluz.

Desde el cual tantos pilotos

despegaron, y desde el cual regresaron. Allí se asentaba en una ciudad que no comprendía. Pues jamás vieron algo igual. El almirante Global, y el Dr. Lang tomaron sus conclusiones al ver aquella maravilla, tan idéntica a la tierra, aguardando durante tantos años. Hasta ese entonces solo se creía en la pequeña colonia de Marte aniquilada en la guerra ¿Sera posible? ¿Los secretos del SDF-1 esconden la respuesta ¿Quién sabe? Ahora en una consecuencia, tenían una ciudad por delante de sus ojos.

La señal de la capitana Hayes impactó como resultado que el gran crucero Prometeo pudiese contactarlos y en breve llegar a ellos gracias a su gran tecnología de hiperpropulsión. Solo resta retornar a tierra, pues las comunicaciones que habían sido interferidas, fueron retomadas. La base Alaska les daba los saludos que no eran los mejores, pues meses antes cuando el SDF-1 se encontraba fuera de comunicación la tierra fue atacada por las alienígenas. Los destrozos que se han proclamado solo perfumaron la capa terrestre con desolación y terror. La base Alaska apenas resistió, como otros poblados y ciudades en los cuales el impacto obtuvo un ámbito catastrófico reducido. Los reportes solo denotaron un desastre de gran magnitud. A pesar de ello, parte de la población pudo salvarse, teniendo en cuenta que la ráfaga de laser que colisionó con la tierra, tenía la potencia de la caída de aquel meteorito que destrozó el planeta, y con ella a la especie de los dinosaurios que se extinguieron. Dicho ello era como recibir varias bombas atómicas al mismo tiempo, afortunadamente, la gran esfera estaba preparada con sus bunkers, y sus caminos subterráneos. Ahora el problema es que no podría ea masa gigante recibir otro ataque similar, y de ser así, estarían en manos del todo poderoso a la salvación. Los habitantes de la milicia, se encuentran día y noche trabajando para que diferentes partes terrestres y maritimas obtengan otros refugios confiables. Se le prohíbe a la población debido a los niveles de radiación salir a la superficie, como también se le ha dado un mensaje al SDF-1, sobre las indicaciones a seguir, algo que al almirante Global, y su segundo al mando Maistroff, no han tomado con buena fe, y alegría, más bien es un mensaje, un tanto desalentador sobre el futuro de todos.

Al llegar aterrizar el SDF-1, en la mini ciudad, Rick y Lisa, observaban jubilosos por el potente dios que venía hacia ellos. Varios descendieron en su búsqueda. Entre ellos, estaba Claudia Grant, Max Sterling, y Lian Cou. No podían creer lo que veían. Eran sus amigos que estaban allí alegres explayándose lo que sentían. Claudia abrazó a Lisa muy fuerte

llorando. Max y Lían fueron a Rick. No se dijeron nada en absoluto, solo Rick, dijo algo de Ben, y los tres se miraron con cierta tristeza. La pérdida de su compañero y amigo fue tan dura, y solo podían pensar en sus últimas palabras. Pero Rick no sabía que algo más vendría a él.

- Rick – Le expresó Claudia – ¡Roy! - Y se lanzó a llorar. –

- ¿Qué ocurrió con Roy?

- No aparece aún - Manifestó Lían dirigiendo la mirada a Max - Y creemos que ha muerto. –

- ¡¿Qué ha muerto?! ¡Pero! Es mi hermano, ¡Mi mejor amigo! ¡Él ! No puede morir.

¡No! – Rick estaba paralizado, y su mirada fija, observando la nebulosa. – Un efímero recuerdo del comandante se dibujó en su mente. –

- El ataque, fue hacia una ráfaga de fuego, y desapareció. Su veritech se estrelló, pero él, no estaba, solo había escombros.

- El me dijo que se encargaría de todo. Solo vi fuego a su lado, pero él, sonreía – Rick se arrodilló y con sus manos escondió su rostro lleno de lágrimas que caían al suelo de la mini ciudad de aquella casa que le dio el mejor momento, y ahora le otorgaba su peor instante. Lisa se arrodilló junto a él a llorar, y lo abrazó tan fuerte, susurrándole al oído, que estaría con él hasta las últimas consecuencias. Luego se acercó Claudia, y Lían y Max. Eran una familia al final de cuentas, y no podían evitar una perdida. Esa era la pura realidad.

El almirante Global estaba en su despacho, analizando el informe de la Doctora Anne Beth, segunda del Doctor Straig, sobre los hechos en la nave Zentraedi. Miriya estaba esperando a Max en una habitación confortable. Había descansado como nunca, y tenía intenciones de salir y ver ese mundo que los micronianos saben disfrutar como sociedad; experimentar todos los deseos que ellos viven en un día a día.

Pronto descendieron varios cargamentos. Algunos fueron a la base de Sara, y otros a cada una de las torres. Lisa en su ordenador completaba otro informe, el de su estadía en la mini ciudad que fuera de la generación perdida de los protocultura, y sus teorías, y la verdad sobre los alienígenas Zentraedis –Meltraedis, los maestros de la robotecnia, el verdadero asunto en el planeta llamado Tirol, y el regente de un invasor al que nombran como invid, y

otra raza más oscura lejana que solo cosecha destrucción. Esto llevo a la metáfora de un antiguo pueblo en la tierra los hunos, que venían barriendo a los tártaros, que luego barrían a los germanos, de ello los godos, y luego los romanos. Todo era un efecto dominó.

En cuanto Lisa, escribía su reporte, dejaba al descubierto la chapa de metal con la ideografía de los protocultura. Su mente estaba en la pantalla, pero a veces se desviaba en aquel artefacto milenario de la civilización perdida.

..(..)....

...de las descripciones detalladas, hemos arribado con el teniente Hunter, luego de varios días de búsqueda incansable de recursos, y maquinaria necesaria para poder comunicarnos con la base Prometeo del SDF-1, hallamos una torre diferente a todas, con una capacidad inmensa. Sus terminaciones no denotaban que fuera parte de la arquitectura tecnológica de los humanos, al contrario de ello, era arcaica, como si fuese hecha por una de las antiguas civilizaciones. En su marco central, descubrimos una base de computadoras, y al accionarlas le dimos vida a un sinfín de máquinas que emitieron un mensaje indescifrable, aunque pude determinar de dónde y quien provenía. Hace mucho años, millones, una raza llamada los protocultura tenían una civilización idéntica a la nuestra, de ella. Vivian en una sociedad normal en un planeta que posiblemente fuera Tirol, allí llegaron los maestros de la robotecnia quienes en un comienzo se comportaron de manera dosil, y luego hostil. Ellos argumentaban que había una raza llamada invid que los perseguía, entonces unieron fuerzas para tratar de luchar con ellos. La guerra fue cruel, y el invid que venía escapando a otro planeta del cual fueron expulsados, acabó con la mitad de la población. Los protocultura quisieron dejar de lado todo lo ocurrido, e intentaron escapar, pero los maestros tomaron el poder y esclavizaron a parte de su población para su fin diferente al de detener al invid, que era un dominio de ellos, y tomar cierto poder de la galaxia. Parte de los protocultura huyeron a dos lugares. Uno es la tierra, y el otro es Marte. Escondiendose por mucho tiempo de los maestros de la robotecnia. Los que quedaron, fueron clonados, y copiados separando la sociedad en zentraedis y meltraedis para su fin de la guerra. Crearon gigantes, y diminutos seres para protección contra el invid. Pronto Tirol, fue abandonada pues el invid ya casi había establecido su colonia, y los maestros escaparon a otra galaxia, y con el fin de encontrar a los restantes

protocultura para continuar sus nuevas copias, y aumentar su poder, enviaron a los Zentraedis – Meltraedis en su busqueda. Los maestros vendrán, como vendrá el invid, pues, aún existe un secreto dentro de la nave que se estrelló, pues en la búsqueda de los protocultura, el SDF-1, siendo una nave Zentraedi de los maestros, fue tomado por uno de los suyos. Un científico de nombre Zor, que es solo una copia, pues el original ha muerto en manos de los maestros tratando de rebelarse. Hurtó dentro de la sala de operaciones lo que llaman la flor de la vida (semillas), y lo que genera la energía que mencionamos también protocultura, y al escapar con el crucero Zentraedi, la nave recibió varios impactos pero logró una transposición despitando al enemigo, que fue tras él, la nave llego a nuestro sistema, y en un aterrizaje forzoso se precipitó en la isla Macross. Luego años después ubicaron la posición los zentraedis –meltraedis. Lo inusual es que los maestros no saben que arribaron, a la tierra de los protocultura, y sus guerreros arrasaron con el planeta Marte sin descubrir la ciudad, al igual que la tierra. Esas semillas, son posiblemente las ultimas que producen aquella energía que le da vida al invid, y que precisan los maestros para controlarlos. Pero algo más oscuro está detrás de ello, y son quienes expulsaron al invid. Los protocultura no tienen un nombre para ellos, solo dicen los mencionan como los devoradores.

Esa flor de la vida es alimento del invid, y también de esa otra raza que aparte de ello destruye todo a su paso. En la ciudad, no hay habitantes, y de ello se desprende que a sabiendas de que los encontrarían a los protocultura. Estos se hayan ido a otra galaxia, escapando, de todas las amenazas. Hemos encontrado inscripciones, y artefactos en los cuales su escritura, de forma compleja explica algunos detalles que se ubican en otro apartado del presente informe, y que pueden ser de extrema utilidad.

En lo referente a la ciudad, los detalles, son muy comunes a los de una ciudad humana. También notamos, algo interesante con el teniente Hunter, y es que parece desarrollarse una energía muy significativa que produce como una suerte de feromona que desarrolla y estimula los sentidos. Como si los pensamientos se volviesen una realidad material

Este es mi reporte.

Lisa, dejo de escribir, y con sus manos refregó en sus ojos el cansancio. Había dormido bastante bien, pero eran demasiadas emociones. Se sentía a gusto en su hogar, en el SDF-1. Pronto dejarían el planeta Marte, para ir a la tierra. -

Pronosticaba con aquel reporte la respuesta de Global, e incluso de la tierra unida, y entre ellos su padre, y miraba con atención aquel fragmento del metal, que con tanto tiempo, no se había corroído. Realmente los protocultura fueron, y son una raza muy hábil, y su tecnología ha desarrollado matices muy diferentes a los nuestros. Ahora solo resta saber algo más que la inquietaba, y con mucho recato y cuidado recogió como hipótesis hegeliana ¿La raza humana desciende de los protocultura? Un grupo posiblemente se haya quedado escondido en la tierra y evolucionó, o quizás tomaron un ejemplar de los primates y experimentaron como hablan de los Annunaki. O quizás, Dios es quien envió a los protocultura, en un hombre y una mujer. Dicho ello, no podemos saberlo, sin embargo de algo está segura, y es que ambas razas de una u otra manera se vinculan, y solo las pruebas genéticas que hasta ahora se han tenido de los Zentraedis – Meltraedis han dicho ello. Miriya Parino, ha recibido varios estudios, y su identidad genética es similar a la humana. Max se encuentra siempre con ella, y desde el fondo de ambos seres, el amor ha brotado.

Max iba a la clínica en la cual Miriya permanecía. Los análisis estaban listos, y eran muy

certeros. Al verse, ella fue directamente hacia él.

- Mi amor. – Se manifestó con afecto al lanzarse a sus brazos. Él respondió besándola. -

Espero estés bien. – Ya, desde entonces eran una pareja. -

- Claro, solo fueron unos datos que incorporaron, no muy diferentes de los nuestros. -

Solo quiero que esto termine, y te dejen en paz. No tolero que te invadan de esa forma.

- Es solo rutina, supongo que nosotros hicimos lo mismo con ustedes.

- Solo quiero ver que encuentres bien. Quería algo más para ti, pero será luego. Ven te llevaré a almorzar, y luego a recorrer un poco la ciudad.

- Si, gracias amor. – Miriya, estaba extasiada con todo lo que significaba ello. Y Max a su lado le regalaba toda la tranquilidad del mundo de tener a alguien, y poder experimentar ello, desde que se besaron, hasta que recorrieron sus cuerpos en una

primera noche en la que todo fue tan fugaz. Ese fue el mayor suceso para la comandante Parino Miriya, líder de las fuerzas meltraedis.

Lisa, salió de su despacho. Tenía su turno libre, pero quería terminar el informe, que envió a las autoridades de la tierra por vía correo email. Al estar cerca de la tierra las comunicaciones virtuales pudieron establecerse, lo que significó para muchos, una oleada de mensajes de todo tipo. Ambos sitios; el SDF-1, y la tierra se iban estableciendo. El gran crucero, aún no partía de Marte, pues querían llevarse todo lo que fuere necesario. De todas maneras, algunas personas permanecerían allí, entre ellas a la doctora Anne Beth, segunda del Doctor Straig, y el mismo con un grupo de militares. El ahora teniente segundo Xavier, y un grupo experimentado tanto aéreo como terrestre. Allí establecerán una combinación tripartita, y se estudiará la mini ciudad de los protocultura.

La nueva teniente Owen, pasaba a liderar el nuevo escuadrón Vermellon, luego de que el ahora comandante Rick Hunter, fuera el nuevo líder del escuadrón Skull, de su viejo amigo Roy Fokker. Rick no se sentía cómodo con ello. En su día libre, fue a la sala de máquinas, y mientras contemplaba el Skull veritech VF-1S, pergeñaba una fuerte nostalgia por su amigo querido. Los fantasmas lo perseguían. Luego regresó a su habitación. Iba y venía donde fuere. En su recamara, preparó una carta para los padres y madres, hermanos y hermanas de los caídos. La carta que sufrió con desolación fue la de su compañero Ben Dixon. Escasamente podía aportar palabras al hecho. Y llegó el turno de la carta de Roy, no había quien, pues los padres de su amigo habían fallecido, y él, y su padre, eran su única familia. Solo colocó dos líneas: "A ti mi hermano, por siempre que me cuidas, nos volveremos a ver".

"Así es que mi carta fue dedicada a quien me protegió por siempre. No podía dejar de pensar en ello. Al terminarla, la guardé en mi bolsillo, para llevarla donde fuera. Pero más en mi corazón donde estaría sellada".

La puerta tocó, y dije pase, sea quien sea. Al abrirse Lisa, estaba allí firme parada.

- Lisa que sorpresa, pasa por favor. –

- Rick, ¿Quería saber cómo estabas? – Ella se acercó a él que estaba sentado en la cama.

- Estaré bien – No tuvo remedio con su mirada al suelo.

- ¿Estuviste escribiendo las cartas? – le preguntó

- Si, a veces cada uno de ellos es como si algo en mí se fuera para siempre. –

- Te entiendo, pero tú no puedes hacer que el destino cambié, cuando de ello, depende de los demás. Tu Rick, solo puedes darles los ánimos, y dirigirlos de la mejor manera posible.

- Gracias Lisa, pero a veces siento que podría haber hecho algo más. No es fácil tener personas a tu cargo. Son como hermanos pequeños, y tengo el deber de protegerlos.

- Rick, solo quiero que sepas, que todos en la nave te agradecen lo que haces, lo que sufres, lo que batallas, pero nadie nunca podrá, saber lo que desde tu corazón tienes que enfrentar por ellos. Yo solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, y no dejaré que llores solo.

Rick admiraba a Lisa, y esas palabras que brotaban de su alma. Ella se había convertido en ese ser que lo traía del infierno cuando los demonios lo raptaban para torturarlo.

- Te amo Lisa. – Y el mejor remedio fue besarla, y así se mantuvieron, para darse fuerzas el uno al otro, hasta que ambos decidieron salir de allí

- Vamos Rick, salgamos un poco por la ciudad, ¿No te parece? – Lisa estaba lista. Había venido con un vestido de color verde, y una chaqueta amarronada. Rick asintió, y se vistió con unos pantalones jeans marrones, una camisa gris, y un chaleco con zapatos. Era un buen reinicio, el divertirse un poco.

- Gracias Lisa, despejarnos me hará bien. – Manifestó Rick. -

Rick se dispuso a salir de la mano de Lisa. Ambos pasaron el inmenso pasillo de los oficiales directamente a la calle. En la entrada un tal Ralf, el hombre que guarda los recados los saluda.

Como estaban en la zona militarizada de la ciudad, tomaron el primer taxi que pasó para arribar, e ir el centro a divertirse un poco. Lisa, estaba a gusto. Era la primera vez en mucho tiempo que salía con alguien como su pareja, y es que al perder a Car años detrás, solo se remitió ante el shock que le produjo a dedicar su vida a la milicia. Es por ello, que junto Claudia, son las dos mejores comandantes que ha conocido el SDF-1, y que por ello fueron

asignadas, junto a las tenientes Vanessa Leeds, Kim Young, y Sammie Potter, que ahora se mantienen trabajando en los turnos a destajo para realizar todos los arreglos mencionados con el fin del despegue inmediato en el día de mañana a la tierra. Se han tomado las medidas precautorias, debido que aún, está la amenaza de un ataque, mientras estén en el Planeta Marte.

- Oigan ¿Qué piensan? – Pregunta Sammie – ¿Nos aceptaran en la tierra?

- ¿Qué? ¿No oíste los últimos rumores? – Aclaró Kim . – No, nos quieren allá. Incluso,

planean usarnos de señuelo para alejar al enemigo, y realizar un ataque masivo contra ellos desde las base Alaska.

- ¡Están locos! – Se enfada Vanessa – Nos usan, ¿Luego de todo lo que hemos hecho para protegerlos? Por lo menos que dejen a los civiles descender.

- No, nos queda más que esperar, y ver qué idea tiene el Almirante Global. Ya los informes fueron enviados con existo al consejo de la tierra unida, y esperan que también vaya un emisario para dar las explicaciones concretas - Explica Kim – aunque será inútil.

- ¿Y quién podría ir a dar con ello? – Pregunta Vanessa.

- Es claro, que sabemos quién puede ser, y está en mejores condiciones y capacitada para ello. Ya ha confirmado, pero es ultra secreto que no lo dirá a nadie.

- ¿Es la comandante Hayes? – Dice Potter. – Es muy valiente, siempre está allí para representarnos

- De todas maneras, el almirante la enviaría ella, a pesar de haberse ofrecido directamente, luego de saber las noticias de que no somos bienvenidos.

- ¿Qué dirá el teniente Hunter? – Sammie, confusa no sabe que decir. –

- Él, supongo que no lo sabe todavía – Explica Vanessa – De hecho nadie sabe en absoluto, pues es un secreto, para no desalentar a la masa de civiles que se encuentra a bordo.

- Pobre de él, hacen una buena pareja, y ya deben separarse. – Dijo con delicadeza Kim –

- Es así la milicia Kim – Comenta Vanessa – Quisiera que todo esto termine, y no tener que seguir luchando. – Piensa en Lían, y todas las veces que ha salido a combate. -

- Lo sé, esperemos no perder a nadie más – Suplica Sammie

- Es como has dicho, solo nos resta esperar

El SDF-1 estaba en una encrucijada, Lían se preparaba para salir a su nuevo encargo, ya no como líder del Índigo, pues lo requerían como comandante terrestre, previamente pasaría por una iglesia, pues era un católico nato, en el cual quería agradecer el haber llegado sano y salvo a casa con sus seres, en especial con Vanessa. Siempre fue un tipo muy observador y como Rick con los aviones y la escritura, él deseaba aspirar a su oficio de escritor. Lee mucho en sus momentos libres, y con Rick comparten temas que aspiran a ello. Se hicieron amigos como pilotos. Luego por razones claras de una guerra latente ingresó en la armada, pero el cielo fue más para él, y decidió dejar la infantería, para alistarse en la fuerza aérea, aunque su primer contacto en la batalla, fue manipulando un destroid Tomahawak. En varias ocasiones antes de ser teniente tuvo que cubrir el puesto de tierra, pues soldados escasean, y allí recuerda Lían, "nunca más olvidaré aquel encuentro con varios battlepod. Se movían como si fueran un humanos atacando con férrea disciplina. Los belicosos guerreros zentraedis eran muy agresivos, no obstante Lían siempre fue el guerrero bárbaro por excelencia a diferencia de Max o Roy que tenían esa delicadeza de esgrima francés, y Rick que actuaba como kamikaze japonés sin medir el peligro. Lían fue siempre el salvaje que ataca y ataca. Con Rick congeniaron pues ambos eran de una misma especie. Y el Comandante Hunter siempre estuvo allí para cubrirlo, esto le valió la admiración. Lían recordó aquel encuentro suspicaz.

"Estaba rodeado, y en una desesperada maniobra, fui ante el primero que estaba disparando sobre mí, el primer tiro dio en mi brazo, pero logré atinarle, luego otro salto desde la retaguardia, y clave el rifle sobre la cúpula para lanzar el láser con fuerza hasta acabar con aquel, desde atrás recibí el disparo certero que hizo que arrodillara a la ferviente máquina. Detrás de mí un veritech le disparó aniquilándolo a él, y el otro, era Rick. Rick siempre está allí para cubrir mi espalda. Luego él se transformó en modo battleoid, y me levantó."

- Vamos acabar con ellos – Expuso regañando los dientes. –

- Seguro amigo – Afirmé con seguridad – No lo dudes. - Rick, esbozó una sonrisa con la mueca de Lían. -

"Nos cubrimos las espaldas, y allí ambos logramos reducir al enemigo, el uno al otro. Codo a codo. Es por ello que siento un sentimiento de amistad hacia Rick. Cuando él estaba en

Marte, y nosotros aquí, pensaba. Espero mi amigo, este bien. Fue al primero a quien le dije que invitaría a Vanessa a salir."

"La batalla acabó, y ambos intercambiamos miradas de agradecimiento. Habíamos defendido el Prometeo a pie de la letra como lo había dicho la comandante Hayes, quien ahora es su novia, y pareja. Y por alguna razón, sabía que terminarían juntos. Pues ambos son el uno para el otro."

El nuevo mandante Cou, luego de pasar por una capilla, dar los elementos de las gracias, regresa al cuartel, e ingresa para su nueva designación. Ahora firme, ante el comité de comandantes, y capitanes de mayor rango, es condecorado con la estrella de plata. Y su nueva designación. Comandante Lían Cou, grupo Fantasma de destroid Tomahawk terrestres. Los nuevos prototipos de guerreros, muchos más rápidos, y eficaces, estaban listos a su orden, y defenderán las bases del SDF-1, como así también para preparados para volar, y atacar las naves Zentraedis – Meltraedis. Solo que no pueden transformarse. -

Lo que modificaron entre las reglas de defensa es que el grupo fantasma permanecería en la base estrella en la luna como fuerza de defensa, pues una de las tácticas para los ataques luego de lo acontecido en la tierra. Vanessa, sabia de las órdenes, y horas antes comenzaron hablar de lo peligroso que era sentar terreno allí.

- Sabes que estos imbéciles de la tierra, no les interesa lo que nos ocurra, y luego de que casi te matan en Cerbero, y fuiste capturado, te envían a morir a la Luna para defender y entretener a los zentraedis, mientras ellos se esconden en túneles. No amor, no lo tolero. – Se enfada con llanto Vanessa. –

- Vida, sabes que esto lamentablemente es así. No lo hago por ellos, lo hago por ti, y principalmente y todos esos seres que quiero. Por ti, por Rick, Max, Lisa, y lo demás. Por los habitantes de ciudad Macross, y la tierra. Defenderé hasta el final de ser posible. – confiesa Lían, tratando de calmarla. -

- No es justo ¡No lo es! – Espetaba ladeando en ambas direcciones la cabeza con encono. -

- Nada es justo en tiempos de guerra, pero si podemos por lo menos darle un poco de sentido, y terminar con ello, entonces habrá valido la pena ¿No crees? –

Ella asintió, pero en su fuero interno, sabía que el ir a la Luna, era una sentencia de muerte para el grupo terrestre de Destrois tomahawk. Por más que Lían fuese un experimentado guerrero, no cabían las posibilidades de regreso. Solo ganar o ganar en caso de que una batalla abismal se presentase. -

Lían solo le restaba pensar en cómo todo lo sucesos de su vida se iban amplificando con los hechos de la guerra intergaláctica que se estaba gestando con tanto fervor. Como él, Max estaba en de salida en la ciudad, como muchos que tenían el día libre para ello. Al ver el rostro de felicidad de su amada Miriya, no podía dejar de analizar algo que tal vez pareciera una idea descabellada, pero todos los sucesos vividos le daban a entender que era ahora o nunca, y no tuvo remedio y se lo dijo a Miriya.

- Mi amor, quiero proponerte algo. –

- Sí, mi vida – Se explica ella. –

- ¿Por qué no, nos casamos? –

- ¿Casarnos? No sé, ¿Qué es ello? – Se pregunta con el dedo índice en el medio del labio inferior y superior. -

- Disculpa amor. No te he mencionado. Casarse, significa unirnos para siempre el uno al otro en una formalidad ante todos, y nuestra religión. En el cual seré tu hombre para siempre y tu mi mujer para siempre, hasta que la muerte nos separe - Explica luego, y lo piensa - Perdona Miriya, es solo una formalidad que tenemos los habitantes de la tierra – Max, se contuvo pues no quería alarmarla, a ella que estaba recibiendo muchas emociones en la gran ciudad. –

- Claro, que acepto. Si eres mi hombre. Eres lo que amo. Y te seguiré a donde sea. –

Max, se alegró al recibir la respuesta. El brillo de sus ojos se hizo notar, y ellos se emocionaron, a pesar de que Miriya, aun no conocía todo, el solo hecho de mencionarlo como su hombre, y su todo, era suficiente.

- Y tu Miriya, eres mi mujer, y te seguiré donde sea. –

Era lo mejor para ambos. Pase lo que pase vivirían hasta el último segundo de sus vidas disfrutando de ser lo que son juntos por la eternidad. –

Todos los tripulantes del SDF-1 de una, u otra manera intentaban darle el sentido a sus vidas, y es que la guerra les había enseñado a que los pocos momentos son cruciales y que por mucho que fuera lo que estuviese ocurriendo en algunas partes de la galaxia, la tierra y sus seres humanos, y sus colonias, debían tener por misericordia unas horas de paz.

Rick estaba de la mano con Lisa, cuando ella se le ocurrió entrar al centro comercial, para que ambos disfrutasen de un café. Habían recorrido gran parte de la zona céntrica, y en ella descubrieron un monte de sitios interesantes. De un lado al otro. Lisa se sentía como una niña, y Rick la llevaba a todo sitio que fuere, como dos adolescentes. Primero a tomar una helado, luego a la casa de juegos, en el cual Rick con el gran golpe de martillo. Actividad lúdica de las ferias, obtenía un premio especial. Un oso de peluche para su amada, algo que encantó a la capitana Hayes. Ello de lo mencionado, podría decirse que Lisa, conformaba el ideal de mujer, pues Rick estaba maravillado. Todos los pilotos del SDF-1 intentaban luego de la tragedia de la luna Cerbero, llevar adelante con las situaciones que se vivían.

En una gran pantalla, ambos Lisa, y Rick, podían ver la imagen de Minmei. Rick se mantuvo un tanto parsimonioso, y cabilante ante ella. Lisa entendía bien, que entre ellos algo sucedió, sin embargo no era quien para juzgar los sentimientos. Si hay algo que le enseño el poco tiempo que lleva es que no tiene derecho atar a nadie, y eso es una seguridad.

- ¿Rick? – proclama ella – ¿Rick? – nuevamente vuelve a proclamar su nombre. -

- Si Lisa, Perdona. Estaba oyendo en la pantalla la voz de Minmei. No quise faltarte el respecto.

- No Rick, no lo has hecho. De hecho tiene una bella voz, y sé lo que sentiste por ella.

- Si, es que ha pasado tanto tiempo, y situaciones. No te preocupes ya se calmará

- Ven aquí mi vida. Vamos, quisiera ir ahora a esa tienda de ropa ¿Me acompañas?

- Claro, ¿Pero no intentaras comprarme algo no? – Se pregunta Rick con cierta burla

- Claro Comandante, viste muy mal para salir con una capitana de rango superior. Incluso le compraré un buen perfume. Y deberás usarlo ¡Es una orden!

- ¿Y qué pasará si desobedezco sus ordenes comandante? -Se ríe Rick tomándola entre sus brazos. –

- Posiblemente se pierda, de estos besos que le he dado – Lisa lo besa a Rick en la boca, y con cierto juego mordisquea su labio inferior – Y posiblemente se pierda mucho más si continua desobedeciendo directivas. –

- Usted manda capitana. – Y Rick aplica el saludo militar con firmeza. -

- Así me parece bien comandante Hunter. – sostiene ella riendo, y ambos van al centro de la tienda de ropa. -

En un desvío a Rick le pareció configurar a Minmei, aunque tal vez su visión le esté fallando, pues había visto su figura en la pantalla grande, cantando en uno de sus conciertos. No quería de todas maneras toparse con él. El hecho de que habían vivido juntos muchas situaciones sentimentales, solo fueron un destello que se fue apagando, pues las indecisiones de uno son la desolación del otro, y Rick estaba en un callejón en el cual se había comunicado con dos damas. Una, una artista famosa, que lo adoptó como un amigo al principio, y luego a pesar de ciertos encuentros, ella no tomaba una determinación, pues para el amor se precisan detalles químicos, que la comandante pudo completar con majestuosidad. Pues Rick al verla ese día poniendo la mesa de un hogar, percibió el calor del compañerismo que otro sitios no hubiera resultado. Percibió el amor de la pasión, la decisión, el perdón, y la firmeza, que él buscaba desde siempre. Si Roy estuviere aquí sabría qué decir. Él, siempre sabía que decir.

El doctor Lang, estaba programando una nueva forma de arma, que de los estudios específicos de la ciudad de los protocultura, descubrieron. El doctor Straig, analizó los elementos, y eran los mismos que habían obtenido en la luna Cerbero, aunque su aplicación estaba compactada con otro mineral, que no estaba establecido en la tabla periódica del sistema solar. En ello el Dr. Straig expuso a Lang, que podrían tener un nuevo prototipo de energía tan eficaz como mortal. La doctora Beth, fue quien descubrió aquel posible recurso que nos daría alguna ventaja ante el enemigo, al cual se complicaba el poder detener su avance. Aunque siempre fueron victorias las que se han desarrollado a través del SDF-1, no bastaba para persuadirlos de siquiera una tregua. Los Zentraedis-Meltraedis, estaban dispuestos a todo por la nave, y por destruir a la posible amenaza de los seres humanos.

Rick y Lisa llegaron a una tienda en la cual vendían algunos presentes de metal. En el interior, veían muchos recuerdos que les parecían importantes, y pensaron en hacerse un regalo especial. En un metal de plata, formaron dos pulseras, cada una con su nombre, y un estampado especial para ambos.

- Lisa, tú tendrás, la que posee mi nombre, y yo tendré la que posea el tuyo.

- Es genial, Rick. – Se maravilló ella, por la idea. –

Al concluir su pedido, que no llevó más de un par de horas, se las colocaron. Ambos parecían los enamorados adolecentes que suelen surtir el primer amor, en cuanto él la miró a ella, y acarició su largo y extenso cabello con redondeles que siempre suele ella acomodarse, y allí le regalo un tierno beso que Lisa devolvió con la cariñosa fantasía en susurros de dulzura.

Dicen por ahí que los besos de la capitana Hayes, huelen al aroma del chocolate cuando su corazón late, pues así de dulce su cariño, ante la magia de estar enamorado.

"Si hay algo que sabía de ella, era eso, me dije, una y mil veces. Su dulzura. Y dentro de esa dulzura la sabiduría de un corazón que ha batallado tanto que sabe que una guerra se gana con el primer gesto de paz llamado amor. Esa es mi capitana Hayes, que siempre será. Lo digo porque soy un Hunter como me ha enseñado mi padre, y como los hechos que me trajeron a su lado para vivir en la eternidad sea en la galaxia que sea."

Max, luego de declarársele a Miriya, ambos fueron a celebrar a un restaurante. Él pidió un bistec de esos que solía comer Ben, y ella el mismo plato, pues era tan inmenso, que no podía Max solo devorar aquel mangar. Max en el momento que le propuso casamiento, se lanzaron al parque. El día gracias a los efectos especiales de ecosistema artificial creados en la nave, estaba soleado con esas nubes que se unen, y separan. En medio de una fuente se agacho con rodilla al suelo, y allí sacó de su bolsillo un estuche. –

- Mi vida, aquí solemos hacer éste rito. – ¿Te quieres casar conmigo? – Declaraba con sinceridad y cariño Max. Ella se sonrojó; no entendía aquel mensaje, pero algo de la energía de amor de Max le decía que era el mejor momento del universo.

- Yo, no sé qué decir. Claro que quiero. Acepto – Afirmó con toda la seguridad que en ella se desprendía como guerrera, como mujer, como todo.

Las copas de un buen vino chocaron para que ese sonido chirriante del sabor de esas aguas que se movían como olas, festejaran entre el comandante Sterling y la comandante Parino. Luego de ese momento, salieron corriendo dada la ansiedad de realizar los preparativos.

La gran nave del SDF-1, estaba preparando todo para el despegue. Decidieron a un último

momento lanzarse al espacio, y no esperar a mañana. Fueron los avisos de primer orden. Lisa y Rick recibieron el mensaje, por sus móviles, pero no era necesario. Ninguno de los que se habían tomado el día precisaba regresar, aunque Lisa, insistía que tal vez fuera preciso, a lo que Rick asintió. Los dos tomaron el primer taxi, que los llevó a la base, por si los requerían. Pero fue inútil, un llamado de Claudia, explicó que no vinieran. Hazme caso - Dijo su amiga - Lisa, y Rick, descendían en otra parte de la ciudad. -

Se detuvieron en una tienda, la tarde noche se avecinaba. Allí varios maniquís de hombre. Lisa bromeo sobre ello por los cuerpos y su forma. Rick se reía. Luego pararon en un sitio de comidas rápidas para pedir un bocado ligero. Unas salchichas con aderezos. Tomaron asiento, mientras planificaban a que otro lugar iría. No sería ni cine, ni teatro. Pensaban caminar juntos. Y luego de concluir prosiguieron.

- ¿Qué diferente es todo no? - Se pregunta Lisa. Rick la mira dudando. – Digo estamos aquí, y hace unos días atrás estábamos perdidos en Marte. No teníamos comunicación.

- Te entiendo Lisa. Y más allá de ello. La transposición en Cerbero. Nuestros amigos.

- Si, no quiero pensar en ello. Es increíble cómo estas situaciones tan simples sean tan importantes.

- Es una manera de sobrevivir Lisa. Y cuando ya no haya nada. No sé. – Se dice Rick

- Cuando ya no haya nada. Tendremos los momentos. Y nos tendremos el uno al otro.

Rick asintió con un ademan positivo a las palabras de Lisa.

- Sigamos. Nos quedan muchos momentos para recordar. – Le dice Rick y le da la mano.

Caminamos tanto que nuestras piernas estaban extenuadas, pero éramos felices.

Lisa estaba maravillada con su oso de peluche. Lo llevaba como si fuera su hijo, y de la mano iba al ritmo de Rick. Se detuvieron en una fuente de manantiales. Desde varios agujeros salían brotes de agua hacia que el cielo fuera con colores. Desde azul, al naranja, y el amarillo, al verde. Y sucesivamente. Lisa se colocó frente ellos su mirada respondía a la majestuosa y exuberante Elena de Troya. Rick con su móvil le tomó varias fotos. Realmente es bella.

¿Me has tomado una fotografía?– Preguntaba la dama

- Claro, no podía dejar de hacerlo. Te veías entre los colores como un hada Tomémonos

- una fotografía, juntos – Le pide.

- Claro. – Rick, coloca el componente de su celular y se toman una de forma inmediata.

- Déjame a mi Rick – Ella sabe con mayor pulso. Y con su móvil hace una toma ideal. Luego le piden a la máquina de fotografías que saque una instantánea.

Los dos se unen y el momento es captado. El robot parlanchín se acerca y les expone la imagen.

- Es hermosa – se sonroja ella. Es bello este lugar. Como para bailar.

- ¿Me concede esta pieza?– Pregunta como un caballero

- Sera un placer teniente - comandante.

Y una de las maquinas que activan música se acerca como si fuera una rocola de esas de los bares. Rick pone una canción vieja que escuchaba su padre de Elvis.

..Can't Hellp falling in love....

El ritmo lento de la letra hace que su paso sea efímero, pero eterno cuando ella apoya su cabeza frente al pecho de Rick y poco a poco van girando lentamente en vueltas y vueltas y las aguas iluminan la noche que cae en el SFD-1. Todo brilla para ellos dos como los únicos que se encuentran allí

- Quisiera que nunca terminase la canción, como tampoco éste momento - entre los pasos de las personas Lisa se dirigía Rick

- No debe terminar si no quieres.

- Sí, pero en algún momento concluirá.

- ¿Qué quieres mencionar Lisa?

- Que todo puede acabar así de inmediato. Como esos edificios que se desploman. – Confiesa con un toque de resignación.

- Sí, pero los cimientos estarán allí para darle vida. Te lo prometo.

- ¿A dónde iremos a parar? – Generó la pregunta. -

- A las estrellas, si tu quieres ¡O dónde sea! –

Ella colocó sus brazos sobre su cuello con mayor firmeza y así estuvieron volviendo al ritmo de la canción.

- Mañana será un día especial – Confiesa Lisa. Rick dudó en esas palabras.

- Lo sé. – Y no confesó más nada. Lisa no quiso continuar la frase, ni oración que se vincule. De hecho, era mejor así. A veces el beneficio de una duda genera certezas y curiosidad. Si es que Rick, se empapaba de ello.

Ya presentada la noche y una alarma de llamada se presentaba. Debían regresar a la base. Tuvieron un día maravilloso. Pero era hora de regresar. Ahora sí, debían regresar, por lo menos Lisa.

Al llegar a la base ambos, lisa despidió a Rick. No tuvo ni tiempo de poder dejar su regalo, que se vistió con su uniforme de militar. Al llegar a la plataforma solo recibió algunas indicaciones. La nave SDF-1 comenzaba volar. Ella veía como Marte se alejaba. Gracias Carr por entenderme y aprobar a quien estará a mi lado. Espero tu también puedas encontrar a ese alguien al cual aprobaré con gusto. Se feliz, que yo lo seré.

Concluida la guardia de emergencia, ya en pleno espacio el turno nocturno continuaría por Antonella y demás tripulantes capacitadas.

- Que descanses Lisa.

- Gracias. – Saludo con gracia. Estaba rendida. De su móvil, no tenía mensajes – ¿Me pregunto si Rick habrá terminado? Al final su día libre, concluyó en patrullaje.

Llego a su habitación. Claudia no estaba. Quizás fue por una copa pensando en su amado Roy. Y manteniendo esa esperanza. Eran las cero horas de un día nuevo en el espacio si es que existen días. Su móvil estaba en el bolso y sonó. Se lanzó desmayada del cansancio previamente. Y su celular nuevamente sonó. Ella no respondía. Y continuó. Despertó de inmediato

- No, ¿Quién será? – Preguntaba con un enojo típico de esas personas que entre sus tópicos, el sueño es uno de ellos. Como soñar también.

- No me olvide. Ve tu boldo – Fue un mensaje de Rick

Al sorprenderse, revisó, y descubrió un estuche. Al abrirlo la emoción le había aflorado el alma como si despertará en un campo de rosas. Un anillo de compromiso. Tenía las pulseras con sus nombres que fue de un mutuo acuerdo, pero recibir éste regalo.

Feliz cumpleaños mi vida, mi ser, mi amor. Tu Rick por siempre.

Ve a la ventana mayor de la plataforma sur. Ella no entendió el mensaje y decidió ir.

Al salir de allí. Se acercó y con una luz de colores apareció el Skull 1. Rick piloteando hizo una maniobra y ella se alegró de júbilo de ver esa lluvia y entonces recordando los días del circo Rick generó una pirueta y comenzó a escribir con varias tonalidades.

"Desde que te conocí, siempre has hecho palpitar mi corazón. Soy terco y a veces tonto, pero contigo soy valiente, y osado. Tú me haces querer la vida, porque eres amor que nace cada día. Tú me haces amar como nunca se ha amado. Quiero estar a tu lado aquí y allá y para siempre por todo el infinito".

Feliz cumpleaños mi vida. Te amo por toda la eternidad. Luego entre las palabras, Lisa y Rick, se dibujaron estrellas Y pintó un corazón en medio de un centro cósmico.

Lisa colocó sus manos en frente de aquel vidrio y lloraba y a veces reía. Y nombraba cada palabra y entre ellas Rick era su protagonista. Y no se percató cuando detrás de ella aparecieron sus compañeras y compañeros.

Ella se volteó y las miradas relucían cuando cada uno y una esperando para decirle feliz cumpleaños Lisa.

- ¡Claudia, Vanessa, Kim, Sammie, Max, Miriya, Lían, Almirante! No me lo esperaba – Cantó emocionada ante ellos. El presenté de Rick y ustedes.

- Amiga querida. No podría nunca olvidarme

- ¡¡¡Un Urra!!! ¡¡¡Por Lisa!!!, Nuestra comandante – Dijo Kim. Y todas aplaudieron. La emoción en la simpatía le dio a comprender a la capitana que a pesar de tantos tras pies y momentos existía para con ella, una verdadera familia.

Le regalaron no solo flores, sino su tiempo. Aprovecharon aquel para siempre teniendo presente que estaban en una época nefasta. Decidieron beber algo para brindar allí mismo. Sammie bebió tres copas.

- Teniente, recuerde que mañana debe retomar tareas – bromeaba el almirante Global. Sammie gesticuló una mueca de risa.

- Almirante no se preocupe – manifiesta Kim.

- Claro mañana estaremos allí.

Entre algunas pláticas, Lisa se conmovió por todo.

- Quiero agradecerles a todos ¿No sé qué decir?

- Solo, ¡Se feliz! – pronunció Claudia. – Siempre voy a estar contigo – Se sincera ella. –

¡oh! Parece que viene el príncipe azul. – Rick llegaba. Lisa se puso de pie y fue hacia él. Lo abrazó y besó. Entre sus oídos un te amo se escuchó.

- Guarden algo para después – Guiña el ojo Claudia.

- Bueno aprovechando la ocasión – Comenta Max que toma la mano de Miriya. –

Queremos decirles que vamos a casarnos – Anuncia con alegría. Todos se quedaron estáticos y boquiabiertos. – Bueno, no se queden mirando – Se ríe. - Disculpen, fui muy directo tal vez. - Comenta. -

-

¡Max, Miriya! ¡Es fantástico! ¡Los felicito!

-

¡Otro motivo para festejar!– Comentó Kim, feliz.

-

Viva los novios ¿Podemos ser las madrinas?

-

¡Eh! Si claro – dice Max. -¿Tú qué piensas amor? – Le pregunta a Miriya. Me

-

parece fantástico – ella responde sin conocer demasiado del asunto. Brindemos

-

una más – Levanta la copa Lían

- Faltas tú viejo – Se ríe Rick. Lían cruza vista con Vanessa. Pero solo sonríen. Claudia, no pudo evitar pensar en Roy. Lisa estaba a su lado y acarició la espalda sosteniendo el recuerdo amargo como buena amiga.

Pasaron el tiempo y cada uno fue a descansar. Sería una jornada extensa y un cumpleaños de la capitana merecido como nunca tuvo.

El SDF-1 estaba en órbita y se acercaría a la tierra. Pronto, muy pronto. -

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