Uno de los gamberros se dirigió hacia Victoria con una sonrisa malvada y la rodeó.
Junto a Victoria, solo había una vieja adivina ciega. Cualquiera pensaría que no había esperanza para Victoria.
Todos esos gamberros creían que hoy podrían tener a esa hermosa empresaria que muchos otros grandes jefes no podían tener.
La lujuria apareció en los rostros de Dale y los demás.
Ni siquiera Salvatore pudo soportar esta escena.
—Dale, ¿estás loco? Victoria tiene conexiones poderosas en Orlando. Conoce a mucha gente rica. ¡Si te atreves a tocarla, esos multimillonarios no te dejarán escapar!
Dale escupió a Salvatore y le dijo enfadado:
—Joder, cobarde. Estás a punto de morir, ¿y todavía tienes el ánimo de pedir clemencia para Victoria? No soy tan cobarde como tú, no me atrevo a provocar a nadie con un poco de fondo. Solo es una mariposa social. ¡¿Cuál es el problema?! Hoy, te mostraré cómo podemos dormir con esta hermosa CEO de Orlando.
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