Jordan llevaba un maquillaje especial que le hacía parecer viejo. Tenía muchas arrugas en la cara, el cuello y las manos.
Cuando vio que Victoria había quedado inconsciente, las venas de Jordan se abultaron. Con sus arrugas realzadas, su expresión de enfado hacía que uno se estremeciera.
Jordan apretó los puños. Ese grupo de gamberros se atrevía a atacar a la mujer que amaba y a tener designios sobre ella.
¡Quería la muerte de cada uno de ellos! Además, no serían muertes ordinarias. ¡Quería que cada uno de ellos muriera miserablemente!
Estos humildes gamberros estaban a punto de sufrir la ira de una Deidad.
—Chicos, déjense de tonterías. ¡Matemos a este viejo ahora para poder jugar con Victoria!
Dale dio la orden y estuvo a punto de acuchillar a Jordan.
Salvatore temblaba de miedo. Sabía que le tocaría a él después de la muerte de Jordan.
Jordan se quitó de repente las gafas de sol y se las lanzó a los ojos de Salvatore.
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