Adentrándose al sótano de una de mansión a las afueras de la Ciudad de Río de Janeiro, Ye An sintió cierta atmósfera siniestra.
El Conde Lakatos estaba tenso como si sus instintos le estuviesen advirtiendo que era peligroso que estuvieran entrando a este lugar.
Respirando hondo observando a Octavio e Ignacio, ella dio el primer paso abriendo la puerta del sótano.
El sótano era grande y alto, lo suficiente como para que varias personas entraran.
En las paredes había grabados extraños y misteriosos que daban la impresión de estar pintados con sangre roja y en el centro de ese lugar estaba Bastet con su máscara blanca.
Piel blanquecina, un cabello blanco largo y ojos de gato que brillaban en esta sutil oscuridad.
"E…" Justo cundo Ye An estuvo por hablar las velas se encendieron por su cuenta provocando que ella se asustara y tragando, añadió. "Estamos listos."
No era que la asustaran los rituales y menos cuando estuvo en este negocio durante mucho tiempo.
La duda estaba en saber qué clase de dios basaría el ritual, Bastet.
¿Qué sucedía si era un dios malvado como Ketzula, Barmarak o Larzura? Estaría en problemas.
Sin embargo, tuvo confianza.
Bastet podía volverse demente en cualquier momento, pero detrás de esa fachada se encontraba alguien que los vigilaba de cerca, chequeando cada uno de sus movimientos.
Era ambiciosa y hasta ahora había demostrado la capacidad para llevar a cabo esa ambición y Ye An no se iba a perder esta oportunidad.
Tal vez no podría ser la mano derecha y menos cuando ese puesto lo ocupaba María, pero le bastaba con ser la mano izquierda.
"¿Están seguros de que desean continuar? Tienen tiempo para retirarse." Preguntó Bastet con una voz fría y una sonrisa que daba la impresión de que esta era la primera vez que intentaba un ritual de este tipo
¿Estaba emocionada por cualquier error que podía suceder o por el Dios al cual iba a rezar? Ambas posibilidades no sonaban nada bien.
"Sí. Continuaremos." Respondió Ye An y mirando a sus compañeros que sacaron sus contratos.
Los contratos iban a ser por medio de un ritual y mágicos, siendo este segundo una mera formalidad.
Ye An se pinchó con una aguja el dedo y firmó con su sangre provocando que un brillo apareciera en el contrato mágico, entonces tras revisarlo se lo entregó a Bastet.
El contenido del contrato ya había sido arreglado con anterioridad y la única razón por la cual firmaron aquí y se lo daban era para mostrar confianza.
Había algunos que hacían firmar a otros para evitar las consecuencias y hacer ese tipo de estupidez para Ye An era lo mismo que jugar a la ruleta rusa con todas las balas.
Un suicidio y más cuando el contrato mágico no tenía importancia y lo que importaba era que el Dios lo asegurara.
El Conde Lakatos, Octavio e Ignacio también firmaron sus respectivos contratos.
Eran ellos quienes controlaban el bajo mundo de la ciudad y eran los jefes de más alta fuerza y tal vez por su sinceridad al mostrar lealtad de manera prematura, podrían convertirse en quienes tuvieran mayor poder entre los subordinados de Bastet.
La ambición de Bastet era visible y aunque resultaba improbable asegurar el éxito, como hombres y mujeres de negocios estaban arriesgándose en una inversión.
"Está todo correcto." Respondió Bastet con calma y observándolos, ordenó. "Comencemos con el ritual."
¿Iba a firmar delante de aquel que iba a rezar? ¿Quién era el Dios? Había rumores que los Dioses Infernales no respondían y el problema era que había múltiples dioses.
El contrato se podía hacer por un dios más 'legal' de Terra nova cuyos efectos podían ser menos sutiles en este mundo o incluso por los Dioses de la Tierra.
Aunque por supuesto era poco probable que los Dioses de la Tierra aceptaran esta clase de contrato cuando se trataba de negocios ilegales.
Y si lo aceptaba, nadie podía asegurar de que no informaran a las autoridades y sus paladines, metiéndolos a todos en la cárcel.
Ye An tuvo decenas de pensamientos en su mente y dudó sin saber a dónde dirigirse y para su sorpresa, María se acercó trayendo una mesa móvil cubierta por un mantel.
Aunque María era de ocultar su expresión esta vez mostraba una seriedad innegable y Bastet en respuesta le hizo una señal para que se apartara y quitó el mantel, revelando un altar en donde destacaba una figura.
Una figura pequeña creada con algún tipo de metal negruzco, llevaba una máscara en la que una mitad estaba pintada de blanco y la otra de negro, en donde se podía ver los ojos que estaban cerrados.
Tenía cuatro brazos y en los dos de arriba llevaba hachas mientras que en los brazos de abajo una moneda y un libro en la palma.
Esa figura era la parte principal del altar y Ye An mantuvo sus ojos en la figura.
"…"
Un escalofrío subió por su espalda como si un insecto se elevara y lentamente se convirtió en una presencia que parecía observarla desde su espalda, como si la pudiera degollar en cualquier momento.
Y fue en ese momento que sintió el peligro dándose cuenta de que lo que estaba mirando no era algo que debía mirar por mucho tiempo.
El miedo que empezaba a surgir se convirtió en terror cuando no pudo apartar la mirada y aunque se obligó a intentarlo su cuerpo no reaccionó.
¿Qué clase de figura era esa? ¿A quién representaba? ¿Bastet estaba en una secta o culto demoniaco desconocido? ¿En dónde se metió?
El miedo convertido en terror y la incapacidad de apartar la mirada se convirtió pánico por la impotencia.
Peor que los terrores nocturnos que alguna vez tuvo y…
"Tengan cuidado de no mirarlo fijamente. Es peligroso."
La voz solemne de Bastet despertó a Ye An quien bajo la mirada al suelo y ella pudo percibir que no era la única que sufrió lo mismo.
Sus manos y piernas temblaron mientras gotas de sudor o tal vez lágrimas cayeron al suelo y ella trató de tragar.
Por momentos sintió que cada parte del cuerpo de esa figura deseaba arrancarle pedazo a pedazo de su cuerpo, cada una con diferentes intenciones.
"¿Quieren saber de qué se trata?" Preguntó Bastet en un tono divertido que estaba cerca de una risa.
¿Qué iba a hacer? ¿Obligarlos a adorar a alguna clase de abominación de otro mundo? ¿Unirse a su secta o culto?
"No… Yo… Estoy bien." Murmuró Ye An controlando su cuerpo.
Las voces de su compañero aparecieron diminutas como si estuvieran a la lejanía o quizás porque ellos también estaban aterrados.
"Levanten la mirada." Ordenó Bastet y aunque Ye An no quiso mover su cuerpo, al final terminó obedeciendo.
Bastet estaba al frente del altar cubriendo con su cuerpo la figura, reduciendo el miedo a lo que acababa de suceder.
"Este es un medio para el contrato que ustedes buscaban. Dejen de mostrar esas patéticas miradas y muestren respeto." Ordenó Bastet sin ocultar su molestia.
Eran ellos quienes pidieron un contrato, una y otra vez, queriendo asegurarse de que todo saldría bien.
Insistieron lo suficiente como para que Bastet aceptara y ahora eran ellos quienes estaban aterrados lo suficiente como para mostrar reacciones tan patéticas.
Ye An se mordió los labios hasta que sangraron y tras limpiarse la sangre dio la mejor sonrisa que podía dar.
"Nos disculpamos. Si lo desea, podemos empezar." Respondió Ye An controlando su expresión.
No sabía cómo la estaban llevando los demás, pero cada uno de ellos eran criminales y estuvieron participando en varios rituales, conociendo las sectas y cultos.
A quien fuera que representara esa figura era aterrador y ellos lo necesitaban superar.
Bastet que se giró dando la espalda observó a la figura y dejando un espacio a ellos, se detuvo unos segundos, antes de abrir su boca.
"Dioses les pido que me ayuden en este contrato en mi nombre."
Por unos segundos no hubo nada y Ye An sintió que el aire se estancaba ante esa simple frase.
Sin nombres, sin títulos u otros métodos de conexión la figura era todo lo que necesitaba para generar un vínculo con lo desconocido.
Ye An que percibió la figura pudo distinguir que los ojos de la figura se abrieron, revelando dos ojos de diferente color.
Un rojo que ardía con fuego y otro negro como si se tratara de la oscuridad del abismo más aterrador, que parecía retorcerse en un cambio constante y caótico.
Esta vez fue más rápida y ella desvió la mirada a los detalles de la máscara el color blanco que la tranquilizaba y el negro que daba misterio e incógnita.
Los dos brazos de la criatura apretaron su agarre sobre sus hachas como si estuviera viva y la moneda en la palma de la otra mano flotó en el aire.
Sin embargo, fue el libro en la última mano lo que destacó y los contratos flotaron en el aire y del pequeño libro una hoja que se volvió real voló en el aire.
Fusionándose en el aire con los contratos, estos brillaron resaltando las palabras y una frase brilló con mayor énfasis.
[Bastet no los asesinara, herirá o lastimara directa o indirectamente mientras sigan manteniendo su lealtad]
Tal declaración fue grabada en el contrato como la firma de Bastet y desde esa mujer un brillo salió de su máscara, como si acabara firmar con su misma alma.
"Ugh…"
Cuando fue su turno, Ye An sintió como si una mano gigante le arrancaba un pedazo de su ser y en vez de resistirse, ella lo dejó.
El contrato de Bastet estaba siendo muy específico al nombrarla impidiendo que les hiciera daño de cualquier modo mientras fueran leales.
De ellos se exigía únicamente lealtad y aunque ambiguo, no era tan pesado como las restricciones que cayeron sobre Bastet.
Restricciones que cada uno de ellos deseaba.
"…"
Los contratos que flotaron en el cielo se disolvieron en polvo uniéndose a cada uno de ellos mientras que quedaban grabados en la hoja que volvió al libro de la figura.
La moneda dejó de flotar y los ojos ya estaban cerrados mientras que los brazos dejaron de moverse y el libro que antes era real, volvió a convertirse en parte de la figura.
Sin presencia siniestra, se convirtió en un objeto sin importancia que ante los ojos de Ye An ocultaba algo peligroso.
"Hemos finalizado, pueden retirarse. Excepto tú, Ye An." Ordenó Bastet y para lamento de Ye An, todos se retiraron incluso Octavio que dio una mirada preocupada, antes de huir.
Ye An tragó apretando su mano con fuerza para tratar de calmar su temblor y observó los ojos de gato de esa mujer.
Bastet estaba yendo lejos, lo suficiente como para atarse en un contrato que le podría hacer daño y para alguien que podía enloquecer en cualquier momento, este contrato aliviaba y motivaba a aquellos que estaban debajo de ella.
"He leído que tienes negocios en China. ¿Sigues teniendo algunos contactos?" Preguntó Bastet sin ocultar la seriedad en su voz.
Los negocios que tenía con algunas personas en china era la exportación de venenos ilegales diseñada con plantas locales de las amazonas que eran vendidas en China.
Las tríadas eran de usar cualquier truco sucio para ganar y envenenar era uno de ellos.
"Sí. Todavía mantengo algunos contactos." Respondió Ye An y en voz baja, dudó. "¿Desea o necesita algo?"
Su voz salió más respetuosa del que había deseado y Ye An esperó la respuesta de Bastet.
"Tengo algunos planes que requerirán tu ayuda. Luego me comunicaré contigo para organizarlo." Dijo Bastet y agitó su mano para que se fuera.
Ye An aliviada se dio la vuelta y con pasos rápidos se apresuró a salir.
Sintiendo que su corazón estaba a punto de detenerse.
******
—Dile a Alice que cumpliré con su favor.
Nicole que estaba abriendo la puerta a su oficina privada tras dejar la mansión tembló de sus pies a cabeza cuando escuchó una voz que no debía estar en su mente.
Justo en ese momento, un flujo de información vino a su mente.
La Diosa del Conocimiento estaba aceptando el favor de Alice y ese no era que aceptara el contrato en su nombre, sino que convertirse en el contrapeso con respecto a los otros dioses infernales.
Entre la información que enviaba le estaba detallando que en caso de que quisiera rezarle de vuelta a ella, como precio exigía conocimiento, ya fuera mágico o de cualquier tipo, incluyendo secretos.
"¿Sucede algo?" Preguntó María desde su espalda.
Nicole entró aliviada de que la conexión en su mente desapareciera y ella se sentó recibiendo la mirada de María, que parecía preocupada.
"Eso fue arriesgado. No debiste hacerlo." Dijo María observándola con preocupación.
¿No debería haber creado una figura que representaba a varios dioses y luego rezarle llevando a que observaran en su dirección?
La Diosa del Conocimiento no fue la única que respondió y por más aterradora que pareciera la idea, Avaricia que era representado como una moneda también quiso ayudarla con el contrato.
Si no fuera que la Diosa del Conocimiento se hizo cargo era probable que el contrato hubiera terminado en nombre de otra deidad.
Fue aterrador y era imprudente hacer lo que hizo, sin embargo…
"Alice no mintió, funciono." Respondió Nicole soltando una risa.
Ella ayudó a preparar lo que Alice llamó el altar, específicamente la figura que representaba a varios dioses en múltiples maneras.
Ira eran esos brazos y hachas, Orgulloso era la máscara de dos colores, la moneda de era Avaricia y los ojos… Nicole controló sus pensamientos.
Independientemente de en nombre de quién fue el contrato, Alice tuvo razón y funcionó, mejor de lo que esperaba.
"El contrato enfatizaba a Bastet." Murmuró Nicole y quitándose la máscara, añadió. "No a mí."
El contrato fue en nombre de Bastet, la Caníbal, no Nicole West.
La diferencia de nombre era fundamental en los contratos y demarcaba quien tenía la responsabilidad a la hora de responder.
En este contrato como Bastet no podía hacerle nada a su gente mientras ellos fueran leales, pero una vez que se quitara la máscara y volviera a ser 'Nicole', podría hacer lo que deseara sin restricciones o consecuencias.
Tal libertad significaba que no estaba restringida muy diferente a Ye An y los demás.
Lo mejor era probable que ellos creyeran que estas restricciones los estaban favoreciendo.
"¿Cuál es el costo?" Dudó María mirándola atentamente.
¿Cuál era el costo de este contrato? ¿De tener que rezarle a Dioses Infernales y conectarse con ellos?
La expresión de María demostraba que estaba preocupada por que hiciera esta clase de tratos con deidades peligrosas por un costo que no pudiera asumir.
"Ella exige conocimiento de cualquier tipo. Desconozco lo que piden lo demás." Respondió Nicole y viendo que los ojos de María se volvían aún más serios, añadió. "No voy a utilizarlos para pedir deseos sin sentido o pedir poder. Además, está la Diosa del Conocimiento… ¿No es buena?"
No, no lo era.
Nicole respondió su propia pregunta y dio una sonrisa observando a María, buscando que no se preocupara.
Los Dioses no eran ni buenos o malos y menos la Diosa del Conocimiento que por el conocimiento podía ser tan cruel como misericordiosa.
Los libros de Alice detallaban historias de esa existencia y si bien algunos eran meros rumores, el punto final era que la Diosa del Conocimiento era categorizada como una Diosa del bien, porque nadie descubría sus fechorías o las revelaba.
"Al final no importa. Hemos terminado con el primer paso, necesitamos seguir actuando." Dijo Nicole y con seriedad, añadió. "Necesitamos controlar las ciudades Belo Horizonte y Salvador de Bahía antes de movernos São Paulo."
La única razón por la cual no estaba atemorizada y completamente asustada fue que Alice no estaba bromeando sobre el favor y la voz de la Diosa del Conocimiento dejó en claro que lo cumplió.
Sin duda involucrarse con deidades era peligroso y para su ventaja era que los rituales se realizaban por medio de la figura y al altar, no conectándola directamente a ella.
Al menos hasta ahora, ella ni siquiera ha dicho un título específico y al nombrarlos mencionó una frase general que no la conectaba con nadie.
Por supuesto, seguía siendo peligroso, no obstante, nadie negaba la ventaja de tener contratos en el nombre de Bastet, que le sirviera para no estar restringida.
"Me gustaría que contactes con los más poderosos de ambas ciudades y hacer una reunión." Dijo Nicole y viendo que María la observaba atentamente, añadió. "No te preocupes. Si es posible contacta con aquellos que quieren trabajar para mi primero. En la reunión que ellos acepten con mayor facilidad generara presión para los demás."
Estaba pendiente la tarea de involucrarse en China y hasta que Ye An no le trajera información correcta, ella no sabía en qué podía intervenir.
Aun así, seguía teniendo trabajo y controlar las dos ciudades, le permitirían obtener una base para actuar en São Paulo, en donde el verdadero desafío vendría.
"Cada vez te estás volviendo más astuta." Dijo María asintiendo con ánimo como si estuviera contenta por el progreso.
"No soy tan tonta. Algo debería aprender." Respondió Nicole en un murmullo y viendo que María la observaba para que hablara, reveló. "Lo aprendí en una película de mafias."
No era como si pudiera aprender sobre cómo ser una excelente mafiosa por alguna clase virtual.
Si bien las técnicas de negociación eran útiles, Nicole en su pasatiempo le gustaba ver películas o series de la mafia.
¿Aprendía algo? Probablemente, muy poco, pero sin duda se divertía.
"Entiendo. Prepararemos la jerarquía y el sistema de mando para las ciudades." Respondió María riéndose y justo cuando estuvo por continuar, la puerta sonó.
Una presencia apareció al otro lado y María puso una expresión solemne de una profesional y abrió la puerta permitiendo que Ersin pudiera pasar.
"No necesitas irte." Dijo Ersin a María y moviendo su mano, ordenó. "Síganme."
Fue imposible no obedecer a esa elfa y Nicole que recibió la mirada de María que estaba tensa, agitó su cabeza sin comprender para qué la necesitaban a ambas.
Dándole palmadas a su compañera para que se relajara, Nicole siguió a Ersin.
Era normal que se pusiera tensa, ya que María siempre se podía retirar cuando Ersin aparecía y hoy la obligó a que la siguiera.
Caminando por el pasillo de repente ambos estaban en el pasillo del Palacio Blanco y cuando abrieron una puerta, la expresión de Nicole cambió.
"Hola." Saludó Nicole a la mujer que estaba en el interior.
Recordaba esa joven mujer que estaba usando una túnica roja y maquillaje colorido, que ahora tenía el cabello teñido de rojo.
"¿El color de cabello es nuevo?" Preguntó Nicole y al ver que había respuesta se rio y añadió. "Te queda."
La expresión de María cambió y los ojos de la mujer se volvieron fríos al escucharlo.
Aldina conocida como la Novata y la persona que usó como ejemplo cuando estaba comenzando con la mafia, estaba presente.
Ella la detuvo y no la asesinó, sino que la entregó a Víctor y era normal que terminara controlada por ese individuo.
Que estuviera aquí y la mirara con tanta ira demostró que sabía sobre su identidad.
"Es tuya." Dijo Ersin mirándola sin cambiar de expresión.
"¿Disculpa?" Dudó Nicole al escuchar las palabras de Ersin.
Los ojos blancos de Ersin la observaban y en respuesta le lanzó un cristal.
"Ahí tienes su alma. Aldina es tu nueva subordinada. Su fuerza puede serte útil." Dijo Ersin y viendo que su expresión cambiaba, sonrió y añadió. "Puedes usarla para las negociaciones. Y si alguien desea alguna sirvienta que caliente su cama, puedes ordenarle que lo haga."
Si antes estaba controlando su expresión una vez que Nicole escuchó esas últimas palabras dadas con total indiferencia, no ocultó su disgusto.
"Yo no hago eso." Respondió Nicole con desagrado.
Ella no era Víctor.
Si bien no molestaría a Víctor sobre lo que estaba haciendo, tampoco lo aceptaba y menos trataría de imitarlo.
Nicole aceptó la ayuda de Alice y rezó a la figura que le dieron, no para controlar y esclavizar a las personas como Víctor.
Lo hizo porque deseaba un medio de control, que no terminara en la esclavitud y le diera tanto control como libertad.
Este trato les daba garantías a ellos y mientras que les concedía algunas lagunas a ellas.
"Oh, perdón." Dijo Ersin en un tono falso y observándola, añadió. "Sin embargo, es tuya. Parte del regalo. Puedes usarla como quieras o si no te gusta libérala o asesínala."
Independiente de lo que hiciera a Ersin no le interesaba.
No, no era que no le interesara era que sabía cómo respondería.
Aldina era una jefa criminal problemática que causó problemas y si era liberada, no solo sabía su identidad, sino que también era peligrosa.
Era imposible que Nicole liberara alguien de ese tipo.
Es más, Ersin lo sabía y por tal razón le gustaba ponerla en una situación en donde debería elegir algo que no le agradaba, teniendo que decidir.
"Oh, también tengo el contrato y el alma de María. Es toda tuya." Dijo Ersin y pasando otro cristal que Nicole recibió, añadió. "Puedes liberarla o mantenerla. Depende de ti."
María abrió sus ojos sorprendidos y miró los cristales, entonces a ella y desvió la mirada hacia abajo, tratando de ocultar su expresión.
Dándose cuenta de que Ersin deseaba crear este ambiente de manera evidente y directa.
¿Cuál era el objetivo de Ersin? ¿Ver cómo reaccionaría? ¿Cómo respondería María?
Su mano derecha y una compañera, que sin ella ni siquiera hubiera alcanzado su posición actual, María era la persona que más le ayudó y lo hizo de modo directo.
Entregarle el cristal era dejarle en claro que ahora controlaba a esa persona y no era como antes, que era un trabajo.
¿María la ayudó por trabajo? ¿Para ser recompensada? ¿Por este momento? ¿Qué pasaría si no tenía la garantía de que jamás la traicionaría? Si se descuidaba la persona que la ayudo a ascender, podría ser la misma que provocara su caída.
Ese sentimiento creó Ersin con tan solo el hecho de entregarle el cristal.
"Si desea puede quedárselo y…"
María trató de hablar y Nicole sin inmutarse rompió el cristal dejando que una ligera luz brillante volviera al cuerpo de esa mujer.
Podía quedárselo y prometerle que, si hacia un buen trabajo se lo entregaría o podría tratar de excusarse de un modo tonto, pero no lo hizo.
"Eso fue estúpido…" Murmuró María al observarla con seriedad.
¿Era estúpido? Estaba tratando controlar la mafia y aumentar el poder que tenía en el bajo mundo y lo hizo por egoísmo.
Porque quería usar esa fuerza para conseguir sus objetivos que era proteger o ayudar a sus compañeros, amigos o conocidos y para bien o para mal, María entraba en esas categorías.
"Creí que me conocías. Pensar no es lo mío." Respondió Nicole, guiñándole un ojo a María.
"Se nota. Al final no importa. Me tomaré unas vacaciones. Desde hace años no tengo vacaciones decentes." Dijo María respirando profundamente.
Trataba de contener sus emociones por ser libertad y a la vez el miedo de que Ersin cambiara de parecer.
"Eres libre. Haz lo que quieras. El sueldo de este trabajo debe una miseria." Respondió Nicole encogiéndose de hombros y riéndose, añadió. "Ahora eres libre para hacer lo que desees. Solo, no te olvides de llamar."
¿Y que si María fue una criminal? Nicole luchó a su lado y esa mujer la apoyó sin dudarlo.
¿Tenía un objetivo cuando la apoyo? Era probable que lo tuviera y si algo había aprendido era que María era inteligente, lo suficiente como para hacerse cargo de los negocios de toda una ciudad.
Sin embargo, para bien o para mal, Nicole la consideraba una amiga y aunque peligrosa, confiable.
"Estoy de acuerdo que pagaban poco…" Respondió María y sonriendo, preguntó. "¿Así que jefa, puedo pedir un aumentó?"
Esa pregunta era su modo de decir si podía seguir trabajando a su lado y Nicole se rio entretenida al modo tan entramado de querer quedarse.
¿Aunque ella no era similar? Antes mencionó que la llamara y ese llamado era una forma de decir que no se olvidara de estar en contacto como amigas.
"Eres prácticamente quien está a cargo del dinero." Respondió Nicole y disminuyendo su sonrisa, observó a Ersin, cuestionó. "¿Hay algo más que desees? ¿Cumplimos tus expectativas?"
Fue ligeramente frío, lo suficiente como para dejar en evidencia que estaba molesta de que Ersin jugara estos trucos.
¿Qué era lo que buscaba? Nicole no lo sabía y era improbable que lo descubriera, menos cuando Ersin era excelente al actuar.
Tal vez trataba de causar divisiones para divertirse, quizás buscaba corromperla para que se pareciera más a Víctor o simplemente trataba de entregarle el alma de María como regalo, al final las opciones no importaban.
"No. Pueden irse a festejar." Respondió Ersin agitando su mano para que se fueran y señalando a Aldina, ordenó. "Llévate a esa niña y no te olvides de que la Reina del Norte sigue bajo tu mando."
Nicole que escuchó sobre festejar miró a María, quien le dio una sonrisa y ella le hizo una señal a Aldina para que la siguiera.
¿En cuanto a que era lo que buscaba, Ersin? No importaba, ella estaba feliz con sus decisiones.
******
Víctor observó a Ersin entrando mientras sus ojos blancos brillaban y una encantadora sonrisa era esbozada en sus labios.
"¿Mejor de lo que esperabas?" Preguntó Víctor con curiosidad.
En una proyección cercana estaba la misma sala en donde Nicole y Ersin habían estado con las demás.
¿La respuesta de Nicole fue mejor de lo esperado? La respuesta era simple de entender por la sonrisa de Ersin.
"La lealtad no es fácil de alimentar. Sin embargo, ella lo consiguió." Respondió Ersin en una calma que era tan divertida como aterradora.
Pagarle a una persona o trabajar a su lado no se ganaba la lealtad.
La verdadera lealtad podía ser inculcada y si bien tal técnica funcionaba, en este mundo tan libre era difícil mantenerla.
El mejor método de conseguir la lealtad era alimentándola lentamente con acciones y no con promesas.
A Nicole le entregaron el alma de la persona que la ayudó y que la podría traicionar en cualquier momento.
María si lo deseaba podía apuñalar a Nicole por la espalda y traicionarla tanto en los negocios, como en la vida personal.
"Incluso la ingenuidad provoca lealtad." Respondió Víctor en una media sonrisa ligeramente animada.
Nicole al recibir el alma de la persona que más necesitaba que fuera leal, la liberó.
Ni siquiera dudó, lo recibió y tras pasar su sorpresa la liberó sin dudarlo.
La confianza que puso sobre una criminal, que consideraba una amiga, fue visible y a veces esa confianza podía verse como ingenuidad y esa ingenuidad ante los ojos de otro, podría terminar como lealtad.
La lealtad de estar al lado de alguien tan ingenuo, queriendo cuidarle la espalda y ayudarlo, para mantener es ingenuidad que podía ser cálida en un mundo tan oscuro.
"La ingenuidad, el respeto, la admiración, el amor o los beneficios llevan a diferente tipo de lealtad." Respondió Ersin y sin ocultar un ligero brillo en sus ojos, añadió. "Y Nicole acaba de tomar una buena decisión."
El regalo de Ersin no se trataba de regalarle dos personas como si fueran juguetes, sino que darle la oportunidad con un escenario para que ella se mostrara delante de María.
La respuesta de Nicole fue tal como Ersin esperaba y llevó a que María se diera cuenta con seguridad de que la persona que estaba siguiendo no la traicionaría y del mismo modo que la liberó, la protegería.
Para asuntos del bajo mundo en donde cualquiera podía traicionar al otro era necesario estar rodeado de personas de confianza, pero no subordinados que estaban controlados por un contrato, sino que gente que daría su vida por su propia voluntad para proteger al otro.
"Estás orgullosa?" Dijo Víctor al observar a Ersin que se acercó con una sonrisa a su lado.
"¿Y qué? ¿Tú no lo estás? Ella está tomando otro camino diferente a ti." Respondió Ersin y sentándose en su regazo sorprendiéndolo, añadió. "Y si lo que Avaricia mencionó, entonces está decidida en seguir adelante"
Nicole estaba siguiendo un camino de dominación, sin embargo, no tiránico y de control absoluto como a él le gustaba, sino que una dominación guiada por otros métodos.
Como alguien cercano a Karzhal, él sabía que Nicole se involucró con Avaricia y los contratos de dioses y que lo hiciera mostraba lo decidida que estaba en lograr sus objetivos.
Según los espías fue Alice Campbell quien la ayudo y esa jovencita era la hija adoptiva de Agatha y, por ende, hermana de Karzhal y cuñada del Diablo Inmortal.
Los Dioses Infernales que no respondían, lo harían una vez que se enteraran de que una de las cuñadas de la Diosa que adoraba estaba necesitándolos para ayudar a su amiga.
Justo como Avaricia le respondió gracias a que estaba conectado con Karzhal y ambos hicieron negocios con ese dios.
"¿Aliviado?" Preguntó Ersin observándolo atentamente.
Estaba cerca y esos ojos blancos parecían atraparlo en una dulzura que Víctor aceptó en su totalidad.
Desde el asesinato del Director Vincent, Víctor sintió que engranajes que no veía estaban en movimiento y era cuestión de tiempo para que esos engranajes se movieran en su contra.
"Las elecciones del gigante del norte son este año. Veré si es posible darle una ventaja a Batista." Dijo Víctor cambiando de tema y viendo que Ersin se reía, le dio un beso.
Las elecciones se llevaban a cabo este año en el Gigante del Norte y gracias a la rivalidad era posible darle una ventaja a Batista en la primera elección del gigante.
Aunque en ese sentido pequeñas concesiones en las negociaciones bastarían y más cuando Batista tenía una excelente reputación y posición.