—¿¡Pero qué...!? —Una niña bebé estaba sentada frente a mí, vistiendo un mameluco rosa bebé. Tenía una cinta en la cabeza aunque apenas tenía cabello. Su piel pálida resaltaba el rubor rosa claro natural de sus mejillas regordetas.
Durante unos segundos no pude creer lo que veían mis ojos.
—¿Aún sigo dormido? —Sacudí la cabeza. No estaría pensando eso si fuera así, así que di un paso afuera para ver si había alguien, pero el pasillo estaba vacío, mientras tanto la bebé mantenía sus grandes y redondos ojos sobre mí, observándome con el máximo interés.
La miré de nuevo y ella inmediatamente levantó sus brazos, como pidiéndome que la levantara.
Me sorprendió gratamente su acción. Era adorable y lo más importante, era la primera vez.
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