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Tragedia tras Tragedia

El viaje en moto era largo y pesado, pero cada kilometro que Abel se alejaba de Golden Valley le daba la fuerza para seguir andando y con dicha fuerza el viudo se las ingenio para manejar toda la noche hasta finalmente llegar al motel a mitad del camino en la mañana.

Tras llegar, el viudo comprobó que el estacionamiento del motel estaba tan lleno como siempre, haciéndole pensar que este negocio debía estar levantando la guita en pala, dado que cada vez que venía siempre estaba lleno de vida. Pero bueno, ese evento era lógico pensando que la gran mayoría de sus clientes eran camioneros que se encontraban transportando mercadería de un lugar a otro todos los días.

Notando que el viejo vestido de vaquero no se encontraba en la salida del motel, Abel entró al edificio para verificar si realmente no había lugar para dormir y sobre todas las cosas para agradecerle a este anciano que le había advertido acerca del pueblo.

Dada la advertencia, el viudo intuía que el viejo conocía algo de la maldición que afectaba el lugar y como era de esperarse quería obtener esa información. Si bien Abel no tenía planes de volver a semejante lugar, aún su curiosidad lo impulsó a preguntarle a este viejo que sabía al respecto, en definitiva preguntar era un principio gratis y sin riesgos.

Al entrar al motel, Abel se encontro con un hombre de pelo negro y ojos negros, de alrededor de unos 40 anos, vestido con una camisa simple y unos pantalones. Actualmente el hombre se encontraba atrás del escritorio de recepción, sin embargo no estaba trabajando y en su lugar se encontraba viendo un partido de football en la televisión que había en su escritorio.

—Mucho gusto—Saludo Abel, notando que el hombre no parecía haber notado su presencia.

—En estos momentos no tenemos habitaciones, puedes probar suerte en el motel del siguiente pueblo—Comentó el hombre automáticamente, sin dejar de mirar el partido en el televisor.

—Que pena, por casualidad se encuentra tu padre por aca?, queria hablar con el y de paso pedirle permiso para dormir en la casa del campo cruzando la ruta—

—Ese campo no es de mi padre, por que le tendrias que pedir permiso a él?—Pregunto el hombre dejando de ver el partido para ver a Abel de arriba a abajo con sospecha.

—Tu padre no es el hombre que suele andar vestido de vaquero y se sienta en la puerta del motel para ver a los autos pasando en la ruta?—Pregunto Abel

El hombre tomó el control del televisor y apago el aparato, luego con seriedad comentó:

—No, ese era nuestro vecino, el dueño del campo que mencionaste, qué relación tienes con Juan Müller?

—Ninguna, solo nos conocimos hace algún tiempo atrás y me dio unos cuantos consejos, quería agradecerle por los consejos y pedirle nuevamente si podía ir a dormir a la casa de campo.

—He, la verdad no se como decirte esto, pero el loco Müller murió hace casi 20 años—Comentó el hombre mirando a Abel con sospecha, si bien la apariencia del viudo era desprolija había algo en la edad que no cuadraba, aunque aún era posible que ese tiempo atrás fuera cuando este hombre era un adolecente.

—¿Estás seguro que los dos nos referimos a la misma persona?—Preguntó Abel con dudas, claramente él no desconfiaba de lo que había visto, pero tantas cosas sobrenaturales le habían pasado recientemente que era insensato andar diciéndoles en voz alta o lo tratan como un loco.

—Müller era un gran amigo de mi padre y siempre venía a nuestra casa a hablar con él, por la descripción que diste podría ser el, quiero decir el actual dueño del campo cruzando la ruta es la hermana del loco y ella hace años se fue del pueblo a la capital, si no me equivoco es ingeniería y aca no hay mucho trabajo para esa profesión—Respondió el hombre con bastante detalle, parecía que sabía bastante de la vida de sus vecinos, cosa muy normal en las zonas rurales.

—Y por que no vendió el campo si ya no vive acá?, está completamente abandonado y dudo que valga poco—Preguntó Abel sintiendo que no tenía mucho sentido seguir guardando una casa en ruinas sin una buena historia de trasfondo; historia que lógicamente el viudo quería averiguar.

—¿Tú venderías más mil hectáreas?, quiero decir que la casa de campo este en ruinas, no significa que todo el resto del campo no se pueda utilizar y la usa claro, de hecho puedes ver la soja sembrada—Respondió el hombre

—Pero no sería lógico derrumbar la casa y ganar más tierra cultivable, quiero decir el patio de la casa de campo no precisamente chico, además de un vistazo note que estaba lleno de gallinas y otros animales—Comentó Abel haciendo memoria.

—Si, podrias demolerla y ganar un poco de tierra, pero con mil hectáreas te sobra la plata y supongo que la casa aun le trae recuerdos a la hermana del loco, o simplemente le da pereza mandar a que la saquen—Respondió el hombre algo reflexivamente, parecía que la pregunta había rezonado un poco adentro de el—Por lo demás la gallinas y los animales que viven por esa casa, son de la familia del peón que trabaja ese campo tierras, buena gente.

—¿No vive el peón en la casa en el campo?—Pregunto Abel, lógicamente sabia la respuesta, pero aun queria saber el motivo por el cual nadie vivía en esa casa

—No, claro que no, con la historia de esa casa hay que tener los huevos bien puestos para querer vivir en ella estando a unos pocos metros del pueblo—Respondió el hombre de inmediato.

—Así que ocurrió algo en la casa, que pasó?, ¿por qué nadie quiere vivir ahí?, está relacionado con que a Juan lo llaman el loco?, cuando lo conocí de joven lo llamaban por su nombre. O al menos mi padre, que era un gran amigo de Juan, lo llamaba por su nombre—Mintió Abel en busca de respuestas.

—Tu padre no te contó que ocurrió en esa casa?!—Cuestionó el hombre de un grito, algo alterado por lo que escuchaba.

—No, a mi padre no le gusta hablar mucho de Juan, pero dado que viajaba por esta zona, quería ver si el viejo me recordaba y me permitía volver a dormir en su casa por un día, ya que no hay espacio en el hotel—Respondió Abel rápidamente, ingeniando una muy buena respuesta que llenará muchos espacios argumentales que él mismo había creado en sus mentiras.

—No me sorprende en lo absoluto, lo que ocurrió fue una tragedia…—Comento con pena el hombre

—¿Qué pasó?—Preguntó Abel sin ocultar su curiosidad.

El hombre se acomodó en su silla como si la historia que iba a contar fuera larga o tal vez emocionalmente pesada y comento:

—Era una mañana soleada y hermosa como hoy, el pueblo andaba tranquilo como siempre cada quien siguiendo sus rutinaria vida, por su parte el viejo Müller acababa de retomar de un viaje que le había tomado un par de semanas y antes de ir a su casa vino a nuestra casa, se reunió con mi padre y se quedaron jugando a las cartas todo el dia mientras escuchaban un partido de football en la radio. Aun recuerdo lo normal que aparentaba estar Müller durante todo el tiempo que estuvo en nuestra casa, como si nada de lo que estaba por ocurrir le importara en realidad, fue finalmente cuando el atardecer llegó, que el viejo se despidió de mi padre y cruzó la ruta para ir a su casa. No habían pasado ni diez minutos desde que comenzaron a escucharse los disparos provenientes de la casa de nuestro vecino. Recuerdo haberle mencionado los ruidos a mi padre, el cual solo sonrió y me dijo que probablemente Müller estuviera ahuyentando a alguna plaga que se le había colado al capo. Pero por desgracia eso no fue lo que había ocurrido y debió pasar un mes entero para que la verdad saliera a la luz….

— ¿Se tardaron un mes en descubrir que había matado a su familia?—Preguntó Abel interrumpiendo la historia del hombre.

—Ojala fuera asi, segun la policia el loco no mato a ninguno de sus familiares, los amenazó con el arma y los encerró en su casa, ahí los torturó durante un mes entero hasta que finalmente uno de sus hijos logró escapar—Respondió el hombre con un disgusto que se podía notar a un kilómetro de distancia.

—Si uno de sus hijos sobrevivió a las torturas, por que el campo terminó en la manos de la hermana de Juan Müller—Pregunto Abel impactado con que el viejo que habia conocido hace no mucho hubiera hecho semejante locura.

—Ay, amigo, si usted hubiera visto el estado del hijo de Müller no tendría esa duda, me temo que el loco había mutilado de tal manera a ese chico que solo logro sobrevivir un par de dias en el hospital—Comentó el hombre con dolor de solo pensar en lo que había presentado hace un tiempo.

—Supongo que lo condenaron a muerte a Müller—Respondió Abel bastante arrepentido de haber indagado más de la cuenta en este tema, al parecer la mejor opción habría sido haber ignorado la cuestión, al igual que como Martin histéricamente no quería enterarse de lo que veía en el otro mundo.

—No merecía otro castigo, la policía descubrió que el viejo Müller se había estado comiendo las partes mutiladas de su familia, mientras ellos aún vivía, fue una tragedia tan aberrante que incluso habiendo pasado más de 20 años aún se sigue recordando esa casa como un lugar maldito—Contestó el hombre con enojo.

—Ahora que me entero de semejante historia la verdad se me fueron las ganas de quedarme a dormir en esa casa, de verdad no queda ningún lugar donde dormir?, solo serían una horas—Respondió Abel con preocupación, sin poder sacarse de su mente las palabras "lugar maldito" que acababa de escuchar.

—No, pero puedes tirarte bajo un árbol y dormir una siesta, el dia esta hermoso como para no hacerlo—Contestó el hombre

—La verdad esa no es una mala idea, ¿alguna zona donde pueda dormir más o menos tranquilo?, al lado de la ruta no me parece tan buena idea—Respondió Abel

—Claro, ve al parque municipal, solo debes adentrarte un poco por el pueblo y lo encontraras, es imperdible—Contestó el hombre

—Bueno, gracias por la ayuda y la información—Se despidió Abel saliendo del motel.

Tras salir el viudo se subió a la moto y miró la casa de campo en la distancia con consternación mientras murmuraba:

—Mejor no indagar más en nada relacionado con Golden Valley, parece que todo lo que toca ese pueblo termina en tragedia…