Desde que mi abuelo contrató a Mauricio como el personal de mantenimiento de esta casa, las cosas han ido cambiando. Ese hombre robusto, rudo, maduro, fuerte, con unos brazos capaces de levantarme y aplastarme entre ellos, es el mismo pecado en persona. Moriría por estrujarme en su firme pecho y acariciar cada lonja de su voluptuoso cuerpo. Verlo cargando cosas, sudoroso y sediento, me hace desear convertirme en agua, para deslizarme por su apetecible cuerpo. Mauricio es el causante de mis insomnios y de mi descomunal revuelo hormonal. Para su edad luce como un divino postre en su punto. Dichosa la mujer que pueda devorar semejante semental. Conozco que tiene una hija de siete años y lleva aproximadamente dos años divorciado. Podría ser una buena madrastra si así él lo permite.
Todo en uno
Teen · NATALIADIAZ
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