webnovel

VIGGO

Viggo, hijo de Hephaestus (Diosa de la Forja en Orario) y Kain (Antiguo Vástago del Equilibrio), nació como un semi dios. Sin embargo, con una derrota y la incapacidad de esforzarse por un objetivo en la vida, es enviado a entrenar con un furioso maestro. Acompaña a Viggo en su camino para convertirse en dios. "No te disculpes, se mejor" Este fanfic nace como un Spin-Off del fanfic Original "Suerte y Perseverancia" también escrito por mí y en emisión actualmente. Aclaraciones: Me han acusado de sádico con mis lectores, pero desmentiré ese tipo de observaciones. Lo que pasa es que no le doy todas las cosas en bandeja de plata a mis protagonistas; cada cosa se gana. Por otro lado, a veces solo pasa que las situaciones no salen como uno quiere. Sin embargo, ahí es donde radica la magia de un protagonista, en saber moverse dentro de los parámetros y buscar soluciones con las herramientas que ya posee. Créanme, jamás joderé a mis protagonistas si no es para hacerlos mejores y más poderosos. PD: LA IMAGEN ES SOLO REFERENCIAL.

AOoBeligerante · アニメ·コミックス
レビュー数が足りません
332 Chs

De amores y razones 1.92.1 NFWK

Tsubaki y Viggo tuvieron una comida satisfactoria y ahora estaban sentados en la mesa, con una copa de vino cada uno.

Tsubaki se había puesto un kimono rojo con un obi azul que acentuaba su cintura y levantaba sus senos. Su piel morena se veía limpia y suave, mientras le daba una mirada sugerente a Viggo.

Al mismo tiempo, Viggo miraba Tsubaki a los ojos mientras sonreía y se divertía viendo sus insinuaciones. Viggo miró la silla a su lado izquierdo y la abrió. Después miró a Tsubaki y miró la silla, sugiriéndole que se sentara en ella. Tsubaki así lo hizo y se levantó de silla. Dio la vuelta a la mesa y sentó al lado de Viggo, apoyando su hombro con el de él. Viggo extendió su brazo izquierdo por encima de los hombros y la abrazo. Ella acercó más la silla y se apoyó en el pecho de Viggo mientras este último pasaba sus manos por detrás de la espalda y posaba su mano izquierda en la nalga izquierda.

Tsubaki levantó su rostro y lo miró a los ojos. Viggo agacho su rostro y le dio un pequeño beso en el arco de cupido. Ella elevo sus labios y le beso directamente en los labios. Viggo respondió besándola de vuelta y poco a poco explorando su boca. Viggo introdujo su lengua y ella la succiono mientras pasaba su mano izquierda por el pectoral.

Viggo llevó su mano derecha al obi y busco el nudo que lo sostenía. Una vez que lo encontró, lo desato con una mano y el obi quedo suelto, al igual que el kimono. Después Viggo llevó su mano derecha al cuello, paso rosando la clavícula, al mismo tiempo que abría el kimono y revelaba el hombro izquierdo de Tsubaki.

Viggo le dio un último beso y después echo su cabeza hacia atrás. Tsubaki lo miró con deseo y Viggo le beso la boca, pero fue bajando por la piel canela, pasando por el mentón hasta llegar al cuello. Después se dirigió hasta el hombro izquierdo y beso toda la superficie. Al mismo tiempo, le besaba el cuello y bajaba su mano hasta los abdominales. Sin embargo, cuando Tsubaki quiso llegar más abajo, se sintió incomoda y se detuvo. Viggo también se detuvo y la miró a los ojos. Viggo le dio otro beso y después se levantó. Ella también se levantó de su silla, pero Viggo se agacho un poco y la cargo en sus brazos. Tsubaki se colgó del cuello de Viggo con una sonrisa cautivadora y Viggo la llevo en brazos hasta el dormitorio. Como Tsubaki vivía sola, en su habitación solo había una cama y un armario. No obstante, para amarse era espacio suficiente y Viggo jamás le puso demasiados pensamientos. Solo se preocupó de recostar a Tsubaki sobre la cama con sutileza y después de recostarse sobre ella, dejando que ella sienta una fracción de su peso y todo su calor corporal.

Una vez más, Tsubaki y Viggo quedaron frente a frente, mirándose a los ojos, hasta que Viggo acercó sus labios y la beso. Entonces Tsubaki movió sus manos al grueso cinturón en la cintura de Viggo, busco la hebilla y una vez que la localizo, la soltó. Viggo sintió su cinturón suelto y se apartó, retiro el cinturón y se volvió a recostar sobre Tsubaki. Sin embargo, ella se dio vuelta y se sentó a horcajadas sobre su entrepierna. Viggo la quedó mirando y ella se quitó el kimono por completo, dejando toda su piel morena a la vista. Los senos caían como dos melones suaves y blandos, su estómago estaba marcado mientras mantenía una línea de cabello oscuro marcando su seño.

-Te extrañe mucho, Viggo- dijo Tsubaki y llevó sus manos a la túnica roja, deslizo sus manos por los muslos hasta alcanzar el pene. Ella lo comenzó a masajear y creció bajo la tela más de lo que ella recordaba. Sin embargo, supuso que era normal. Después de todo, habían pasado más de dos años desde que se vieron.

Viggo se quitó la ropa interior y su pene quedo erguido. Tsubaki acercó su sexo y lo restregó contra el glande. Ella cerró los ojos y soltó un suspiro sensual.

-Me debes tanto, Viggo- dijo Tsubaki, rosando los labios de su vagina contra el glande hasta que ya no pudo aguantar más y levantó su entrepierna. Después guio el pene de Viggo a su interior y su vagina hizo un sonido húmedo y de succión.

-Oh, Tsubaki- murmuro Viggo con voz sensual, llevó sus manos a los muslos de Tsubaki y subió buscando las nalgas. Al mismo tiempo, se sentó y puso su rostro entre los senos de Tsubaki. Ella lo abrazo y comenzó a mover sus caderas de arriba hacia abajo. Sin embargo, Viggo sabía que para ella era mejor mover sus caderas de tal forma que su pelvis se rosara con la de él. Así que la guio, tomándole el trasero y moviéndole la cadera de atrás para adelante. Tsubaki apretó con más fuerza, se abrazó a Viggo y soltó un jadeo suave.

-Viggo, oh, Viggo, Viggo, sí- decía Tsubaki, olvidándose de mover su propio cuerpo y dejándolo en las manos de Viggo. Ella cerró los ojos y solo se dedicó a sentir con cada parte de su cuerpo. El hormigueo incesante, su corazón acelerado, los labios de Viggo sobre su cuello y la exploración constante de su vagina. Ella apretaba sus muslos sintiéndose más extasiada a cada momento, hasta que perdió cualquier noción de ella como persona y solo sabía que estaba aferrada a Viggo. Sentía que en cualquier momento abandonaría el mundo y quedaría a la deriva.

Después de unos minutos, Tsubaki tiritaba con cada embestida y Viggo sentía que estaba en su límite. Así que la guio a la cama y ella por fin abrió los ojos. Viggo miró a Tsubaki sonriendo, con gotas de sudor en su frente y una mirada lujuriosa. Él se volvió a introducir en ella y Tsubaki soltó un fuerte gemido. Viggo comenzó a acelerar el movimiento de sus caderas, entrando indiscriminadamente en ella, hasta que ya no pudo aguantar más y lo dejo todo en su interior. Entonces Tsubaki se aferró a él, le rasguño la espalda y lo sujeto con todas sus fuerzas, como si su vida dependiera de eso.

Ellos se quedaron acostados solo preocupándose de besar al otro y explorar su boca hasta que se calmaron y se miraron a los ojos, con rostros traspirados y sonrisas de satisfacción.

-Esto no es suficiente- dijo Tsubaki con voz mimada -me debes, me debes mucho más, tantas noches consolándome sola. Maldito Viggo, desde pequeño, causando problemas. Viggo, te amo-

-Yo también te amo, Tsubaki- dijo Viggo entre jadeos -siempre te he amado, cada parte de ti, cada cosa que haces-

-Ámame mucho, Viggo, hasta el final-

-Sí- respondió Viggo, le dio un pequeño beso que desencadeno un aluvión de besos y sin darse cuenta, Viggo ya estaba de nuevo dentro de ella, embistiéndola con un ritmo lento, mirándola a los ojos y besándose cada tanto. Tsubaki disfrutaba de morderle los labios mientras él entraba en ella.

-Sí, sí, Viggo- dijo Tsubaki entre jadeos -sabes que eres mío, siempre has sido mío, vamos, jódeme con todas tus fuerzas-

Viggo la comenzó a embestir con más fuerzas y los gemidos de Tsubaki llenaron la habitación. Viggo continuo durante unos minutos hasta que Tsubaki se puso en cuatro sobre la cama. Él se puso por detrás de ella, mirando un enorme trasero de piel canela, redondo y firme. Tomo una nalga con cada mano y las pellizco.

-¡Ay!- dijo Tsubaki mirando hacia atrás -eso duele-

Viggo sonrió y dijo -vamos a ver si eso es tan verdad- entonces se introdujo en ella y la comenzó a embestir mientras sostenía el gran trasero. Tsubaki soltaba gemidos con cada embestida y de repente sintió una pequeña nalgada. No era fuerte, ni dolorosa, solo sonara, pero por alguna razón se sentía bien. Entonces se concentró en el roce de los sexos y de repente sintió como Viggo llevaba su mano su sexo. Él comenzó a acariciar el clitoris mientras que con la otra mano la nalgueaba.

A los pocos minutos, la postura de Tsubaki se derrumbó sobre la cama y al final, era Viggo utilizando su gran trasero como trampolín e introduciéndose en ella mientras le besaba los hombros. Llego un momento en donde Viggo le dio pequeñas mordidas en el cuello como si fueran animales. Al mismo tiempo, Tsubaki solo sabía que estaba haciendo algo perverso, sin ninguna de las etiquetas que le enseño su madre, pero se sentía tan bien que no le importo. Viggo podía hacer un desastre con su cuerpo, ahora estaba dedicada a sentir como el movía sus manos por aquí y por allá, alcanzando hasta su ano, pero nada le importó. Solo quería sentirse bien con Viggo.

-Voy a terminar- dijo Viggo mientras la embestía

-Quiero mirarte, quiero mirarte-

Viggo se detuvo su movimiento, ayudo a Tsubaki a colocarse boca arriba y la miró a los ojos. Al mismo tiempo, ella tomo sus muslos y los sujeto formando un M. Viggo llevó su pene, rozo el clítoris, estimulo los labios y después se introdujo poco a poco hasta alcanzar el fondo. Una vez que llegó al fondo, comenzó a mover sus caderas con el solo pensamiento querer terminar en lo más profundo de Tsubaki. Ella lo miró los ojos en todo momento, viendo sus expresiones de lujuria y sonrió. Entonces, una vez que ella sintió ese calor en su interior y Viggo soltó un último gemido mientras cerraba sus ojos, intoxicado por el sentimiento, lo abrazo. Viggo se dejó caer sobre ella y la abrazó.

-Te extrañe tanto, Viggo, no sabes cuanto- susurro Tsubaki con voz suave y cargada de anhelo.

-Yo, también te extrañe- dijo Viggo entre jadeos, se apegó a ella con todas sus fuerzas y le juro -me hiciste tanta falta. Cada vez que iba a las ciudades y pueblos veía mujeres de piel morena como la tuya, pero tú no estabas ahí. Era una tortura, porque te veía en cada esquina, calle y mercado. Soñaba con encontrarte y besarte-

Viggo se separó de Tsubaki y la miró a los ojos -te amo-

-También te amo, Viggo- respondió Tsubaki, mirándolo a los ojos y después sellando sus palabras con un beso en los labios.

Después de ese beso, se quedaron acostados y abrazados.