No había otro lugar adonde pudiera ir, no con Isaac y Maxi ocupando la biblioteca y haciendo lo que una dama no debería mencionar. Volver a su habitación tampoco era una opción, así que Islinda eligió el jardín en su lugar. Era refrescante y podía obtener más aire fresco que estando encerrada dentro.
Islinda descendió las escaleras y caminó hacia el exuberante jardín, decepcionada al ver que otra persona había ocupado el banco que ella había esperado ocupar y revisar el libro que tenía en mano. Sin embargo, se sorprendió más al ver que no era otro sino Aldric.
Se tragó la saliva de golpe, sintiéndose incómoda de repente mientras la última interacción pasaba por su mente. Islinda se sentía avergonzada al pensar cómo le había suplicado que la dejara ir y luego él le dijo que habría sido mucho mejor si se hubieran encontrado en mejores circunstancias. En una palabra, las cosas estaban realmente incómodas entre ellos en este momento.
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