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La Batalla en el Claro

Lysandro avanzó con cautela hacia el centro del claro, su espada lista y los sentidos agudizados. La telaraña gigante se cernía sobre él, un recordatorio ominoso de la presencia de las arañas de grado C. Con cada paso, la tensión en el aire crecía, y el joven guerrero se preparaba mentalmente para el enfrentamiento que se avecinaba.

Aria permanecía a su lado, observando con atención mientras Lysandro evaluaba la situación. La guardiana del bosque emanaba una sensación de calma que ayudaba a contrarrestar los nervios del guerrero.

De repente, un chirrido agudo cortó el silencio del claro. Lysandro giró rápidamente en dirección al sonido y vio a una araña de tamaño considerable descendiendo desde lo alto de la telaraña. Sus ocho ojos brillaban con malicia mientras se preparaba para atacar.

Sin dudarlo, Lysandro se lanzó al ataque, esquivando las patas de la araña y buscando una abertura para contraatacar. Su espada cortó el aire con precisión, pero la araña era ágil y escurridiza, esquivando sus golpes con facilidad.

Aria intervino en el combate, disparando flechas certeras que alcanzaban a la araña en puntos vulnerables. Su habilidad con el arco era impresionante, y Lysandro se sintió agradecido por su ayuda.

La batalla se prolongó, con Lysandro y Aria luchando en perfecta sincronización contra las arañas que emergían de la telaraña. Cada movimiento era calculado, cada golpe era preciso, mientras se abrían paso hacia el centro del claro.

Las arañas, al ver que su número disminuía, redoblaron sus esfuerzos. Lanzaban telarañas pegajosas y ácidas, tratando de atrapar a los guerreros en su red mortífera. Pero Lysandro y Aria se movían con destreza, esquivando cada embate y contraatacando con fiereza pero Lysandro se tropieza con unas piedras que tenía debajo de el y las arañas aprovechando está oportunidad lo atacan.

Lysandro cómo puede se recompone pero no le da el tiempo y le cortan un poco el brazo izquierdo donde tiene la espada.

Aria se da cuenta que está en problemas y le dispara flechas en las patas de las arañas para debilitarlas y ayudar a Lysandro a levantarse.

Lysandro con una sonrisa"Gracias Aria"

"No me lo agradezcas ahorita, continuemos con la batalla"

Lysandro con determinación "¡Si!"

Lysrando se recompone y comienza atacar de nuevo con dificultad por la herida que tiene en el brazo.

El sudor perlaba la frente de Lysandro mientras continuaba luchando. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso, pero su determinación no flaqueaba. Sabía que debían derrotar a las arañas para hacerce más fuerte y poder enfrentar las consecuencias del futuro.

Aria, con su mirada aguda, detectaba cualquier punto débil en las defensas de las arañas y los explotaba al máximo. Sus flechas encontraban su objetivo una y otra vez, debilitando a las criaturas que se lanzaban hacia ellos.

El tiempo parecía detenerse en medio de la batalla. Los sonidos de los enfrentamientos resonaban en el claro, mezclados con los gritos de las arañas y el choque de las armas.

Finalmente, el último de las arañas cayó derrotado, y el claro quedó en silencio una vez más. Lysandro y Aria se miraron el uno al otro, respirando agitadamente pero con una sensación de triunfo palpable en el aire.

"Lo hicimos", dijo Lysandro, una sonrisa de satisfacción curvando sus labios.

Aria asintió, su mirada llena de orgullo. "Has demostrado ser un guerrero valiente y habilidoso, Lysandro. Seamos compañeros soy muy fuerte y puedo matar a 4 de esas arañas sola así que no tendrás que rotegerme".

Lysrando asintió "Pero si me sigues te deparará un camino difícil y puede que mueras".

Aria despreocupada y con determinación "No te preocupes, no moriré tan fácil".

Juntos, regresaron al borde del bosque, listos para emprender nuevas aventuras y enfrentarse a cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. El sol brillaba entre las copas de los árboles mientras descansaban en medio del bosque.

Lysrando dijo, con una sonrisa en su rostro "A uno 20 kilómetros de aquí hay una cueva que nos puede servir como refugio, no sé si me quieras acompañar para descansar está noche".

"No tienes de que preocuparte, no tenemos que ir hasta allá para descansar, serca de donde me encontraste hay una cabaña y podremos estar seguros ahí". dijo Aria despreocupada.

Lysandro emocionado le dijo, "Aún mejor, así no tendremos que caminar mucho para seguir entrenando con esos monstruos".