—Su Ping no sabía qué decir cuando el general hablaba de la muerte de manera tan casual. Su galaxia era pacífica y segura de las bestias porque un grupo de ellos se había sacrificado en lugares que él no conocía.
El joven que tenía ruedas doradas en sus ojos y Su Jin'er no parecían demasiado afectados por esto, como si ya estuvieran al tanto del asunto.
—Nosotros serviremos aquí después de llegar al Estado Ascendente —susurró el joven que tenía ruedas doradas en sus ojos.
—El general responsable de la defensa respondió con una sonrisa. Era muy probable que para entonces él hubiera muerto en combate, como todos los soldados, pero no se sentía arrepentido ni que la situación fuera injusta.
Todos ellos tenían sus propias creencias; sus razones para vivir eran diferentes.
—Su Ping dijo después de dejar el lugar:
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