*Junio del año 2047*
En lo alto de un edificio, una jovencita estaba comiendo unos aperitivos mientras estaba sentada mirando su reloj holográfico.
"El plato que preparemos será un gran gasto y una excelente ganancia. Nuestra mayor preocupación es que si es utilizado para ascender a un rango SS. En el futuro ese individuo puede volverse en nuestra contra. Si bien se cocinara y obligaremos que quien lo compre, lo coma adelante nuestro para evitar que termine en manos de enemigos públicos. Aun así, hay una preocupación."
La voz de un joven sonó cerca de Alice, pero ella siguió moviendo sus dedos por su reloj holográfico, fijándose en los historiales y luego en la posición actual de su hermana, antes de fruncir el ceño.
"Algunos accionistas hablan de intentar ascender a un rango SS de nuestra empresa. Creen que podemos utilizar las conexiones con Terra nova para traer todos los materiales y empujar a nuestros afiliados a que mejoren."
Alice siguió mirando su reloj holográfico.
Su hermana estaba trabajando demasiado… Su historial estaba lleno de misiones de toda clase y ya no solo las misiones arcas o las raras misiones asalto.
"Desde que han instalado ese portal en el sótano, se ha vuelto adicta al trabajo." Murmuró Alice y chasqueando su lengua, añadió. "No ayuda que el sistema de protección le da misiones y que los pueblos tengan varios problemas."
Aurora trabajaba en las misiones arcas y asalto, que se realizaban de vez en cuando y si bien Alice podía entender la ayuda, su hermana últimamente estaba ayudando en cada vez más lugares.
Estaba mejor, ya que entrenaba furiosamente como luchadora y desde que compró un traje de combate de alta tecnología, estuvo actuando como luchadora ayudando en las más pequeñas tareas.
Agregando ese portal instalado en el sótano de su edificio y el sistema de protección que distribuía las misiones a todos los que trabajaban en Zerzura, permitió que su hermana trabajara en cualquier tarea.
¿Sucedía un evento de una bestia en problemas? Ella estaba presente.
¿Un conflicto en una reserva? Aurora se iba a encargar.
Y así sucesivamente, en pequeñas tareas, que se podría dejar a cualquier persona.
No era como si lo hiciera por dinero, ya que trabajaba gratis y donaba el pago a los pueblos a donde iba a trabajar.
"He escuchado que James y la Cardenal Brousseau desearon regalarle ese portal para que tuvieran más comodidad. No creo que haya sido para que ustedes trabajaran de más."
La voz volvió a sonar y Alice levantó su cabeza, notando a un joven asiático vestido de traje.
Su cabello negro bien peinado y su pulcra apariencia, dio la impresión de ser un joven de negocios de alta clase.
"Oh, eres el que se encargó de hundir la revista hace tiempo." Dijo Alice y pensándolo un segundo, añadió. "Ye Liang."
Era una afirmación y el joven asintió con claridad sin molestarse porque ella se hubiera demorado reconocerlo.
Ocultó perfectamente sus emociones y dio la impresión de que no sabía si lo tomó mal que tuviera que pensar en su nombre o estuvo alegre de que lo recordara, al final a Alice le dio lo mismo.
"James está encargándose de algunas tareas y me dio el trabajo de informarle." Respondió el joven con calma.
Una recompensa… Esa era la única forma que podía tomarlo.
Sin pensar en ese tema, ella volvió a dudar un momento al pensar en Aurora.
"¿Preocupada por el trabajo de su hermana?" Preguntó el joven y con calma, señaló. "He escuchado que ha estado trabajando bastante. Es elogiable y también se la ha visto más animada."
"Lo sé, pero trabajo sigue siendo trabajo." Respondió Alice y mirando al joven, que no sabía cómo ayudarla, precisó. "Puedes retirarte. Pídele a Gaspard si puede prepararme algo delicioso."
El joven asintió como si fuera un mozo, pero dudó y se quedó mirándola a ella por unos segundos.
"Y tampoco necesitas informarme de la subasta. No participaré y no me interesa lo que se venda." Añadió Alice y mirando a ese joven, ordenó. "Sin embargo, hay límites."
Ye Liang asintió entendiendo los límites a los cuales ella se referían.
¿La Empresa Apicius tenía la capacidad para crear elixires? Como una gran empresa que fue capaz de construir una ciudad, la posibilidad existía y más ahora que tenía una conexión comercial con Terra nova.
No obstante, lo que hoy importaba y la razón por la cual el joven estaba aquí y no James era fácil de ver.
"Y las quejas de los demás accionistas no deben llegar a mis oídos. El único más importante entre todos es Gaspard y si él desea algo, tiene la suficiente valentía como para hablarme." Precisó Alice y mirando al joven que no tuvo miedo a sus ojos, añadió. "En cuanto a nuestra fuerza. Es necesario tener fuerza para protegernos y para advertir, no para amenazar. Al menos en este momento."
No iba a prestar atención a todos los accionistas y no le importaba si deseaban comprar todo lo que podrían o llevar que la empresa que gastara toda su riqueza.
Sin embargo, si ellos empezaban a molestarla en vez de ayudarla, se convertirían en una carga y Alice no deseaba tener que cargar con inútiles a su espalda.
En cuanto a la fuerza y a las 'ideas' de los accionistas… Una situación era tener fuerza para protegerse y advertir como ahora y otra muy diferente era dar un sentimiento de amenaza.
Algunos individuos no se metían con la Empresa Apicius porque estaba conectada a diferentes personas influyentes y algunos de ellos, lograron ascender gracias a uno de sus platos, no obstante, siempre dio la sensación de la otra parte devolvía los favores.
En caso de sí ellos levantarán sus rangos SS, pasarían de una empresa poderosa a una empresa amenazante y como cualquier amenaza, algunos estarían en guardia en contra de ellos.
Pero había algo más importante.
"Y dile a James que es molesto que envié a alguien para que me vea." Añadió Alice, agitando su mano para que se fuera y ella en vez de esperar a que fuera dejada sola, se giró en su silla otra vez, prestando atención a su reloj holográfico.
"Perdón por haberla molestado."
Ignoró la voz del joven y sintió como se retiraba, hasta que dejo la oficina y ella dio un suspiro aburrido.
James le gustaba hacer estos juegos, ya fuera mostrarla a los demás accionistas o que algunos talentos la conocieran y aprendieran de como era su personalidad.
No lo hizo por ser molesto, era su forma de preparar a algunos individuos que consideraban talentosos y de esa forma, él los ponía en altos puestos.
Buscaba que vieran sus gustos y disgustos, sus cambios de humor y sus intereses, para de esa forma cuando asumieran un alto cargo y ella los necesitara, no la molestaran con temas innecesarios.
A pesar de que sintió que era fastidioso, Alice no se enojó, ya que comprendía que James era esa clase de individuo que trataba de moverse por sus límites, buscando a la vez completar su trabajo y no enojarla.
"Debería buscar consejos con Akira o llamar a madre." Murmuró Alice volviendo al tema más importante.
Su hermana estaba trabajando tanto, que la hizo preocupar lo suficiente como para que creyera que se podía volver un problema de salud.
Era cierto, que su hermana era un rango S capaz de resistir horarios agitados de trabajo y estaba usando sus puños para trabajar en vez de su espada, pareciendo más suelta, pero que completara hasta el más pequeño trabajo en su tiempo libre, era sin duda algo a tener en cuenta.
Y eso significaba que necesitaba actuar si seguía de esa forma y como Alice no sabía cómo sacar a su hermana del trabajo, necesitaba 'refuerzos'.
Su madre, que estaba en su retiro y cuyo entusiasmo era la debilidad de su hermana, era un arma tan letal como la motivada Akira que, si bien estaba trabajando, sin duda apoyaría para que Aurora se relajara.
"Aunque primero debería utilizar a Akira." Pensó Alice en voz alta y riéndose en solitario, murmuró. "Madre es un arma de destrucción masiva."
¿Qué pasaría si llamaba a su madre y esta hacía que Aurora se relajara?
Era probable que, de un día para el otro, su hermana tuviera que hacer algo inesperado y eso significaba que ella como su hermana, la seguiría.
No obstante, era un arma eficaz si algún momento pensaba que la necesitaba.
******
En un edificio, que daba la impresión de ser un teatro con palcos cubiertos por gruesas capas de protección, Víctor escuchó el pianista tocar suavemente.
Ignorando a ese pianista y concentrándose en la música, Víctor redirigió su mirada a sus compañeros.
Como siempre Ersin estaba actuando como secretaria, en el fondo del lugar y también como miembro de seguridad estaba uno de sus subordinados más leales.
Rashad bin Awad.
"Si tenemos éxito, serás un rango SS. Deberías estar sentado cerca, no vigilando desde atrás." Dijo Víctor mirando a ese hombre alto y flaco de rasgos masculinos.
"Siempre seré un leal sirviente." Respondió Rashad, inclinándose con modales únicos.
El hombre que estuvo casado con la hija de un mafioso y que prácticamente fue la razón de la destrucción de toda la familia Barbosa, ahora estaba actuando como un humilde sirviente.
Antes fue capaz de traicionar a su propia esposa con la cual había compartido cama y habían pasado tiempo juntos.
"Si no fuera porque te conozco, pensaría que todo es un papel de actuación." Dijo Víctor y al ver la mirada de ese hombre, añadió. "Preferiría que fuera de esa manera."
Su comentario causó risa a su compañero Sabio, que estaba acariciando su barba desaliñada y solo fue ignorado por el Director Vincent, que estaba presente.
Estaba aquí para comprar un elixir que ayudaría a su leal subordinado a que ascendiera al rango SS.
Rashad era uno de los pocos individuos en los cuales confiaba de forma plena y era normal que lo apoyara para que creciera.
El único problema era la lealtad que mostraba de forma tan evidente y tan ferviente... De cierta forma preferiría que todo fuera un papel para usarlo a él y crecer, pero sabía que no era verdad.
"El Gran y Poderoso emperador. Te queda bien ese título." Dijo Su Chin con una risa y una mirada algo burlona.
Eran buenos amigos antes del Gran Cataclismo y de cierta forma, empezaron juntos Terra nova.
Ahora estaba bromeando sobre el 'glorioso' título de 'Emperador' que había ganado y de cierta forma pasar de ser un don nadie a tener tal título, era algo de lo que burlarse, pero…
"¡Lo dice el Gran y Poderoso Sabio Su Chin!" Exclamó Víctor con un tono lleno de admiración falsa.
No fue el único que paso de ser alguien desconocido a un poderoso individuo y Su Chin era el mejor ejemplo, al obtener el título de Sabio.
Ambos se miraron y sonrieron a la vez.
"No importa cuánto intentemos, nunca igualaremos su título." Dijo Su Chin y…
"¡El gran 'Enemigo de la Humanidad' es imposible de igualar!" Anunció Víctor con claridad.
Al momento siguiente ambos se rieron a carcajadas tan solo en pensar en su otro amigo.
"Si llega escuchar su título es probable que suspirara y pensara que es una estupidez." Comentó Su Chin con una risa entretenida.
"O lo hubiera tomado por completo. Creo que ese título es mejor que el otro… Ya sabes, al que a 'Ella' le gustaba usar." Señaló Víctor y solo soltó cierta risa, al ver que Su Chin asentía con diversión.
Ambos no eran de juntarse demasiado y no solo era por la apariencia y la imagen pública que debían mantener, sino que por el trabajo.
Su Chin estaba llevando una compleja investigación y él actualmente debía dirigir todo un imperio.
Sin embargo, este fue un excelente lugar para relacionarse.
En su palco privado, podían ver no solo el escenario y al pianista, sino que ver los otros palcos cubiertos por barreras y las personas que llegaban a la subasta.
"Eres aburrido, Vincent. La Academia te vuelve de esa forma." Dijo Víctor al ver que Vincent que lo acompañaba, acababa de rechazar su cerveza a diferencia de Su Chin que la tomó.
Le dio una mirada a Ersin y a Rashad, pero ambos se negaron comportándose como 'subordinados'.
Ersin era su pareja y podía hacer lo que deseara mientras que Rashad era la razón por la cual estaba aquí, pero ninguno de los dos se soltó, manteniendo sus papeles y su actuación.
Al final, Víctor lo dejo estar y miró los palcos, sabiendo que el Vincent no le molestó su comentario.
"El General Yukimura de Japón. La Cardenal Najjar de la Iglesia del Tiempo y el Espacio, Vladislav de Rusia, el Duque Kristoph del Imperio Falion, el Cardenal Auguste de la Iglesia del Orden, Oprovana la Nigromante, El Rey Demonio Ivras, Ackermann y el Barbegazi, Margaret y sus hijos. Las familias de chinas, el Rey de Arabia." Murmuró Víctor observando los palcos con sus barreras.
Era incapaz de observar al otro lado, pero captó las presencias y las identificó, mientras que algunos ni siquiera intentaban ocultarse.
Otros dejaban salir sus presencias dando aviso de que estaban en este lugar.
"Representantes de diferentes naciones, influencias internacionales y poderosos individuos… la Atlántida envió un representante, pero la Empresa Cosmos no está." Dijo Su Chin de forma simple y bebiendo un trago de cerveza, miró a Vincent y preguntó. "¿El dueño de la empresa viene?"
No fue simple curiosidad preguntar por el dueño de la empresa más rica del mundo, fue precaución.
Era conocido que esa empresa tenía un solo dueño y eso significaba que ese individuo tenía una riqueza, que podría llevar a que todos los presentes perdieran lo que deseaba si estuviera aquí.
"Tal vez envié a uno de los hermanos Trenus, pero dudó que el joven maestro de la Empresa Cosmos venga a este lugar." Respondió Vincent y suspirando ante la curiosidad, comentó. "Las pocas veces que lo he visto, me dio la sensación de que no tenía intereses en nada… Absolutamente en nada."
Un individuo que pasaba desapercibido.
Tal era la idea general que tenían del dueño de la Empresa Cosmos, pero Víctor pensaba que probablemente no era alguien que no tuviera intereses, solo que disfrutaba su vida ocultándose.
¿No era lo mismo que él hizo? Una segunda identidad, viviendo su vida en otro lugar, ocultándose sin aparecer o mostrarse y disfrutando el dinero que ganaba gracias a su Sabio de la Tecnología.
Era una hipótesis probable.
"Nada raro como siempre." Respondió Su Chin y de forma sarcástica, contó. "Tienes a los raritos de la Empresa Apicius que no venden sus acciones, al dueño de la Empresa Cosmos, al Arcángel Miguel, los monjes psiónicos de Nepal, a los fanáticos de la 'Iglesia de la Creación'."
"A la Directora de la Academia Merlín, la Primera Heroína, aquel que ayudó a fundar el Imperio Angkor, el Barbegazi." Contó Víctor con calma.
Ambos se miraron y se rieron entre ellos.
Los accionistas de la Empresa Apicius eran raros, ya que nunca vendieron sus acciones no importa cuánto ofrecían, el dueño de la Empresa Cosmos era alguien que aparecía muy pocas veces y el Arcángel Miguel era cada vez más solitario.
Los mojes psiónicos de Nepal eran muy secretos con sus movimientos y luego estaban los lunáticos que crearon la Iglesia de la Creación, que, para sorpresa de muchos, seguía pregonando sus valores en Estados Unidos, sin que nadie deseara borrarla.
En cuanto a los otros que agrego Víctor algunos de ellos sabían sus secretos y otros no tanto como la Primera Heroína, cuya identidad fue totalmente encubierta por la iglesia del tiempo y el espacio.
Fue por eso que se rieron divirtiéndose de tales 'extrañezas'.
"El Emperador Sudamericano que apareció de la nada." Añadió el Director Vincent agitando su cabeza con una media sonrisa.
Vieron extrañezas en otros y a la vez otros verían rarezas en ellos, era bastante normal.
Víctor solo dio una sonrisa y viendo que el pianista dejaba de tocar y las luces empezaban a cambiar, iluminando la plataforma, su expresión cambio un poco.
"Damas y caballeros, bienvenidos a esta gran subasta." Dijo el pianista y revelando su máscara negra y una capucha que ocultaba gran parte de su rostro y cabeza, dio una sonrisa y, anunció. "Soy Mercurio su anfitrión de esta noche."
Inclinándose de forma sutil, como un caballero, la máscara negra que tenía grabados rasgos humanos, se movieron conformando una sonrisa.
Los ojos que eran perlas negras brillaban de una forma que dejaba ver ciertas emociones de diversión.
Esa sonrisa que dio fue visible gracias a los movimientos de la máscara y el lugar quedo en silencio, ante la idea de que el pianista que había estado ahí presente, sin que nadie se diera cuenta, en realidad era el líder del Gremio Los Caídos.
"Odio a los magos mentales." Murmuró Víctor, al ver que Ersin agitó su cabeza, dejando en claro que ella tampoco le había prestado atención.
Y de eso se trataba.
Un mago mental mostraba su fuerza no solo infiltrándose en la mente de otros, sino que, siendo capaz de ocultarse de la vista de los más poderosos como un pianista sin importancia y de rasgos olvidables, que era parte del escenario.
Esta era la forma de ese líder de un gran y poderoso gremio que gobernaba los restos de Turquía de demostrar su fuerza.
"No les haré perder el tiempo y pasaremos a los objetos a la venta. Esperemos que hoy encuentren lo que deseen en esta subasta." Dijo el hombre con una voz llena de tranquilidad.
Empezó vendiendo algunas armas malditas, que Víctor había subastado y la oferta dio inicio.
Como luchador a él no le interesaba las armas y menos cuando Ersin había traído el palacio que contenía armas creadas por terranovense, pero aquellos que estaban debajo de los palcos, ofertaron.
Luego siguieron todos los artefactos, desde collares, objetos, núcleos mágicos, armas y armaduras, algunas eran simples con una funcionalidad clara y otros eran más complejos.
"Un espejo que roba almas… Ciento diez millones… Vendida."
"Un cuadro de un hombre al frente de un trono… Vendido en setenta millones."
"Una espada que contiene diez mil almas humanas y capaz de impedir que las heridas causadas sean curadas por métodos normales… Vendida en cien millones."
No era como si lo que se vendía fuera objetos sin importancia, solo que los más poderosos vinieron por objetos específicos y todo lo demás, o era de poco valor o no tenía sentido para ellos.
El escenario fue pasando de objeto en objeto, entonces las secretarias trajeron un cupón simple, que era parecido a aquellos que daban en los restaurantes para descuento.
"Un cupón para un plato especial, capaz de ayudar a ascender a un rango S de cualquier tipo. Ayudar no significa garantizar, no obstante, se asegura una mejora evidente y la única condición es que la persona indicada debe comerlo adelante del chef." Explicó Mercurio y abriendo sus brazos, anunció. "Empecemos con cien millones."
La subasta comenzó con un preció astronómico para un solo plato, pero si uno miraba los pocos rangos SS en el mundo, entonces sabrían que valdría la pena.
Subiendo y alcanzando los quinientos millones, quienes quedaron en la subasta fueron las naciones, quienes literalmente estaban queriendo comprar tal cupón con el presupuesto del gasto militar de sus naciones.
Sin embargo, lo valía… Un rango SS, si bien no tan temible como un rango SSS, seguía siendo considerada un arma de destrucción masiva y las naciones enteras sin duda invertirían para obtenerlo.
"Setecientos millones." Anunció Víctor liberando su presencia y dejando a descubierta su voz.
Hubo un silencio por un momento, al darse cuenta de que un rango SSS quería el cupón y…
"El Emperador de Sudamérica ha ofrecido. ¿Quién da más? ¿Alguien desea enfrentarse al Gran Emperador de Sudamérica?" Preguntó Mercurio con una voz que llevaba cierto sentido de desafío.
Los presentes no se dejaron llevar por tal ambiente y quedaron en silencio, por unos segundos.
Esta subasta se estaba realizando en las tierras de Turquía y si bien el orden había vuelto, no se dijo nada sobre lo que podía suceder en el exterior.
Normalmente nadie pondría a prueba su poder y riqueza en este momento, por supuesto, si era 'normal'.
"¡Ochocientos millones!" Anunció otra vez, que vino de otro palco.
Desde ese lugar, la barrera se desactivó y un hombre ligeramente joven con ojos afiliados y mirada entretenida, quedo a la vista.
Llevando una antigua túnica de un sultán, su forma de sentarse dejo ver poderío y autoridad, junto a un imponente prestigio.
Yazid Abdur el-Hossain, mejor conocido como el Rey de Arabia y el Titán.
Aparte del Barbegazi que no estaba interesado en estos asuntos simples, ese individuo era el único que podía igualarlo en riqueza, poder y fuerza.
"Enfrentándose al Emperador de Sudamérica aparece el Rey de Arabia cuya riqueza familiar es conocida por ser histórica." Dijo Mercurio y como si estuviera narrando algún evento, cuestionó. "¿Lo enfrentará? ¿Se retirará? ¿Quién será el individuo que demuestre que la tiene más grande?"
Algunos dirigieron miradas a ese líder del gremio, pero ese hombre solo se encogió de hombros.
"La cartera, por supuesto." Explicó Mercurio antes de esperar a que subiera el precio.
Si antes su choque se mostró como dos poderosos individuos buscando el mismo objeto, con una clara intención de desafío, en este punto quedo como un mero conflicto de masculinidad en donde ambos mostraban sus fuerzas monetarias, para ver quién era 'más hombre'.
"Novecientos millones." Añadió Víctor sentándose a pesar de que sabía que Ersin a su espalda, estaba conteniendo una risa descarada.
Su presión dejó en evidencia que estaba molesto, pero dentro de la barrera, Víctor solo estaba sentado con una cerveza en mano.
"Mil millones." Respondió el Rey de Arabia y mirando desde la distancia, declaró. "Dudó que tú o tu gente sepa apreciar un plato de un maestro culinario, es mejor que lo dejes."
Una voz que llevaba desprecio y que lo rebajaba, como si dijera que él y su gente eran individuos de baja clase, que no entendería el arte culinario de alta clase.
Tal desprecio llevó a que la atmósfera se volviera más tensa y…
"Un bajo imperio, insignificante para la historia de la familia 'el-Hossain'. Una muestra de que no importa cuánto se llame Emperador, apenas alcanza el estatus de Barón." Dijo Mercurio como si estuviera traduciendo y con una risa, cuestionó. "¿Qué responderá el Emperador Víctor? ¿Se dejará despreciar por su semejante?"
Ese tipo era incapaz de ver por las barreras y menos cuando Ersin estaba reforzándola para que nadie viera el interior y, aun así, era lo suficiente imprudente como para provocar y aumentar la tensión con sus palabras.
Un anfitrión que debería limitar y controlar los conflictos dentro de la subasta, ahora mismo estaba echando 'leña al fuego', queriendo ver como todo se desarrollaría.
Al darse cuenta de eso, Víctor dejo su cerveza de lado y acercándose al extremo del palco, observó a Mercurio, quien sonreía de forma descarada.
"Mil cien millones." Dijo Víctor y liberando su presencia en desafío, anunció. "Algunos solo saben hablar. Si alguien quiere desafiarme, puede venir a mí. Lo recibiré."
Fue un desafío directo para el Rey de Arabia y para Mercurio, quien en vez de asustarse por su aura aplastante que estaba presionando este lugar, solo dio una risa despectiva.
Estaba actuando en el modo de Emperador Tirano, que iba a aceptar cualquier desafío a su autoridad y aplastarlo.
"Cuando quieras." Respondió el Rey de Arabia concentrando una gran cantidad de energía mágica.
Un silbido de sorpresa vino del escenario en donde estaba el 'anfitrión' y en vez de detenerlos, solo los dejo estar mientras que algunos individuos sentados por los alrededores empezaban a ponerse pálidos ante el choque de presiones.
Era difícil saber lo que pensaba Mercurio, pero Víctor dio una sonrisa y pudo notar que Yazid hizo lo mismo mientras ambos se preparaban para saltar a la batalla.
"Dejemos esto por ahora. Estoy muy vieja para aguantar niños luchando." La voz de la Reina Margaret sonó y esa mujer sentada en su sillón, parecía molesta.
"Aunque no me niego a ver una gran batalla, es preferible que nos contengamos." Dijo el Director Ackermann y con una risa feroz, anunció. "O yo y mi compañero, no dudaremos en unirnos."
"Guarden sus rivalidades para zonas en donde no hay civiles." Precisó la Cardenal Najjar con solemnidad.
Víctor que sabía que la intervención sucedería, dio una mirada a Yazid y ambos retiraron su presión.
"Que aburrido. Un espectáculo breve y sin sentido." Interrumpió Mercurio y con un tono monótono, añadió. "Vendido al Emperador de Sudamérica."
A diferencia de él, los presentes de algunos palcos estaban murmurando y aquellos que estaban en los asientos de abajo, se notaban pálidos ante la presión.
No obstante, para ese individuo fue un 'espectáculo' sin sentido.
"Ahí tienes otro para la lista de raritos." Murmuró Víctor al volver a sentarse en su asiento.
Ese hombre parecía desear un conflicto… No, solo parecía que buscaba algo de diversión.
Había esa clase de individuos por este loco mundo, pero el problema era que ese individuo estaba tomando como un espectáculo un desafío de un rango SSS.
"Sin embargo, era un espectáculo." Respondió Su Chin riéndose con calma.
"Uno que podría haber seguido hasta el final." Añadió el Director Vincent con una voz seria.
Víctor no respondió, solo abrió una cerveza y empezó a beber mientras Mercurio preparaba el siguiente objeto.
"El Rey Demonio Pacífico entregó su cuerpo. Hemos podido cerrar la herida de espada que atravesó su corazón. Su alma y sus remanentes han desaparecido como si sus actos lo llevaron al infierno. No obstante, su cuerpo ha mantenido su vitalidad como si hubiera muerto hace unas horas." Presentó Mercurio y dejando ver un sarcófago negro cerrado, presentó. "El cuerpo del líder del gremio 'The Eternal Guards', Malik Zamora."
El sarcófago no dejo ver quien estaba dentro, pero aquellos con agudos sentidos pudieron captar la presencia en el interior.
Una presencia que lograba que el espacio se volviera inestable y que a la vez liberaba una gran cantidad de energía mágica.
No tenía alma… Víctor no sabía si tal hecho era verdad, pero la forma que Mercurio hablaba mostraba cierta sinceridad en ese hecho.
"¿Quieres cortarlo a pedazos? ¿Revivir su cadáver? ¿Profanar su cuerpo? ¿O simplemente quemarlo? No importa. Mientras lo compren, la única condición que existe, es que su cuerpo sea usado para pagar sus errores del pasado, ya sea reparando el daño que su dueño original ha hecho en vida o sufriendo en muerte." Detalló Mercurio con una expresión grave en su rostro.
Venganza.
Esa fue la palabra exacta para describir el tono en su voz.
Víctor recordó el historial de Mercurio y sabía que el Gremio de Los Caídos fue una organización creada por refugiados de todas partes de estas tierras sin ley, que se unieron y se levantaron siguiendo a ese hombre.
Era probable que entre aquellos que sufrieron por las acciones de Malik estuviera el mismo Mercurio o uno de sus conocidos, lo que llevo a que ahora la condición de la venta no fuera dinero, fuera un concepto de venganza retorcido y extremista.
El alma no desapareció o entró en el Río de la Reencarnación, era probable que ese individuo cuando recibió el cuerpo se hubiera encargado de lanzarlo al infierno.
O tal vez fue él quien utilizó la espada para penetrar el corazón de ese odiado hombre.
Al final, no importaba y Víctor le dio una mirada a Su Chin.
"Quinientos millones y prometo que lo convertiré en un muerto, que independientemente de su fuerza ayudara a la humanidad de forma recurrente." Dijo Oprovana con solemnidad.
Era imposible que no deseara el cuerpo conservado de un rango SSS y si bien la posibilidad de que se mantuviera en el mismo rango luego de ser revivido era baja, era innegable que una fuerza de rango SS podría ser de gran ayuda.
"Quinientos millones y me encargaré que el tiempo lo convierta en motas de polvo." Interrumpió la Cardenal Najjar con una voz que ocultaba frialdad.
Ella estuvo en la Calamidad No-Muerta antes de que Malik destruyera Jerusalén y muchas de las personas que ayudó y salvó estuvieron en esa ciudad cuando desapareció.
Fue normal que su voz llevara ira.
"Quinientos millones. Aceptamos subirlo aún más y el Orden purificará su cuerpo hasta convertirlo en cenizas." Dijo el Cardenal Auguste con seriedad.
Había ira detrás de esas grandes iglesias y era probable que lo hubiera detrás de muchas familias que tuvieron a alguien relacionado en la ciudad que fue destruida por un hechizo prohibido.
Su Chin agitó su cabeza cuando Víctor lo miró, rechazando su ayuda y ese individuo se levantó de su asiento y dejando que la barrera lo revelara, sonrió.
"Quinientos millones y convertiré su cuerpo en material para experimento, un simple objeto para las necesidades de un investigador. Si fallo, sus restos se convertirán en nada más que un fracaso, olvidado en el tiempo y si tengo éxito, personalmente repararé los daños que ha cometido en vida." Anunció Su Chin con claridad y de forma solemne, añadió. "Lo juro por la Diosa del Conocimiento."
A diferencia de los otros, cumplió las dos opciones que Mercurio buscaba.
En el fallo, el cuerpo se convertiría en un mero material de experimento, que sería profanado para cumplir los objetivos de un investigador y si tenía éxito lograría convertirse en el combustible que llevaría a que el Sabio Su Chin ayudara de forma directa.
Añadir un juramento de la Diosa del Conocimiento cuyo poder podía sentirse alrededor del hombre, solo consiguió que sus palabras fueran creíbles.
"La iglesia del tiempo y el espacio se retira."
"La iglesia del Orden se retira."
"Una pena que no pueda convertirlo en un no-muerto, pero deseo el éxito del Sabio Su Chin."
Había múltiples razones por las cuales los diferentes poderosos que antes deseaban el cuerpo se retiraban.
Algunos no pensaban llegar tan lejos como para formalizar un contrato, otros pensaban que era un destino bastante cruel convertir el cuerpo de alguien tan odiado en material de investigación y experimentación, mientras que la última era por el deseo de ver un reconocido Sabio tener éxito con su investigación.
No importaba que era lo que estuviera haciendo, no había peor destino para alguien tan poderoso como lo fue Malik, convertirse en meros materiales de experimento.
"Me agrada. Lo tienes." Dijo Mercurio y aplaudiendo, anunció. "Ahora viene lo más importante."
Junto a esas palabras y luego de que bajaran el sarcófago, un libro fue puesto a la vista de todos.
Una mujer en sus cuarenta y tantos se puso al lado del grimorio y si bien su apariencia madura y su cabello blanquecino fue atractivo, lo que destacó fueron sus ojos llenos de sabiduría y el grimorio en sus brazos.
"Este libro, se puede llamar grimorio. Excepto su anterior dueño, nadie más lo ha abierto y revisado. Sin embargo, sabemos quién fue su creador." Dijo Mercurio y con una sonrisa, explicó. "Llámenlo 'Sabio del Imperio Falion', 'Enemigo de la Humanidad' o simplemente 'Karzhal'."
Junto a esas palabras que ocasionaron que el Director Vincent se pusiera al límite de su asiento, la mujer que estaba al lado, empezó a escribir algo en su grimorio.
"Sumo Sacerdotisa Nerea, todo depende usted." Dijo Mercurio, apartándose con calma.
Esa mujer era la Sumo Sacerdotisa de la Iglesia del Conocimiento y en sus brazos estaba el Grimorio del Conocimiento, con el cual se decía que podía comunicarse con la mismísima Diosa.
Ahora esa mujer cortó un pedazo de la hoja y dejándola en el aire, esta se quemó mostrando cientos de palabras antiguas alrededor del grimorio, entonces con una rápida ráfaga, todo se puso en calma.
[Libro de magia. Autor: Karzhal. Título: Límites de la magia.]
Víctor recordó ese panel de Terra nova, que era utilizado por algunos para 'clasificar' los objetos que se encontraban en ese otro mundo y ahora fue detallado para todos.
No mencionó el contenido, pero verificó la autenticidad y si bien era un 'libro de magia' y no un 'grimorio', el autor era lo que resaltaba y el título, solo fue un extra que llevo a que todos los magos e interesados en el conocimiento, tragaran con avaricia.
"¿Qué contendrá? ¿Los secretos para la inmortalidad? ¿Las formas para ir en contra los dioses? ¿Las formas para invocar poderosos ejércitos? ¿El secreto para realizar contratos con un Primordial?" Cuestionó Mercurio y levantando su cabeza, dudó. "¿O tal vez el método para dejar nuestras carcazas mortales?"
La expresión de Víctor tembló de forma sutil y como ese individuo llevaba una máscara extraña, no supo si era una broma, una técnica para vender el libro o la verdad.
"Su valor comienza con mil millones." Añadió Mercurio con una voz llena de solemnidad.
¿Qué secreto contenía? Todos estaban en duda y cada uno de ellos sintió que su precio lo valía, pero Víctor en vez de responder dirigió su mirada a Su Chin.
"Parece que contiene hechizos de magia de aire. No es tan avanzado, al menos 'Ella' no cree que lo sea. No obstante, tiene algunos hechizos prohibidos dentro de él." Murmuró Su Chin mirando la nada y con una voz suave, añadió. "El valor es bastante inflado al menos para 'Ella'."
'Ella'… La Diosa del Conocimiento que le hablaba en la mente a ese Sabio y por la forma, que Su Chin se quedaba tieso, mirando la nada, estuvo claro que ambos estaban conversando.
Para validar pidieron a la Iglesia del Conocimiento y esa Diosa del Conocimiento estaba conectada a su 'Sabio'.
Tal fue la razón por la cual pudieron descubrir de antemano lo que se vendería en esta subasta y a la vez, lograron descubrir los secretos del libro antes que los demás.
—No es mi interés.
—No lo deseo. Es todo tuyo si lo quieres Vincent, aunque puedo darte una mano con el precio.
Dos voces diferentes sonaron en sus oídos y la última sonó medio aburrida a pesar de que daba su apoyo.
Eran miembros de sus pequeños grupos de amigos que estaban presente en este lugar y ahora Víctor dirigió su mirada al Director Vincent, que era un Gran Archimago de magia de aire.
Tal vez era un rango SS, pero nadie negaba que podría encontrar algo interesante que lo ayudara a convertirse en una calamidad y fue esa posibilidad, lo que llevo a que ese anciano dudara.
"No lo recomendaría comprar. Cualquier asunto que tenga que ver con él, atrae problemas." Advirtió Víctor con claridad.
La Iglesia del Orden y del Tiempo y el Espacio junto al Anciano Harris en representación del gigante del norte, estaban ofertando.
Extrañamente en medio de la multitud, que antes no ofertaron nada, había algunos desconocidos que ofertaron con calma.
Sectas o cultos, que ya no pudieron contenerse y querían obtener lo que buscaban.
No había ningún lunático que deseara atacar este lugar, repleto de individuos poderosos y literalmente miembros de grandes iglesias.
O tal vez estaban intentando infiltrarse, pero el Rey Demonio Pacífico se estaba encargando de aplastarlos a todos, al final dio lo mismo.
Había muchos que deseaban ese libro.
"Es muy tentador." Dijo el Director Vincent con un suspiro y levantándose, se acercó a los límites del palco y anunció. "Mil quinientos millones."
Un número astronómico que haría ver las naciones más pobres como insignificantes, pero que el Director Vincent un rango SS, fundador del Gremio de Héroes y de Director de la Academia de Héroes, era capaz de obtener.
"Me encargaré de asegurar el conocimiento y utilizarlo sabiamente." Añadió Vincent, mirando especialmente a las dos iglesias cuyo bolsillo era más profundo.
El famoso Director Vincent, con sus tantos logros y tanto prestigio, llevo a que ambos representantes de las iglesias aceptaran dejárselo.
Causando que todos se dieran cuenta, de que la subasta había terminado y así fue cuando nadie ofreció más dinero.
No solo se trataba de que muy pocos eran capaces de ofrecer tal astronómica cifra, sino que nadie deseaba enfrentarse a tal famoso individuo.
Al menos, no públicamente.
"¡Vendido!" Anunció Mercurio aplaudiendo.
Víctor se quedó en silencio.
No era tan aguafiestas para decirle que se arrepentiría y en vez de eso se concentró en lo que de verdad le interesaba.
Su cupón llevaría a que Rashad ascendiera de rango y si agregaba al Cóndor Emperador que seguía vivo a sus planes, entonces podría ser aún más beneficioso.
Levantándose de su asiento, sintiendo la mirada del Rey de Arabia que daba la impresión de cruzar la barrera, Víctor levantó su dedo medio y luego se rio.
Era probable que en unos días se hablara del conflicto entre dos rangos SSS y para él estuvo bien.
Siempre era bueno tener un rival.