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The Guardian [Spanish/Español]

Viajaron a otro mundo a través de una máquina de realidad virtual creada por un Dios en el cual durante un gran tiempo creyeron que solo era un juego, pero termino siendo real. Pasaron por un 'Gran Cataclismo' que cambio el mundo a través de la energía mágica, logrando transformar el mundo de una forma impensable. Ha pasado treinta años desde que la humanidad se enfrentó a la máquina virtual y veinte años tras el 'Gran Cataclismo' que despertó habilidades y dio comienzo a un mundo mágico y maravilloso muy diferente al antiguo. Ahora una joven llega a una ciudad en medio del mar para asistir a una academia. ¿Cuál es su objetivo? ¿Cuál es la razón de su llegada? Y principalmente... ¿Quién es ella? Sigue la aventura de Aurora cuya vida, valores y actitud irán conociendo a su debido tiempo junto a su pasado, secretos, virtudes y defectos. ---- Para aquellos que desean, pueden unirse al Discord: discord.com/invite/WG8FX75 Géneros: Fantasía, Acción, Aventura, Mundo Moderno, Magia. Frecuencia: Cinco capitulos a la semana.

Evil_Warlord · ファンタジー
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980 Chs

Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 139: Retiro.

Las elecciones en Los Estados Unidos de América del Norte acababan de terminar con la victoria de Ángel Batista en la presidencia de ese gigante.

Por delante tenía un largo camino por recorrer para buscar la unificación y la unión de los ciudadanos bajo una nueva identidad que englobara a todos.

Reducir la discriminación, mejorar la económica y ser equitativo con el apoyo a las naciones menores y decenas de otras tareas obligatorias de un presidente, que Agatha que observaba, no le encontraba desafío.

"Suena irreal que gane. Pensé que los Estados Unidos pondrían uno de los suyos." Murmuró su hija que estaba a su lado.

Ahora mismo estaba en una cabaña, cuya ubicación solo era conocida por ella misma y este lugar tenía una densidad de energía mágica que sería muy problemática para humanos normales.

Las palabras de Alice apuntaban a que gigantes como Estados Unidos y Canadá no dejarían que un mexicano obtuviera la presidencia.

No importa, cuan capaz fuera o que valores pregonará, el sentido de nacionalismo, aunque debilitado con el tiempo, seguía siendo fuerte en algunas influencias estadounidense.

"Se siente como si hizo un trato con el diablo." Dijo Agatha y viendo que su hija le dirigía la mirada, se rio y comentó. "Batista se ha estado preparando durante años para esto. Hizo política desde hace mucho tiempo y consiguió fuertes aliados."

Ángel Batista, antiguo senador de México, ahora era presidente Los Estados Unidos de América del Norte.

Algo inimaginable hace veinte o treinta años atrás, pero que ahora era un hecho.

Hubo muchos factores que llevaron a este punto.

La debilitación de los Estados Unidos durante la guerra civil que tuvieron, la caída de extremistas e influencias que mantenían el poder y la fuerza personal de las personas.

Era cierto que, como un gran país, ofrecía buenas condiciones para aquellos poderosos, pero no era el único que lo hizo y mayor que todo… ¿Por qué los poderosos deberían moverse?

Los poderosos en sus respectivas naciones tenían una influencia inimaginable y más cuando eran necesitados, los gobiernos cedían tanto hasta el punto de que algunas veces los poderosos eran las verdaderas autoridades.

Irse a otra nación en donde había más de su tipo, era como volverse otra vez un 'don nadie'.

Sin embargo, esto iba más allá que un simple azar o que un 'avance' en la sociedad que llevo a que eligieran a un latino.

"No hay que subestimar la preparación de los pacientes y más aquellos que planean a futuro." Comentó Agatha de forma honesta mientras su hija la observaba, y con una sonrisa, añadió. "Tampoco las influencias dentro de las naciones."

Que Batista recibiera el apoyo directo del Arcángel Miguel llevo a que millones lo votaran y ni hablar de otras influencias que lo apoyaban.

Lo que acababa de ser logrado hoy fue un proyecto gigantesco que ató los intereses de cientos de influyentes individuos, guiándola hacia un objetivo que beneficiaría a todos.

La unificación de medio continente.

"Hasta es posible que James haya apoyado tal unificación." Señaló Agatha con calma.

"Tal vez." Murmuró Alice sin darle ninguna importancia al asunto y observándola a ella, mantuvo su mirada y preguntó. "Madre… ¿Te irás?"

La forma que la miraba y le hizo la pregunta fue bastante linda para Agatha, lo suficiente como para que ella pensara en controlarse, diciéndose que su hija era adulta, pero al final se movió.

"Si mi niña. Es hora de mi retiro." Respondió Agatha apareciendo en donde su hija estaba sentada y abrazándola con fuerza, se separó y tomando las mejillas, añadió. "Pero como siempre, estaré para cuando ambas lo necesiten."

Ya no podía aguantar las condiciones de este mundo.

Se sentía de cierta forma enferma, de que estuviera que aguantar tanto sin las condiciones óptimas para vivir.

Incluso si utilizaba gigantescos círculos mágicos que crearan las condiciones necesarias y se instalaba en lugares cuya densidad de energía mágica era alta, solo eran parches para cubrir su condición y esto no era vida.

"¿Qué le dirás a Aurora?" Preguntó Alice mirando de forma profunda.

Alice se podía considerar su hija mayor, con respecto a Aurora y por esos profundos y oscuros ojos negros, estuvo claro que supo qué clase de retiro tendría.

Fue por eso que le preguntó, que le diría a Aurora, quien permanecía a ciegas de muchos de los asuntos de su familia.

No solo de su hermano mayor, sino que de toda la familia.

"Le mentiré. Ya que utilizaré un método más 'infernal' de viaje." Respondió Agatha y acariciando la cabeza de Alice, cuyos ojos brillaron de forma sutil, añadió. "No quiero que algunas personas se enteren de que he dejado este mundo y utilizar los medios de la iglesia, abre la posibilidad que lo descubran."

Este mundo era misterioso y no solo se trataba de la magia, sino lo psiónico que resultaba ser un enigma incluso para ella misma.

El Sumo Pontífice de la Iglesia del Tiempo y el Espacio le mencionó que podría utilizar el mismo método que los terranovense utilizaban, pero tales acciones, abrían la posibilidad de que fuera descubierta.

No le importaba los problemas que podría crearse para la iglesia en cuanto a que la dejaran pasar a ella y no a cualquier persona, el problema era lo que sucedería cuando algunos individuos se enteraran.

"¿Crees que las personas malas se moverán cuando no estés?" Preguntó Alice con curiosidad honesta.

Si lo ponía de esa forma sonaba arrogante y Agatha solo sonrió.

"Ellos siempre se mueven, incluso si estoy presente. La única diferencia es que a veces lo pueden hacer en escondidas o a la luz." Explicó Agatha y mirando los ojos negros de su hija, comentó. "Pero a ti no te importa."

Lo supo, esa mirada que tenía su hija, dejaba en claro que tales individuos no le importarían.

"Mientras no molesten a mi hermana, no los mataré." Respondió Alice de forma inmediata.

¿Estaba bromeando? La mirada de su hija era honesta.

No le importaba lo que otros hicieran, ya fuera bueno o malo y lo único que le importaba era su hermana.

Si alguien la 'molestaba' de alguna manera, era probable que su linda hija se enojara.

"Deberías preocuparte por ti misma, cariño." Dijo Agatha y cuando quiso sentarse, ambas fueron teletransportados a un sofá de mayor tamaño, lo que le permitió que ella abrazara a su hija.

Alice puso de límite a su hermana, pero Agatha pensaba que debía preocuparse más por sí misma y por sus propios deseos y objetivos.

"Debo proteger a mi hermana, madre." Dijo Alice y cuando Agatha la abrazó, esta se acurrucó a su lado, actuando muy diferente a lo que normalmente actuaria.

Pero estuvo bien, su hija era esa clase de persona que, si le agradaba a alguien, lo pondría delante de sí misma sin importar las consecuencias y esa era la clase de relación que tenía con Aurora.

Una relación en donde ambas podían llevarse al extremo entre ellas.

"Lo sé. Aun así, lo mejor que puedes hacer por mí, es vivir bien y cómodamente, como desees." Murmuró Agatha, pero en el fondo supo que su hija no se soltaría.

De cierta forma para ella, no solo Aurora era la que estaba en un periodo que se cerraba a sí misma, sino que Alice también estaba pasando por esa misma situación.

No era 'libre'… O lo que alguien como ella, debería ser.

Siguiendo a su hermana, muy pocas veces tomaba decisiones y elecciones por su cuenta, haciendo lo que le agradaba y si bien era cierto que comer era una de las tantas cosas que le gustaba, su pequeña hija también podía ser bastante diferente.

"Entiendo, madre." Respondió Alice, en voz baja y sin precisar si cumpliría su petición, preguntó. "¿Qué tal si preparó algo para su retiro? La Empresa Apicius ha entrado en contacto con influencias de Terra nova y podemos tratar de facilitar algunas comodidades para ustedes en el otro lado."

Su forma de cambiar de tema fue bastante evidente, pero Agatha solo levantó su ceja al escuchar su pregunta.

No obstante, solo dio una sonrisa y volvió a abrazar a su hija, riéndose y esa jovencita la dejo.

Era improbable que pudiera decirle la verdad a Aurora y tal como le había mencionado a Alice, no deseaba que algunos individuos supieran que ella y su esposo habían dejado este mundo.

La razón era simple.

Dos individuos de rangos SS menos por parte de la iglesia, significaba que algunos lunáticos podrían ver debilidad y como cualquier idiota que ni siquiera sabía a quién se enfrentara, solo causaría problemas.

Fue por eso que tenía que utilizar otro método y su nuera era la mejor opción para tales hazañas, lo que significaba que no podría revelarle la verdad a Aurora.

¿Cómo le podría decir que su nuera era la que estaba permitiéndole este viaje, cuando ni siquiera sabía quién era su hermano? Lo mejor era evitar la verdad como siempre había hecho y más cuando su hija estaba tan ocupada últimamente.

Pensando en el tema, Agatha le dio una mirada a Alice y sonrió pensando en una idea.

******

"Esto es repentino." Murmuró Aurora al recibir un teléfono extraño.

Era un teléfono bastante viejo y su hermana también recibió uno, de sus padres que ahora la estaban mirando.

"¿Qué nos estemos por retirar?" Preguntó Agatha con curiosidad.

"No. No pensé que siguieran usando teléfonos." Respondió Aurora de forma honesta y viendo que su madre daba una expresión extraña, ella se rio y comentó. "Está bien, madre. Es bueno que se retiren. Sé que están cansados de tanto trabajo."

Fue una risa casual y si bien estaba siendo honesta sobre el teléfono, a la vez ocultó lo que sabía.

Comprendía que la habilidad innata de su madre la afectaba para vivir cómodamente y era a un nivel que ella le costaba entender.

Las habilidades innatas siempre eran problemáticas y su madre en este punto, era probable que no se sintiera cómoda en mayor parte del mundo.

"Pensé que ibas a lamentarte un poco. O al menos preguntar a dónde íbamos." Dijo Agatha y abrazando a su padre, murmuró. "Me siento herida y eso que ya había preparado una mentira para ocultar la verdad."

Las cejas de su padre temblaron y ese gran hombre que se había acostumbrado a mantenerse en una altura de dos metros y medio, abrazó a la mujer que se 'lamentaba' en sus brazos.

No obstante, su expresión temblorosa entre la risa y la incomodidad a que Agatha fuera clara con la mentira, fue evidente.

"Deseas que pregunte, ¿madre?" Dudó Aurora y al ver que esa mujer la miraba como una niña herida, ella suspiró y cuestionó. "¿A dónde se dirigen?"

La forma que su madre estaba actuando era la de una jovencita malcriada y lo peor era que estaba manteniendo una forma de una mujer en su veintena, demasiado joven.

"¡Iremos por muchos lugares y Alice se encargará de pagar todo!" Respondió Agatha, como si fuera obvio.

¿Esa era la excusa que había preparado? Aurora le dio una mirada a Alice, quien se encogió de hombros y luego a su padre, esperando alguna excusa más planeada.

"Lo único que necesitas saber, es que, si nos necesitas, volveremos. No importa dónde nos encontremos." Dijo Antón y acariciando su cabeza, añadió. "Y si quieres siempre puedes preguntar. Aunque como siempre, algunas verdades pueden cambiar tu percepción de la realidad."

Sus palabras no parecieron un consuelo o una forma de asustarla, fueron palabras realistas y eso llevo a que Aurora diera una expresión grave.

¿Cómo no podría hacer tal expresión?

Tenía demasiados secretos a su alrededor y algunos eran más evidentes que otros, pero estaban presentes y algunos de ellos podrían sacudir su mundo.

"Me gusta la ignorancia y el statu quo." Respondió Aurora forma simple.

Prefería que las cosas se mantuvieran tal como estaba y eso significaba que ocultaba sus dudas sobre su sistema, su maestro, ese supuesto hermano que tenía y prácticamente todo.

Estaban a finales de febrero y era el año 2046.

No solo tenía trabajo, sino que este iba a ser su último año de secundaria y ella estaba preparando 'especializarse' en administración, para seguir con su trabajo.

Zerzura estaba creciendo y las elecciones en la ciudad se estaban llevando a cabo y si bien Turay iba a ser sin duda el ganador a causa de ser quien tenía más prestigio, este año estaría lleno de trabajo.

Entre más grande fuera la ciudad, más trabajo tenía ella, como una de las personas que dirigía las misiones arcas y en el futuro se había previsto, que era necesario cambiar la política de misiones arcas, por proyectos de inmigraciones.

Deseaba seguir estudiando para cuando empezara esa nueva política, ella pudiera estar al día con los cambios y ayudar en lo que se necesitaba.

Por eso no necesitaba distracciones de este tipo.

"Una pena y yo que pensaba traerte un regalo de Marte. Tal vez una roca roja, aunque son aburridas." Dijo Agatha con un suspiro, decepcionada.

"¿Marte?" Cuestionó Aurora abriendo sus ojos por sorpresa.

¿Era una broma? Su madre se rio como una niña traviesa y la abrazó a la fuerza, tan solo para luego traer a Alice, al abrazo conjunto.

"¡Mis hijas son todas unas adultas!" Exclamó Agatha en voz alta y abrazándola con fuerza, luego de que su padre se uniera, se separó y esquivó su mirada.

¿Por qué estaba sintiendo que no estaba bromeando? Aurora trató de no hacerse esa pregunta, diciéndose a sí misma que eso no era el statu quo que deseaba, pero fue imposible.

"Nos iremos y la dejaremos de molestar. Recuerden avisarnos si necesitan algo y si alguna vez necesitan nuestra ayuda, solo pídanlo." Dijo Agatha y dando una expresión seria, las miró a ambas y añadió. "Si alguna vez se encuentran en una situación difícil, recen al Dios del Tiempo y el Espacio. Trabaje demasiado tiempo a su lado como para que las ignore."

Aurora ignoró las palabras de trabajar 'al lado' de ese Primordial y no bajo ese Dios, manteniendo su mente ocupada en la idea sobre Marte.

"Ahora que lo pongo así. Debería haberle pedido que sea el taxista a Marte." Murmuró Agatha y al final, bajando su mirada, le dio un guiño de ojo y comentó. "Adiós, las quiero."

¿Taxista a Marte? Antes de que ni siquiera Aurora pudiera preguntar, pudo ver como un portal que mostraba el otro lado se abría y ambos eran tragados.

Sin embargo, el problema fue lo que estaba del otro lado y…

"Es una ilusión, ¿cierto?" Cuestionó Aurora, observando a su hermana.

"No lo sé… No se veía como una ilusión." Murmuró Alice, en voz baja y sin ocultar la mirada rara.

¿Esas tierras rojas al otro lado del portal eran lo que su madre decía o solo estaba bromeando? El tema saltó como una broma, pero… Aurora no se pudo quitar la idea alocada de que su madre fue al lugar que había dicho que iría.

También estaba la posibilidad que las engañara y su madre era esa clase de mujer que, si tenía que usar magia de ilusión para crear una broma, lo haría.

"Sí. Fue una ilusión muy elaborada. Si fuera ese lugar, ¿no habría individuos verdes de grandes antenas?" Cuestionó Aurora y agitando su cabeza, le dio una mirada a su hermana y comentó. "Fue un buen intento. Lo admito."

¿Trataba de engañarse a sí misma?

¡Obviamente que sí!

Si era cierto a donde se dirigía su madre, entonces significaba que ella estaba a un nivel de poder muy diferente o de verdad le pidió al Primordial con el que trabajaba que le diera el tour.

Ambas respuestas estaban demasiado fuera de su liga en este momento y eran inconcebibles.

"Si engañarte te hace bien. Te seguiré el juego." Respondió Alice dándole un pulgar en alto.

Si deseaba seguirle el juego, no tenía que decir que lo que estaba haciendo era engañarse… Aunque Aurora no lo pudo negar.

Prefirió pensar que sus padres estaban en alguna parte de este mundo con tierras rojas y eso fue todo.