Viendo a los gorilas preparar sus maletas y guardarlas en sus brazaletes con espacio interno, Alice abrió una bolsa de papitas.
"Lo sentimos por retirarnos. Comprendo que hay bastantes misiones para hacer, pero la tribu de los gorilas tiene una buena relación con la Academia Cernunnos y nos enviaron con ellos." Dijo César con una voz algo seria.
Rupert a su lado también dio cierta mirada como si no tuviera opción, pero a Alice le pareció gracioso.
¿Era porque dejaron tareas sin cumplir en este lugar? ¿O era porque ella lo estuvo entrenando y la trataron como una 'compañera', 'amiga' o 'maestra'?
Eran gorilas jóvenes, que no habían llegado a la adultez a pesar de que tenían la fuerza de un adulto y de cierta forma ellos eran emocionales por naturaleza.
Sin embargo…
"No sé para qué te disculpas. Es la mejor opción para ustedes ir a la Academia Cernunnos, nadie le enseñará mejor que el Barbegazi y aprender de su propia gente, siempre es lo más apto." Dijo Alice como si fuera obvio y captando cierto remordimiento del par, añadió. "Y no necesitan preocuparse. Pueden volver cuando quieran."
No estaba en ella, tratar de consolarlo, pero al final lo hizo, porque si fuera sincera los prefería cuando actuaban feroz y recibían palizas, que ahora que mostraban algo de arrepentimiento.
Tampoco podía responder la amistad que ellos buscaban o que ellos creían que tenían, aun así, comprendió que algunas cosas no debían decirse y era mejor permanecer en silencio.
Pese a que era una persona que no se relacionaba como otros esperaban, tenía el suficiente tacto como para no decirle que estaban perdiendo una gran oportunidad al no irse de inmediato.
La Academia Cernunnos era el mejor lugar para las bestias y el Barbegazi con el cual se relacionaron, era una bestia de rango SSS, que podría enseñarle mucho.
"Lo entiendo. ¡Nos esforzaremos!" Dijo Rupert con una sonrisa feroz, logrando que César a su lado asintiera con seriedad.
Alice le dio una mirada y se tragó el hecho de que estaba pensando que eran niños, en vez de adolescentes.
"Solo busquen nuevos compañeros y conozcan más el mundo, les ayudará." Comentó Alice y viendo que ellos se dirigían a la sala, dudó. "¿Se han despedido de Aurora?"
Estaba tratando de cambiar el tema, buscando obviar el hecho de que ella, recomendó que hiciera nuevos compañeros.
Pero lo primero que pensó, era que estos 'niños' necesitaban un mayor sentido común, que solo la vida en la sociedad humana, le brindaría.
La respuesta de Rupert, sintiendo que ella los motivaba a mejorar, fue la que la guio a pensar en ello.
"Sí. Ya no hemos despedido de ella y también de Liam, aunque nos llevara al portal." Respondió César, asintiendo a su pregunta de forma obediente.
Alice simplemente dio un asentimiento y les dio paso para que salieran de sus habitaciones y se dirigieran a la salida.
En el exterior Liam estaba esperando, con un artefacto para llevarlo al portal de la iglesia.
No podían viajar en un avión a causa de que no eran aptos para ellos y eso significaba que los portales eran su mejor opción, para moverse.
Y como aquí todavía no se habían instalado Portales Cosmos de viaje público, era mejor utilizar los de la iglesia que los llevaría a su destino.
Viéndolos desaparecer junto a Liam, que le hizo el favor de llevarlos, Alice estuvo por volver a entrar al edificio, cuando se dio cuenta de que el espacio estaba algo extraño cerca.
La oscuridad se extendió bajo sus pies, moviéndose a ese lugar y dejando salir decenas de lanzas que apuntaron en esa dirección.
"Lo siento, no te asustes, hija." Dijo Agatha al mostrarse desde el espacio vacío y con una sonrisa, explicó. "Te vi despidiendo a tus amigos y no pude evitar ocultarme para ver."
Esa mujer estaba dando una sonrisa y por su rostro, estuvo claro que rejuveneció aún más, pareciendo aún más guapa que antes.
La energía no solo revitalizaba su cuerpo, sino que en este punto lo transformaba, volviéndola aún más guapa y llena de energía, quitando las pequeñas imperfecciones, pero su figura con curvas más evidente, era lo extraño.
Su madre era una mujer que atraía la mirada de cualquier hombre o mujer y si bien su figura no era 'modesta' y se acercaba a lo 'dotado', no era voluptuoso como ahora.
"Oh, lo siento… Estaba probando un poco." Murmuró Agatha realizando un hechizo que cambio su cuerpo a su figura real y como si no hubiera sucedido nada, añadió. "Cuando tengas una pareja, le encontraras utilidad a esta clase de magia."
¿Pareja? Alice claramente captó el significado que su madre le estaba dando, pero su mirada se mantuvo tranquila sin cambios.
Logrando que su madre se riera y acercándose caminando por la oscuridad del suelo, la abrazo de repente, riéndose mientras le daba palmaditas en la espalda, tratándola como una niña.
Y Alice solo se dejó de abrazar.
"Que poco entusiasmo, hija. ¿Desanimada porque tus amigos se van y no tendrás nadie con quien jugar?" Preguntó Agatha al separarse y tomando sus mejillas, con un ligero apretón cariñoso y bromista, comentó. "Tu padre ha ido a comprar algo comestible de regalo para ti y traer a tu hermana, así que no estarás tan sola."
"No soy una niña, madre." Murmuró Alice al sentir que su madre la trataba como cuando era una niña.
Sus palabras salieron de forma involuntaria y Agatha se rio de forma cariñosa, mientras acariciaba su cabello, si ocultar su sonrisa alegre.
"Lo sé, pero eres mi hija." Respondió esa mujer y dándole palmaditas mientras entraba, comentó. "Ven, enséñame tu cocina y te haré algo delicioso."
Alice solo obedeció algo animada por su propuesta.
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Aurora siguió a James por medio de los pasillos a la oficina principal.
Hace un momento la reunión principal acabo de terminar y en ese lugar se trataron algunos temas importantes y alarmantes.
El más importante era la presentación del General McLean que sería dado en año nuevo y se oficializaría el hecho de que ese individuo de rango SS, era parte de Zerzura.
Un punto importante que cambiaría tanto la imagen que tenía la ciudad en el mundo y también con los señores de la guerra vecinos, causando seguramente un gran revuelo.
Es más, el asunto alarmante, se trataba de que el General McLean ha estado cooperando bastante con Zerzura y eso estaba causando cierta cautela por parte de los Grandes Señores de la Guerra al oeste, como Raiden.
Lo que llevaba a que empezaran las cooperaciones entre ellos, buscando prepararse para que no le sucediera algo como la Gran Señora de las Bestias.
Podían temer al Gigante de Acero y la Luz de Plata, pero a veces los intereses importaban y demasiado.
"¿De qué desea hablar?" Preguntó Aurora sin aguantar su curiosidad al entrar a la oficina de James.
Una oficina en el último piso de la sede de la Empresa Apicius, la vista que daba a la ciudad era bastante impresionante y la decoración, era muy agradable.
Pese a que la reunión trató tales temas, Aurora no sabía por qué James la había invitado a hablar en privado.
"No es nada importante. Al menos no como los temas que tratamos en la reunión." Respondió James y luego de invitarla a que se sentara, explicó. "Se trata de la Academia de Zerzura."
Si al escuchar que no era importante su expresión se relajó un poco, tras escuchar que se trataba de la 'Academia', su expresión cambio de forma sutil.
Había escuchado algo de Liam sobre este proyecto que trataba de llevar a cabo James y la importancia que le daba.
"En este mundo en donde aquellos con fuerza son tratados de forma muy diferente. Es necesario desarrollarla. Una Academia es en donde los jóvenes podrán desarrollar sus habilidades." Dijo James y sin ocultar cierta seriedad, detalló. "Entre mejor sea la academia, mejor será para el futuro de Zerzura. Si la ciudad planea existir a largo plazo, es necesario nutrir los talentos de nuestros jóvenes."
En este mundo existían las habilidades innatas, talentos y los 'poderes' de diferentes fuentes.
Ya fuera energía mágica, psiónica o los talentos de toda clase, cada uno de ellos tenían una forma de desarrollarse y aparecían con mayor frecuencia en la 'nueva generación'.
Si bien era cierto, que muchos adultos despertaron, la generación más joven, al nacer durante un mundo lleno con estas energías, era más prometedor a la hora de 'despertar' y convertirse en un usuario de habilidades.
Las naciones impulsaban sus propias academias, buscando nutrir a los jóvenes para que cuando crecieran se convirtieran en pilares para la nación.
No necesariamente debían obligarse a jurar lealtad o a entrar al ejército, solo se necesitaba que estuviera en la ciudad.
Unirse a un gremio, volverse un mercenario, convertirse en un héroe o cualquier profesión que tomara en la ciudad, resultaría útil, cuando se miraba el panorama general.
Aurora comprendía ese punto a pesar de que ella estaba asistiendo a una escuela centrada en un aprendizaje fuera de sus habilidades.
Aun así…
"No creo que me necesite para esto." Murmuró Aurora y viendo que James solo sonreía, añadió. "Aunque no sé de qué se trata, dudó que pueda hacerle de ayuda en ese tema."
Se adelantó a ese hombre, causando que James se riera por su rechazo anticipado, pero luego fue honesta.
Apoyaba a la Academia y entendía que iba a ser muy diferente a las escuelas holográficas que se estaban abriendo o a una universidad, por tal razón lo incentivaría, pero a la vez no deseaba involucrarse en esos temas.
"Lo veo diferente. Los recursos que estaremos utilizando para la academia, son más de lo que puedes imaginar y los mayores están centrados en mejorar las relaciones con otras academias con mayor experiencia." Comentó James y sin ocultar su sonrisa, explicó. "Ya debes haber escuchado de los estudiantes de intercambio. Ellos vendrán aquí y se quedarán para entrenar o realizar misiones junto a algunos tutores en 'prácticas'. Esos estudiantes serán uno o dos años mayores a ti y los mejores serán de rangos A. Muy diferente a tus capacidades."
Esta vez Aurora prestó un poco más de atención.
No se centraba en los recursos que se gastaban ya sea en la ciudad o cualquier proyecto y había dejado de pensar en ese tema, al igual que trataba de no meterse a su cuenta bancaria de la empresa, no queriendo ver los números en el interior.
No obstante, pudo captar la connotación al especificar la fuerza de los estudiantes y a la vez, señalarla a ella.
"Quiero que te enfrentes a ellos y lo derrotes." Expreso James sin contenerse y antes de que ella pudiera hablar, añadió. "Alice podría ser de ayuda, pero ella no solo aplastaría su autoestima, sino que posiblemente sus cuerpos."
Aurora recordó cuando le informaron lo sucedido con Edward y los informes de los enfrentamientos con César o Rupert.
Su hermana podía limitarse y parecer que jugaba con sus oponentes, o podía intentar aplastarlos siendo extremadamente cruel.
Detrás de esa crueldad mostraba enseñanzas, ya que los verdaderos combates a muerte, eran crueles y desesperados, pero no todos lo podían soportar y no todos veían una enseñanza en ellos.
La línea de crear un trauma o de enseñarle era demasiado delgada cuando se trataba de su hermana.
"Tú eres diferente. Fuerza, experiencia y mortalidad junto a control para mostrarle que eres fuerte." Dijo James y con una sonrisa entretenida, detalló. "Necesitamos que ellos vean que hay alguien más fuerte que ellos a una edad más joven. Para los estudiantes de las grandes academias, ese sería un buen golpe para su orgullo."
Lo que ese hombre estaba buscando era una muestra de poder, que no los aplastara, sino que los incentivara a mejorar, llevando a que apreciaran la enseñanza en el tiempo que residirían en la ciudad y a la vez que los empujara a mejorar.
Un adulto podría derrotarlo, pero el efecto solo sería más fuerte, cuando la persona fuera alguien más joven que no solo era más fuerte, sino que tenía una mayor experiencia.
"Solo piénsalo. Todo comenzará a principios de enero." Añadió James, señalando por el ventanal de la oficina al pasillo, en donde estaba su padre.
La oficina estaba en un modo con ventana unilateral lo que permitía que los del interior vieran a los del exterior y ahora su padre estaba en el pasillo, esperando.
Ese gran hombre sintió su mirada a pesar de que seguramente él no la podía ver y le devolvió una sonrisa, que le decía que continuara.
Aurora al ver que James no tenía nada más que decir, se levantó de su asiento y se despidió, para salir y encontrarse con su padre.
Como tenía tiempo para pensarlo, se contuvo y solo saludo a su padre, que la esperaba.
Ahora deseaba pasar tiempo con su familia.