Al sentir el aura extremadamente aterradora y sofocante por parte de él, Davi decidió tratar de convencerlo.
—Ah, esto... es porque me quité los tacones cuando esos hombres me estaban persiguiendo... no son una muy buena opción para aterrizar o correr... —Se mordió el labio y no pudo continuar hablando. Porque el aire que rodeaba a Sei se volvió incluso más frío. Se supone que debía de convencerlo, pero parecía que el efecto no era para nada bueno, y sabiendo que no tenía sentido mentirle, no pudo pensar en qué más decirle.
Después de un momento de silencio, el enmascarado levantó la cabeza y su mirada se fijó directamente en la mano de ella. Aún arrodillado, le tomó la muñeca y levantó su puño, que también estaba sangrando un poco.
Al ver la sangre en sus nudillos, continuó— Ah... esto es porque golpeé a esos idiotas. —Lucía orgullosa de haberse deshecho de aquellos dos mediante su característica patada en la mandíbula magnífica y precisa, luego de darle un par de golpes antes, por supuesto.
Pero el silencio de Sei le hizo sentir que la atmósfera negativa por su parte no parecía disminuir ni un poco.
En ese momento, sus ojos estaban centrados en su cabello negro azabache mientras se exprimía los sesos pensando en qué decirle. Mirando su cabello, inesperadamente recordó algo y una nota destacada apareció en su mente.
"Paso 11: Refleja sus gestos"
De acuerdo a su gran consejera romántica, el propósito de recrear un gesto de tu hombre es para crear un vínculo más cercano con él. Este era uno de los pocos trucos psicológicos de verdad. Debido a la situación actual, el propósito de Davi de usar este paso era hacerlo sentir mejor. Siempre que él le daba palmaditas en la cabeza hacía que ella se sintiera más querida, por lo que quiso hacer lo mismo por él. Quería de vuelta su conducta calmada de siempre. Además, si funcionaba, podría resultar un caso de dos por el precio de uno.
En ese mismo momento, Davi se puso instantáneamente en modo misión.
En un segundo, levantó la otra mano y la apoyó con gentileza en la cabeza de él.
Al momento en que su mano tocó el cabello de Sei, él se quedó quieto como una piedra, como si la mano de ella se pareciera al toque de oro del rey Midas o a los ojos de Medusa.
Davi, por otro lado, tenía una sonrisa tan amplia, porque estaba llena de felicidad de que finalmente pudo acariciar su cabeza. La verdad era que Davi realmente disfrutaba cada vez que Sei le acariciaba el cabello y ella siempre quiso hacer lo mismo. Le encantaba la calidez de su mano tibia.
Pero en ese momento, no supo por qué tuvo esa sensación, cuando lo estaba haciendo ella, era diferente. Sintió inesperadamente un efecto eléctrico, como si él fuera una oscura bestia aterradora que tenía un pelaje negro realmente suave y sedoso que no pudo evitar amar. El supuesto escenario romántico se convirtió en una tierna escena de caricias, pero ella no pudo detenerse.
Mientras tanto, Sei seguía congelado. Parecía que su cerebro una vez más había dejado de funcionar, esta vez por un rato bastante largo. Ni siquiera supo cómo reaccionar y lo peor era que los ojos de la chica brillaban como si finalmente hubiera encontrado la mascota mullida de sus sueños.
Sei estaba confundido, pero la chica no dejaba de pasar los dedos por su cabello, como si a sus ojos se hubieran convertido en un perrito y muy peludo. Su rostro estupefacto se oscureció un poco porque ni siquiera podía enojarse con ella después de todo. A pesar de que quería detenerla, al ver su rostro, como si estuviera volando más allá del séptimo cielo, decidió esperar un poco. Quería verla contenta un rato más.
Al mismo tiempo, Sei estaba desconcertado, su mano se sentía demasiado agradable, como si blancas manitos aparecieran dentro del oscuro vacío en su interior, tocando cada rincón, intentando abrazar la abrumadora oscuridad a la que nadie antes había intentado acercarse. Como si fueran las manos de un ángel, dejando pequeñas chispas de luz por donde pasaban.