Palabras No Dichas (Parte 1)

Les llevó unos minutos llegar al géiser de maná más cercano y unos segundos para que apareciera la torre.

Solus no tomó riesgos y se teletransportó directamente al Desierto donde Salaark trabajó su Magia del Renacimiento en Lith mientras maldecía como un marinero.

Tenía muchas cosas que decir y habría regañado a todos con dureza, pero desde tan cerca pudo sentir el dolor de Lith a través de la Impronta de Sangre que compartían. Salaark necesitaba pura fuerza de voluntad para no estallar en lágrimas por el vínculo empático.

Una vez que terminó con él, la Guardiana también se ocupó de Friya y Solus. La matriz legendaria los había fortalecido pero también había llevado sus núcleos y cuerpos al límite.

Todos necesitaban descansar y comer para recuperarse.

Por desgracia, no había tiempo.

—¿Qué tan mal está? —Preguntó Lith mientras su vínculo con la torre le permitía absorber la energía del géiser de maná y recuperar su fuerza.