Biwako Sarutobi, joven de quince años. Pertenece a una de las ramas principales de la familia Sarutobi y será la esposa de Hiruzen Sarutobi, futuro patriarca del clan. Su habilidad actual es de nivel chunin, pero necesita rendir cierto examen antes de ser designada a tal categoría.
En estos momentos Biwako estaba sentada en seiza al lado de una anciana de actitud orgullosa. Su mirada era altiva y su mentón elevado en un gesto arrogante. Cuando le pidieron a Biwako que la cuidara, le dijeron que a la anciana le quedaban pocos días de vida. Sin embargo, a pesar de las apariencias, ella la ve llena de energía.
Al otro lado de la anciana estaba sentada una hermosa mujer de cabello oscuro. A pesar de que tenía más de treinta años, su rostro parecía ser hecho de porcelana. Su actitud en calma y sus finos rasgos la hacían ver como una princesa. Un rasgo distintivo era que tenía los ojos cerrados por que era ciega de nacimiento.
Las tres mujeres estaban sentadas en el pasillo con vistas al patio trasero. Ellas disfrutaban de la tarde de los últimos días de la primavera.
Al mismo tiempo, un par de metros más allá estaba un niño de cabello blanco estaba recostado sobre el pasillo, boca abajo y escribiendo algo en un cuaderno. Su mirada era seria, pero por el continuo pataleo, Biwako podía decir que se estaba divirtiendo. A Biwako le gustaba esta tranquilidad, pero de manera disimulada trato de ojear al dulce niño. Tenía el cabello blanco y unos ojos azules tan inocentes que le daban ganas de abrazarlo. Sin embargo, según Hiruzen y Tobirama era más peligroso de lo que parecía. Biwako escucho algunas cosas el otro día. Parece que el niño tuvo una lucha amistosa con un jounin del clan Hyuga y salió victorioso. No lo quiso creer. El niño era tan obediente con su abuela que siempre respondía "sí obaa-sama" o cuando la mujer ciega llamada Naoko, le decía algo, siempre respondía "Sí, okaa-sama". Era un niño tan dulce y obediente que Biwako se negaba a creer que fuera tan feroz.
En estos momentos el niño llamado Kain escribía algo en su cuaderno y Biwako alzo la vista para poder captar lo que decía, pero una tos le dio un susto de muerte.
-Biwako-chan- dijo la anciana con voz estricta -no debe mirar lo que le pueda dar problemas. Sé que te da curiosidad ver lo que escribe Kain, pero eso es algo que le puede ocasionar problemas a tu clan si se lo cuentas-
-Señora, yo no…- respondió Biwako
-Biwako-chan, yo conozco muy bien a mi Kain y también sé quién te envía. Me eres de ayuda y por eso te dejo estar aquí, pero no abuses de mi buena voluntad-
-¿Cómo?- pregunto Biwako agachando la cabeza
-Ese tipo Tobirama es un paranoico, mi nieto jamás ha hecho algo contra la aldea, pero él espera que pase algo. Todo porque el niño es hijo de Madara-sama. Biwako-chan, el mundo está cambiando ¿Crees que está bien desconfiar de alguien por su procedencia?-
Biwako quedo en silencio y pensando en las palabras.
Media hora después llegaron personas del clan Hyuga. Para ser más precisos, Aoi, Kazuhiko y Kaoru. Biwako saludo a la gente y ellos le respondieron de la misma manera. Los condujo a la habitación de los Uchiha y se reunieron todos. El niño Kain sonrió e hizo una reverencia para la niña y ella lo abrazo de manera efusiva. Por otro lado, el muchacho llamado Kazuhiko hizo una pequeña reverencia, como lo harían los adultos, pero Kain le dio un leve puñetazo en el hombro y el otro niño sonrió, para después también devolverle el golpe. Biwako pensó que eran niños normales, lindos e inocentes. Le costaba creer las palabras de Tobirama cuando le dio esta misión. Era imposible que este niño fuera un demonio.
-Toma, Kazu- dijo Kain sacando un pergamino. Lo extendió en el suelo y puso su mano sobre un sello para que este le entregara un cuaderno -lo prometido-
-¿Como lo hiciste?- pregunto Kazuhiko agachándose a su lado.
-Fue un tanto difícil- respondió Kain y le tendió el cuaderno -tuve que perder mucho tiempo estudiando su forma de luchar. Además de dejar que me diera una buena golpiza dentro de un genjutsu. Así que se agradecido-
-Sí, sí, lo seré ¿Qué te gustaría a cambio?- le pregunto Kazuhiko tomando el libro en sus manos y ojeando las paginas
-¿Algunos libros de medicina de tu clan? ¿Qué piensas? ¿Es posible?-
-Hablaré con el abuelo-
-Ok-
-Kain-sama- dijo Kaoru sujetada su brazo derecho -¿Qué es eso?-
-Son algunas cosas que aprendí de mi lucha con ese tipo el otro día-
-¡Eso es injusto, Kain-sama!-
Kain sonrió y recordó que al final de cuentas, ambos hermanos lucharían por el título de patriarca/matriarca del clan. El que pierda, será sellado y mandado a la rama secundaria. Kain soltó un suspiro y coloco su mano sobre otro sello del pergamino para sacar otro libro. Se lo tendió a Kaoru y ella en vez de tomarlo, decidió abrazar a Kain.
-Yo lo sabía, Kain-sama es el mejor-
-Kaoru- dijo Kazuhiko afligido -yo soy tu hermano mayor, yo soy el mejor-
-Onii-sama también es el mejor- dijo Kaoru y después se fue a abrazarlo
Biwako los vio desde la distancia y sonrió. Ya que a pesar de que eran niños de diferentes clanes, podían sonreír y reírse como buenos amigos. Tomo una profunda respiración y miró a Naori. Esta última miraba a Naoko y Aoi conversar como buenas amigas.
-Tiene razón, Naori-sama- dijo Biwako con voz suave y aliviada. Naori la miró a los ojos con esa indiscutible expresión de orgullo y Biwako continuo -es un tanto lamentable sospechar de alguien solo porque nació en otro clan-
-Biwako y Hiruzen están hechos el uno para el otro- dijo Naori
Biwako agacho la mirada y se ruborizo -¿Cómo lo sabe?- preguntó
Naori por fin sonrió y le dijo -hace un tiempo me quedé sola por un par de horas y tuve un inconveniente con mi té. Ese muchacho a pesar de que lo mandaron a mantener una vigilancia salió de su escondite y me ayudo. Se preocupo por mis necesidades y fue muy galante. Biwako tiene suerte de que yo este vieja, si no se lo hubiera quitado-
-¡¿Señora?!- respondió Biwako escandalizada por el comentario. Sin embargo, la risa de Naori la tranquilizo. Al final, solo era una anciana haciéndole un cumplido y una broma a una joven.
Naori le dio unas palmaditas en la mano y le dijo -pero fuera de tonterías, sí pienso que Biwako-chan y Hiruzen son el uno para el otro. Ambos tienen un gran corazón-
-Gracias- dijo Biwako agachando la cabeza al mismo tiempo que hacia una tenue sonrisa.
Naori asintió y siguió mirando a su nieto como conversaba con sus amigos y su hija con su amiga. Era un pequeño momento feliz. Tomo una profunda respiración y pensó que era momento de tomarse las cosas un poco más enserio.
Cuando todos se fueron y había caído la noche, solo era Naoko, Naori y Kain en la habitación. La anciana estaba acostada en su futon mientras Kain peinaba el largo cabello de su madre. Esta última estaba sentada sobre el taburete, por delante del tocador con espejo ovalado. La anciana los miraba desde la distancia, captando solo las siluetas por la escasa luz que producían las velas.
-Kain- dijo Naori
-Sí, obaa-sama- dijo Kain mientras le pasaba el peine por el largo cabello oscuro a su madre.
-Mañana ve al distrito Uchiha y habla con el patriarca. Dile que necesito una aprendiz calificada-
Kain se detuvo y dejo caer el peine. Entonces se volteo para mirar a su abuela y le dijo un tanto confundido -pero me dejaste tu legado. Yo soy tu heredero-
-¡Mocoso idiota! ¿Qué te dije del mangekyo la otra vez?-
Kain recito de memoria -<Cuando alguien despierta el mangekyo, debe remplazar sus ojos por unos nuevos. Estos deben pertenecer a una misma línea de sangre para que tengan compatibilidad. Además, de que también se puede heredar el poder ocular de otro usuario>-
-¡Te falta!- lo regaño Naori -además de todas esas cosas, debe haber una compatibilidad de estructura ósea, peso y género. No me preguntes porque, pero siempre que alguien ha tratado de heredar a la fuerza o robar los ojos de otro usuario, siempre hay un problema con la concavidad del ojo y el tipo de sangre. El hecho es que al final, el ojo se pudre o se daña-
-¿Por eso la abuela quiere una aprendiz? ¿No será algo peligroso? Eso viejos serían capaces de matar y dejar a sus hijas para que ellas hereden tu mangekyo-
-Idiota ¿Con quién crees que hablas? Agradece que estoy cansada o me levantaría para darte algunos azotes-
Kain hizo una sonrisa incomoda y le dijo -la abuelita tiene que estar tranquila, le puede hacer mal enojarse. No se preocupe, mañana iré a primera hora y hablaré con el patriarca-
-Mas te vale- dijo Naori en tono amenazante -no te puedo dar un par de azotes, pero siempre puedo hablar con Mito ¡Recuérdalo!-
Kain negó con la cabeza en un gesto de cansancio y siguió peinando a su madre.
Al otro día, Kain salió como a eso de las nueve de la mañana y se dio una larga vuelta por el distrito Ino-Shika-Cho. Comió algunos dangos acompañados de té verde. Paso a la tienda del viejo Yamanaka para consultar por su encargo de cuatro kilos de metal de chakra y le dijeron que aún faltaba medio mes para que llegara. Después camino hasta la avenida principal, frente al municipio de Konoha y quedo mirando el edificio durante un largo rato. Después camino hacia la derecha, atravesando el distrito Sarutobi y llegando al distrito Uchiha. Por alguna razón, se detuvo al principio de una larga calle que lo conducía a la mansión del patriarca. Miró las casas de los alrededores, los niños jugando y algunos viejos conversando. Por alguna razón, sintió nostalgia y camino mirando el desarrollo del distrito.
Al mismo tiempo, la gente que lo veía avanzar por la calle se preocupó. Después de todo, Kain solo vino una vez y fue para avisarles que su abuela los iba a regañar. Así que los más viejos se preocuparon y como la vez anterior, se acercaron y se postraron delante de Kain, impidiéndole el avance.
-Disculpen- dijo Kain con una sonrisa incomoda -no puedo avanzar si se colocan en mi camino-
-Lo sentimos, Kain-sama- dijo un anciano -pero queríamos consultarle qué lo trajo por estos lugares-
-Nada importante- respondió Kain -la abuela solo me pidió que le pasara un mensaje al patriarca. Créanme, no es nada para sentirse alarmado-
Los viejos soltaron un suspiro de alivio y se pusieron de pie -permítanos que lo escoltemos hasta la casa del patriarca- dijo uno de los ancianos. Kain solo asintió y siguió avanzando por la calle. De vez en cuando le hacía preguntas a los viejos y estos le respondían de buena manera.
-¿Así que ustedes ya tienen luz eléctrica?- pregunto Kain
-Sí- respondió un anciano en tono respetuoso -el joven patriarca tomo la decisión mucho antes de que si quiera se planteara en la asamblea de clanes. Así que la gran mayoría de las casas ya cuentan con el cableado-
-¿La gran mayoría?-
El anciano se rasco la cabeza y dijo -bueno, habrá algunos que nos cuesta a adaptarnos a las cosas modernas-. Otros ancianos se largaron a reír algo avergonzados por aferrarse a las viejas costumbres. La luz eléctrica era una cosa muy conveniente, pero era difícil cambiar los gustos a esta edad.
Kain negó con una pequeña sonrisa en los labios y siguieron caminando hasta llegar frente a la gran mansión del patriarca. Al igual que los otros líderes de clanes, la mansión era de cuatro pisos, similar a la forma de una pagoda. Los ancianos se despidieron de Kain y este camino hasta la entrada de la mansión. Llamo un par de veces y salió Haruko, la sirvienta de la mansión. Al ver a Kain, ella avanzo a paso rápido y una vez que llego frente a él, se postro igual que los ancianos.
-Es bueno verlo en buena salud, Kain-sama- dijo Haruko
Kain hizo una sonrisa incomoda y respondió -lo mismo digo, Haruko. Podrías ponerte en pie. Es difícil hablar con alguien en esta posición-
Haruko se puso en pie, con la espalda recta y las manos sobre su regazo. Vestía un largo delantal blanco y un kimono café oscuro por debajo.
-¿En qué lo puedo ayudar, Kain-sama?- pregunto Haruko
-Vengo en busca del patriarca, le puedes decir que necesito conversar con él-
-¿Paso algo?- le pregunto Haruko un tanto asustada
-No, nada tan serio para que te asustes. Lo que pasa es que la abuela tiene una solicitud-
-Entiendo- respondió Haruko -permítame que lo lleve a una habitación para que pueda esperar cómodamente al patriarca-