Al otro día, Kain estaba sentado sobre el techo de su casa. Eran las siete de la tarde y Kaoru lo acompañaba a su lado. En ese momento miraban a la distancia, como si fueran dos gatitos acurrucados uno al lado del otro. Kaoru se abrazaba del brazo izquierdo de Kain, con su mejilla apoya en el hombro. Al mismo tiempo, Kain reposaba su mejilla sobre la cabeza de Kaoru. Eran los dos y solo los dos en estos momentos. Kaoru vino a contarle a Kain como se había graduado de la Academia Ninja antes que todos sus compañeros. Después de la ceremonia de graduación un profesor la llevo a una sala de clases, en donde se encontró con Sakumo y Akane. Ellos se sorprendieron, la saludaron en cuanto la vieron y le preguntaron porque estaba en la misma sala que ellos.
-Así que Kaoru-chan va a hacer equipo con ese tonto de Sakumo y Akane- dijo Kain con voz calmada
Kaoru asintió sin apartar la mejilla del hombro de Kain, con la mirada perdida en el horizonte -sí, voy a ser equipo con Sakumo-senpai y Akane-senpai- dijo
-Ten cuidado, Kaoru. Aunque seas muy fuerte, el mundo es más peligroso de lo que crees-
Kaoru soltó una tierna risita y dijo -Kain-sama y Nii-sama dicen lo mismo. No tiene nada de qué preocuparse Kain-sama-
-¿Por qué?-
Kaoru le explico el terrible daño mental que recibieron Sakumo y Akane. Su primera y tan esperada misión shinobi fue buscar a un gato. Después de eso, siguieron haciendo recados por toda la villa, corriendo de aquí para allá haciendo tareas sin importancia. El más enojado fue Sakumo, quien se quejó con su madre cuando lo fue a buscar a la Academia. Mari sonrió al escucharlo, pero igual lo regaño. Para ella que creció bajo el antiguo sistema shinobi, era un gran alivió saber la forma en la que crecería su hijo.
-Así que básicamente- dijo Kain -seguirán haciendo recados hasta que demuestren que están capacitados para hacer algo más difícil-
Kaoru levantó su rostro, miró a Kain a los ojos y sonrió -sí- dijo. Después coloco su mejilla sobre el hombro de Kain y siguió mirando al horizonte.
-De seguro fue idea de ese tipo- dijo Kain -es bastante amable para ser alguien tan frio-
-¿A quién se refiere Kain-sama?-
-Tobirama-
Kaoru frunció el ceño y levanto su pequeño rostro para mirar a Kain con un claro disgusto -es hokage-sama, Kain-sama- dijo -llamar a un adulto por su nombre, y más encima olvidarse de su estatus es una grave falta de respeto-
Kain miró ese tierno rostro con una clara expresión de enfado y se quedó contemplándolo. Sus ojos pálidos característicos del su clan. Su cabello oscuro enmarcando su bello rostro de piel clara y mejillas sonrosadas. Incluso si quería parecer enfadada, Kain solo pudo sonreír y asentir.
-Lo siento, Kaoru-chan- dijo Kain -lo recordare la próxima vez-
Kaoru asintió satisfecha y sonrió, para después volver a depositar su mejilla en el hombro de Kain. Se quedaron sentados durante un largo rato, mirando el horizonte hasta que como a las ocho de la tarde llegaron sus amigos.
-¿Se ve algo en el horizonte?- pregunto Akane, sentándose al lado de Kaoru. Después Sakumo subió al techo, quien cargaba con dos bolsas de dangos. Se sentó al lado de Akane y le paso una bolsa, la cual Akane compartió con Kaoru. Esta última se apartó un poco de Kain y saco algunas brochetas de dangos de la bolsa.
-Gracias, senpai- dijo Kaoru, y después le convido un par de brochetas a Kain.
Después se subió al techo Kazuhiko, quien se sentó al lado de Kain y de paso le dio un puñetazo en el hombro por estar tan apegado a su hermana.
Kain se acarició el hombro y le pregunto de malhumor -¿Para qué viniste, sis-con?-
-Cállate- dijo Kazuhiko con el ceño fruncido y le quito una brocheta de dango.
-¡Oye!- protesto Kain -eso era mío-
Kazuhiko hizo una sonrisa burlesca -tú lo dijiste- dijo -era, tiempo pasado-
Kain frunció el ceño y Kazuhiko lo miró a los ojos, con un claro enfado. Ambos se quedaron mirando durante un largo rato hasta que los regañaron.
-Nii-sama y Kain-sama, los amigos no deben pelear- dijo Kaoru
Kain y Kazuhiko apartaron la mirada el uno del otro y bufaron indignados. Kain se concentró en comer la brocheta de dango que le quedaba y Kazuhiko hizo lo mismo de mala manera.
Todo el mal humor de Kazuhiko era ajeno a los sentimientos de Kaoru por Kain. En realidad, eran sus propios sentimientos por Naoko. Kazuhiko lleva enamorado de Naoko desde que la conoció. Con los años esos sentimientos crecieron hasta transformarse en un amor platónico. Sin embargo, esos tiernos sentimientos fueron destrozados el otro día. El padre de Akane, Itachi, vino a ver a Naoko y le trajo algunas flores. Como ambos son viudos, Naori solo asiente cuando los ve interactuar y nadie se queja. Bueno, salvo Kazuhiko que por alguna razón se desquita con Kain.
-Nii-sama- dijo Kaoru un tanto preocupada, le tendió una brocheta de dango y continuo -para ti-
-Gracias, Kaoru- dijo Kazuhiko, estiro su mano vacía y tomo la brocheta. Kaoru lo miró a los ojos y Kazuhiko agacho la mirada algo avergonzado. Después retrajo su brazo, quedando con una brocheta en cada mano y mirando al suelo, donde estaban las tejas color naranja del techo.
-Lo siento, Kain- dijo Kazuhiko
-Está bien- dijo Kain atiborrándose la boca con dangos -el primer amor es difícil. Así que te perdono-
-Kain-sama- dijo Kaoru con el ceño fruncido
Kain noto ese pequeño rostro malhumorado y dijo con una sonrisa incomoda -no lo digo por Kaoru-chan. Es solo, es solo que a veces el primer amor no es correspondido. O a veces esta oculto por la timidez de las dos partes-
-¡Ese no es mi caso!-
-Claro, claro, soy un tipo afortunado-
Kaoru entrecerró creyéndole la mitad de lo que dijo. Después tomo con su mano derecha otra brocheta de dango de la bolsa de Akane y con su mano izquierda se tomó del brazo de Kain. Kain soltó una risita incomoda y se rasco la cabeza. Echo su cabeza hacia atrás, para mirar por detrás de la espalda de Akane a Sakumo. Quería pedirle otra brocheta de dango, pero noto que Sakumo junto a Akane tenían la cabeza agachada, como si estuvieran pensando en algo serio.
Kain se quedó callado y miró a la distancia. Se veía gente arando tierra árida y a otros plantando semillas de arroz en grandes posas de agua turbia. Sin embargo, a la distancia, las paredes de Konoha habían sido removidas. Al menos, desde la puerta principal, bordeando todo el distrito civil hasta el distrito shinobi, todo había sido movido mil metros más allá. En pocas palabras, Konoha se había expandido mil metros a izquierda y derecha. Todo como resultado de los planes de Tobirama. Como los 12 Guardianes, shinobis criados por los nobles del país, fueron inútiles ante la amenaza del ministro de izquierda y los secuestradores. El señor feudal tomo la decisión de pasar todas las fuerzas shinobis a Konoha para que estas fueran entrenadas de la mejor manera posible. Además, desde ahora en adelante, los 12 Guardianes serían elegidos en Konoha. Así que toda esa expansión era para recibir a las familias de los 12 guardianes, las cuales sumaban unas mil personas. Bueno, con la designación del señor feudal, las familias de los 12 guardianes fueron abandonadas por cada señor feudal. Ahora tendrían que trabajar para ganar el sustento en lugar de depender de un presupuesto anual.
-o-
-Aquí viene- dijo Kain, notando como un largo sequito de personas se aproximaba a las puertas de Konoha. Estaba a varios cientos de metros, pero con el milagro del chakra muchas cosas eran posible. En estos momentos solo veía unos puntos negros en la distancia, pero si tuviera su mangekyo activo podría notar hasta las imperfecciones de la cara.
Sakumo se puso de pie para mirar, ocupo su mano derecha como visera y entrecerró los ojos para enfocar su vista. Akane también se puso de pie y activo su sharingan de dos tomoes.
-Así es- dijo Akane -no conozco a ninguno de los que vienen. Gracias a las puertas de la villa no puedo ver todo, pero puedo decir que es una larga fila. Viene con carretones tirados con bueyes y caballos. Niños, adultos, ancianos y jóvenes-
Kazuhiko y Kaoru activaron su byakugan y miraron a la distancia -sí, es verdad- dijeron al unísono. Ambos se miraron al mismo tiempo y sonrieron el uno al otro.
-Akane-san- dijo Kain -puedo utilizar mi genjutsu para ver contigo. Será como si compartieras tus ojos-
-No, de ningún modo- dijo Akane sonrojada, desactivo su sharingan y murmuro -quizá que cosas podrías ver en mi mente. Así que no-
Kain soltó un suspiro y sintió que alguien le tocaba el hombro. Era Kaoru, la cual lo miraba con el ceño fruncido -¿Por qué Kain-sama no me pregunta?- pregunto
-Ah, bueno- dijo Kain rascándose la mejilla -la otra vez lo intentamos con Kazu y ya sé más o menos como se ve a través de los ojos de un Hyuga. Pero créeme, Kaoru-chan, ver a través de los ojos de un Uchiha es cien veces mejor-
Kazuhiko y Kaoru se enojaron y le dieron un puñetazo en cada hombro.
-Ouch- protesto Kain y se acarició los brazos -¿Por qué me pegan? Es la verdad, un Uchiha puede ver a la distancia, no tanto como un Hyuga, pero puede ver en colores. Eso suma muchos puntos-
-¿Es verdad?- preguntaron Kazuhiko y Kaoru algo sorprendidos
-Es verdad, yo no les puedo mostrar, pero si convencen a Akane podría mostrarles-
Kaoru y Kazuhiko miraron a Akane con ojos llenos de esperanza. Sin embargo, Akane miró hacia el otro lado solo para encontrarse con la mirada de Sakumo que también brillaba llena de esperanza. Akane soltó un suspiro y se rindió. Después miró a Kain y le dijo -más vale que solo veas a través de mis ojos. Si llegan a ver algo más, te arrancaré los tuyos-
-Sí, bueno, ok- dijo Kain algo incomodo
Kain extendió su energía similar a un manto, abarcando al grupo y metiéndolos a todos dentro de un genjutsu. Sin embargo, lo único que sintieron todos fue como si pasara una tenue brisa rosándoles la piel. Después de eso, todo fue normal, sin ninguna diferencia de la realidad. Seguían estando en el techo, con el sol de la tarde sobre sus cabezas y a la distancia las casas de los civiles.
-Kain, mentiroso- dijo Kazuhiko decepcionado -veo todo normal. Eres un fraude-
-Cállate, tonto-hiko- respondió Kain de malhumor -Akane no tiene activado su sharingan. ¿Akane-san, puedes activar tus ojos?-
-Sí, dame un momento-
En cuanto Akane activo sus ojos tornando sus pupilas de un rojo carmesí, la visión del mundo de Sakumo, Kaoru y Kazuhiko cambió para siempre. Los colores se veían tan vividos como si estuvieran traslucidos detrás de un vidrio cristalino. Al mismo tiempo, la luz del sol parecía pequeños haces de luz cayendo en línea recta. Incluso podían ver las murallas a lo lejos, como estuvieran cerca. Sin embargo, ninguno pudo cambiar la dirección en la que estaban enfocados los ojos.
-Akane-san- dijo Kain -puedes mirar al portón de la villa para que veamos a los nuevos shinobis. Hazlo con cuidado para que ninguno se maree-
-Sí, voy a tratar de hacerlo poco a poco- dijo Akane. Entonces giro su cuello, pasando por encima de las casas de los civiles y siguiendo el camino de tierra de la avenida principal hasta llegar al portón.
-Kain- dijo Kazuhiko -deja el genjutsu por favor, ugh-. Se tapo la boca con una mano y con la otra se agarró la cabeza.
Kain cortó la energía de su genjutsu y dijo -ya, ahora está bien-
-Está bien, ugh- dijo Kazuhiko, aguantándose las náuseas y empezó a gatear para bajar del techo -ya vengo-
-Akane-san, ayúdame a bajar- dijo Kaoru al mismo tiempo que se tapaba la boca -necesito tu ayuda para ir al baño-
Akane soltó un suspiro y dijo -ok, vamos. Parece que no fue tan buena idea-. Después de eso, Akane y Kaoru se tomaron de la mano y bajaron del techo.
Kazuhiko también bajo de un salto y desde una esquina del patio trasero se escuchó a alguien vomitar.
Solo quedaron Sakumo y Kain. Este último miró a Sakumo y le pregunto -¿Estás bien?-
Sakumo frunció la nariz y dijo -más o menos, me duele el estómago, pero puedo manejarlo-
-Sí quieres ir a vomitar, puedes ir. Es un tanto difícil acostumbrarse a la visión dinámica del sharingan-
-Ya lo creo, pero estoy bien. Si me acuesto de espaldas se me pasará- y tal como dijo, se tumbó sobre las tejas del techo.
Al rato después volvieron todos y solo se sentaron, esperando que los nuevos shinobis pasaran por la avenida principal. La casa de Hashirama estaba a unos treinta metros de la calle, así que sería mucho más fácil mirar desde esa distancia.
-Aquí están- dijo Kain, una vez más.
-Sí, hubiera sido mejor que los esperáramos desde un principio- dijo Kazuhiko
-Lo mismo pienso, nii-sama- dijo Kaoru
Kain solo sonrió y miró al largo sequito de personas que avanzaron por la avenida principal. Soltó un suspiro al evaluar a los guerreros que pasaron por fuera de la puerta Torii. En su gran mayoría eran genin, incluso si estos tenían más de treinta años. Muy pocos eran chunin y casi ningún jounin. ¿Acaso no tenían talento? Se pregunto. Bueno, por lo menos contaban con el chakra.
-Oh, mira a esos- dijo Sakumo -me agradan-
Kain miró un poco más atrás en la larga fila y noto que un gran sequito de shinobis con cara de pocos amigos, iban seguidos por perros. Espero a que estos avanzaran un poco más, para que estuvieran al alcanzase de su percepción (que a todo esto había mejorado hasta los cincuenta metros) y pudiera evaluar su fuerza. Para su sorpresa, a pesar de que tenían una cara de delincuente, tenían una fuerza decente. Eran 37 chunin y diez jounin. Eso era bastante significativo en comparación con el resto de los shinobis que ya habían pasado.
-Me pregunto- dijo Sakumo con una gran sonrisa -si les pido un perrito ¿me lo regalaran?-
-Los perros tienen chakra- dijo Kain en tono serio -además de una conexión espiritual con sus amos. No lo hagas Sakumo, esos perritos bonitos no son normales. Puede que sea parte de su técnica familiar. No los vayas a fastidiar por hacer una pregunta irresponsable-
Kazuhiko y Kaoru activaron su byakugan al mismo tiempo y asintieron viendo un pequeño hilo de chakra uniendo a los perros con sus amos.
Después de que pasara un largo grupo de shinobis con perros, hubo un largo espacio vacío solo llenado por una muchacha rubia. Ella avanzaba con un niño de tres años en sus brazos. Separada por veinte metros del grupo de shinobis con perros que iba por delante y de otro grupo de shinobis que iba por detrás.
-Clan extinto- murmuro Kain
El resto de sus amigos lo escucharon y agacharon la mirada. Clan extinto, era una forma de referirse a un clan con sus últimos descendientes. Por ejemplo, en Konoha estaba el clan Senju, que se le consideraba extinto porque sus únicos representantes eran Hashirama y Tobirama. Se podía contar a Minoru, hijo de Hashirama, pero este último ni siquiera vivía en la villa. Lo mismo se podía decir de la pequeña Tsunade, nieta de Hashirama.
Por su parte, Kain quedo mirando a la muchacha rubia, vestida con un kimono rosa y una hakama fucsia, con dos katanas en el costado izquierdo de su cadera. El niño pequeño iba en sus brazos con una expresión de asombro. Kain examino a la muchacha y al niño. Ella tenía mucho chakra, tanto como un jounin, pero su aura era tenue como la de un genin. Eso quería decir que carecía del entrenamiento necesario mientras el niño era totalmente normal. Como estaban solos, Kain superpuso la imagen de su madre y él.
-Kain tiene cierta debilidad por las mujeres- dijo Akane al notar la mirada de Kain, profunda y preocupada por la muchacha. Tenía los ojos vidriosos.
Kaoru llevaba mucho tiempo mirando a Kain, y diferente de su desubicado hermano, ella sabía porque Kain miraba tanto a Aoi. Kain veía a su propia madre en las otras mujeres y se preocupaba por su futuro.
Sakumo al lado de Akane le dio unos golpecitos en el hombro y Akane entendió de inmediato su error. Por su parte, Kaoru se abrazó con más fuerza al brazo de Kain y Kazuhiko paso su brazo por encima de los hombros de Kain, para abrazarlo como a un hermano. Kain ni siquiera se dio cuenta, solo estaba absorto, pensando en que sería de él y de su madre una vez que muera su abuela. Su tío nunca los echaría a la calle, e incluso si él también muere, su sensei Mito, tampoco los echaría a la calle. Sin embargo ¿Qué sería de ellos si nunca hubieran tenido a su tío? ¿Acaso serían como esa muchacha? Que viaja sola y por su cuenta, sin ningún respaldo o apoyo.
Kain se pasó la manga por los ojos y se limpió las pocas lagrimas que le salieron. Después miró a Kazuhiko apegado a él, a su izquierda. Y a Kaoru, pegada a su derecha. Kain sonrió y le dio un leve cabezazo a Kazuhiko, el cual sonrió. Después inclino su cabeza al otro lado y poso su mejilla en la cabeza de Kaoru.
-Kain-sama tiene a Kaoru- dijo Kaoru con voz suave y tierna
-También me tienes, idiota- dijo Kazuhiko
-A mí también- dijo Akane estirando su mano y revolviendo el pelo a Kain.
-A mí también- dijo Sakumo, quien también estiro su mano y le revolvió el pelo.
Después de eso, siguieron mirando el largo desfile de shinobis que entro a la villa. Mil personas, de las cuales, la gran mayoría no tenía entrenamiento adecuado. Algunos tenían tanto chakra como un jounin, igual que la muchacha rubia, pero sus auras eran débiles.