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Sombras Divididas

El destino es confuso. A veces pasa sin ser percibido, otras puede volver del revés la vida de alguien. Un chico normal, con problemas normales, viviendo una vida normal, justo como cualquier humano común... con la diferencia que el destino tenía otros planes para él. Un día, después de un extraño evento, se topó con dos chicas aladas y su vida se volvió mucho menos... normal. Fue arrastrado fuera de su planeta, probando la existencia de otros mundos y de extraños poderes como la magia misma. Desgraciadamente, el camino de regreso a su casa fue cerrado tras de si, dejando como única opción para regresar a su casa vagar a través de diversos mundos desconocidos . Al mismo tiempo, descubrió que no era capaz de usar magia, pero en su lugar obtuvo un extraño poder que le permitía tomar la energía del propio mundo, junto a otro extraño poder acompañado por una misteriosa y tenebrosa existencia despertando dentro suyo, sin la menor idea de si se trataba de un amigo o enemigo.

Gascart · ファンタジー
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67 Chs

Pelea en blanco y negro (2)

La pelea se reanudó con más intensidad que antes. Ambos oponentes se decidieron a atacar con todo lo que tenían. Puesto que en cuerpo a cuerpo el chico parecía tener ventaja, Calitia decidió que le bombardearía con magia y salió volando hacia el cielo.

—¡Espero que estés preparado para esto!

Calitia empezó a generar flechas de luz una tras otra, creando una lluvia que cayó a toda velocidad encima del chico. Él no parecía poder volar, cosa que le proporcionaba una gran ventaja a Calitia.

La lluvia de luz tomó por sorpresa al chico, que empezó a correr a toda velocidad, intentando salir del rango de ataque. Bloqueaba algunas flechas con la espada y esquivaba otras, pero en tal situación no podía contraatacar, o eso es lo que Calitia creyó.

Entre corte y corte para bloquear las flechas, una especie de media luna salió disparada de la espada. Cada vez que el chico movía la espada una de esas cuchillas salía volando hacia Calitia, quien se vio obligada a detener su ataque para esquivar esas cosas que volaban hacia ella. No obstante, fueron bastante inútiles. Esos ataques eran demasiado lentos como para alcanzar a la katryde.

—Nunca me alcanzarás con eso —murmuró Calitia mientras se preparaba para lanzar otro ataque.

Sin embargo, el auténtico objetivo de esas cuchillas no parecía ser herirla, sino simplemente evitar que la lluvia de flechas continuara. Y habiendo conseguido detener tal ataque, el chico no perdió tiempo en saltar nuevamente a la ofensiva.

—¡Imposible!

Aunque no parecía ser capaz de volar, se las ingenió para acortar distancia utilizando lo que parecían ser explosiones de oscuridad en el mismo aire.

—¡Tú…!

En un momento Calitia lo tuvo justo encima, apuntándola con su mano abierta. Una esfera negra, parecida a lo que había usado para saltar hacia ella, se formó en su palma. Inmediatamente Calitia creó un escudo a su alrededor para encajar el golpe.

La esfera explotó y la mandó al suelo otra vez. No fue un golpe muy fuerte gracias al escudo, pero el impacto causado por la caída la dejó un poco aturdida.

«Volar no es buena idea. Si no llego a bloquear el golpe me habría hecho daño tanto su ataque como la caída. Y si hubiera caído de más arriba podría haber sido fatal... ¡Pero que no se crea que yo soy tan fácil!»

Para el chico, subir pareció fácil, pero bajar no tanto. Apenas aterrizó desequilibradamente a unos pocos metros de donde Calitia se encontraba.

—No creas que eso es suficiente para pararme. ¡Tendrías que tener más cuidado con lo que está por encima de ti!

Unas cuantas de esas flechas de luz que Calitia dejó atrás antes de ser golpeada cayeron directamente hacia el chico. Él miró hacia arriba con sorpresa e intentó evitarlas, pero no pudo escapar completamente del daño. Con un rápido salto al lado pudo evitar un golpe fatal, pero una de las flechas le dejó una herida profunda en su lado izquierdo.

—Tsk, que idiota eres. Si no llegas a decir nada, quizás me habrías dado de lleno. Ahora no creas que podrás repetir este ataque —se quejó dolorosamente el chico mientras cubría la herida con su mano izquierda.

«¡Ah! Pues eso es cierto...»

Pero a Calitia aún le quedaba su mejor arma. Si a fuerza bruta no le podría ganar, había algo con lo que seguro no podría competir, su velocidad. Con tal herida, sin duda ya no podría moverse bien, mucho menos seguirla a máxima velocidad.

—Como sea, veamos si puedes seguirme el ritmo.

Calitia dejó fluir tanto poder mágico como pudo a través de su cuerpo y este empezó a brillar con gran intensidad otra vez. Su cuerpo salió disparado como un misil hacia el chico, embistiendo con todas sus fuerzas. El ataque duró menos de un segundo y, tal como Calitia creyó, él no lo vio venir. El golpe le hizo salir disparado, dando vueltas por el suelo por muchos metros. Sin embargo, en un momento, se levantó una vez más usando la espada como punto de apoyo. Apretó otra vez los dientes con furia…

—Como tu quieras, idiota. Incluso si tu cuerpo termina hecho pedazos…

… pero de golpe, esa expresión de rabia se torció en una macabra sonrisa y el humo negro empezó a salir a toda velocidad de su cuerpo.

«Otra vez ese humo…»

Era obvio que cada vez que el humo empezaba a salir de ese modo el chico seguía ganando poder y Calitia no pensaba darle tiempo a conseguirlo. Seguidamente lo atravesaría directamente y le mataría sin dudarlo.

—¡No alarguemos más esto!

Calitia salió disparada incluso a mayor velocidad que antes con su espada por delante, apuntando directamente a su corazón. No obstante, cuando estaba a apenas un centímetro de alcanzarlo, su espada fue rechazada hacia un lado con la parte trasera de la empuñadura de la suya, como si el chico estuviera simplemente apartando a una simple mosca molesta.

«¡No hay forma de que mi espada sea bloqueada a esta velocidad! ¡Y menos de esta forma!», Calitia gritó en su mente.

¿Acaso vio su ataque? ¿El ataque más veloz que había lanzado hasta el momento? Calitia no se lo podía creer, pero no tenía tiempo de pensar al respecto. La hoja curvada ya estaba bajando a toda velocidad hacia ella y de la forma que había desviado su espada le era imposible bloquearla. Inmediatamente soltó su espada y se retiró a la misma velocidad con la que se lanzó encima del chico, justo a tiempo de que la espada negra alcanzara a cortar un mechón de su pelo a apenas dos centímetros de su cuello.

—Donde…

Y en ese simple instante en el que había retrocedido, el chico también había desaparecido de delante suyo.

—Los katryde os creéis que la luz es lo más rápido que existe, no es así? Pues recuerda esto a partir de ahora. No importa lo rápida que sea la luz, la oscuridad siempre llegará antes.

Su voz distorsionada llegó como un susurro desde detrás de Calitia.

«¿Cuándo se puso ahí?»

Calitia no tuvo tiempo de reaccionar. En el momento en el que se giró, un enorme dolor la asaltó desde el estómago. El chico le había dado una tremenda patada, una que había pasado incluso a través de su armadura con facilidad.

—De parte de Raidha.

Calitia se desplomó en el suelo, justo al lado de su espada, aguantándose el estómago. Le costaba un poco respirar, ¡pero eso no era suficiente para que se rindiera aún! Antes de que el chico pudiera atacarla otra vez, dejó salir un fuerte destello de luz. Esa luz no le haría daño, pero sin duda lo cegaría por completo.

—¡La próxima vez asegúrate de alejarme de mi arma!

El destello había conseguido su objetivo. El chico se tapó sus ojos con su mano izquierda, dándole a Calitia la oportunidad de atacar de nuevo. Inmediatamente recogió su espada del suelo y le lanzó una puñalada a su estómago, justo el mismo sitio donde él la había pateado.

Sin duda el chico tenía buena intuición. Saltó hacia atrás con todas sus fuerzas, pero no lo suficientemente rápido. La punta de la espada de Calitia consiguió clavarse varios centímetros dentro de su estómago, dejando una herida bastante profunda. La sangre empezó a emanar de ella y esta vez fue él el que terminó de rodillas en el suelo, agarrándose el estómago con una fuerte mueca de dolor.

Calitia volvió a levantar su espada y saltó encima suyo, pero una vez más, antes de que consiguiera alcanzarle, la espada fue repelida, esta vez por una onda oscura que repelió tanto a la espada como a ella. Por suerte no le hizo ningún daño.

Con la mano aún en la herida, poco a poco el chico se levantó. Calitia también recuperó su estabilidad de nuevo. Durante un momento, ambos quedaron mirándose fijamente el uno al otro en silencio, ambos esperando el movimiento del otro. Pero al final, el que atacó primero fue el chico.

Se lanzó encima de Calitia como un animal salvaje. Calitia bloqueó su espada y la movió hacia un lado. La fuerza del chico ya no era para tanto, sus heridas le estaban pasando factura. Con su guardia abierta, Calitia volvió a blandir su espada y esta vez consiguió alcanzar de lleno al chico, dejando otro profundo en el pecho. Aunque consiguió evitar una vez más otra herida mortal.

A pesar de recibir esa herida, al chico le dio tiempo a lanzar otra bola de oscuridad que golpeó a Calitia. El golpe fue fuerte, y aunque no tan fuerte como la patada anterior.

El chico cayó de rodillas mientras se aguantaba con su espada, respirando con dificultad. Aún así, Calitia decidió tomar algo de distancia.

—Menuda resistencia inhumana.

—No creo ser muy humano que digamos. A pesar de que el cuerpo sí que lo es...

Estaba muy herido, pero se negaba a morir. Era un auténtico monstruo.

«Él está fatal, pero yo también estoy casi en mí límite. No me queda mucho maná y el cansancio está haciendo mella en mi cuerpo.»

No había duda de que él apenas se podía mover y le sería casi imposible esquivar, pero incluso en tal estado parecía ser peligroso.

«Tengo que terminar de una vez. ¡Me lo voy a

jugar a todo o nada! ¡Voy a poner hasta la última gota de maná en este ataque!»

Calitia juntó sus manos y concentró todo su poder mágico en ellas. Empezó a crear una esfera de luz con todas las fuerzas que restaban en su cuerpo. El chico se dio cuenta de que era un ataque de alta potencia, con lo que reaccionó del mismo modo y la imitó, creando una esfera de oscuridad en su mano izquierda mientras se apoyaba con la espada con su derecha.

—Así que un ataque de la misma naturaleza. ¡Solo me estás copiando!

—Sí, veamos cuál es más fuerte.

Ambos lanzaron sus ataques. Dos rayos colisionaron el uno contra el otro, uno blanco, el otro negro. La tierra debajo del área de impacto salió volando y un enorme cráter se formó.

Ambos ataques estaban igualados. Ningún rayo avanzaba ni retrocedía. Cada segundo que pasaba, el maná de Calitia era drenado a alta velocidad, no aguantaría ni veinte segundos, y no solo eso, la fatiga física y mental aumentaba más rápido de la que su maná era drenado.

«Él tiene que estar igual, no, peor… ¿verdad?»

El sudor caía por la frente de Calitia sin parar. Su ansiedad era terrible. Pero Calitia era obstinada. A pesar de que su cuerpo estaba siendo completamente drenado, puso incluso más fuerza en su ataque.

«¡Cae de una vez!»

En menos de diez segundos, uno de los rayos por fin empezó a ceder. Poco a poco, el rayo blanco empezó a empujar al negro, hasta que este no pudo soportar más y fue completamente engullido, seguidamente llevándose por delante al chico.

Cuando la luz empezó a desaparecer y el polvo asentarse, el cuerpo ensangrentado del chico pudo verse a más de cincuenta metros de la esplosión. Casi sin fuerzas, Calitia empezó a andar hacia él.

—Tendrías que haber acabado conmigo en el momento que me pillaste desprevenida. Una patada no fue la mejor opción. ¡En la guerra un simple descuido de este tipo es el

final! —Calitia se burló de forma similar a como había hecho el antes.

El chico estaba inmovil en medio de un charco de sangre, pero estaba vivo…

—Tienes razón, uno no puede descuidarse ni un segundo. Por eso, igual que tú antes me has dicho que tengo que vigilar arriba, ahora te lo digo a ti. Vigila...

—¿Qué?

Calitia rápidamente levantó la vista y se preparó para prevenir el ataque… pero no vio nada encima suyo.

—...abajo.

—¡No pue...!

No pudo reaccionar a tiempo. La energía oscura se alzó del suelo y aprisionó sus pies y manos. Calitia intentó liberarse, pero estaba completamente agotada. Calitia se mordió el labio por la frustración. No le quedaban fuerzas ni para lamentar su destino.

«Lo subestimé y este fue mi final. He perdido…»

Calitia únicamente pudo quedarse en silencio observando como el chico se levantaba torpemente y se acercaba hacia ella, arrastrando esa siniestra espada mientras cojeaba y se aguantaba el pecho al mismo tiempo que tosía

sangre cada dos pasos.

Los signos de dolor eran evidentes, parecía que podía morir en cualquier momento. Aún así, a pesar de todo eso, seguía de pie. De alguna manera, Calitia se sintió algo conmovida.

«Ahora mismo no sé si llamarle un increíble guerrero, o el peor monstruo que conocí nunca.»

Al final, el chico llegó delante suyo y levantó la espada, apuntando directamente a su cuello.

«Lo siento padres... no pude vengaros...»

Y la espada voló directa a su cuello.