—Deja de gritar, ¿quieres? —La voz del hombre que dijo estas palabras sonaba realmente aburrida. Al oír estas palabras, Zarim, cuyos ojos se habían vuelto rojos de ira, miró hacia arriba. Mientras estiraba la garganta para mirar hacia arriba, encontró a un hombre de apariencia promedio sentado en el aire justo encima de él.
En este momento, no cabía duda de que el Patriarca del Clan Tigrine estaba realmente enfadado. La razón detrás de su ira era que esta persona había destruido lo que simbolizaba su poder y su estatus.
Para Zarim, su estatus, su prestigio y su orgullo lo eran todo. En sus ojos, ese mural mágico no era solo cualquier mural, sino también la representación de su estatus, su prestigio y su poder. Pero ahora este tipo había destruido el mural mágico que significaba tanto para él.
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