Guardianes [parte 5]

 [6243 Años desde el inicio del juego]

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 [Alrededor de 1490 D.C., España]

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La semilla que se plantó en Europa había florecido de una manera única, diferente a la expansión en la región de Mesopotamia, donde un conjunto de familias dentro de un mismo clan ejercía el control. En Europa, la elección fue un modelo descentralizado, encabezado por varios conjuntos de sindicatos.

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Esta era una estructura que permitió una expansión más amplia y rápida. No paso mucho tiempo, para que estos sindicatos se extendieron a varios países, logrando un alcance mayor que cualquier otra área, abarcando toda Europa. Su red era vasta, incluyendo comercios, fábricas y transportistas, casi un monopolio en cada país. Aunque eran limitados por las fuerzas nacionales, los sindicatos nunca entraron en conflicto con ellos, ya sea por falta de necesidad o porque su presencia era beneficiosa para ambas partes.

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En la sede principal del sindicato en España, se estaba llevando a cabo una reunión sin precedentes, la más importante desde su fundación. Figuras de alto rango se sentaban alrededor de una mesa grande y elegante, diseñada para albergar a decenas de personas. Aunque rara vez se llenaba debido a su tamaño, ese día era diferente. Representantes de todos los países estaban presentes, junto con otras personas de notable importancia.

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Los asistentes vestían con una elegancia que denotaba realeza, evidenciando su riqueza y poder. Sin embargo, lo que más llamaba la atención no eran los representantes de cada país, sino un pequeño grupo que vestía ropas atemporales, creando un contraste curioso con los líderes sindicales.

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"Como temíamos, se ha detectado la presencia invasora en la región", anunció uno de los ataviados de forma inusual.

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"Continúa", pidió otro.

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"Es peor de lo anticipado... están esclavizando a los nativos y tratando de establecer un enlace con su planeta de origen para una posible colonización", explicó el primero, un anciano de aspecto desgastado por el tiempo, más parecido a un ermitaño que a los civilizados presentes.

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El anciano que aparentaba ser un ermitaño del bosque, se dirigió fue a un joven adulto con ropas modernas, el líder de los guardianes y cabeza oculta de los sindicatos. Era inusual que señores sindicales, guardianes y portadores de semillas se reunieran así, en el mismo lugar, al mismo tiempo y todos a la ves. Pero un evento reciente había hecho necesaria esta convergencia.

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"¿Qué está sucediendo esta vez? ¿No será como la invasión vikinga, la Guerra de los Cien Años o la Peste Negra?... ¿O es como en Rumania?", preguntó uno, agitado.

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El líder sindical, un anciano en sus últimos años, perdió su aura de autoridad ante la preocupación. Sabía que lo que se avecinaba podría ser tan devastador como los eventos en Rumanía, que habían causado un gran desequilibrio en Europa.

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"Tranquilo, hemos convocado esta reunión para evitar que se repita la historia... necesitamos tu accionar", tranquilizó otro.

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Pero antes de que pudiera continuar, fue interrumpido por el joven que había convocado la reunión. A pesar de su juventud y apariencia desenfadada, nadie cuestionaba su posición.

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"Esta ves, es extraño, esta raza no suele actuar como lo hace, tenemos que proceder con cuidado y entender que busca"

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Sabia que lo que estaba por suceder, como mínimo estaría al mismo nivel de los sucesos de Rumanía, algo que creo mucho desequilibrio en Europa, propago destrucción y caos, no solo a un nivel físico, sino que no era nada a comparación de lo económico y social generado en la región.

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"Dentro de unos años, financiarás un viaje a las Indias por un hombre llamado Colón. Eso será usado como una fachada. tu tendrás que preparar barcos adicionales para acompañar al grupo principal, asegurando espacio para muchos miembros del sindicato. Podría haber compañía de Oriente Medio y Asia, así que reserva espacio para cientos, con recursos para varios años", instruyó el joven.

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"...eso... tendrán que ser barcos nunca vistos hasta la fecha... de acuerdo, entiendo"

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El anciano líder palideció al escuchar las exigencias. No era imposible, pero ¿cómo justificaría tal empresa?, parecía que había perdidos varios años de vida al escuchar las condiciones requeridas, era algo que le va a dar mucho dolor de cabeza.

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"Estoy preparado para la incursión", afirmó el ermitaño.

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"Esto también será una prueba para ti, anciano Audley", añadió el joven.

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 [6251 Años desde el inicio del juego]

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 [Alrededor de 1498 D.C., América]

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"¿No te emociona esto, viejo Audley?", preguntó uno de los acompañantes en la proa del barco.

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"Por favor detente, aunque tenga más de 250 años, sigo siendo el más joven aquí", respondió Audley.

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Junto a él ermitaño Audley, en la proa de uno de los barcos de la expedición, estaban el guardián Titus y el maestro de los guardianes, observando las costas de lo que se conocería como América. Mientras conversaban los dos, Titus, con su personalidad fría y distante, se mantenía al margen como un escolta.

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"¿Sabes que esto es peligroso, al menos para ti? Podrías vivir en tranquilidad el tiempo que te queda", advirtió el maestro.

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"No lo hago por deseo de ser guardián... A lo largo de mi vida, he aprendido a valorar el planeta, no solo por los humanos, si no por todas las especies", confesó Audley.

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"_Me recuerdas a un druida, viejo Audley. Aunque no me importa tu motivación, lo importante es que actúes, incluso si es por egoísmo", reconoció el maestro.

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"... Ya veo..."

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"No negaré tu potencial como guardián, pero debo comprobar si cumples con todos los requisitos. Y si lo haces, puedes seguir siendo egoísta a tu manera", concluyó.

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En 1498, Colón descubrió América, un nuevo mundo para los europeos. Los eventos que se desarrollaban en Europa y más allá tenían el potencial de alterar el curso de la civilización. Las decisiones tomadas en esas salas de reuniones y en los barcos que navegaban hacia lo desconocido no solo afectarían a los presentes, sino también a generaciones futuras.

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Mientras tanto, en las costas de América, los nativos continuaban con sus vidas, inconscientes de los cambios que se avecinaban. Sus culturas y creencias estaban arraigadas en la tierra que habían conocido durante milenios. Pronto, sus mundos colisionarían con los de los recién llegados, y el choque de civilizaciones daría forma.

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La expedición de Colón era solo el comienzo. Lo que se descubriría en esas tierras desconocidas y cómo se manejarían esos descubrimientos podría llevar a la humanidad por un camino de prosperidad o destrucción. La responsabilidad recaía en aquellos que tenían el poder de influir en el destino, y sus decisiones.

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