Meng Hao no era tan engreído como para pensar que, considerando el nivel actual de su base de cultivo, sería capaz de forzar a esta aterradora pintura a retirarse.
De todas las técnicas mágicas que Meng Hao había visto en toda su vida, este cuadro en forma de pergamino era, de lejos, la más aterradora. Eso era especialmente cierto de la figura dentro de la pintura, que poseía una abundante aura asesina, casi como si... Fuese la fuente de todas las auras asesinas en el Cielo y la Tierra.
Meng Hao no estaba seguro de cuánta gente habría que sacrificar, ni cuántos años llevaría, construir un aura asesina como esa. Además, era sólo una imagen en una pintura, no la persona real a la que representaba. Y aún así, parecía como si simplemente desatando esa aura asesina, pudiese aniquilar todo el Reino de las Montañas y el Mar con poca dificultad.
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