Todo ocurrió tan repentinamente que, considerando que el perpetrador era su propio hijo, Lei Tianzong no supo cómo reaccionar por un momento, con la situación siendo crítica.
Justo en ese momento.
¡Zumbido!
Un brillo frío pasó volando y una aguja de plata cayó del cielo, atravesando directamente el punto de acupuntura Baihui en la parte superior de la cabeza de Lei Dong.
De hecho, Chen Xuan había anticipado todo esto antes de que Zhu Kangshi insertara la aguja, por lo que había preparado la aguja de plata con anticipación, ¡solo esperando este momento para actuar!
Casi simultáneamente, el previamente feroz y asesino Lei Dong, de repente se convirtió como una cometa con su cuerda cortada, cayendo en picada directamente desde el aire.
—¡Xiao Dong! —exclamó He Yuwan.
Afortunadamente, Chen Xuan estaba preparado; había saltado hacia adelante para atrapar a Xiao Dong en sus manos mientras insertaba la aguja.
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