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¿El inicio?

—quien su destino quiera cambiar

contra cronos a de luchar.

Una silueta se movía con rapidez entre los estrechos callejones que apenas eran iluminados por la tenue luz que proyectaba un par de farolas colocadas en un viejo soporte, que remarcaba la decadencia y el olvido en la que se encontraba aquel lugar. La extraña figura se movía con un poco de dificultad al tratar de esquivar los escombros y obstáculo que se encontraban casi a todo lo largo del camino, a pesar de la poca visibilidad que ofrecía el entorno, trataba de desplazarse con la mayor rapidez posible no al punto de echarse a correr pero si con zancadas largas, continuo así por varios minutos hasta llegar a un tramo serrado en el que solo se encontraba una puerta desgastada y oxidada con otro par de farolas una a cada lado de la vieja puerta, sin embargo estas eran un poco distintas pues iluminaban con mayor claridad, lo cual dejaba expuesta la figura de una mujer, con Pelo castaño y corto algo ondulado, ojos de un color café claro y un tono de piel medio, tenía una estatura promedio que quizás rondaba el metro sesenta, no parecía mayor a veintiocho años, vestía una gabardina, blusa blanca y unos jeans color azul oscuro.

Se quedo parada por unos segundos como si dudara, pero luego alzo el brazo y toco la puerta tres veces, a lo que de inmediato se abrió una ventanilla de la cual unos ojos la observaron de pies a cabeza.

—te puedo ayudar —dijo la persona que se encontraba detrás de aquella puerta sucia y oxidada.

—busco a madame Circe —respondió con un tono algo inseguro.

—traes —si claro espera —lo interrumpió ella luego prosiguió a sacar una tarjeta de presentación la cual era total mente negra y solo llevaba un logotipo con forma de colibrí en el centro de la misma.

—aquí esta, el hombre que me la dio dijo que con esto podía entrar y ver a madame Circe.

la ventana de cerro de golpe mientras la puerta rechinaba mientras se abría poco a poco.

—bien sígueme —le dijo el hombre al que le pertenecía la vos anterior.

El cual era bastante más alto casi midiendo los dos metros tenía una figura esbelta y fornida y vestía de saco y taje como los típicos guardaespaldas de un gran empresario o del mismo presidente.

Se limito a seguirlo a través de un pasillo que estaba adornado con cuados grandes los cuales parecían representar el universo estos estaban pintados con diferentes técnicas y avían unos que se le asían más viejos que otros como si fuesen de épocas distintas, en el mismo pasillo avían cuatro puertas tres de ellas de color negro con un numero en cada una de ellas estaban predispuestas al lado derecho del aquel corredor, la cuarta se hallaba al final del tramo, era totalmente distinta a las anteriores con figuras y adornos tallados a mano que recordaban a las que tendría una casa de algún duque o conde de gran importancia en la época victoriana, en el centro se hallaba la misma figura del colibrí que estaba presente en la tarjeta que ella lleva con sigo.

—aquí estamos, dentro te esperan —dijo aquel gran hombre que prosiguió a regresar por el mismo pasillo así la puerta de metal.

al abrir la puerta su rostro reflejo ira y temor por igual.

Saul avía vivido solo desde los veintitrés pues su madre falleció cuando era pequeño lo único que tenia de ella era un par de fotografías que su papa avía conservado el cual también avía fallecido hace cinco años justo el mismo año que se avía graduado de la universidad y por lo tanto el mismo año que empezó a vivir solo pues no tenía muchos parientes a los que pudiera acudir y los pocos que tenía Vivian bastante lejos esto lo obligo adaptarse a una vida un poco más solitaria lo que fue relativamente sencillo, era un tipo un tanto introvertido y reservado de esas personas que si no le hablas primeros no te hablan de esos que parecen engreídos por ignorar a todos pero una vez que decides interactuar con ellos notas que son bastantes amables.

La semana próxima tendría que ser tan monótonas como las anteriores solo por un pequeño detalle, había llegado la fecha donde tenía que asistir a la capacitación que el banco exigía a todos sus empleados con el fin de que pudieran dar un servicio más profesional y personalizado a los clientes que visitaban la sucursal en la que él se encontraba.

El puesto que él ocupaba era un poco contradictorio a su personalidad ya que se encargaba de atención al cliente, préstamos y todo lo que conlleva dar soluciones y facilitar los trámites que llevaran a las personas a querer un préstamo, un depósito o en su defecto un retiro del dinero del que disponían.

—con que ya ha llegado fecha, muy bien. se dijo para sí mismo y continúo leyendo el correo que especificaba todos los parámetros a cumplir.

—Bueno hay que empezar a prepararnos, no es cierto—dijo en un tono medio.

—claro que si hombre, puede que sea tu oportunidad, le respondió José.

un compañero y amigo del trabajo que avía conocido el día que consiguió el trabajo, ya que el también avía logrado conseguir un puesto similar, aunque al principio parecían que no se llevarían del todo, pues sus personalidades eran completamente distintas.

José era un tipo alegre y muy sociable con facilidad de palabra era admirable, un gran contraste en comparación a Saul el cual se limitaba a mantener una conversación de vez en cuando y en la mayoría de ocasiones era con José, pues a los clientes solo les preguntaba y les respondía de manera en que las dos partes mantuvieran la relación de cliente y empleado nada mas importaba.

—a que te refieres, de que oportunidad hablas.

—pues de que más va ser, dicen que a esas capacitaciones asisten chicas muy lindas quizás allá una que se interés por ti mi amigo.

—claro que no estoy bien así ya te lo he dicho, conoces mi postura sobre una relación de ese tipo sabes que no me interesa.

—deberías intentar mejorar tu situación. No me gusta verte tan solo, una novia te iría de perlas —insistió José. Pero no recibió contestación.

—Vamos amigo acaso piensas morir solo, oh dime mmm acaso eres ya sabes ¿gay?

—claro que no —respondió mientras lo miraba de reojo —ya lo he comprobado.

—eeeeh ¿¡como!? ¿Cómo as echo eso? —dijo José en un tono sorprendido mientas se levantaba bruscamente de su asiento —cálmate estoy bromeando.

—no tiene madera de comediante lo sabes no, ya veo porque ni una mujer quiere salir con tigo.

José regreso a su asiento mientras le decía —yo te ayudare a que consigas una chica linda ya lo veras.

—sigue trabajando, aun nos falta bastante para terminar por hoy lo sabes.

—tienes razón, espero que salgamos temprano hoy. —oh ya veo tienes planes para hoy supongo.

—claro, sabes que siempre tengo planes para los viernes en la noche, quieres venir esta vez.

—no gracias, diviértete me saludas a Andrea —claro como quieras, pero deberías venir algún día.

Saul salió del trabajo cansado por la agotadora semana que había sido aquella, por fortuna era el último día y podía por fin relajarse un poco. Tomo un taxi con rumbo al noroeste por la avenida principal de aquella agitada ciudad, veía los coches pasar a un lado con la rapidez que caracteriza a las autopistas, el conductor un hombre de aproximadamente unos cuarenta años escuchaba la radio en el que el locutor pronosticaba un fin de semana lleno de lluvia y tormentas electicas.

—valla sí que serán días muy torrentosos, parece que los dioses están enojados —dijo mientras miraba a la cara de Saul.

—Así parece ojalá y lleven sus problemas a otro lado— le respondió.

—Si tienes razón ojalá así sea tengo un viaje planeado y no quisiera inconvenientes en el camino.

Fueron las únicas palabras que se dirigieron en el resto del trayecto asta llegar a su destino.

Saul pago como de costumbre y cuando estuvo a punto de retirase hoyo al taxista decir.

—eeeeeh no traigas tus problemas hacia acá, estamos bien así.

no tubo tiempo de decir nada pues el taxista arranco el coche y acelero alejándose del lugar

Llego a casa metió la llave en la cerradura y abrió la puerta principal al entrar dejo el pesado maletín sobre un sofá de la sala, contemplo los diplomas y medallas que decoraban un estante y algunas que otras fotos en las que el salía, lo curioso es que su expresión no cambiaba eso era lo que no entendía por qué a otros les emociona lograr metas y cumplir sueños, pero a él no, savia que no era normal pues tampoco parcia importarle el amor, felicidad, o incluso miedo o no lo recordaba. que le hacía falta no entendía, un sentimiento lo invadió de repente o el recuerdo de uno e intento recordar de que se trataba, pero no lo consiguió se sintió frustrado tomo uno de los muchos libros que almacenaba en la librea de su recamara y procedió a leer hasta llegar a un texto que le llamo la atención en el que se leía "que ser tan vacío aquel que ha olvidado su motivo pues al final del camino no hallara felicidad"

—pero que estoy olvidando, —se preguntó —no soy millonario, pero tampoco carezco de las cosas básica, tengo un trabajo y una vida —un tanto cómoda pensó —no entiendo por qué no me siento distinto a una hoja siendo arrastrada por el viento.

Siguió reflexionando por un buen rato en silencio con una mirada fija en aquel texto, mientras lo repetía en su mente. Se levantó vio reloj que ocupaba un gran espacio en la pared, y por un breve instante vio como sus manecillas que ya marcaban las diez con treinta y cinco de la noche retrocedían esto lo impacto por completo

—que carajos —pensó en ese momento —eso fue muy raro de seguro estoy muy cansado.

por lo que se froto los ojos y se quedó viendo el reloj para ver si volvía a ocurrir, pero no fue así por lo que concluyo que se trataba del cansancio de toda una semana de arduo trabajo.

—necesito vacaciones —pensó mientras se dejaba caer sobre su cama.

—pero a donde ir no conozco muchos lugares, a donde ira la gente hoy en día.

Se pregunto mientas serraba los ojos para quedarse dormido profundamente.

—¡despierta, tu tiempo se acaba!