No mucho después de eso, Bei Fenshui regresó a la habitación privada con Jianghe.
—Shifu... —Jianghe saludó a Yahui al instante antes de darse vuelta para enfrentar a Jufan y Shuren—. Gran Maestro Jufan. Gran Maestro Shuren.
Sin embargo, ninguno de ellos le devolvió el saludo. No sólo lo ignoraron, sino que incluso lo miraron con ojos agudos. Sus ojos eran tan afilados como si quisieran cortar su cuerpo en pedazos.
«¿Qué es esto? ¿Por qué me miran así? ¿Hice algo mal?»
Incontables preguntas surgieron en su cabeza.
Previo a esto, Bei Fenshui solo había dicho que Yahui quería verlo. Por eso, no tenía idea de lo que estaba ocurriendo.
—Jianghe, dime. ¿Por qué me traicionaste? —Yahui preguntó fríamente. Sus ojos brillaban con una aterradora agudeza mientras miraba a su discípulo.
—Shifu, ¿qué quieres decir con eso? —por supuesto, Jianghe no tenía idea de por qué Yahui de repente lo acusaba de traicionarlo.
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