—Al llegar, Subaru y los demás fueron recibidos por unas enormes y elevadas murallas.
Subaru: Sin duda, tiene aspecto de prisión; tal y como imaginé por la descripción.
Murmuró Subaru mientras asomaba la cabeza por la ventana del carruaje, con Otto llevando las riendas. Beatrice captó los murmullos de Subaru, mientras que su cabeza también se asomaba por la ventana debajo de Subaru.
_Beatrice: Joshua dijo que era un lugar turístico, pero Betty lo duda, de hecho. Parece mucho más deprimente que relajante, supongo.
_Subaru: Estoy de acuerdo. Quiero decir, supongo que el puente, las compuertas y todo eso sí que pueden ser geniales.
Subaru asintió con la cabeza en acuerdo con Beatrice y miró hacia abajo.
Su carruaje viajaba a través del enorme puente de piedra conocido como Puente Tigracy, que conducía a la puerta principal de Priestella.
Subaru se estiró un poco y miró hacia el horizonte, en donde se podía ver la luz del sol brillando en el agua. A él le parecía un océano, pero como los océanos no existen en este mundo, tenía que ser un lago o un río.
_Beatrice: Priestella es una ciudad construida sobre un lago, de hecho. El terreno dentro de esos muros es tan plano que forma una cuenca en el centro, supongo. Si ves la ciudad como una vieja trampa, entonces es de esperar que el centro se inunde fácilmente, de hecho.
_Subaru: ¿Quieres decir que esa cosa es una trampa para una desagradable mabestia? Emilia también mencionó algo como eso. Pero, ¿es realmente cierto?
_Beatrice: Esta es la primera vez que veo este lugar, y tampoco sé cuál era su propósito específico, supongo. Pero, ahora que ya lo he visto, sospecho que es verdad, de hecho.
Los ojos azules de Beatrice contemplaban la puerta principal de la ciudad más allá del puente.
Las murallas le impedían ver lo que había dentro, pero seguramente estaba imaginando cómo era la ciudad. Era incierto qué tan preciso describían el mundo los libros de la Biblioteca Prohibida, pero el amplio conocimiento de Beatrice ha ayudado en más de una ocasión.
_Beatrice: ¿…Por qué le acaricias la cabeza a Betty, supongo?
_Subaru: Porque está ahí. Quiero pasar todo el tiempo que pueda dándote palmaditas.
_Beatrice: ¡Absolutamente absurdo, un sinsentido condescendiente e indeseable, de hecho!
Sin embargo, Beatrice omitió alejar la mano de Subaru, quien procedió a acariciarla aún más mientras miraba más allá de la barandilla del puente, hacia el lago. Las prístinas aguas le daban una vista clara del fondo del lago, sin una sola pieza de basura o contaminación a la vista.
Si todo el lago era así, era un ejemplo de ética increíble.
_Subaru: En realidad, tampoco noté que hubiera basura o que se hubieran vertido ilegalmente residuos industriales en la carretera. Probablemente porque la gente no tiene muchas cosas, pero aun así es agradable.
_Otto: Priestella es particularmente estricta con la basura, ya que tiene que preservar su paisaje. Habrá un simple control fronterizo una vez que entremos por la puerta principal, por favor no te pongas extrañamente renuente y rechaces el papeleo vinculante que te darán.
Advirtió Otto, luego de haber captado el murmullo de Subaru. Subaru ladeó la cabeza.
_Subaru: ¿Papeleo?
_Emilia: Creo que, normalmente, estás exento de ello si tienes un blasón en tu carruaje cuando vas a la Capital, pero absolutamente todo el mundo tiene que rellenar el papeleo para entrar en Priestella.
Subaru asintió con la cabeza, impresionado, y más o menos lo aceptó como algo similar al pasaporte y control aduanero. Pero una vez más, ladeó la cabeza ante las palabras «papeleo vinculante».
_Subaru: ¿Está escrito en alguna clase de papel que hace que te apliques un geis a ti mismo? Como si le hiciera algo a tu od una vez que firmas, y en el momento en que rompes los términos, tu puerta deja de funcionar o algo así…
_Emilia: Ni hablar, eso sería muuuy aterrador... no debería existir nada tan autoritario. El papeleo es sólo una declaración de que no harás nada malo. Pero significa que tu conciencia te vigilará de cerca.
_Subaru: …Tendríamos paz mundial si todas las personas fueran tan estrictas consigo mismas como tú, Emilia-tan.
Consciente de su propia personalidad despreciable, Subaru sonrió incómodamente ante el idealismo de Emilia.
En cualquier caso, le quedó claro que había un papeleo, y que en realidad no era vinculante.
_Otto: Hay leyes nacionales que deben ser respetadas, pero el Alcalde y el Señor Feudal que dirigen la ciudad tienen una autoridad bastante amplia allí. Hay muchas cosas sobre Priestella que simplemente difieren de la legislación nacional. El papeleo seguramente mencionará lo que son, así que por favor absténganse de burlarse de ello y léanlo.
_Garfiel: Menudo 'ncordio. ¿Qué tal si lo lees tú y nos dices lo que decía cuando hayas terminado?
_Otto: Nunca madurarás con esa actitud. Es necesario que, por lo menos, aprendas a cómo lidiar con el papeleo de acuerdo a tu posición social. No puedes simplemente almacenar trivialidades extrañas de los libros que te gustan.
_Garfiel: No son trivialidades 'xtrañas, sino el anhelo del hombre por lo dramático. ¿Verdad, Capitán?
_Subaru: Lo has entendido perfectamente.
Garfiel se equilibró precariamente en el techo del vagón mientras asomaba la cabeza hacia afuera y abajo. Subaru asintió con firmeza en respuesta, Otto suspiró, y Emilia observaba con alegría. Beatrice sacudió la cabeza lamentándose.
_Beatrice: Ustedes, niñatos, son simplemente imposibles, de hecho.
_Otto: Son una pesadilla para el grupo.
Nadie se hubiera imaginado que las palabras de Beatrice resonarían con las de él.
Desafortunadamente para Otto, nadie más en el carruaje era capaz de empatizar con su pesar y cansancio.
—Patrasche rugió, y todos dirigieron su atención al frente. La puerta principal de Priestella, la Ciudad de las Compuertas, estaba justo delante de ellos.
※ ※ ※ ※ ※
La inspección fronteriza terminó con una facilidad abrumadora.
Emilia y Otto tenían razón. El papeleo describía los términos que tendrían que seguir para entrar en la ciudad, y las reglas que tenían que cumplir una vez dentro.
Dicho esto, cada término era prácticamente imposible de violar accidentalmente, así que no había necesidad de prestarles demasiada atención conscientemente.
Todo lo que había que hacer para entrar en la ciudad era leer el papel, firmar tu nombre y obtener la aprobación del oficial. Los oficiales se alarmaron un poco después de que Emilia se presentara, pero como Anastasia también había pasado por ahí, probablemente se dieron cuenta de que algo pasaba entre las dos.
_Subaru: Supongo que es una gran noticia tener dos chicas con derecho al Trono en un solo lugar.
_Emilia: No hubo mucho alboroto, así que creo que Anastasia les avisó de antemano. O tal vez fue Joshua-kun o Mimi-chan.
_Subaru: Se siente plausible que fuera Joshua si ignoras su torpeza, pero dudo seriamente que hubiera sido Mimi.
No parecía que la chica gata tuviera ese tipo de sensibilidad.
Pero no porque ella fuera egoísta o algo por el estilo. Si tuviera que describirlo, sería—
_Subaru: Porque es adorable.
_Emilia: Sí, porque es adorable.
Y era algo tan misteriosamente persuasivo, que hizo a Emilia asentir con la cabeza. Subaru se cruzó de brazos, concluyendo que ninguna otra palabra encajaba. También, por alguna razón, Beatrice le pisó el pie.
Subaru mató el tiempo aplacando a la disgustada Beatrice, hasta que Otto y Garfiel finalmente terminaron su larga inspección y se unieron a ellos después de pasar la puerta principal.
_Subaru: Ey chicos. ¿Por qué se demoraron tanto?
_Otto: Por culpa de Garfiel. He estado constantemente, constantemente, diciéndole que practique su escritura, y aun así…
_Subaru: Garfiel, ¿no sabes escribir?
_Garfiel: Sí puedo. Es sólo que, eh, usando tus propias palabras, sería una 'scritura más bien vanguardista o, eh, lo que sea.
Lo que significaba que su letra era tan horrible que los oficiales no pudieron leerla.
Seguramente los oficiales se ofrecieron a escribir en lugar de su analfabeto cliente, pero el orgullo de Garfiel no lo permitió.
_Subaru: No diré nada en tu contra, pero será mejor que estudies si no quieres que esto vuelva a suceder. Sé que le escribes cartas a Lewes-san, y esas tienen que ser legibles.
_Garfiel: Ja, esa sí que es buena, capitán. Mi abuela y yo hemos estado juntos por mucho tiempo. Nana puede leer cualquier cosa que mi asombroso ser escriba, aunque sea con la mano izquierda.
_Subaru: No estás pensando para nada en mejorar, ¿verdad?
Dijo Subaru, suspirando de cansancio, a un orgulloso Garfiel.
La abuela de Garfiel, Lewes, no estaba viviendo con él en la mansión de Roswaal. A ella y a las veinticuatro dobles se les había encomendado tareas en varios bosques del dominio de Roswaal.
Emilia y Garfiel todavía tenían el derecho de comando de las dobles, y sus órdenes todavía podían alcanzarlas desde la distancia. El equipo estaba tratando de utilizar esto y hacer que las chicas sirvieran como intermediarias para comunicar las órdenes.
Subaru propuso la idea, y Lewes era la responsable del trabajo. Garfiel se opuso a todo esto al principio, pero ahora estaba más o menos de acuerdo con ello.
Así que Lewes y las dobles vivían en la aldea de Arlam. El plan era ir de una a una, enseñándoles todo lo que necesitaban saber y enviándolas a distintos pueblos y aldeas una vez que estuvieran listas.
_Subaru: Es como una gran operación de espionaje, lo que hace que suene mal...
Pero, aun así, detestaba dejarlas allí sin ningún papel ni propósito. Quizás la culpa de Subaru al descartarlas en uno de los bucles anteriores era lo que impulsaba la idea.
_Emilia: ¿Subaru? Ya terminaron de revisar el equipaje del carruaje, ¿vamos?
Emilia sacó a Subaru de sus pensamientos, y él miró apresuradamente hacia arriba.
Dejó salir una sonrisa tensa mientras ella le miraba con curiosidad, y tomó las riendas de Patrasche. Como si sintiera el malestar de Subaru, la inteligente dragona negra acarició su hocico contra la parte posterior de su cuello. A Subaru le desconcertaba lo relajante que era aquella áspera sensación.
_Subaru: …Gracias, por todo.
Subaru respondió a su silenciosa compasión acariciando sus duras escamas. Patrasche respondió con su hocico, y Subaru finalmente tiró de las riendas para dirigirse apropiadamente hacia Priestella.
Salieron de la puerta principal para encontrarse con un río que fluía entre la muralla exterior y la ciudad. Cruzaron el puente de piedra sobre el río, las puertas interiores se abrieron y Priestella se reveló ante ellos.
_Subaru: Wow...
Subaru suspiró admirado ante la vista que se desplegaba ante él.
Y no fue el único que reaccionó así. Emilia y Beatrice, sentadas a ambos lados de él, también expresaron su asombro.
Tendría que disculparse por usar la palabra cárcel para referirse a esta ciudad acuática.
Cuando Subaru oyó hablar por primera vez de Priestella, se imaginó algo así como la Venecia del viejo mundo. Había hecho bien en hacerlo.
La ciudad era circular, rodeada a su vez por murallas circulares.
Ignorando el hecho de que su tamaño era el de una ciudad, su forma era, esencialmente, la de un estadio deportivo. El borde exterior era el más elevado, disminuyendo a medida que uno se acercaba al centro.
Densas filas de edificios de piedra se alineaban en las gradas de la ciudad, con una arquitectura que parecía aún más occidental de lo que Subaru había visto hasta ahora.
Grandes canales recorrían la ciudad, con algunos de ellos realmente inmensos—verdaderas vías fluviales en realidad—que dividían la ciudad circular en cuatro partes iguales. Subaru podía ver varias góndolas remando en el agua, y un hormigueo recorrió su espalda mientras pensaba: gondoleros.
Priestella, la Ciudad Azul, la Ciudad del Agua, la Ciudad de las Compuertas. Cada una de ellas la describía perfectamente. La vista no traía nada más que maravillas.