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Re: zero arco 3, 4, 5.

Pueden seguir aquí después del cp25 Luego subiré el Arco 1 y Arco 2. A partir del CP 329 comienza el arco 5.

delta_zero_1153 · ファンタジー
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503 Chs

La Emboscada y la Sorpresa. Parte2

A sabiendas de que una emboscada podría estar esperándoles, decidieron continuar subiendo las escaleras que llevaban al último piso del Ayuntamiento.

Y, de camino hacia allí…

_Crusch: Subaru-sama, lo siento mucho. De ser cierto, a Glotonería, usted es el que más—

_Subaru: —No sigas, Crusch-san. Nadie piensa que hayas hecho algo mal.

Crusch susurró una disculpa mientras observaba cautelosamente la situación escaleras arriba, a pesar de que para ella también era frustrante. Disculparse no solo no aliviaría sus respectivos malestares, sino que haría que se sintieran más incómodos.

_Subaru: …Lo siento, Rem. Espera un poco más, por favor.

Pronunciando el nombre de la chica que seguía durmiendo en la mansión, Subaru se disculpó de todo corazón.

Si pudiera hacerlo, Subaru regresaría para reventar completamente a ese Arzobispo del Pecado tan despiadado.

Nadie le culparía si lo hiciera para que esa chica regresara. 

Pero si lo hiciera, la confusión sacudiría la vida y muerte de muchas personas.

Si no tuviera que preocuparse por las consecuencias de sus actos, lo tendría mucho más fácil; incluso teniendo en cuenta que ella seguramente se enfadaría y le regañaría cuando se despertase.

_Crusch: …

Crusch se mantuvo callada al ver a Subaru morderse el labio y contener el aliento. Simplemente cerró los ojos lamentando haberse disculpado y reanudó la marcha con ella al frente.

El Ayuntamiento era un edificio de cinco pisos, y Subaru y Crusch ya estaban en el cuarto.

En el tercer piso había salas de reuniones y salas llenas de documentos; a juzgar por el plano del edificio, la sala de transmisiones debería estar en la última planta. Lo que significaba que…

_Subaru: Entonces, Lujuria también estará allí, pero…

_Crusch: Sí, supongo. Pero, ¿de verdad la altura de estos pasillos…?

Dudando, Crusch frunció el ceño mientras echaba un vistazo al pasillo del cuarto piso. Subaru también dudaba de la misma cosa: la dragona negra, que desde lejos parecía tan voluminosa como un elefante, no debería caber en este tipo de pasillo tan estrecho, en el que como máximo cabían cuatro personas apretujadas hombro con hombro.

Aunque, obviamente, cabía la posibilidad de que ella simplemente hubiese destruido la pared para entrar a la sala, en vez de atravesar el pasillo. 

_Crusch: ¿Qué opina?

_Subaru: Como mínimo, creo que podemos asumir que no nos espera una emboscada en este pasillo. Estás de acuerdo conmigo, ¿verdad, Crusch-san? El problema será la emboscada en la sala de transmisiones, pero vamos a contrarreloj. Estoy seguro de que han preparado algo allí.

_Crusch: …Sí, yo también lo creo. Así que han preparado la emboscada en la sala de transmisiones.

_Subaru: Saben que iremos allí tarde o temprano. Pero… aún no hemos visto a ningún trabajador del Ayuntamiento. En el peor caso, podrían haber optado por usarlos como rehenes…

Mientras más lo pensaba, peor se imaginaba la situación.

El problema no era sólo los enemigos que pudieran encontrarse allá arriba: el poder de combate de Crusch se encontraba disminuido, y tampoco podían contar con ayuda de la magia. Después de todo, que Beatrice no pudiera participar de la batalla, también limitaba a Subaru. Y, si se fijaba bien, su pie derecho estaba sangrando demasiado. 

_Subaru: Vamos directo a la boca del tigre… Si la batalla de afuera finalizara, podrían ayudar con la pelea de abajo y la situación cambiaría drásticamente, pero…

_Crusch: Si eso ocurriera, Lujuria dejaría de tener motivos para posponer la transmisión. Al final, los únicos que podemos hacer algo al respecto, somos Subaru-sama y yo.

_Subaru: La mejor manera de contrarrestar la emboscada que nos espera…

Crusch observó muy intensamente a Subaru. Al sentir la presión que ejercía esa mirada de Crusch, Subaru suspiró.

_Subaru: Ehm… ¿Crusch-san?

_Crusch: Una vez le oí decir a Wilhelm que, en situaciones así, Subaru-sama es quien da con la mejor solución. Y yo también lo creo.

_Subaru: ¡El peso de la confianza me está aplastando!

La sobreestimación de Wilhelm hizo que incluso la expectación de Crusch ignorara la evidente falta de optimismo de Subaru.

Aunque estaba a punto de colapsar por el peso de dicha expectativa, Subaru pensaba que no les quedaba mucho tiempo, aunque no hubiera un tiempo límite establecido.

Y entonces decidió…

_Subaru: Para contrarrestar la emboscada…

_Crusch: Sí.

_Subaru: Si el enemigo está esperando que aparezcamos por allí, obviamente nosotros deberíamos aparecer por donde no se lo espere.

※ ※ ※ ※ ※

Había varios elementos importantes en una emboscada.

Lo primero de todo era la ubicación. La emboscada era una táctica que era puesta en práctica por un oponente que esperaba la oportunidad de atacar a un enemigo desde una ubicación dominante. Ese era el elemento más esencial.

En segundo lugar, el enemigo tenía que aparecer en dicha ubicación. Tender la emboscada, pero no encontrar al oponente clave la haría completamente inútil.

Además, también era necesario estimar cuándo el enemigo llegaría al lugar de la emboscada. Si había una falta de concentración durante la emboscada, será menos efectivo.

Así que, asumiendo que Lujuria estaba tendiendo una emboscada, las tres condiciones se habían cumplido.

En cualquier caso, el grupo de Subaru necesitaba irrumpir en la sala de transmisiones dentro de un margen de tiempo determinado. Desde la perspectiva de su enemigo, no había presa que fuera más agradable de cazar.

_Subaru: Por lo tanto, primero debemos destruir esta situación.

_Crusch: Lo entiendo... No, más bien he decidido creer en usted, Subaru-sama; no diré nada más. Dejaré que usted se encargue de esto.

La sala de transmisiones estaba en el último piso—un piso más arriba de donde estaban Subaru y Crusch.

En vez de ir al último piso, Subaru y Crusch subieron a la azotea para prepararse para arruinar la estrategia de Capella.

Crusch, que inicialmente estaba desconcertada por la propuesta de Subaru, parecía decidida. Esta forma de hacer las cosas era su gran virtud invariable, tanto antes como después de perder los recuerdos.

_Crusch: Honestamente, quiero ver cómo va la batalla en la plaza…

_Subaru: Pero si vamos a verlo, nuestras acciones hasta ahora no habrán servido de nada.

Incluso a esta altura, podían escuchar espadas chocando y a Garfiel soltando groserías. Esa lucha seguía en curso, por lo que no cabía esperar ayuda de ese frente.

_Subaru: Hablando de eso…

Mirando alrededor, Subaru examinó la situación en la azotea y señaló con la barbilla.

Marcas de garras habían sido dejadas por todas partes en el suelo, rastros de la dragona negra caminando alrededor. Las barandillas y vallas que daban a la plaza fueron derrumbadas por la magia que Julius usó.

Subaru pensó sobre ese terrible poder mientras examinaba la azotea, confirmando que realmente estaban debajo, en la sala de transmisiones.

Naturalmente, Capella estaría esperando allí en una emboscada.

_Crusch: Subaru-sama.

_Subaru: ¿Qué pasa? Por favor, tómate un momento si no estás preparada.

_Crusch: Ahora mismo… acabo de notar algo.

_Subaru: ¿—?

Mientras Subaru se ocupaba de una valla de hierro, Crusch habló de una manera algo débil. Subaru la miró con sorpresa, y ella le miró con una expresión rígida.

_Crusch: Parece que tengo cierto miedo a las alturas.

_Subaru: Una debilidad inesperada... Ya sé. ¡Ven!

Confirmando que la valla era firme, Subaru afianzó su látigo y luego asintió hacia Crusch, quien le devolvió el gesto, pero de una forma rígida. Ella se dirigió mansamente a los brazos de Subaru.

_Crusch: —Por favor, no me suelte.

_Subaru: Crusch-san, hay muchos hombres que malinterpretarían eso, así que será mejor que no digas ese tipo de cosas a menudo.

_Crusch: ¿—?

Al ver a Crusch ladear la cabeza, Subaru suspiró con una sonrisa forzada. Luego, con Crusch acurrucada, aferrándose en sus brazos, él se balanceó desde el edificio.

Obviamente sus cuerpos fueron arrastrados hacia abajo por la gravedad. Cuando cayeron, llegaron al punto más bajo que el látigo alrededor de la muñeca de Subaru les permitiría.

_Subaru: ¡—hk!

Soportando el peso de ambos a la vez, los hombros de Subaru dolían tanto que parecían estar a punto de romperse.

Girando de lado, los dos se balancearon en un arco ascendente, alcanzando otra pared exterior del Ayuntamiento. Viendo que se acercaba una ventana, Subaru extendió sus pies y la atravesó rompiendo el cristal.

_Crusch: ¡Gah—hk!

_Subaru: ¡¿Qu—?!

Cuando se rompió el cristal, Subaru y Crusch entraron en la sala de transmisiones. Por un momento, Crusch pareció soltar un pequeño grito, pero Subaru fingió no escucharlo mientras la liberaba de sus brazos.

Ambos se pusieron de pie, miraron inmediatamente a su alrededor y descubrieron...

_Dragona: —hk.

Al ver con los ojos abiertos de par en par a ellos dos entrar por la ventana, la dragona negra se puso rígida.

El mismo enorme cuerpo que habían visto en el techo estaba metido en la habitación. La dragona negra había doblado sus alas, mirando hacia la puerta por la que uno normalmente entraría.

Presumiblemente, la dragona tenía pensado convertir a Subaru en cenizas en el momento en que tratara de entrar a la habitación por la entrada normal, pero esa estrategia había sido completamente derrotada.

Obstruida por su propio gran cuerpo, la dragona negra estaba en una habitación que limitaba enormemente sus movimientos. Aunque se preparó para contraatacar moviendo sus alas—

_Subaru: ¡Crusch-san!

_Crusch: ¡Sí!

Como si se hubiera liberado a sí misma del miedo a las alturas, Crusch asintió en respuesta antes de atacar con su corte de espada.

La cuchilla de viento atravesó el aire hacia la dragona negra, dañando una de sus alas y dejando al descubierto sus patas. De un salto, Crusch se acercó e hizo un corte directo a una pata frontal. La dragona negra gritó ruidosamente a la vez que sangre negra comenzaba a esparcirse.

_Dragona: ¡¡¡AAAAAAGGGHHHH!!!

_Subaru: ¡Cuidado! ¡Al suelo— ¿ah?!

La dragona negra se retorcía de dolor, sus grandes alas convirtieron la sala en un caos mientras las agitaba salvajemente.

Aunque esta habitación era más grande de lo usual, no era tan robusta como para resistir las alteraciones de una criatura del tamaño de un elefante. Para escapar de esta destrucción, Subaru se giró para correr, pero en ese momento encontró—

_Niña: ¡——!

—A los pies de la dragona negra, una joven niña encadenada que temblaba.

Subaru cruzó miradas con aquella niña llena de lágrimas.