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Re: zero arco 3, 4, 5.

Pueden seguir aquí después del cp25 Luego subiré el Arco 1 y Arco 2. A partir del CP 329 comienza el arco 5.

delta_zero_1153 · ファンタジー
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503 Chs

Con la Abuela, con la Madre, con la Hermana, como Nieto, como Hijo, como Hermano. Parte2

???: Jamás pensé que volverías aquí. —Me hace muy feliz.

Cuando recuperó la consciencia, Garfiel se dio cuenta de que estaba de pie en medio de un bosque.

Giró la cabeza, y vio un bosque familiar — pero, comparado con el escenario que Garfiel conocía, este bosque era de alguna manera más joven. Sólo eran unos años de diferencia, pero dado que era un lugar con el que interactuaba a diario, Garfiel podía notar la discrepancia.

Esto era el pasado.

Y él estaba en un sueño, desafiando la Prueba.

Luego de aceptar relajadamente estos hechos, Garfiel verificó su propio estado.

Sus extremidades estaban ahí. Todo de su cuello para arriba, ojos, nariz, oídos y etcétera existían sin problemas. Abrió la boca, dio un mordisco al aire, y sus colmillos chasquearon como hojas desenvainadas.

Se encontraba bien, sin problemas. De hecho, sintió como si las heridas que tenía antes de entrar a la Tumba hubieran sido sanadas.

_???: Tus heridas de la realidad no fueron traídas aquí porque este lugar sólo yace en tu mente. Si tuvieras una herida tan grave como para influir en tu mente, entonces no podría sanar ni en el sueño. Esto ya ha sido verificado, así que si por ejemplo a alguien le faltara un brazo en la realidad y fuera invitado a este mundo, su brazo faltante no sanaría y...

_Garfiel: Termina ya con tu tedioso parloteo. ¿Acaso no te das cuenta de que te estoy ignorando?

_???: Sin duda me doy cuenta. Aun así, debo hablarte. Así que me gustaría que respetaras este sentimiento de deleite que tengo por nuestra tan esperada reunión.

¿Quieres intentarlo? Dijo la sonrisa de muñeca de la mujer que estaba frente a Garfiel.

Del cuello para abajo, la cubría un vestido negro como de funeral, su cabello y piel eran de un blanco puro.

Su sonrisa era tan seductora que hechizaría a cualquier hombre, pero bastaba con estar frente a ella para darse uno cuenta de que estaba absolutamente vacía.

Ese rostro también era tal y como la recordaba, no había cambiado en absoluto.

_Garfiel: Mi asombroso ser ha crecido, pero tú no has cambiado nada.

_Mujer: Porque desafortunadamente he fallecido. Muerta, sólo con mi alma estancada en este mundo. No importa cuánto tiempo pase, no puedo recorrer el mismo sendero que los vivos. Este es un tema muy sentimental, ¿no te parece? No es algo que encaje contigo.

_Garfiel: ¿Qué 'ncaje? Hay palabras que sólo quienes verdaderamente me conocen bien tienen derecho a decir. Nuestro 'ncuentro ocurrió hace mucho y sólo fue una vez. Y tampoco 's como si hubiéramos hablado de algo importante.

_Mujer: Quizás así es como me ves tú. Pero debo preguntarme entonces si el tiempo que yo llevo observándote también ha sido exactamente de esa forma.

_Garfiel: —Tch.

Él sabía que no podía vencerla en una conversación.

Mientras soportaba la necesidad de chasquear la lengua, Garfiel miraba a la bruja que yacía ahí sin una pizca de hostilidad en su rostro. Echidna.

Quizás actuando como supervisora de la Prueba, Echidna también acompañó a Garfiel de esta manera la última vez que vio su pasado. No fue por preocupación humana de que la Prueba fuera a afligir mucho su corazón; sino para asegurarse de que Garfiel presenciara todos y cada uno de los eventos que se desencadenaban, por una asquerosa especie de curiosidad.

Habiendo perdido la voluntad para seguir hablando con ella, Garfiel dirigió su mirada hacia el bosque.

Si esta producción que presentaba al pasado ya había empezado, entonces la llegada de los actores era sólo cuestión de tiempo.

Garfiel no tenía ni la más mínima intención de deleitar a esta bruja, a quien una simple conversación la deleitaba.

_Echidna: Qué frío.

Echidna aceptó incluso esa actitud de Garfiel como algo agradable mientras estaba a su lado acariciándose su blanco cabello.

Durante esta coyuntura, mientras él la miraba desde un lado, el cambio ocurrió.

_Garfiel: —

Siendo recibido por una escena que supuestamente ya estaba esperando, Garfiel contuvo su aliento.

Los límites del bosque — también conocido como la línea divisoria para la barrera que delimitaba el interior y exterior del Santuario.

Bastaba con estar cerca de la barrera para que aquellos atrapados en el interior quedaran casi inconscientes, y experimentaran la desagradable sensación de que su ser se encontraba bajo una fuerte confusión. 

En los alrededores de esta frontera aparecieron cuatro siluetas.

Una era Lewes con su largo y rosado cabello, su apariencia era idéntica a la que tenía fuera del sueño, en la realidad.

Otra era una niña de quizás unos diez años de edad con un hermoso y sedoso cabello rubio — Frederica.

Y de pie al lado de Lewes y Frederica estaba una mujer, con su cabello atado en una coleta, tenía un semblante dulce.

En sus brazos cargaba a un infante. Un niño rubio, con unos ojos desagradables.

_Garfiel: ah… M-mamá...

En cuanto vio a la mujer y reconoció a quién estaba cargando, un débil sonido escapó de sus labios. Pero su llamada para su madre no alcanzó a ninguna de las cuatro personas.

— Naturalmente. Nadie podía interferir con el pasado.

_Echidna: Incluso suponiendo que pudieras acercarte, no podrías tocarla. Nada de lo que le digas hará que te sonría. Sé que suena ridículo viniendo de mí, pero entiendo cómo te sientes al ser obligado a ver algo tan cruel.

Este sentimentalismo de la bruja hacía que él quisiera gritar "¡No te atrevas a hablarme!"

Pero los ojos de la bruja mientras observaba a Garfiel, quien tenía cara de estar sufriendo, no albergaban maldad alguna. La bruja había preparado esta escena sin malas intenciones.

¿Cómo se manifestarían los remordimientos del desafiante, cómo los enfrentaría — y cuál sería el resultado de ello? Eso era lo único que buscaba este desastre natural.

_Garfiel: —

Garfiel tembló. Las cuatro personas estaban teniendo una conversación.

El tema de conversación, sus palabras, el tono de sus voces, nada de eso estaba alcanzando a Garfiel.

Ellos abrían las bocas y emitían sonidos.

Pero, cuando viajaban a través del aire y resonaban contra los tímpanos de Garfiel, no surgía ningún significado de esos sonidos.

La angustia apareció en el rostro de Lewes. Frederica se mordía el labio para evitar dejar escapar su llanto. Su madre parecía preocupada, mientras que el Garfiel en sus brazos sonreía alegremente.

Ningún sonido acompañaba esta escena porque estos eran los recuerdos de Garfiel.

El joven Garfiel no almacenó el contenido de esta conversación en su memoria, por lo que las palabras que decían no alcanzaban al Garfiel del presente.

Pero este recuerdo afectaba a Garfiel levemente, de manera superficial.

La escena se reproducía, la actuación parecía estar hecha para enloquecerlo.

_Echidna: Me pregunto qué podrían estar diciendo. ¿Entiendes algo?

_Garfiel: Deja de hablarme. — Vas a darme una respuesta estúpida de todas formas.

Considerando lo que pasó después, podía deducir lo que estaban diciendo.

Su madre estaba tratando de irse al mundo exterior, mientras que Lewes y Frederica intentaban convencerla de quedarse. El joven Garfiel era incapaz de unirse a la conversación, simplemente estaba siendo sostenido por su madre y deleitándose por ello.

_Garfiel: —¡Ghhah!

Una intolerable desesperación alcanzó a Garfiel, llevándolo a dar un paso al frente.

Las cejas de Echidna se levantaron mientras Garfiel avanzaba hacia los cuatro. 

Él se ubicó a su lado, pero ninguno lo notó. Miró a su hermana, más pequeña que él, Lewes, sin cambiar, y a sí mismo y a su madre, todos frente a él.

Sostenido por su madre, el joven Garfiel sonreía inocentemente.

Eso lo enfurecía. Ese pequeño no sabía lo que estaba por venir, ni siquiera tenía la capacidad de participar en la conversación para convencer a su madre de quedarse, sólo permanecía ahí sonriendo.

¿Cómo se podría cuantificar el arrepentimiento y desesperación que vino por el hecho de que sólo estuvo ahí, sonriendo?

_Garfiel: ¡Augh! ¡Ghhah! ¡¡Aaaaaaagghghhh!!

Él levantó el brazo al aire y cortó el viento con las garras.

Quería enterrar las garras en el feliz rostro del infante, y sobrescribirlo con desesperación. Él quería hacerle saber lo imbécil que fue su decisión.

Pero sus garras pasaron a través de la cara del bebé, e incluso a través de los brazos de su madre que lo acunaba.

Él podría azotar el suelo y usar su Protección Divina para intentar mandarlos a volar, pero no ocurriría nada. Los balanceos de sus brazos se hacían más grandes, el fantasma de su madre se veía envuelto en la destrucción, pero no había cambio alguno.

_Garfiel: ¿¡Por qué! ¡Me muestras! ¡¡Esta mierda!!?

Batía los brazos infructíferamente. Golpeó el suelo.

Pero la destrucción no se transmitía al mundo de sus recuerdos, el cual permanecía exactamente igual.

Incapaz de desahogar su ira o hacer desaparecer al pasado, y con voz trémula, Garfiel se dio la vuelta y apuntó sus colmillos hacia la bruja.

Garfiel: ¡Es igual! ¡Nada ha cambiado! ¡Nada cambió sobre el hecho de que mamá no se quedó, o sobre lo que le pasó después! ¿¡Ya estás satisfecha, eh!?

_Echidna: Eres libre de lanzar tantos ataques como te parezca, pero… ¿No crees que es algo extraordinariamente egoísta culparme por esto? Definitivamente no es erróneo que el pasado se esté manifestando porque yo así lo quise… pero eres tú el que, sabiendo lo que era este lugar, volvió aquí. Si estabas esperando que algo hubiera cambiado, entonces a quien deberías gritarle por fracasar en cambiar no es a mí; sino a ti mismo.

_Garfiel: ¿A mi asombroso ser?

_Echidna: Por supuesto. Este lugar no ha cambiado porque tú no has cambiado. No puedes aceptar el pasado de una manera diferente a la de antes porque no puedes aceptar el cambio en ti mismo. Si aceptas que cambiarás, o eliges no cambiar, entonces serás capaz de triunfar sobre la Prueba. De hecho, hubo un chico que eligió cambiar y superó la Prueba.

Garfiel no podía expresar palabra alguna en respuesta a la declaración de Echidna sobre un anterior vencedor.

Sería fácil para él interpretarlo como una simple mentira de Echidna. Pero si no estaba mintiendo, entonces... — En cuanto lo pensó, Garfiel conoció el temor.

Alguien había superado su pasado antes.

El Santuario no había sido liberado. Esta persona que había superado su pasado no había logrado conquistar las Pruebas consecuentes. Pero incluso así, suponiendo que sí superó su pasado—

_Garfiel: N-no… ¡No puedes engañarme! ¡Necesitas tener sangre semihumana para 'star calificado para desafiar la Prueba! ¡Es imposible que alguien con sangre mestiza inferior a 1/2 que no sea mi asombroso ser o mi hermana haya venido al Santuario antes! ¡Lo que significa que todos los que 'stán calificados siguen en el Santuario! Y ese tipo que tomó la Prueba aquí y venció a su pasado no puede…

existir. Garfiel dudó al final de su declaración.

Las provocaciones de la bruja lo fastidiaron y, justo cuando estaba por dudar de sus propios pensamientos, los hechos para refutarla vinieron a él. Pero, ¿de verdad estaba en lo correcto?

La bruja sonrió felizmente.

No era porque estuviera aceptando la destrucción de sus mentiras, ni aceptando un debate de parte de Garfiel.

Sino porque estaba expectante, por algo que deleitaría fuertemente su curiosidad.

_Echidna: Ese tipo que la superó no puede… ¿qué?

Por el descarado tono de su pregunta y su actitud, Garfiel lo notó.

Echidna estaba esperando algo. Esperaba ver si, por la información que Garfiel mismo presentó, podría o no alcanzar la solución.

Y Garfiel se dio cuenta.

De quién estaba hablando la bruja Echidna.

_Garfiel: De ninguna maldita manera...

Garfiel estaba hablando del requisito para desafiar la Tumba.

Pero había una excepción.

La bruja no lo había dicho directamente, y esto era pura especulación de Garfiel.

Pero lo más probable era que, ser un Apóstol de la Codicia simultáneamente le daba las calificaciones a alguien para desafiar la Prueba.

Garfiel conocía sólo a una persona en la cual se aplicaba esto.

Y, de hecho, ¿acaso no se lo había dicho ya él mismo a Garfiel?

— He tomado la Prueba, y he visto mi pasado.

_Garfiel: Pero, él dijo que no pudo superar su pasado, él mismo dijo que no pudo superar la Prueba...

_Echidna: ¿No crees que decir esas cosas evitaría conflictos innecesarios? ¿O que eventos no deseados ocurrirían si la gente supiera que superó la Prueba, tal vez?

_Garfiel: Calla, no 'stoy hablando contigo. ¡No te entrometas!

Las palabras de Echidna hicieron que el cerebro de Garfiel se volviera errático, con pensamientos completamente desordenados.

Era correcto reconocer que él — Natsuki Subaru — había desafiado la Prueba. Él sabía que la prueba significaba desafiar tu pasado antes de que Garfiel pudiera mencionarlo.

Garfiel recordó a Subaru cuando dijo que había fallado en superarlo. Garfiel estaba tan impactado por enterarse de que Subaru tenía las calificaciones que de la nada dio fin a la conversación antes de preguntarle lo que de verdad debió cuestionar, pero—

_Garfiel: —hk.

El semblante de Subaru en aquél momento no era el de un hombre atormentado por su inconquistable pasado.

Sí que parecía frustrado por un fracaso en lograr algo, pero no lucía como un hombre que albergaba un problema personal. Ese semblante era algo que Garfiel presenciaba todos los días, reflejado en el agua mientras tomaba un baño.

La actitud de Subaru mientras atacaba a Garfiel no llevaba el rostro, ni la voz, ni las aserciones de un hombre que sufría de episodios prolongados de ansiedad mental a causa de su pasado.

_Garfiel: ¿Él... superó, su pasado? ¿Se puede superar el pasado?

_Echidna: Tan sólo como hipótesis, suponiendo que en algún momento te dio alguna clase de sermón pomposo, ¿no crees que tendría sentido que predicase algo así porque tenía fundamentos que lo hicieron capaz de ello?

La confusa mente de Garfiel recordó su pelea con Subaru.

Subaru y Garfiel estuvieron rozando sus límites para permanecer conscientes. No podía recordar todo lo que Subaru gritó en ese momento— No, no debía rendirse. Él debía, aquí y ahora mismo, recordar esas palabras y cuestionarse a sí mismo

¿Qué fue lo que le dijo? ¿Qué fue lo que le gritó?

Su pasado, su estancamiento, su inmovilidad, su barrera, su Santuario, su familia.

¿Qué le pasaba a los que ya no tienen esperanza, a aquellos que dejaron de moverse?

Si quieres empezar algo, entonces eres libre de empezar lo que quieras.

_???: —¿Entonces te vas a ir a pesar de todo?

Una voz familiar alcanzó los oídos de Garfiel.

Pero era una voz que no debería ser audible.

Porque ésta no era la voz de alguien que pudiera interferir con Garfiel aquí, ni la voz de alguien con quien Garfiel pudiera interferir aquí.

_???: Sí, me iré. Sé que te causaré problemas, Lewes-sama.

_???: No tienes que preocuparte por eso. El problema es cómo se van a sentir los niños.

Eran las voces conocidas de su familia, y las voces desconocidas de su familia.

Los sonidos coincidían con los movimientos del semblante amargo de Lewes, y los movimientos de su madre que estaba frente a ella.

Por primera vez, Garfiel escuchó la voz de su madre.

_Garfiel: —

Él contuvo su aliento mientras la escena se robó su atención.

Su madre miró con amor al pequeño Garfiel en sus brazos, meciéndolo gentilmente. Frederica se aferró al dobladillo de la falda de su madre mientras la miraba, y dejó salir su tensa voz.

_Frederica: M-madre… Y-yo… yo....

_Madre: Lo lamento, Fuu. Sé que estarás preocupada.

(NT: El apodo de Frederica es Fuu porque ese es el primer carácter de su nombre: Furederika )

_Frederica: Está bien. Yo estaré bien. Pero, pobre Garf...

_Madre: ¿Debería llevarlo conmigo? Pero tu mami es muy torpe. Estoy segura de que pasaría por malas experiencias. Fuu, tu eres mi niña, pero eres muy confiable. Por favor cuida de él.

Aunque Frederica estaba triste, se despidió de su madre.

Garfiel no sabía que su hermana había estado de acuerdo con su madre sobre su partida del Santuario. Lewes, quien sostenía los temblorosos hombros de Frederica, también parecía respetar la decisión de la madre de los niños.

_Madre: Gar, tu mami volverá.

Su madre levantó al pequeño Garfiel.

Ignorante de la decisión de su madre, él sonrió animadamente. Ella lo acercó, y lo besó en la frente.

Exactamente en el mismo lugar donde Garfiel tenía ahora una cicatriz.

_Madre: Volveré con tu papi. Hasta entonces, espérame.

_Garfiel: —¡hk!

Sus ojos estaban llenos de afecto, su voz llena de compasión.

Para evitar perder el inolvidable recuerdo, una y otra vez, su madre lo besó.

Eventualmente, le dio el pequeño Garfiel a Lewes.

Lewes sostuvo a Garfiel firmemente mientras ella y la madre asentían la una a la otra. Su madre entonces abrazó a Frederica, y cubrió también la frente de su amada hija en una lluvia de besos.

_Garfiel: —Haa, auh. Aaug, aaaagh... aaaaaaagh…

Mientras presenciaba esto, en algún momento Garfiel cayó de rodillas.

¿Qué es lo que estaba viendo?

Él no conocía esto. Nunca lo había visto antes.

Se suponía que éste era el recuerdo de cuando era joven, cuando no sabía nada, cuando desafió la Prueba, cuando vio algo más desesperanzador, cubierto de un dolor desgarrador.

Y aunque lo recordaba, aunque recordaba ese vívido sentimiento de ser abandonado en ese recuerdo, había creído que ese recuerdo era algo valioso y cultivó así su terquedad.

Todas las amenazas vacías, a lo largo de todos sus días hasta ahora, las cuales había hecho para esconder su dolor y miseria — se desmoronaban y derrumbaban mientras algo totalmente diferente las sobrescribía.

¿Qué era esto? ¿Qué era este recuerdo?

¿Acaso su madre no lo abandonó a él y a su hermana, dejándolos para buscar su propia felicidad?

¿Acaso no había expulsado a estas molestias de su vida y había decidido recorrer su propio camino?

Era completamente al revés.

Su madre lo había abandonado a él y a Frederica, y se fue. Lo cual explicaba por qué Garfiel había sido capaz de crear con toda seguridad a la persona que era Garfiel Tinsel.

En cuanto Garfiel comprendió que todo era el resultado de ideas mal encaminadas, su inquebrantable barricada se convirtió en un frágil muro de tierra, y el mundo bajo sus pies colapsó.

Garfiel ya no podía permanecer de pie mientras la escena de la despedida de su familia llegaba a su final.

Su madre, renuente a irse, tocó a Frederica y a Garfiel una última vez, y le confió todo a Lewes mientras tomaba su mochila y se dirigía a la salida del bosque.

Se detuvo muchas veces por el camino. Volteando hacia atrás, vio a Frederica, quién se despedía con su mano. Veía cómo Lewes sostenía la mano de Garfiel para que se despidiera de su madre de la misma forma, mientras ella también se despedía.

Ella se recompuso y nuevamente comenzaba a caminar. Se detenía. Volteaba, se despedía.

Una y otra, y otra y otra y otra y otra vez, mientras su madre salía del bosque—

_Garfiel: —¡¿Qué?!

Justo cuando se estaba levantando para seguirla, su visión se distorsionó.

El mundo perdía sus bordes, y no era completamente por las lágrimas que llenaban los ojos de Garfiel. Estaba ocurriendo por una razón más evidente.

Los bordes de su campo de visión se llenaban de una luz blanca, y el bosque estaba desapareciendo.

Como el fin del mundo. El inesperado final llevó a Garfiel a voltear hacia la bruja detrás de él, y gritar.

Garfiel: ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué se termina aquí!? ¡No he llegado a lo fundamental de...

_Echidna: No, ya se acabó. No es necesario ver nada más. No soy yo la que determinó que el sueño ya debía terminar, fuiste tú. Felicidades, Garfiel. Has reescrito tu pasado.

Garfiel: ¿¡Qué 'stás…!? ¡Deja de joderme! ¡La parte que tiene que ver más con mi asombroso ser ocurre después de 'sto!

_Echidna: No hay necesidad de ver lo que sigue, e incluso suponiendo que hubieras visualizado una fracción de lo que ocurrió después, interferir con ello está fuera de tu alcance.

_Garfiel: Auh—

No puedes cambiar el pasado, decía la bruja.

La cara roja de Garfiel palideció mientras caía de rodillas a medio camino de levantarse.

Él conoció los verdaderos sentimientos de su madre. Y ahora esto.

El destino de su madre, habiendo dejado este lugar, ¿no cambiaría?

Su madre dejó el Santuario por el bien de Garfiel y Frederica, al ir en busca de su padre. Pero inmediatamente después de su inicio, ese viaje fue aplastado, junto a su madre.

— ¿Acaso esto no había hecho que un recuerdo ya desesperanzador se convirtiera en algo aún más desolador?

¿Acaso un recuerdo de desesperación apilado sobre desesperación no se convirtió en uno de esperanza aplastado por la desesperanza? ¿Qué cosa de él se suponía que tenía que cambiar con esto?

_Frederica: Madre nos amó a ti y a mí, Garf.

Garfiel levantó repentinamente la cabeza.

Su aún joven hermana lo miraba mientras él estaba de rodillas. Lo estaba mirando. Un pasado supuestamente ciego, incapaz de interactuar, estaba interactuando con él. 

_Frederica: Nuestra madre dejó el Santuario por el bien de nuestra familia. ¿Eso te desagrada?

_Garfiel: ¡No juegues conmigo! ¡Como si de verdad hubiéramos sido tan amados! N-no, pongas recuerdos innecesarios en mi cabeza. ¡Mi asombroso seeer…!

_Frederica: Cuán fácil fue no haber sido amado.

Dijo la joven Frederica, casi burlándose de Garfiel.

La diferencia de estatura era literalmente la que hay entre un niño y un adulto. Pero a Frederica no le importaba en lo más mínimo su estatura, hablando directamente de frente y con un semblante que sugería que estaba hablando con su hermanito idiota.

_Frederica: Hacerte creer a ti mismo que tu amor no era correspondido te dio la capacidad de justificar tu comportamiento.

_Garfiel: ¡No!

_Frederica: Tú la amas y ella te amó… si descubrías esto, ya no podrías justificar tu negativa de salir al exterior, tu necesidad de permanecer encerrado en el Santuario. 』

_Garfiel: ¡No! ¡No, no! Ni siquiera lo sabes… ¿¡Qué crees que le pasó a mamá!?

_Frederica: — Sin duda lo sabría.

Garfiel se dejó llevar por la ira mientras gritaba, pero entonces algo impactante lo abofeteó en la cara.

El semblante de Frederica se borró. Ella miró a Garfiel, tratando de soportar algunas emociones.

— ¿Qué acababa de decir?

_Frederica: Sin duda lo sabría. Incluso si suponemos que tal vez nuestra madre luego de haber dejado el Santuario sufrió una desdicha instantánea… Sin duda esa información me habría llegado.

_Garfiel: ¿¡Y… y qué!?

_Frederica: Y seguramente entiendes que esta información no podía haberte llegado a ti. Ya no eres un niño pequeño, Garf.

Frederica sabía lo que le pasó a su madre.

E incluso Garfiel entendió por qué ella había sido incapaz decírselo al joven Garfiel.

¿Quién rayos podría informarle a un niño pequeño que su madre había sufrido un cruel final?

Si él no lo hubiera visto en la Prueba de esta Tumba, Garfiel nunca lo habría sabido.

Él se había enterado porque había pisoteado una gran cantidad de consideraciones y bondades que habían tratado de evitar que él lo averiguara.

_Frederica: La verdad es, que tú sí recordabas que nuestra madre te quería.

_Garfiel: ...

_Frederica: Tú mismo te heriste en el lugar donde nuestra madre te besó, el último lugar donde te tocó, en un intento de fingir que no había ocurrido.

Sus dedos tocaron la cicatriz de su propia frente.

Esta herida no existía en su frente cuando era joven.

Él sufrió esa lesión inmediatamente después de haber desafiado la Prueba. En un estado de pandemonio, Garfiel azotó su cabeza contra los muros y contra el suelo, hiriéndose a tal grado que sufrió una herida permanente.

Esta cicatriz era de su herida de entonces. Y la verdad detrás de esta cicatriz era, indudablemente, lo que Frederica había dicho.

_Frederica: Está por terminar.

Susurró Frederica.

Antes de que él se diera cuenta, el mundo ya había perdido casi toda su forma.

El bosque había desaparecido, así como su madre y Lewes. Ni siquiera la observadora bruja estaba a la vista, en ese mundo sólo quedaban los hermanos Frederica y Garfiel.

_Frederica: Incluso si lo escondes con heridas, no puedes borrar tu pasado. Ni tampoco el hecho de que fuiste amado.

_Garfiel: ¿Qué… debo hacer?

Garfiel le preguntó débilmente a Frederica.

_Garfiel: Si el desenlace de mamá no puede cambiar, 'ntonces eso significa que aún le temo al exterior. Salir allá afuera, y que Nana y todos los demás tengan que salir, me da miedo.

_Frederica: ¿Tienes que preguntarle a esta pequeña hermana mayor tuya antes de poder averiguar la respuesta?

_Garfiel: ¡Sé que 's patético! Pero eres la única a la que le puedo preguntar. Vamos, dime… Hermana, por qué...

_Frederica: ¿Qué es lo que deseas hacer, Garf?

Interrumpiéndolo, Frederica ladeó la cabeza.

La boca de Garfiel se atascó. ¿Qué quiere hacer él? Eso no era de lo que estaban hablando. Era lo que debería hacer, lo que necesitaba hacer. Eso era lo que preguntó.

_Frederica: ¿Qué es lo que deseas hacer, Garf?

Pareciendo exasperada, Frederica repitió la pregunta con cara de "qué remedio".

Garfiel contuvo su aliento.

_Garfiel: Quiero hacer, lo que ellos quieren.

_Frederica: ¿Lo que quiénes quieren?

_Garfiel: Quiero hacer… lo que los que me necesitan quieren que haga.

_Frederica: ¿Por qué te sientes de esa manera?

_Garfiel: Porque… ellos me hicieron recordar.

¿Recordar qué? Frederica no lo preguntó.

Pero, esos ojos, tan dorados como los de él, sí lo preguntaron.

_Garfiel: — Que mi madre me amó.

——— El mundo del sueño se deshizo en polvo, el pasado se desvaneció en el más allá.