—La Emperatriz me dijo que te llevara a tu habitación. Permanecerás en Yggdrasil por una semana para conocer toda la información sobre la Unión de Armamentos Dorados, tus oponentes en el torneo y demás —explicó la Princesa Real mientras señalaba una simple puerta de madera.
Estaban fuera de Yggdrasil si es que se podía denominar así su posición actual, y Nial todavía no había visto al Maestro Crevian ni a Meryl.
El aire que giraba a su alrededor era gélido y Nial empezó a temblar al girar la cabeza para mirar a la Princesa Evalyne.
—¿Estás segura de que no quieres matarme? Quiero decir, esta habitación está literalmente a miles de metros sobre el suelo y un solo empujón sería suficiente para acabar con mi vida... No estás planeando terminar conmigo así, ¿verdad? —Los labios de Nial temblaron al preguntarle directamente.
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