Cuando volvió a abrir sus ojos.
Se encontraba en un lugar diferente.
Pudo notar que el lugar estaba tenuemente iluminado por una especie de vale, no, no era una vela, era una especie de lámpara que estaba encendida, sin fuego, él no pensó mucho sobre eso de todas formas.
Miro hacia el techo, estaba en una habitación con el techo de madera se veía un poco viejo el lugar, luego noto que estaba sobre algo suave.
Movió sus ojos y noto que estaba en una cama de paja, podía sentirla, no era exactamente la definición de comodidad, pero podía dormir en ella sin problemas si la situación lo ameritara, después de todo la cama que tenía en esa cueva no era mucho mejor que esto.
Debajo de su cabeza estaba una almohada rellena de plumas.
Sobre él estaba una manta de color café, que cubría la mitad de su cuerpo.
Aun con eso, aún tenía la túnica que cubría su cuerpo.
— Oh, estas despierto. — Obito giro sus ojos y vio a un niño parado en la entrada de la puerta, tenía el cabello de color castaño, y algunos rasguños en su rostro el niño lo miro con algo de desconfianza, sin tratar de ocultarla, o posiblemente sin estar consciente de ello, mirando sus ropas podía decir que estaban un poco gastada.
luego Obito pudo ver que más cabezas se asomaron por la puerta, más niñas, algunos de una edad menor que hablo hace un momento comenzó a asomarse.
Pudo escuchar un poco de alboroto proveniente de estos niños.
Obito los miro con un aire de desapego, los estaba viendo, pero de alguna manera no le importaba.
Les dije que no se metieran en esta habitación, hasta que nuestro invitado estuviera mejor. — escucho otra voz, esta vez la voz era de alguien más madura, una mujer, la mujer entro por la puerta, mientras los niños se hacían a un lado. Ella tenía el cabello de color negro largo, estaba usando un vestido de color gris, y detalles de color blanco.
Ella lo miro con un aire de amabilidad innata, el corazón de Obito se apretó cuando recibió esa mirada, el solo miro hacia las sabanas en sus piernas.
La mujer lo miro un momento, y luego de forma amable insto a los niños para que salieran de la habitación, en solo unos pocos momentos se quedaron solos, la mujer cerro la puerta, y camino lentamente por la habitación, escucho como ella se sentaba en una silla que estaba justo al lado de la cama.
— Lo siento, esto debe de ser difícil para ti, primero que nada, creo que debo de presentarme, mi nombre el María Martel, ¿Cuál es el tuyo?
Ella pregunto en un tono amable, Obito no la miro en ningún momento, pero luego de un tiempo, el dijo.
— ¿por qué?.
La mujer lo miro sin comprender sus palabras, Obito apretó sus puños mientras miraba con intensidad las sabanas.
Luego dijo, con una voz rota y grave.
— ¿Por qué no me dejan morir?
Él dijo.
La mujer quedo anonada por ese declaran que fue dicho por este niño, Obito apretó las mantas con sus puños, y esta vez giro su cabeza y miro a la mujer con una mirada de reproche.
— ¿por qué? — el volvió a decir, esperando que ella le respondiera, una solicitud irrazonable, Obito sabía que debía de estar agradecido con ella, por haberlo ayudado, pero no podía estarlo, no cuando el solo quería dejar de sentir el dolor.
Aunque recordándolo bien, esta mujer no fue la que lo detuvo, ¿verdad?, no, la persona que lo detuvo fue una mujer de cabello verde.
Pero eso no le importaba en estos momentos.
Ni donde estaba.
Ni porque estaba en este lugar.
Nada de eso le importaba a Uchiha Obito.
La mujer miro al niño, vio sus ojos, un niño no debería de tener esos ojos, ella se dijo a si misma.
Sintió como sus ojos se nublaban, pero lenta y suavemente coloco su mano sobre la del niño.
El chico se sobresaltó.
— Debe de dolor mucho, ¿no?. — ella dijo mientras lo miraba a los ojos. Obito no dijo nada. — debes de sentirse destrozado, sin razones para seguir adelante . . .
Ella dijo.
Obito podía ver que ella no estaba hablando solo por hablar, podía verlo en sus ojos, podía ver el dolor, y la tristeza.
La mujer acaricio su mano, y obito pudo sentir la calidez de otro ser humano, algo que casi había olvidado por completo.
— Se lo doloroso que puede ser, te sientes desconsolado, abrumado . . . te sientes abrumadoramente solo. . — ella dijo con un tono suave, Obito miro hacia el suelo, y evito los ojos de la mujer. — sin esperanza . . . .
La mujer dijo, luego ella movió su otra mano y la coloco en el rostro de Obito, movió los mechones de cabello que caían sobre su rostro, y describió las horribles cicatrices que cubrían la mitad de su cara, los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas.
— No sé que cual es el dolor por el que has tenido que pasar. — la mujer admito, mientras tomaba el rostro del niño y hacia que este lo mirara directamente. — pero yo creo . . . que aun tienes muchas razones para vivir.
Obito apretó los dientes, y negó furiosamente con la cabeza.
— No, yo. . yo ya no tengo ningún lugar al cual volver . . . yo . . . solo . . . quiero . . . — Obito se atraganto con sus palabras, pudo sentir como el dolor en su pecho se hacía más fuerte, casi impidiendo respirar.
Quería llorar, pero no tenía sentido, pensó.
Entonces sintió como los brazos de la mujer se envolvía a su alrededor.
Los ojos de Obito se abrieron con asombro.
— Yo . . . les falle a todos . . . — él dijo mientras la mujer lo abrazaba. — yo soy un fracaso . . .
La voz del niño continúo rompiéndose mientras más hablaba.
— No sé sobre eso. — la mujer dijo suavemente. — pero si se una cosa. . . ya no estás solo . . . y tampoco tienes que contenerte, puedes llorar. . .
Obito se quedó en silencio.
"No vayas por ahí de valiente y te cubras las heridas... Te estoy observando"
Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, esta era la primera vez, se dio cuenta, que lloraba y alguien estaba para él.
Obito comenzó a sollozar, amargamente, como un niño.
Era patético, él lo sabía, era un fracaso.
quiero que mi hijo sea tan fuerte como óbito.
La sensación amarga en su corazón.
— Sí, no tienes un lugar al cual llamar hogar . . . puedes quedarte con nosotros.
La mujer dijo esas palabras, con naturalidad, y entonces Obito finalmente cedió, derramo su corazón, con esta mujer que nunca antes había visto, pero cuya amabilidad era genuina.
.
.
.
.
Mientras los sollozos se escuchan al interior de la habitación.
Una elfa con el color de cabello verde, y orejas puntiagudas, estaba recargada de la pared.
La mirada en su rostro era impasible
Miro al suelo un momento, y luego, comenzó a caminar alejándose de esa habitación.
.
.
.
.
Obito abrió sus ojos, casi salto de su cama.
Su respiraron era irregular, y una capa de sudor se extendía por todo su cuerpo.
Llevo una mano a su cara y la apretó con fuerza.
Una vez más había soñado con ese momento.
Pero esta vez, dejo que su respiración se volviera más tranquila, y finalmente luego de unos minutos el suspiro.
Luego miro el lugar donde estaba.
Una pequeña, pero calidad habitación, una cama y una silla a su lado, una puerta de madera, y una ventana que permitía que un poco de luz entrara a este lugar.
Obito miro el lugar un momento, luego recordó lo que paso el día anterior.
Entrecerró el ojo, mientras miraba sus manos.
Podía sentirlo, la carga que llevaba su corazón de había aligerado.
Pero aun no era suficiente, aún tenía dudas, aún tenía remordimientos . . . pero el quería creer en eso.
Rin había dicho que siempre lo estaría observando, entonces él se dio cuenta que no quería mostrarle este lado patético a ella.
— Ah.— Obito se dio cuenta de algo en ese momento. — entonces a esto se refiera a kushida con que las personas que queremos nunca mueren. . .
Pensándolo bien, él había dicho algo similar cuando le entrego su ojo a Kakashi,
— Es cierto, estuve tan cegado . . . que ni siquiera podía recordar algo tan simple. — el murmuro.
Antes de que su mente se pudiera desviar hacia pensamientos más deprimentes.
— Oh, estas despierto. — palabras familiares, pero con una voz diferente, obito giro su ojo, y vio a una niña, por un momento su mente quedo en blanco.
La niña tenía unos 8 o 9 años, el cabello rubio y era bajita.
En realidad, el motivo que hizo que Obito la mirara, fueron las dos orejas como de gato sobresaliendo de su cabeza.
Por un momento pensó que tan vez era un accesorio de esos que usaban las chicas, pero luego noto que había una cola pegada al cuerpo de la niña, y esa en realidad parecía moverse cada cierto tiempo.
— Huh. — Obito se tocó la mejilla, y la piñizco pensando que tal vez estaba dormido. Sintió el dolor, y tampoco sintió algo raro en su chakra como para estar metido en una ilusión, el giro sus ojos y volvió a mirar a la niña que inclino su cabeza, mientras lo miraba con confusión, Obito pensó que él era el único que tenía derecho a estar confundido.
Pensó en preguntar, pero luego otro niño, entro a la habitación.
Este tenía el cabello rubio oscuro, y ojos de color azul, que parecían increíblemente aburridos y carentes de emociones, por otro lado, lo que llamo la atención de Obito fue el hecho de que el niño tenía dos orejas puntiagudas.
Obito noto algo curioso, el niño rubio de orejas puntiagudas parecía increíblemente tranquilo, mientras que la niña con orejas de gato parecía. . un poco nerviosa.
— Syr onee-san nos trajo un almuerzo, deberías de venir con nosotros.
El niño rubio dijo con facilidad, Obito lo miro y parpadeo un par de veces, la niña asintió de acuerdo con eso.
Obito los miro, y luego asintió.
Se puso de pie, noto que la túnica que llevaba le llegaba hasta lo pies.
— Oh, madre María dijo que podías usar la ropa que estaba sobre la silla.
Obito giro sus ojos, y vio que había un conjunto de ropa sobre la silla donde María se había sentado.
Los niños se quedaron parados en la habitación, Obito los miro, y ellos lo miraron, entonces se estaban mirando.
— Oh. Mmm. — Obito llevo una mano a su mejilla y dijo un poco incómodo. — pueden salir un momento.
El dijo, el niño de cabello rubio y orejas puntiagudas asintió, y salió, la niña con orejas de gato lo siguió.
Cuando cerraron la puerta Obito suspiro y tomo la ropa.
Era una camisa de color blanco y un pantalón de color negro.
Obito se miró en el pequeño espejo que estaba colgado en la pared.
— ¿huh?. — un sonido de confusión escapo de su boca, cuando se dio cuenta de algo, uno de sus ojos estaba cerrado, movió su mano y lo toco ligeramente, en realidad el podía sentirlo . . . ese ojo había perdido su luz, fue lo que concluyo.
— ¿como?
Se preguntó mientras trataba de pensar en algo, no es que el ojo ya no estuviera, era solo que ahora era inútil, Obito recordó algo de lo que Madara la había enseñado, la técnica que él había usado para resucitar luego de perder la batalla contra hashirama.
El izanagi.
Según la explicación de Madara era una técnica única del aquellos que tenían el poder de los senju y los Uchiha, sacrificando un Sharingan, transforma la realidad en ilusión, y la ilusión en realidad.
Pero el no había usado esa técnica, el no lo recordaba.
Entonces ¿por que?
En ese momento recordó, cuando estaba en su dimensión y quería huir de la realidad, cuando el mundo pareció disolverse.
Obito llego a una posible explicación, tal vez fue en ese momento.
Entonces el . . . había perdido la luz de uno de sus ojos.
Obito llevo una mano a su cabeza.
Miro por la ventana del lugar, y se dio cuenta del mundo que estaba afuera.
Independientemente de lo que haya pasado, o el motivo, ahora solo tenía uno de sus oíos.
el no se sintió especialmente mal por eso, incluso si antes él había anhelado tanto esos ojos, ahora se daba cuenta que no valían la pena, su para despertar estos ojos tenía que perder tanto. . . entonces hubiera preferido no despertarlos nunca. . .
Obito escucho que alguien lo llamaba, era la niña.
Obito suspiro, una cosa era obvia, necesitaba averiguar que era lo que estaba pasando, pero por ahora, tenía que ir a ver a la mujer que se había preocupado tanto por el, sin siquiera conocerlo.
Termino de vestirse, y dejo que un mecho de cabello cayera sobre el lado de su cara que estaba lleno de cicatrices, luego comenzó a caminar hacia la puerta.
Cuando salió la niña y el niño lo estaba esperando.
La niña parecía un poco más animada en estos momentos, se acercó a él y lo tomo de la mano con entusiasmo.
— Vamos, onii-san, la comida de syr onee-chan es muy deliciosa sé que te va a gustar.
Obito fue arrastrado por la niña hasta salir a una especie de sala principal.
Era muy amplia de al menos 10 metros de diámetro, las paredes de izquierda y derecha estaban llenas de puertas, que óbito supuso conducían a habitaciones similares a la suya.
Mirando el suelo, Obito se dio cuenta que las baldosas que lo componían parecían viejas y las hiervas casi parecían estar a punto de invadir el suelo.
— Todos están afuera, vamos. — el niño con la voz tranquila intervino.
Obito fue arrastrado por el salón principal hasta llegar a una puerta de madera, que crujido cuando la niña la empujo con fuerza.
Cuando salieron Obito fue cegado por la luz del sol. Levanto su mano para cubrirse.
Cuando su vista se acostumbró Obito vio un patio un poco amplio, había una fuente de piedra, que estaba rota, y ya no corría agua por ella.
La niña lo llevo a un lugar en patio donde un momento de niños estaban jugando, y algunos otros comiendo, óbito supuso que los que estaba jugando ya había terminado de comer.
Obito puso una expresión ligeramente incomoda mientras más se acercaban al grupo, pudo notar que entre ellos estaba el niño de cabello castaño que vio ayer, también noto a una chica hablando animadamente con los niños, ella tenía el cabello de color gris, y unos ojos del mismo color.
Estaba vistiendo una blusa blanca y una falda larga hasta la rodilla. También usa un delantal ligeramente largo alrededor de su cintura y lleva un par de botas marrones sobre medias negras.
María también estaba al lado de los niños, pero ella solo sonreía con suavidad, mientras los veía jugar, de vez en cuando ella reganaba a un niño, pero siempre lo hacía con delicadeza, que solo una madre podría tener.
Ellas se dieron cuenta de su presencia y lo miraron con una sonrisa.
Obito trato de corresponder, pero solo hizo una mueca parecida a una sonrisa.
— Veo que te pusiste la ropa que deje para ti, te ves bien. — María dijo con una sonrisa. — lamento que solo tengamos ropa usada.
Ella se disculpó, Obito levanto sus manos y las sacudió delante de el.
No, esto está bien, enserio . . . gracias.
El dijo mientras miraba al suelo.
Entonces sintió que alguien se acercaba rápidamente, vio un par de botas, luego alzo la vista y vio a la chica de cabello gris.
Ella lo miro con una sonrisa
—. Oh, te ves un poco mejor que ayer.
Obito la miro fijamente, él era un poco más alto que esta chica, pero ella tampoco era exactamente pequeña.
— ¿nos vimos antes? — el no pudo evitar preguntar.
— Oh, si. — ella pareció recordar algo, y luego dijo con una sonrisa. — puede que no lo recuerdes por que no estabas despierto, pero una amiga mía te encontró en un callejón y te llevo al lugar donde trabajamos, pero o pensé que este lugar sería mejor para ti. Así que ella te trajo hasta aquí.
Ella explico con una sonrisa.
— Ya veo. — Obito supuso que con amiga se refería a esa chica de cabello verde, pensó que tal vez debería de agradecerle también a ella.
Obito miro a la chica de cabello gris que estaba moviendo un dedo frente a él, logro notar que una sonrisa ligeramente maliciosa apareció en su cara, aunque también se podría calificar como una sonrisa juguetona.
— Pero sabes . . . — ella entrecerró sus ojos, y se acercó a él. — tuve que rebelar un secreto a mi amiga por ti.
Obito no entendía de que estaba hablando, y pensó que preguntar sobre ese secreto no sería correcto.
— Así que tendrás que pagarme de alguna manera. — ella dijo con una sonrisa, mientras se alejaba, pero no dijo de qué manera lo haría.
Obito la miro confundido, y un poco incómodo. Luego de un momento ella se giró.
— Ven, me tome un descanso de trabajo para traer buena comida, sabes tienes que agradecerle a Ryuu ella me está cubriendo ahora mismo.
Ella dijo mientras tomaba una caja de almuerzo y la extendía hacia Obito.
— ¿Ryuu?. — Obito repitió el nombre desconocido.
— Si, así se llama la amiga que te encontró.
Obito asintió, luego miro a la chica con una media sonrisa, y tomo la comida, no necesitaba comer, pero pensó que sería mal educado de su parte rechazarlo.
Aunque en el fondo de su mente, sentí que se estaba olvidando de algo.
.
.
.
.
Mientras tanto en la dimensión del kamui.
Guruguru estaba de cuclillas mientras dibuja en el suelo gris una caca.
Tarareaba una canción animada.
Luego miro hacia el horizonte de la oscura dimensión.
— fuuuu. ― soltó un suspiro, incluso si no tenía pulmones para hacerlo, luego se sintió sobre el suelo y lesión de sus piernas. -bobito. . . ¿Me pregunto qué está haciendo?
.
.
.
.
.
.