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Capítulo 1

Liam entró en la habitación envuelto en una toalla. Los guardaespaldas de su padre y el mayordomo posaron de inmediato sus ojos en él.

-¿Pasa algo? -preguntó extrañado.

Los otros intercambiaron miradas entre ellos.

- Maldita sea, les hice una pregunta.

- No, joven, no ha ocurrido nada.

- Entonces ¿por qué tienen esas caras? -Liam se fijó en una bufanda de seda sobre uno de los sofás- ¿Eso es de mi madre?, ¿Regresó?

De nuevo los demás se miraron entre ellos antes de que Gerardo, uno de los guardaespaldas respondiera.

- Sí, ella volvió... Pero está con su padre ahora.

Liam observó la expresión en el rostro del guardaespaldas, y comprendió que algo estaba ocurriendo.

- ¿Por qué volvió antes de tiempo? se suponía que su viaje aún no terminaba... ¿le pasó algo?

- No, joven, su madre se encuentra bien -intervino nuevamente el mayordomo.

- Entonces por qué... ¿saben qué?, olvídenlo, iré a verla .

- No puede ahora -lo detuvo Franco, el otro guardaespaldas- su padre ha pedido que les permitan hablar en privado.

- Pero yo soy su hijo.

- Él específico que ni siquiera usted podía pasar.

Franco se paró imponente y Liam, que lo conocía bien, entendió que no iba a ceder.

- Como sea -miró al mayordomo- cuando mi madre termine dile que por favor vaya a verme - Lanzó una mirada cortante a Franco y se fue.

En su habitación, Liam tomó una ducha, se vistió y se acostó a dormir. A la mañana siguiente, nadie fue a despertarle.

Cuando bajó a desayunar, nadie había preparado nada para él. Lucy, la encargada de la comida, bajó la mirada apenas lo vio.

- ¿Por qué no hay desayuno, Lucy?, ¿Pasó algo?

Con vos titubeante ella respondió:

- Su... el señor pidió que no preparáramos nada.

- ¿Mi padre?, ¿por qué? ¿mi mamá está bien?

- Sí... es -su voz vacilaba-... yo no lo sé.

Liam se apresuró a ir al estudio de su padre, y entonces, en la sala se encontró con Eduardo, el abogado de la familia, el mayordomo y otras personas del servicio. Todos lo vieron con incomodidad y apartaron la mirada. Eduardo le pidió a los demás que se retiraran.

- ¿Le pasó algo a mi madre? dime la verdad - le cuestionó angustiado.

- No, Liam, tu madre está bien.

- ¿Entonces fue mi padre? anoche no pude verlo.

- Él también se encuentra bien.

- Entonces ¿por qué todo esto? y ¿Por qué nadie me dice qué está pasando?

- Mira, siéntate, voy a ser directo contigo. -Eduardo se acomodó las mangas de la camisa- Mientras tu madre estaba de viaje, el señor... se enteró de algo.

Eduardo sacó el teléfono y le mostró unas fotos de su madre riendo y paseando junto a un hombre.

- ¿Quién es ese?

- Él es el amante actual de tu madre.

Liam lo miró enojado y confundido.

- ¿Qué carajos te pasa? ¿por qué dices eso de ella?

- Tu padre descubrió que ella lo engaña hace tiempo.

- ¿Por una foto? una foto no prueba nada, maldita sea, ni siquiera están tocándose.

- No es solo esa foto, Liam -dijo Eduardo con tono sombrío-, hay más, videos, transferencias, mensajes... Pero esos no es lo importante.

Liam se sentía mareado.

- ¿Hay algo más importante que eso?, ¿En dónde está mi padre? necesito hablar con él.

- Oye, escuchame, porque él me pidió que yo hablara contigo sobre esto. Cuando digo que lo ha estado engañando por mucho tiempo, me refiero a realmente mucho tiempo.

Liam sintió una punzada de ansiedad en su estómago.

- ¿Qué carajo significa eso?

- Eso quiere decir que ha estado viendo a otras personas desde el principio... desde antes de que tú nacieras.

- No, eso es imposible, es estúpido... ¿cómo mi padre no se podría haber dado cuenta?

- Tu padre ama a tu madre, pero tú sabes bien que él siempre está ocupado trabajando y que ella va de aquí a allá. No es la primera vez que la advierten de algo, pero es la primera vez que hace algo al respecto. No tuvimos que hacer mucho para investigar y descubrir la verdad, tu madre no se esfuerza demasiado por ocultarlo.

- No hables así de ella.

- Liam, yo no quiero... no quiero, no sé cómo decirte esto... -Eduardo exhaló con fuerza- él no es tu padre..

Liam sentía que todo le daba vueltas. Abrumado y asombrado en partes iguales, se sentó en el sofá.

- Es imposible, ¿por qué estás diciéndome esas cosas?

- Mira, lo siento, pero...

- No quiero escuchar más, no de ti. ¿En dónde está mi madre?

- Ella se fue anoche y no sabemos a dónde.

- ¿Y mi padre?

- Él está en la oficina, pero no puedes...

- Voy a verlo.

-Liam...

- Voy a verlo, maldita sea.

Liam fue a su habitación, se vistió, intentó llamar a su madre, pero ella no le contestó; tomó las llaves de su auto y dejó la casa en medio de las miradas y susurros de los sirvientes.

Cuando llegó a la empresa se dirigió de inmediato al piso de arriba. En la antesala, el asistente intentó anunciarlo, pero él pasó aceleradamente. Entonces, se encontró con Franco, que lo detuvo en la puerta.

- Necesito hablar con mi padre.

- Él no quiero hablar con usted.

- No te estoy preguntando, quítate.

- El señor dio la orden específica de que no le permitiéramos pasar a usted.

- ¿Qué estupidez estás diciendo? es mi padre.

- No,no lo es -dijo en un tono frío.

Liam se llenó de ira al escuchar esas palabras e intentó ingresar a la oficina con brusquedad, pero Franco lo detuvo.

- ¡Déjame pasar, imbécil!

- Ya le dije que no puede.

Liam siguió intentando entrar, pero Franco, que era mucho más fuerte que él, lo sujetó con fuerza y le indicó al asistente que llamara a seguridad.

- ¿Seguridad para mí? Hijo de puta. ¿Qué carajo te ocurre? ¿quién mierda te crees?

Liam siguió forcejeando.

- Padre, ¡padre!

Gritaba una y otra vez, pero Franco no cedía, hasta que aparecieron dos de las personas de seguridad y se lo llevaron por la fuerza. Mientras él seguía gritando, llamando a su padre y vociferando insultos, fue sacado de la oficina ante las miradas curiosas e inquisidoras de los empleados.

Cuando regresó a la casa se encontró con una escena que lo dejó estupefacto. Sus maletas estaban empacadas y ordenadas junto a la puerta. El mayordomo, su guardaespaldas y un par más de los sirvientes le miraban.

Manteniendo la vista agachada, el mayordomo le pidió que dejara la casa.

- Es una broma ¿no? -Dijo conteniendo el llanto.

- Lo siento, Liam, pero debes irte.

Liam paseó la mirada por todas las personas alrededor.

- Todos ustedes son unos traidores, no pueden hacerme esto.

- Son las órdenes del señor.

- ¡Esta es mi maldita casa!

- Por favor, debes irte antes de que el señor se arrepienta y no deje siquiera que te lleves tus cosas.

- Bien, me largo. Yo sé que todo esto es un maldito error y que mi padre se arrepentirá de hacer esto cuando se aclare todo.

Liam pidió un taxi, sacó todas sus maletas afuera, se le ofreció ayuda, pero la rechazo sin importarle que tuviste que hacer varios viajes. Y cuando el taxi llegó, se montó y se fue.