La gente sigue conmocionada por la bala del tanque de guerra que acaba de ser disparada. De repente, una de las personas del disturbio se percató que la bala se dirigía a ellos. Los demás, al escucharlo, se echaron a corren rápidamente para escapar del lugar en donde impactara la bala. Algunos entraron al edificio al cual estaban rodeando durante el disturbio.
Dentro del edificio, Noah observa la situación detrás de una ventana. En vez de alejarse y escapar, se queda observando a detalle la situación enterándose de que no importan que tan rápido la gente escape, la explosión y las ondas de choque que surgirían tras el impacto de la bala los alcanzaría a todos. Justo después de eso, la bala impacta en el centro de toda la atención, dejando una gran explosión y lanzando a la gente que se quedó fuera del edificio a alrededor con las ondas de choque, y gran parte del edificio queda destruido.
Han pasado dos horas del impacto de la bala. Todo alrededor esta destruido y completamente en llamas, en un ambiente invadido por un humo disperso pero peligroso y radioactivo. Dentro de lo que quedo del edificio, despierta Noah afectado por el humo y observa a una enfermera atendiendo unas personas heridas que sobrevivieron a la explosión. Todos tienen puesto una mascarilla por la radiación del humo, la cual estaba contenida en la bala y se expandió con el impacto. Noah se levanta y corre a ayudar a la enfermera. La enfermera le da una mascarilla para que se proteja mientras cura a los heridos. De repente, una mujer aparece en la entrada diciendo que encontró a alguien vivo afuera.
Noah y la enfermera salen del edificio y miran alrededor. De pronto ven el cuerpo de un adulto moverse, y sobre este, un extraño ser deforme inmóvil. Ambos, junto con la mujer corren a ayudarlo. El adulto despierta y observa a los tres frente a él. Ellos le ayudan a levantarse. Durante la ayuda, el hombre adulto siente algo en su mano izquierda. Él mira que tenía una mano cortada en sus piernas. Al enterarse de quien podría ser esa mano se da la vuelta bruscamente dejando caer el cuerpo deforme que estaba encima. Él observa ese cuerpo con detalle, y se percata de que era su hijo, que murió por el impacto y las mutaciones generadas debido a la exposición del humo radioactivo. El hombre lo agarra en sus brazos y empieza a gritar de llanto.
Días después, en una televisión dentro de un centro comercial, transmite un noticiero narrando el suceso que paso el pueblo que fue bombardeado por la bala del tanque. De entre las personas que observan el noticiero estaba Nathaniel, aquella persona a la cual una plomera le había dicho que el agua del planeta se estaba acabando. Allí se encuentra a la plomera que conoció aquella vez, que se pregunta que es lo que están viendo en el televisor. Nathaniel le explica destacando una frase escrita en el noticiero, que dice "El fin de la paz".
Desde ese momento los ejércitos de todo el planeta se prepararon para comenzar la esperada tercera guerra mundial, que también recibió el nombre de la guerra de recursos.
En esta guerra peleaban por el objetivo de que el vencedor se convertiría en el futuro distribuidor de la escasa cantidad de agua existente en este entonces. Todos los países, incluyendo aquellos que no tenían ejército, participaron en el catastrófico conflicto. Algunos intentaron aliarse entre ellos, sin embargo, la pelea por adueñarse del agua los separo a todos incluyendo a las grandes potencias.
Durante el transcurso de la guerra, las grandes ciudades del mundo fueron desalojadas rápidamente debido a que estas representaban el mayor gasto del recurso hídrico, y sus habitantes fueron trasladados a lugares con menos concentración de personas. Sin embargo, estas ciudades no duraron mucho y todas ellas fueron reducidas a pueblos fantasma en solo cuestión de tiempo.
Una crisis económica nunca vista afecto al planeta, trayendo una inflación a no solo a productos que contenían agua, sino también a los que no estaban relacionados con este recurso. Tanto el dólar como las monedas de muchos países fueron devaluadas en un abrir y cerrar de ojos, encareciendo bruscamente el sustento y supervivencia de la vida humana y aumentando de forma considerable la pobreza en todo el mundo. El mundo volvió al sistema del trueque.
Muchas personas murieron debido a las graves consecuencias de la guerra. Entre estas, el niño que muto por los gases radioactivos de la bala de tanque de bombardeo al primer pueblo destruido por armamento militar después de un largo periodo de paz y armonía. El padre de aquel niño sufrió mucho por su perdida.
El agua fue escaseando más y más en el planeta. La guerra dejo muchos lugares completamente inhabitables debido al disparo de múltiples armas nucleares y radioactivas en distintas zonas del planeta. Además, el aire contaminado de estas afectó el clima, expandiendo la existencia de enormes desiertos por todo el mundo, en los cuales vivían la mayor parte de las personas pobres y que han perdido sus trabajos y sus formas de sustentarse. Entre estas personas estaba Nathaniel y su esposa la plomera. Eran de los pocos matrimonios que lograron casarse entre el enorme conflicto, y también de los pocos que se convertirían en familia, debido a que la plomera estaba embarazada. Nathaniel intercambio la gorra de plomero de su esposa por un vaso de agua potable para hidratarla. Cerca de ellos estaba una anciana cuestionándose sus creencias religiosas por lo que está pasando el planeta, estrujando fuertemente con ambas manos un rosario hasta romperlo.
La religión tampoco resistió los efectos de la escasez del agua y de la guerra. Durante los primeros cinco años de la guerra, en una iglesia de El Vaticano, varios misioneros estaban rezando a su dios católico para que el recurso del agua volviera. Sin embargo, uno de estos se percató que no importaba cuanto oraran, el recurso jamás regresaría. Cuestiono la existencia de su religión y de su Dios, incluso se quejó de la inutilidad de las oraciones en esta crisis mundial, para luego terminar suicidándose con el disparo de pistola hacia su cabeza. Poco a poco todas las religiones decayeron gradualmente hasta no quedar ni un rastro de estas. Sus creyentes las abandonaron, dejándolas sin siquiera una sola y única persona devota a estas, perdiendo su valor en la sociedad actual.
Todo esto sucedió durante los primeros diez años de la guerra de recursos. Mientras el tiempo pasaba y la guerra se desarrollaba, el planeta y su humanidad se deterioraba paulatinamente. Y al finalizar el undécimo año de la guerra, todas reservas de agua dulce y potable que quedaban en aquel entonces se agotaron por completo, dejando al planeta sin ni una sola gota salvo de agua de mar.