—No se trata de que confíe en ella o no. En nuestro negocio se trata de no perder la confianza. Seremos considerados traidores si vamos contra nuestra contratante, y eso es malo para futuros negocios. Mis disculpas, señorita Huo. Tenemos que llevarla.
—Espera, yo no los conozco y jamás los ofendí. Todo lo que quieren es dinero, si seis millones no es suficiente, puedo darle más. Solo déjeme vivir, no quiero morir aun. Soy muy joven.
Huo Mian fingió rogarles, esperando que eso los distraiga lo suficiente para que bajaran la guardia.
—No te preocupes, nuestra contratante no te quiere muerta. Solo quiere que tomemos unos cuantos videos de ti.
La expresión de Huo Mian engraveció al oír esto.
—Jefe, tiene un buen escote. Una vez que la traigamos, puede jugar con ella primero y cuando termine nosotros también podremos divertirnos. Puedo prometerle que el video será espectacular.
Uno de los hombres sonrió, su rostro extasiado mientras fantaseaba.
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