—Maldición, ¿cómo rayos iba a saber que querías darme la mano? Pensé que querías agua, por eso me quité del camino —replicó Zhu Lingling, y Qin Chu y Huo Mian se echaron a reír al oírlos...
—Apenas salimos a la carretera y ustedes ya se están tocando. ¿Tendrán sexo en el auto en cinco kilómetros? —preguntó Huo Mian a propósito.
Gao Ran se quedó en silencio...
Zhu Lingling dijo: —Huo Mian, eres tan indecente.
A lo que Huo Mian respondió orgullosa: —Estaba bajo la tutela del señor Qin.
—Cariño, ¿realmente tienes que convertir a tu propio marido en un chivo expiatorio?
—Por supuesto... Me casé contigo para que pudieras ser mi chivo expiatorio.
—Está bien, lo aguantaré entonces... Pero tendremos que hacerlo tres veces esta noche para compensarme por ser un chivo expiatorio —respondió el señor Qin con la mayor seriedad.
Fue el turno de Zhu Lingling y Gao Ran de echarse a reír...
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