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CAPITULO 176 PLANIFICACIÓN PRECIPITADA por Sylar

PERSPECTIVA: Rozuel Drayt

Una flecha asesta en mi hombro izquierdo, el asombro, la ira y el rencor hizo eco en mi mente.

—¡¡INFELIZ MALNACIDO!! –Exclamo Riha hacia el arquero responsable de tal agresión.

¡BANG!¡BANG!¡BANG!¡BANG!

Disparos son efectuados entre los dos, a pesar de saber que era un desperdicio de munición, no podía contener tal iracunda emoción contra el responsable de esta flecha. El arquero es baleado sin piedad, ya sea en el torso, brazos, piernas e incluso su cabeza, fue acribillado con su última palabra pronunciada de su boca, "Taqwakee".

Los demás guardias arqueros y magos de báculos para su estupefacción, observan como su fallecido compañero yace en el suelo con numerosas heridas producto de nuestras herramientas. Al cabo de unos segundos, nos apuntan mostrando hostilidad en sus expresiones fáciles, pero sus manos temblaban, el temor no era por nosotros, sino por el poder que tenía nuestras armas de fuego.

Amira estaba totalmente perdida en su herida semihumana Namida, quien estaba siendo asistida por dos magos con artes curativas, ignorando la posible masacre que estaba por producirse. Mi dedo estaba sobre el gatillo, no podía darle la chance a otro arquero de disparar primero, sin Intense Iron estoy desprotegido.

La dolencia en mi hombro es abrumante, ignorarlo poco ayuda a que el dolor disminuya, por suerte no ha penetrado en alguna zona delicada, de haberlo hecho la hemorragia interna me habría hecho colapsar casi de inmediato. No puedo quitarme la flecha, porque de hacerlo ahora provocaría una herida abierta que deje vía libre a la pérdida de sangre, para retirarlo primero necesitaba contar de antemano algo con que curar la herida y cubrir después.

Pero no podía concentrarme de momento en los primeros auxilios, un montón de tipos nos estaban apuntando con sus armas a distancia, ya fueran más flechas o proyectiles mágico, ambos lados nos dejarían fatales si llegan a atacarnos. Riha estaba usando su tercer cargador en su Beretta 92, por mi parte, a mi TEC-9 le quedaban dos cargadores restantes (con uno siendo utilizado ahora), y de los 12 cartuchos, 2 han sido utilizados.

La tensión aumentaba, esto solo terminaría con uno de los dos tomando la iniciativa, en mi mente me repetía una y otra vez "dispara", después del flechazo, no es de extrañar que mi consciencia este alerta. En el preciso momento en que jale del gatillo o algunos de ellos lance el siguiente ataque, la masacre dará inicia y nada lo va a detener, ni la propia propietaria.

—Roz, debemos disparar primero, podemos eliminar a todos los arqueros y magos de báculos antes de que ellos reaccionen al primer disparo –Sugirió Riha.

Ciertamente, había posibilidades de que pudiéramos eliminar a los hostiles a distancia antes de que alguno de ellos respondiera primero, pero también estaba el resultado contrario. Que algún arquero o mago consiga contratacar, el anterior logro asestarme una flecha en el hombro, pero no parece haber apuntado con certeza, fue un acierto aleatorio, si los demás consiguieran atacar, con que alguno de en el pecho o cabeza, era nuestro fin, no contábamos con protecciones para lidiar sus ataques.

—"¿Disparar o esperar?, ¿disparar o esperar?, ¿¡DISPARAR O ESPERAR!?" –Las opciones se repetían en mi mente —"¿Tomar la iniciativa o responder a potencial agresión?" –No dejaban de repetirse con diferentes consignas —"¿Atacar o defenderse?" –Una y otra vez se replicaba —"¿Ofensiva o defensiva?.

¿Atacar de una vez?, ¿responder contra todos directamente a la agresión del primer arquero ya abatido?, mi dedo en el gatillo temblaba, apuntaba a uno de los arqueros, Riha no dispararía por su cuenta, esperaba a actuar si yo lo hiciera. Entre el dolor del hombro y los nervios a los que la situación volátil me llevaba a padecer, lo segundo estaba ganando.

—"¿Disparar o esperar?, ¿¡DISPARAR O ESPERAR!?... ¡DISPARA… DISPARA… DISPARAAAAAA!"

Mi dedo dejo de temblar, estaba presionando el gatillo…

—¡¡¡KALFA!!!

Una voz resonó fuertemente en todo el salón, hizo que mi dejo se alejara por voluntad del gatillo y los arqueros como magos dejaran de apuntarnos, bajando sus armas. El responsable de pronunciar aquella palabra a todo volumen, era un hombre calvo de barba corta negra, con brazos y pectorales marcados y con una marca en forma de punto purpura sobre la frente.

—Ese hombre… -Dije en voz alta.

Reconocía a esa persona, ese hombre del punto en la frente, es el mismo que estaba en la carreta junto a los demás prisioneros, había provenido de la misma puerta por donde llegaron los guardias. Vistiendo únicamente un pantalón, caminando descalzo, llevaba una serie de vendas sobre el torso, las cuales antes no las tenía.

El hombre de la marca en la frente se acerca hacia mí y Riha, los dos le apuntábamos con nuestras armas en alto, pero él ni se inmutaba, solo se detuvo a una cierta distancia y nos miró fijamente. Luego procedió a caminar a otra dirección, deteniéndose sobre el cuerpo del gigantón al que dispare con la escopeta recortada y liquide con la TEC-9, se agacho como mi hiciera una observación minuciosa de sus heridas.

Todos los guardias con armas a distancia dejaron de apuntarnos, inclusive aquellos con armamento cuerpo a cuerpo, dejaron de estar en guardia, asumiendo una posición neutral. La tensión de hace un momento se había desvanecido de golpe, y todo por la presencia de ese enigmático sujeto el cual nos encontramos con anterioridad, una serie de incógnita se me viene a la mente con respeto a él.

—"¿Qué hace ese sujeto aquí?, ¿acaso guarda alguna relación con la propietaria de este sitio?, ambos llevan esa misma marca en la frente, ¿ese punto es acaso un rasgo físico y los dos podrían ser parientes consanguíneos?".

—Oye Roz, atento…

Riha me quita de mis pensamientos en torno al hombre de la marca en la frente, para hacerme notar que Amira se me estaba acercando, deteniéndose a una distancia prudente. Su rostro denotaba una clara aflicción emocionalmente.

—El hombre al que asesínate… se llamaba Omayat Kzur –Miro al cuerpo del gigantón de piel bronceada —Es un lugarteniente al servicio de un Muhaqdad llamado Yusuf, quien sirve y sigues las ordenes de un Azim Alnabil, Muer Afigad.

Los hombres que nos atacaron a Riha y a mí tras cruzar la puerta, estaban al servicio de ese fortachón de papada robusta, y al parecer no estaban relacionados con el Corazón del Oasis. Cuando llegamos, lo primero que note fue los cuerpos en el suelo de varias personas, por sus atuendos y armas, eran guardias de Amira.

¿Una disputa entre facciones de este reino?, a ese tal Omayat Kzur lo llamo un "lugarteniente", entonces debe estar afiliado al ejército o una fuerza armada de esta nación, ¿están en alguna clase de conflicto con una autoridad mayor de la región?. Podría sacar varias conclusiones, que el tal Azim Alnabil es un tipo de dudosa moralidad o la posibilidad de una disputa civil en curso, pero una cosa era clara, no pretendo involucrarme en algo tan problemático.

—Lo dije anteriormente y vuelvo a repetirlo, no sé en qué clase de problemas estés envuelto, pero es TU PROBLEMA, no el mío –Le aclare a la propietaria con mi armas apuntándole.

—Por favor… ayúdanos… Quíatar está en problemas… -Ella suplicaba.

—Los problemas de un reino, son cosas que deben resolverlos su propia gente, no me involucres en los desastre de tu tierra, ya tengo mis propios problemas y al fin de cuentas, aquí solo soy un "ghrayb" –Fue mi respuesta dada a ella.

Sus ojos se cerraban y sus puños los apretaba con fuerza, aguantando el evidente deseo de desahogar un pesado sentimiento de frustración.

—Danos lo que te pedí anteriormente, ropa nueva, dinero, comida, agua y un mapa, o de lo contario tendré que hacerme con dicho pedido… por las malas –Señale con mi arma a sus guardias —Y también… algo para tratar la herida –La última petición en torno a la flecha clavada en mi hombro izquierdo.

—Bien… lo tendrás… -Contesto Amira con un tono desdeñoso.

Le hablo a un par de sus sirvientes dándoles una orden, no entendía lo que le decía, pero pude intuir que estaba solicitando que trajera lo que pedía. Amira no quitaba su mirada de indiferencia sobre nosotros dos.

—Estas son las consecuencias imprevistas –Le dije a Amira —Fui muy claro con mi advertencia, ¿crees que pensaba vivir el resto de mis días como un maldito esclavo?, no tienes idea, cuanto me he planteado este plan, dispuesto a derramar la cantidad de sangre necesaria con tal de conseguir salir de aquí y regresar a nuestro continente.

—Y no vamos a detenernos, solo porque nos pidas con lastima "ayuda", siento más deseo de darte una golpiza que darte ayuda de mi parte –Comento la Lupian.

—No puedo esperar mucho de los ghrayb… ya nos lastimaron en el pasado, creí que esta vez… podría ser diferente… -Fueron las palabras de la propietaria.

Su declaración me enojaba, habla como si todos los forasteros tuvieron la predisposición de ser malévolos para ellos, como si hacernos eslavo contra nuestra voluntad durante todo este tiempo, no influyera en la manera en que la viéramos tanto a ella como a su gente. Lo que siento de parte suya es mera hipocresía.

—¡Cierra la boca!, ¿¡crees que tus problemas son especiales!?, ¡generalizas creyendo y dejando bien claro que para ti, todos los forasteros somos el mal!, ¿¡crees que trataría con amabilidad y respeto a alguien que me explotaba como una herramienta de trabajo sin voluntad o libertad y cuyo única paga era un pedazo de pan mayormente duro con algo de agua!? –Expuse de mi parte —No conozco tu pasado y no me interesa, desde mi punto de vista y de lo poco que se de ti, eres escoria como los esclavista con los que no topamos en el desierto, ¡y si aprovecho esta oportunidad para irme de este lugar!, ¡¡es porque no quiero y de ninguna manera me convertirme en un JODIDO ESCLAVO!!.

Amira presiono sus puños con más fuerza tras oír mis palabras, bajo su cabeza tratando de mirar a otra parte, no me contesto o contrargumento ante lo que le dije. Mientras que aquel sujeto de la marca en la frente, dejo de observar el cadáver de tal Omayat Kzur y paso a mirar los cuerpos de sus hombres, se agacho y empezó a observar con más detenimiento las heridas que poseían producto de nuestras armas.

Los sirvientes regresan trayendo consigo dos morrales, en su interior contenían comida como carne seca, verduras, frutas, cantimploras llena de agua y medicina en forma de un ungüento dentro de un frasco de cristal junto a un par de vendas. También fueron colocadas monedas de cobre y plata, eran Rubres, la moneda de este continente, un conjunto de ropa era traía a manos por las sirvientes junto a un mapa.

La ropa consistía en una túnica larga marrón, un pantalón largo del mismo color, un calzado de cuero y un turbante, cada uno recibió el suyo, yo tome el mapa que venía incluido y lo guarde en mi morral. Los morrales eran algo pesado, pero no imposible de ser cargados por los dos, la cantidad de suministro que contenían era lo esencial en cuestión de peso que pudiéramos llevar, de haberse puesto más, ya nos sería casi imposible cargar con tales cantidades.

Tomamos la ropa y la cargamos al hombro, nos cambiaríamos más tarde, con una mano levante uno de los morrales y Riha cargo el segundo, sin dejar de llevar un arma en la otra mano. Mientras nos marchamos, la propietaria insistía en pedirnos ayuda, incluso lo acompaño con una proposición.

—Ayúdanos… y te ayudaremos… -Expuso ella.

— ¿Quieres ayudarme?, diles a tu chicos que no piensen en seguirme y no intentes nada sospechoso, no empeores más las cosas entre nosotros –Fue mi respuesta inmediata.

— ¡No teníamos opción!... –Manifestó Amira —No podemos confiar… ni siquiera en nuestros propios esclavos y siervos, ¿¡cómo podríamos haber confiado entonces en dos ghrayb que salieron de la nada!?, el descuido se paga con desgracias, Muer Afigad, nos dejó bien claro ese punto años atrás, en especial cuando de forasteros se trata.

Riha soltó su morral y dejo el cambio de ropa nueva sobre esta, luego se dio vuelta y camino en dirección hacia donde se encontraba la propietaria, para detenerse y situarse cara a cara con ella. El rostro de la semihumana expresaba total desdén, Amira intentaba ocultar su inquietud, pero el que una mano le temblara, era evidencia su intranquilidad.

—Para mi gente, los Lupian del clan "Colmillo de Acero", su mayor dolor no es sufrir la tortura más sanguinaria y sádica en carne propia, nuestro mayor dolor… es perder a la persona, amistad o compañero que tanto apreciamos… que ese vínculo sea roto por la muerte abrupta –Expreso la semihumana lupina — ¿Recuerdas lo que sucedió cuando me interrogaste?, en el instante en que tú… me hiciste creer, que él había muerto en verdad…

La temblorosa mano de Amira se hizo más notoria, era claro su absoluta incomoda, no solo la mirada de la Lupian la intimidaba, sino también la pregunta que se le fue planteada.

—Tu… enloqueciste, cuando viste la "cabeza decapitada" de tu compañero, entraste en cólera, tratando de liberarte de tus ataduras… a consta de perder tus miembros… con tal de matarme… -Respondió Amira.

Ahora entiendo, la tortura de la falsa cabeza decapitada que se aplicó en mí, también fue utilizado en Riha, solo que a ella parece haberle afectado mucho más.

—Tuvimos que dejarte inconsciente de inmediato… tu ira era implacable… tu sentido de la razón se esfumo en el momento en que tu furia se apodero de ti… -Relato Amira con suma ansiedad.

—A pesar de que lo vi no resulto ser cierto, día tras día… no pude dejar de pensar en ello mientras éramos esclavos –Dijo una Riha observando fijamente su mano derecha que presionaba con fuerza —Mi mayor dolor… lo veía en mis pesadillas cada noche que iba a dormir, no podía olvidar tal horrible escena, ¿y si llegara a ocurrir?, ¿y si se volviera realidad en algún momento?, este sentimiento angustiante… perdura incluso hasta el día de hoy.

La Lupian se torna en silencio unos momentos con la vista agachada, cuando Amira estaba por intentar hablar con ella, llevar su mano al hombro de la semihumana, la propietaria recibe un golpe en el rostro. Riha con la culata de la pistola, golpea el ojo izquierdo de mujer de cabellera turquesa, tal golpe estaba acompañado de fortalecimiento y sangre salió salpicada al suelo de semejante daño.

Ni sus guardias o el hombre con poseía su misma marca del punto purpura en la frente reaccionaron ante tal suceso, sus guardias por su parte parecían contenerse, querían actuar, pero algo les obligaba a no hacerlo. El golpe de Riha dejo en Amira un ligero corte sangrante sobre la ceja y su ojo brutalmente morado.

— ¡No te excuses diciendo que "no tenías opción"!, en el momento en que nos apresaste, nos torturaste y esclavizaste, asumiste las consecuencias de tus actos –Le dejo en claro la Lupian —Así como Rozuel y yo, hemos asumidos las nuestras, ¿nos oyes poner excusas como las tuyas?, para mi clan, serias considerada alguien patética.

Riha se dio vuelta, regresando para tomar el morral y el cambio de ropa, Amira estaba sin habla, cubriendo su ojo lastimado y cerrando el restante para mirar hacia el suelo con una intensa incertidumbre.

—Roz, vámonos –Dijo la Lupian.

—Si, en marcha.

Nos fuimos sin mirar atrás, nadie nos detuvo, los guardias nos miraban fijamente, pero no actuaban o mostraban indicios de querer entrometerse.

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El exterior nos conducía por un camino de tierra recto, la edificación del corazón del oasis por fuera se veía bastante grande, como una mansión, no es de extrañar su considerable tamaño. Todo el primer piso era donde los clientes son atendidos en el salón principal, y donde albergan todas las habitaciones para alquilar, mientras que el segundo es de suponer que es donde descansa la propietaria y el personal incluido. Además de contar con un subsuelo, donde están los esclavos y cuartos de torturas.

Alrededor se hallaban a la vista otras estructuras más pequeñas (de solo un piso), por el hecho de que algunas tuvieran un campo de practica con muñecos de madera, es de suponer que son los lugares donde los guardias descansan y entrenan. Así como también, deben contar con su propia armería personal y herrería para fabricarlas.

Hacia frio y aún era de noche, pero el camino se encontraba iluminados por numerosos faroles con piedras mágicas de luz en su interior, algunos estaban colgado sobre un soporte de los edificios de los guardias y otros totalmente pegados. ¿Los habrán encendidos los mismos guardias que se adentraron al salón principal?.

—Roz… -La Lupian en voz baja me habla con sus sentidos en alerta.

No estábamos solos, de las ventanas de los edificios de los guardias, se podía notar figuras observando a escondidas desde el otro lado, ¿nos estaban vigilando?. Seguimos avanzando con cautela, tomando cada uno un farol con una piedra mágica de luz para que iluminara nuestro camino, donde las edificaciones terminaban, la abundante vegetación de la jungla se observaban al instante.

—"¿Es una buena idea adentrarse a una jungla aun de noche?" –Me pregunte allí mismo.

El origen de este bioma me parece sospechoso, ¿magia implicada tal vez?, pero si cuenta con toda la natural vegetación de una autentica jungla, es de suponer que también posea su propia fauna salvaje. Y si tomamos en cuenta que Avalia es un mundo donde la magia es real, es de creer que entre esos depredadores nocturnos, algunos sean bestias mágicas con habilidades problemáticas.

—"Esto es peligroso, es como meterse a la boca del lobo".

—Deberíamos tratar tu herida cuanto antes –Sugirió mi compañera semihumana.

Con todo lo ocurrido, casi parece que me olvide de la flecha aun incrustada en mi hombro izquierdo, de una forma involuntariamente ignore casi todo el dolor de tal aflicción, pero ya era hora de tratar la herida. Del morral me hago con la medicina que se me fue dada, un ungüento de apariencia verde lechosa, será de seguro para colocarla sobre la herida y luego hacer uso de las vendas para cubrirlas.

Riha me asiste en los primeros auxilios bajo mis indicaciones, para mi sorpresa, al retirárseme la flecha el sangrado no fue demasiado, se utilizó el ungüento sin problemas sobre la lesión y luego las vendas apropiadamente para cubrirlo. El dolor ante el contacto del medicamento aplicado dolía, o mejor dicho ardía, pero quizás posea funciones antiinflamatorias, como también antifebriles y desinfectante, era mejor que nada.

—Ah… Roz, sé que no es un momento ideal para decirlo, pero ya no me aguanto… necesito usar el baño.

A la Lupian le temblaban las piernas, no por frio, sino por las ganas de orinar, ciertamente no es un buen momento, pero que termine orinándose en cuestión de tiempo sobre la vestimenta inferior que vestía tampoco era algo que querría ver.

—Dado a que no es seguro separarnos, quizás debería estar lo bastante cerca y hacerlo cerca de ti para…

— ¡Riha! –Le interrumpí de inmediato —No eres un animal, al menos no en ese mismo concepto, haz lo que cualquier persona consciencia haría, ve atrás del primer árbol que encuentres, hazlo rápido y si algo sospechoso ocurre, abre fuego y acudiré a ayudarte.

—De acuerdo, sigo creyendo que mi idea es mejor por cuestión de seguridad, pero si Roz lo cree mejor así, entonces confiare en tu juicio.

Riha trota rápidamente para ir al árbol más cercano sin estar a mi vista, no se lleva consigo su farol de luz mágica, pues sus ojos parecen estar lo bastante desarrollado para ver en esta oscuridad, además de que según ella, seria molesto tener tanta luz para hacer sus necesidades.

Nuevamente me planteo sobre este escape, saco el mapa del morral y observo el mapa, suspire con decepción al darme ahora de mi inmenso error, todos los poblados y áreas geográficas que muestra, estaban escrito en el idioma de este reino. Era incapaz de leerlo, podía deducir por la imagen incongruente de la única área dibujada en este pedazo de papel con plantas y fauna abundante, que era la posición de donde se encontraba "El corazón del Oasis".

Pero nada más, no tenía idea de donde seguir, no contaba con una brújula, no tenía las mínimas indicaciones de adonde proseguir, ¿deberíamos ir al norte, al sur o al oeste?, ¿dónde está el barco más cercano que pueda llevarnos al continente de Gresswold?. Lo peor, es que al no hablar la lengua de los locales, no hay forma de que pueda pedir información o hacer uso del dinero para comerciar algo sin que termine en estafa.

—Odio admitirlo, pero…

Este plan de fuga es un desastre, el escape del corazón del oasis habrá sido un éxito, pero el resto es un chiste que se cuenta solo, no tenemos manera de orientarnos, no sabemos hablar el idioma de esta tierra y nunca podremos negociar con algún local para salir de aquí. La provisiones que nos dieron, con racionamiento nos durara unos pocos días y después…

—Estamos en apuros –Pensé en voz alta.

Escuche un ruido provenir a mis espaldas, podría creer que se trata de Riha, pero ella regresaría por el mismo lado de donde se alejó, aquel sonido sospechoso se oyó venir del camino de tierra que seguía recto. Más concretamente en dirección adentrándose a la jungla, ósea, algo de halla afuera se había acercado a mi lo bastante.

Estaba a mis espaldas, lo percibía, ¿un depredador nocturno?, ¿quizás una bestia mágica de esta fauna salvaje?, me arme con la escopeta recortada y cargada, mentiría si dijera que no me encontraba nervioso. Al no contar con Intense Iron, ya había recibido un flechazo en el hombro izquierdo, si esta bestia conseguía asestarme con un golpe más fatal que lo anterior nombrado, estaría en serios problemas.

Continuara…