Después de tres años de matrimonio, Wendy Stewart estaba acostumbrada a los comentarios sarcásticos de Michael Lucas, sus amenazas frecuentes sobre el divorcio e incluso su indulgencia con una amante. Pensó que podría soportar todo esto toda su vida, hasta que accidentalmente quedó embarazada de un niño que Michael no quería. Finalmente desesperada, Wendy firmó el acuerdo de divorcio y se fue. Pensó que podrían haberse separado para siempre, pero Michael se negó a dejar de buscarla después del divorcio. Cuando se encontraron de nuevo, ella era la mejor diseñadora del mundo. Sonriendo dulcemente a su exmarido, dijo: —Mi querido, ya estamos divorciados. Michael simplemente la miró fríamente: —Dime, ¿qué hará falta para que nos reconciliemos?
Después de decir todas esas cosas, Christian se pausó por un momento. Una sonrisa autodepreciativa apareció en sus labios.
—No, mi madre no amaba a Anthony —confesó con un suspiro de resignación—. Ella y mi madre sí se conocían desde hace muchos años, incluso antes que Winnie Quinn. Mi madre admiraba a Anthony porque sentía que era inteligente y prometedor, pero también esperaba que él se hiciera rico en algún momento.
—Si ella hubiera amado realmente a Anthony —continuó—, le habría sido imposible seguir con él sabiendo que él se había casado con Winnie. La realidad es que Anthony estaba tras el dinero de la rica familia de Winnie y mi madre estaba tras el dinero de Anthony.
—Por cierto, Anthony se volvió rico —agregó con un deje de amargura en su voz—. Después de que aseguró por completo la MC Empresa, hizo pública su relación con mi madre. Mi mamá tenía razón al depositar sus esperanzas en Anthony, y él nunca la defraudó financieramente.
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