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Entrenamiento (Parte Uno)

En alguna parte del Océano Indico, un lujoso yate se encontraba, ese yate tenía de todo: spa, sala de cine, una piscina, un helipuerto, un minibar con bebidas carísimas y algunas difíciles de conseguir, e inclusive un cuarto que servía como un minicasino.

"Ah, acaso no es hoy un hermoso día, y pensar que finalmente la séptima generación ha llegado al fin, que rápido pasa el tiempo, cada vez que una nueva generación aparece, empiezo a sentirme más viejo." – la voz era gentil, y aguda, casi parecía la voz de una mujer, pero provenía de un hombre, alto, piel de tez negra, cabello largo amarrado en una cola de caballo, gris plateado, y unos ojos que sorprendentemente tenían un color dorado, el joven era muy atractivo, y sería raro para cualquier persona oírle decir que se siente viejo, cuando se ve como un joven en sus veinte, en el prime de su vida.

Él solo llevaba puesto un short rojo, mientras disfrutaba del sol.

"No digas eso." – dijo una mujer totalmente hermosa, que vestía un bikini blanco de una sola pieza, su cabello era de color violeta, piel blanca y unos ojos verdes. Era tal vez una candidata al puesto de la mujer más hermosa del mundo.

De pronto, un portal apareció, y de allí emergió Diez.

"Diez, bienvenido a mi humilde bote." – dijo el joven de los ojos dorados. – "Dime, ¿Cuántos nuevos miembros tenemos en nuestras filas?"

"Uno, tenemos en total 440 nuevos novatos, la séptima generación tiene a muchos miembros prometedores, con un gran potencial."

"¿En serio? Nada mal, nos viene de maravilla, con estos nuevos 440 miembros, ahora somos en total 862, nada mal, con esta cantidad creo que al fin podremos controlar los primeros tres mundos en su totalidad, Treinta, ¿Cuántos de las otras generaciones tenemos en el Mundo de Aria?"

"Tenemos 57 miembros de la Sexta Generación, y a tres miembros de la Quinta Generación." – dijo Treinta que le ofreció algo de beber a Diez, a lo que él dijo que no, pero que gracias, mientras tanto, Uno pensaba en qué hacer.

"Hm…quinientas personas de la Orden en el Primer Mundo, nunca hemos tenido tal cantidad de miembros en un solo mundo, sí, creo que es hora de apostar por todo, ir obtener el control del Primer Mundo, además, debemos de hacer pagar a las otras ordenes por lo ocurrido hace dos años con la Quinta Generación." – dijo Uno, que deseaba poder regresar al Primer Mundo y aniquilar a todos los enemigos de la Orden de Géminis, pero era algo imposible para él.

"Seguro de eso Uno, sí intentamos obtener control del Primer Mundo, las ordenes enemigas nos verán con malos ojos, y una nueva gran guerra en Aria se llevaría a cabo, no solo muchos Salvadores morirían, sino también millones de arianos." – dijo Treinta algo preocupada.

"No solo lo que dijo Treinta, según los reportes, la lucha por la corona en el Imperio Ancestral está a punto de empezar, la batalla política entre el Primer Príncipe y el Tercero comenzará a crecer, debemos tener cuidado con los movimientos que hagamos, no podemos perder nuestro control sobre el Imperio Ancestral, o nuestros miembros serán presas fáciles ante el ataque de las otras órdenes y millones de soldados de los otros imperios." – dijo Diez.

"Sí, y no solo eso, sino las otras ordenes también poseen más miembros que nunca, será difícil incluso para nuestra orden obtener el control de Aria." – terminó por decir Treinta, mientras pensaba en que decisión tomaría Uno.

"Hm, no importa, Diez, Treinta, si no tomamos control del primer mundo, e imponemos orden en él, podría pasar otra tragedia como la de hace dos años, y créanme, no deseo eso, aún tengo roces con Dos y Tres por lo ocurrido, y Cuatro está desaparecido, para que lo ocurrido no vuelva a pasar, debemos de obtener el control del Primer Mundo, que es la clave para nuestros miembros, y el fundamento del poder de cada uno de ellos."

Una vez dicho eso, Uno se dirigió al borde del yate, mirando al horizonte con una mirada profunda.

"Somos la Orden Más Poderosa, y la más temida, y, aun así, no poseemos ni siquiera el control del primer mundo." – Uno volteó a mirar a Diez, y le dijo seriamente. – "Diez, no me importa ser el único de nosotros en el Quinto Mundo, necesito que tú, Dieciocho y Veinte se enfoquen en el entrenamiento de la séptima generación, ellos serán la clave para obtener el control del primer mundo, y de descubrir los secretos que el Primer Mundo guarda."

"¿Seguro? Tú solo en el Quinto Mundo, inclusive para ti es muy peligroso, al menos deja que yo…"

"Diez, yo al igual que Treinta y los otros dos, te respetamos, y te debemos tanto, gracias a ti, sobrevivimos en nuestra llegada, gracias a ti, sigo vivo, y eres tal vez la persona a la que más respeto, pero debes de recordar quien soy yo, yo soy UNO, el Salvador más poderoso." – dijo Uno con una actitud arrogante pero sería, y Diez no pudo más que admitir que lo que él decía era cierto, aunque él y los otros tres se unieran y se enfrentaran a Uno, ellos saldrían perdiendo.

"Bien, pero ten cuidado, sí cualquier cosa fuera de tú control sucede, avísanos, no hagas ninguna estupidez." – advirtió con preocupación Diez.

"Claro, ya no soy el mismo niño estúpido de hace siete años."

"No, ya has crecido, hm, vaya, me siento viejo." – dijo Diez, quien hizo aparecer un portal y antes de entrar en el miro una vez más a Uno. – "Nos vemos en un mes." – y finalmente se fue.

"Ja." – río Uno, mientras Treinta también abrió un portal.

"Es hora de que regrese al Cuarto Mundo, nos vemos hermano." – y ella también desapareció en un portal.

Uno se quedó solo en su yate, y se quedó mirando al horizonte, mientras esperaba a oír noticias de los novatos dentro de un mes.