Unos minutos después de ser contactado, Yale ya estaba frente a una casa que tenía su propia dimensión.
Solo la casa y el jardín que la rodeaba existían allí.
Ese era un alojamiento bastante típico para seres poderosos, ya que no querían ser molestados por problemas en los universos.
La única forma de llegar a esas dimensiones era romper la pared dimensional o cruzar un pasadizo existente, y debido a que eran extremadamente pequeñas en comparación con los universos, era más fácil fortificarlas.
Sin embargo, frente a la Verdadera Divinidad Dimensional, todas las medidas eran inútiles. Si el responsable de la dimensión no tenía al menos la Divinidad Menor Dimensional, no había forma de que Yale necesitara más de un instante para entrar allí.
Además, no necesitaba dañar las defensas de la dimensión para entrar, por lo que si quisiera, ni siquiera el propietario de la dimensión se daría cuenta de su presencia.
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