Abel ya estaba afuera de la sala de reuniones a donde Dani le había dicho que fuera. Frunció el ceño porque podía oír los llantos de Dahlia dentro de la habitación. Solo podía preguntarse qué estaba sucediendo en el interior, pero justo antes de que pudiera pensar en llamar, la puerta se abrió, revelando a Dani mientras se acercaba a él.
—Puede que se demore un tiempo —dijo Dani mientras lo guiaba a sentarse en el banco disponible más cercano en el pasillo—. Están intentando obtener cada detalle que pueden de la visión que la Vidente Tarah vio.
—Debe haber sido malo escuchar cómo llora Dahlia —comentó Abel.
—Parece que Dahlia se enamoró de Zoran —suspiró Dani—. Se preocupa por él, y quiere salvarlo tan desesperadamente que está dispuesta a rogar por ello.
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