Cisne Pequeño

Nikolai entró directamente a una sala privada donde la mayoría de sus altos funcionarios estaban esperando actualmente.

Al entrar, notó cómo sus sujetos aún estaban en una acalorada discusión sobre cómo habían terminado las cosas. De nuevo, eso era exactamente lo que él esperaba que sus oficiales hicieran. Realmente no podía culparlos ya que el resultado fue algo que nadie esperaría excepto él.

El informe sobre la desaparición de la hija mayor le llegó en el momento en que ocurrió. Sabía que debía anticipar los próximos movimientos exactos del Reino de Ebodia, sabía que recurrirían a su plan de respaldo.

En cuanto se dieron cuenta de que él había entrado en la sala, todos dejaron de hablar y volvieron su atención hacia él.

—Su Majestad, este inesperado giro de eventos causará un gran tumulto en nuestro Reino —señaló el Ministro Rory. Aunque no era uno de sus grandes aliados, aún así le permitió unirse a su convoy para satisfacer a aquellos en la oposición en su corte.

Tomando su asiento, Nikolai cruzó calmadamente sus piernas y asintió a Gregorio. Su sirviente rápidamente le entregó una copa de su vino tinto que él sambulló casualmente.

—Señor, ¡es una princesa maldita! Traerá infortunio a nuestro Reino. Esta alianza matrimonial no vale la pena. Incluso peor, hacerla nuestra–

*¡Golpe!*

El fuerte golpe de su copa dorada al golpear contra la mesa resonó en la sala. Al ver que algo de la bebida se derramó, Gregorio rápidamente le indicó a un sirviente que limpiara la mancha ofensiva de vino tinto en la mesa. Mientras tanto, todos permanecieron en silencio mientras todos miraban a Nikolai, esperando que hablara.

—Hemos estado dando vueltas en círculos aquí, Ministro Rory —dijo fríamente Nikolai, su expresión oscureciéndose mientras levantaba una ceja—. ¿Estás cuestionando mi decisión en este asunto?

El Ministro Rory aclaró su garganta y respondió rápidamente.

—No, Señor, pero simplemente estoy llevando a su atención las posibles consecuencias de esta decisión.

Las comisuras de los labios de Nikolai se levantaron mientras respondía con una sonrisa peligrosa.

—Hmm, agradezco tu gran preocupación en esto, Ministro, pero debo recordarte que soy el rey y que tu rey sabe muy bien cómo asumir la responsabilidad de cada una de sus acciones —se burló de manera puntual—. ¿Está maldita? ¿Basado en qué? Esos son simplemente nada más que rumores. Si debo decir... Durante años, hemos sido testigos de cómo Ebodia se convirtió lentamente en uno de los reinos más poderosos de este mundo. ¿Estás diciendo que eso es un infortunio causado por la llamada princesa maldita?

Nadie se atrevió a responder.

Al ver el silencio, Nikolai agregó.

—Ya he hablado con ella y la obligué a decirme la verdad.

Nicolai observó cómo toda su atención estaba en él, deseosos de escuchar lo que había aprendido de su nueva reina.

—Mi esposa fue simplemente malentendida debido a su rara apariencia y a un evento que ocurrió cuando ella nació —luego cuadró sus hombros mientras declaraba—. Difundan esto a todo el mundo... No quiero ningún intento de hipnosis o compulsión en mi esposa. De lo contrario, tendrán que responder directamente ante mí.

—Esposa...

Alexa, su tía, la hermana menor de su padre Arturo, murmuró la palabra para sí misma. Ella era parte de los Mensajeros Reales del Exordio que originalmente consistían en once miembros. Desafortunadamente, seis de ellos habían muerto durante las batallas con los dragones, dejando solo a cinco Exordiums vivas.

—Mi sobrino parece prendado de su esposa ya —bromeó ella mientras asentía a Nikolai.

Estaba claro que ella le estaba ayudando a su manera.

—De todos modos, estoy de acuerdo con él en que deberíamos darle ya un descanso a esta discusión. Y tú… —comentó Alexa, su mirada dirigiéndose directamente al Ministro Rory mientras continuaba—, Ministro Rory, estás sobreanalizando esto. Deja que nuestro Rey maneje las cuestiones relacionadas con su nueva esposa. Lo importante es que podemos continuar con la línea de descendencia del Exordio para asegurar que nuestro reino no sufra y descienda como fue predicho en la profecía. Necesitamos un reproductor de la Familia Ward, y si esta unión falla, entonces Nikolai simplemente puede casarse con otra mujer de la misma familia en el futuro.

La Profecía... Como cualquier otro reino, Valcrez también honró su propia profecía durante siglos.

Estaba escrito en el Libro de Crónicas de Valcrez que un evento caótico estaba destinado a llegar a su reino. Tal evento solo podía prevenirse una vez que un hombre que albergaba la Marca de la Eternidad se reprodujera con alguien que llevaba la línea de sangre de la realeza, que nació de una unión que causó que el cielo llorara sangre.

Actualmente, la única unión que dio lugar a ese escenario profetizado exactamente fue la unión del Rey Esteban y su esposa Dana del Reino de Ebodia, indicando que la Profecía se refería a la Familia Ward, la familia real en Ebodia.

Conociendo tal cosa, a quien Nikolai se casara no importaba siempre y cuando se casara con la familia Ward. Aún así, sus constituyentes pedían específicamente a la hija mayor, conocían los rumores de cómo la hija menor era infamemente conocida como la Princesa Maldita.

Nikolai agradeció a su tía con un silencioso asentimiento.

Nadie se atrevió a refutar las palabras de Alexa, y él solo podía agradecerle por siempre respaldarlo a pesar de sus métodos vagos.

Ella se esforzó por asegurarse de que no pareciera muy sesgado viniendo de ella, ya que era parte de su Clan Icor.

Aún así, Nikolai sabía que tendría muchos dolores de cabeza en el futuro debido a esta decisión. Otros Clanes definitivamente usarían esto en su contra, y solo podía esperar que pudiera manejarlos de manera satisfactoria que no resultaría en demasiados dolores de cabeza políticos.

—Si no hay más asuntos urgentes para discutir, entonces ahora iré y acompañaré a mi esposa —declaró Nikolai prontamente mientras se levantaba de su asiento y se dirigía a las puertas—. Después de todo, esta noche es nuestra noche de bodas y sería de mala educación arrebatar al novio a su esposa en una noche tan preciosa, ¿no crees?

Al salir de la habitación Nikolai dejó que la amplia y peligrosa sonrisa amenazante para tallarse en su rostro apareciese. Sus ojos se entrecerraron y un brillo interior brilló en su mirada mientras murmuraba, —Vamos a ver qué tan valiente es nuestro pequeño cisne.

Le pareció tan interesante y divertido al mismo tiempo, viendo cómo ella le estaba mostrando ese frente tan valiente y confiado. —Parece que los rumores sobre ella siendo sumisa y solo una cara bonita no son más que rumores —murmuró para sí mismo mientras una sonrisa de suficiencia adornaba su rostro—. Estoy emocionado por conocer más sobre ella.

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