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-Tus padres…

- ¡Papa, mama! -justo en ese momento, Rebeca interrumpió lo que Zacarias estaba a punto de decir; traía una copa de champagne en la mano y con elegancia se acercó a ellos sobre sus tacones. Miro a Camila y a Zacarias y dijo: -El señor Solís quisiera hablar algo con ustedes, los está esperando en el segundo piso.

Ambos se quedaron sorprendidos por su brusquedad, entonces me miraron:

-Señorita Arias, por favor discúlpenos, pero ha sucedido algo. En caso de que necesite algo, puede decírselo a Rebeca.

Dicho eso, subieron juntos al segundo piso y me dejaron ahí, con ella.

-Señorita Arias, ¿podemos hablar? -dijo Rebeca con un tono arrogante.

Había muchos invitados entrando y saliendo del chale, a unos los conocía, pero a muchos otros no, era verdad que estaba de malhumor y que tampoco me apetecía hablar con ella. Solté un suspiro y conteste:

-Agradecería mucho que mantuviera su distancia conmigo, pues no tenemos nada de qué hablar.

Rebeca se burló y dijo con sarcasmo:

- ¿Recuerdas que esta es la casa de mi madre? ¿A dónde se supone que debería ir?

Entonces me reí.

-Ah si, ya lo había olvidado… ya no eres Rebeca Villa sino Rebeca Montenegro -hice una pequeña pausa y luego agregue: -Debido a que esta es tu casa, debo ser yo quien mantenga distancia de usted, suena mejor así, ¿verdad?

Cuando me di la vuelta para retirarme, ella me bloqueo el paso.

-Samara, ¿Qué necesitas ara dejar a Álvaro? Es un gran hombre y en su destino esta la grandeza y solo aquellos como el, que están en la cúspide del éxito, tienen derecho a estar a su lado. ¡Samara, estoy muy segura de que tu no lo mereces!

- ¿Y tú sí? -no pude evitar decirle, sobre todo al ser testigo de su tan repentino aumento de confianza, lo que me hizo soltar una risita burlona -durante los últimos años he sido digna de estar con él, ¿Por qué dejaría de serlo ahora? ¿lo dices porque ya no eres la huérfana indefensa, sino la hija de la mujer más rica de aquí y por eso te atreves a decir que valgo menos?

-Samara, él ni siquiera te quiere, ¿Por qué estas tan aferrada? ¿vale la pena lo que está haciendo?

Levante la ceja antes de decir:

- ¡Si! -después deje escapar una pequeña risa -sin importar que tan lejos vaya y a quien ame en realidad, mientras yo sea su mujer, siempre regresara a mí. Volverá con su familia y con su hijo que siempre lo llamará padre.

- ¡Samara! -exclamo en tono amargo antes de responder - ¿en serio este es el tipo de matrimonio que quieres? Te daré lo que quieras, solo deja a Álvaro, ¿te parece bien?

Por lo que decía, podía sentir que estaba realmente desesperada, en otra situación, podría pensar que se debía al increíble amor que Rebeca sentía por él, pero ahora, lo único que podía percibir era pena, pues sus sentimientos por el ya no eran amor, sino de arrepentimiento por haberlo dejado ir por alguien más y tristemente un corazón lleno de remordimientos se convierte en obsesión con el paso del tiempo. Cuando eso sucede, ya no tiene nada que ver con el amor. No pude evitar soltar una carcajada mientras la miraba con los ojos entrecerrados.

-Rebeca, tengo curiosidad… ¿en verdad estas enamorada de Álvaro o solo estas amargada porque lo perdiste? Lo que dices que es un amor mutuo, solo es un sentimiento unilateral y no correspondido.

En el fondo, Rebeca era una persona con mucho orgullo y le importaba bastante su imagen. Trato de mantener su enojo bajo control y simplemente susurro:

- ¿Y tú quién eres para cuestionar nuestra relación? Es muy evidente que tú eres quien sobra aquí.

Con su respuesta, no pude evitar burlarme más.

- ¿Has escuchado de alguien que sea la tercera en discordia y que legalmente sea la esposa? -hice una pequeña pausa para recuperar el aliento y continue - ¿Sabes porque Álvaro ha estado evitando tenerte cerca? -me incline un poco hacia ella y susurre -es porque le dije que odio que toque a otras personas, incluso le dije que si tocaba a alguien más seria mejor que se alejara de mí.

- ¡Tonterías!

Me burle.

- ¿Crees que es mentira? ¿Por qué crees que prefiere que yo satisfaga sus necesidades masturbándolo en lugar de estar contigo? -verla así me hizo sentir mejor, de hecho, me divertía mucho jugar con alguien como ella.

-Si es verdad lo que dices, veamos si le intereso o no.

Dicho eso, Rebeca sonrió mientras se acercaba más a mí, era ese tipo de sonrisa enferma e intrigante y antes de que pudiera reaccionar, me tomo con fuerza. Me sorprendió por su repentina acción e intente liberarme de su agarre, pero sin poder hacerlo, se lanzó directamente contra una torre de copas que había detrás nuestro. Entonces, la exquisita torre se cayó por completo y las copas se hicieron añicos. El sonido que se había ocasionado era tan grande que muchos de los invitados que estaban alrededor también sufrieron estragos del incidente.

Algunos de los presentes gritaron y otros se alejaron, sin embargo, había otros que ni siquiera notaron lo que había pasado.

- ¡Rebeca! -grito Camila llena de preocupación mientras el drama se acumulaba en escena.

En eso, una figura paso frente a mí y de inmediato cogió a Rebeca de entre las copas de vino que estaban destrozadas en el suelo. También limpio los pedazos de vidrio que había en su cuerpo antes de llevarla al sofá, entonces, varios médicos amigos de la familia que estaban presentes se apresuraron a revisarla. Alguien ya había llamado a una ambulancia mientras otros se encargaban de dar consuelo a Camila. En ese instante, Rebeca abrió los ojos y busco a Álvaro con la mirada, cuando lo encontró de pie frente a ella lo llamo con voz suave.

-Álvaro…

-Aquí estoy -respondió el, una vez la tensión y la preocupación se fueron de su rostro, poco a poco relajo el ceño.

- ¡Duele! -exclamo ella mientras sujetaba a Álvaro de su delicada y tersa mano.

Alguien ya había estacionado el coche enfrente, Álvaro levanto a Rebeca con sus manos y la consoló.

-Si te duele, deja de hablar y solo trata de reposar.

Entonces, ella termino de apoyarse en él, se veía tranquila y feliz. Mientras Álvaro la tenía en sus brazos, ella me miro durante un par de segundos con sus ojos oscuros y de manera siniestra. Luego se marcharon.