Como FangSu estaba presente, pudo probarse su vestido, que le quedó perfectamente. Cuando FangSu se puso el vestido y vio lo hermoso que era, no quería quitárselo hasta que Jia Li le rogó.
—Cuñada, realmente eres una buena diseñadora de moda. Tienes buen ojo para las cosas —elogió FangSu a Jia Li después de volver a ponerse su propio vestido.
—¡Gracias! Creo que podemos irnos ahora. Pasaremos por otra tienda para recoger los regalos especiales que preparé para mi cortejo nupcial —dijo Jia Li con una sonrisa.
FangSu no pudo saber qué regalo había preparado Jia Li ya que estaba empaquetado por los dependientes de la tienda donde ella fue a recogerlo.
—¿Al menos puedes decirme qué nos has preparado ya que no estás lista para entregarlos? —rogó FangSu a Jia Li cuando entraron en el coche.
Jia Li no cedió.
—Verás los regalos después de que los haya empaquetado y enviado el tuyo. Por ahora, solo tienes que contener tu curiosidad y así, vivirás más tiempo.
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