/ Crash Black /
El atardecer deslizaba pinceladas doradas y rosadas sobre el lienzo del cielo, anunciando con suavidad la inminente llegada de la noche.
Los susurros del agua danzando sobre las piedras, acompañados por el eco distante de los árboles que nos rodeaban, creaban el ambiente perfecto para el espectáculo que estaba a punto de llevarse a cabo.
Yo, Kazuma Satou, había sido invitado por Megumin a una charla "a solas".
Recalco la situación por si alguien se ha perdido por el camino… ¡Estaba a punto de tener ESA charla con Megumin!
Ese acontecimiento está a punto de suceder. No solo se demuestra por el ligero rubor que acompaña las mejillas de Megumin al caminar, sino por las fugaces miradas que me dirigía, como si intentara atraparme con anzuelos invisibles.
Y yo, el eterno pez nadador contra corriente, ¡a punto de recibir mi recompensa y transformarme en un verdadero dragón!
En este instante, es como si la naturaleza me lanzara vitoreos de apoyo, creando el ambiente perfecto para ambos.
Estos pequeños obsequios otorgados por la mismísima Diosa Eris , en forma de silencio, un tesoro raro y preciado por estos lares, y los suaves trinos de las aves que acompañan este viaje.
Maldita sea lo cliché que puede resultar esto… ¿pero saben una cosa? ¡No me importa en absoluto! Hasta alguien como yo puede permitirse una o dos dosis de previsibilidad al año, ¡y no me hará ningún daño!
"Kazuma, ¡vamos! Date prisa", me llamó Megumin con impaciencia.
Con calma, seguí los pasos de Megumin por el sendero conocido.
Esta vez, ella había elegido el mismo camino que habíamos recorrido durante casi dos años para liberar su explosión.
Quizás quería revivir aquellos momentos para finalmente liberar todos sus sentimientos... ¿No es eso lo que siempre ocurre en los animes cliché, después de todo?
Ahora que veo bien, la brisa juguetea con los mechones de cabello de la hechicera que se encuentra frente a mí, su rostro iluminado por una sonrisa contagiosa.
Habiendo llegado a este punto no puedo evitar formar locas teorías en mi cabeza. Esta situación… sin duda alguna planea hacer aquello.
¿Será este mi momento de brillar?
De repente, Megumin se detiene en un claro rodeado por los múltiples cráteres de nuestras caminatas matutinas anteriores... Pero, ¿sabes qué? Los Neorids aún podrían considerar este lugar como un hogar decente. ¿Por qué debería preocuparme entonces?
La mirada de Megumin me atraviesa con intensidad, su expresión decidida me sorprende un poco...
"Kazuma... je, je. Tienes la cara tan roja como un tomate, Kazuma."
"¿Eh? ¡¿Qué dices?! ¡Esas líneas deberían salir de mi boca!"
"Je, je... Kazuma", su rostro, antes sonrojado, se vuelve más serio. "Antes de enfrentarnos al Rey Demonio, hay algo que necesito decirte..."
Su tono tranquilo irradia una determinación palpable... ¿Por qué no puede mostrarse así de impresionante en momentos más adecuados?
Puede sonar quisquilloso, pero lo digo en serio... Realmente lo creo.
Trato de mantener una expresión imperturbable para ocultar mis pensamientos descabellados. Sin embargo, no es la única razón.
Un vuelco en mi corazón acompaña sus palabras. Definitivamente, este es mi momento, ¡mi oportunidad ha llegado!
Mis ojos, temblando bajo la presión, buscan los suyos mientras intento mantener la calma.
"Sé que nuestras vidas juntos han estado llenas de peligros y aventuras... Mayormente peligros", continúa, con un leve titubeo en sus palabras, pero su voz resuena con firmeza en el tranquilo aire. "Y también sé que no siempre he sido la compañera más fácil de llevar. Pero a pesar de todo eso, Kazuma, quiero que sepas que..."
Un breve silencio se cuela entre sus palabras, como si las emociones la hubieran sobrepasado. La observo con atención, con el corazón en un puño, esperando que termine su confesión.
"...quiero que sepas que valoro mucho nuestra amistad", concluye finalmente, su mirada reflejando una mezcla de emoción y vulnerabilidad...
¡Y una mierda!
Esa última línea me dejó sin aliento.
Admito que me sentí algo decepcionado, e incluso un poco triste y...
¿A quién intento engañar? Me sentía destrozado.
¡¿Saben cuanto he sacrificado para que esa pequeña renacuajo siga con vida…?! ¿Ah, no? ¡Pues deberían! He puesto mi pellejo en juego tantas veces que estoy dudando seriamente si tengo algún sentido al peligro.
Aun así, mantuve la calma. Por fuera, mostraba la misma imperturbable serenidad que una estatua de Buda.
"Ha…", dejé escapar un largo suspiro, intentando contener mis puños para que no se tensaran demasiado. Forzando una sonrisa, respondí: "Lo sé, Megumin. También valoro nuestra amistad… Aunque, a veces es un poco difícil de llevar."
Al pronunciar esas palabras, recordé el último año... Espera.
¿Qué estaba a punto de hacer?
"Je, je… Kazuma, dices eso pero te veías muy feliz al "salvarnos" esas veces."
Por un instante, sentí que iba a sumergirme en un flashback... ¿Qué sería lo siguiente? ¿Entrar en un flashback dentro de otro flashback? Por Eris... Creo que debo dejar de juntarme con Mitsurugi, está contagiándome su protagonismo.
Un nuevo silencio se instaló en el prado, dándonos tiempo suficiente a ambos para reflexionar sobre lo que acababa de suceder...
Estoy decepcionado, es innegable.
... ¿Qué pasó con eso de ser 'más que amigos pero menos que amantes'? Parece bastante conveniente que ahora parezca haberlo olvidado.
Pero… ¿Lo hizo realmente?
Creo que estoy sobrepasando las cosas, debo organizar mis pensamientos y no caer en depresión… otra vez.
Mis sentimientos se reflejaron en mi rostro, y Megumin lo notó. Sus propias palabras de repente sonaban vacías en mi mente, como si no pudieran llenar el vacío que sentía.
Más nerviosa que antes, Megumin intentó cambiar de tema. "V-Vaya, Kazuma. La Luna está hermosa esta noche. ¿No lo crees?", preguntó con voz temblorosa.
Oh, maldición… ¡¿En serio se atrevió a decir eso ahora?!
Habíamos pasado por un momento íntimo y profundo, y ella simplemente soltó aquella línea que, con esperanzas, esperé que llegaran en otro tipo de circunstancias.
Sin embargo, me esforcé por mantener la compostura y asentí con una sonrisa forzada. "Sí, la Luna está realmente hermosa", respondí, aunque mis palabras sonaban un tanto vacías.
Internamente, mi propio conflicto seguía ardiendo, impaciente ante la descarada mirada de Megumin, quien continuaba lanzándome fugaces miradas como si intentara descifrar mis pensamientos.
En ese momento, Megumin, un tanto apresurada, declaró que estaba atardeciendo y que deberíamos regresar a casa para planear el ataque con mayor precisión. Aunque me quedé allí un poco más, tratando de aclarar mis pensamientos, no esperaba que Aqua emergiera de entre los arbustos.
Su repentina aparición me sorprendió, y antes de que pudiera decir algo, ella confesó que había estado espiando la conversación desde su escondite entre los arbustos.
Intenté tomarla por las mejillas como de costumbre, pero no me sentía con ánimos suficientes.
La incredulidad por salir ilesa y sin castigo se reflejó en el rostro asombrado de Aqua. Sin embargo, eso no la detuvo de opinar sobre lo sucedido.
Admito que me sentía igual, incluso peor.
"No puedo creer que estuvieras espiando", murmuré, sacudiendo la cabeza con incredulidad.
Aqua se encogió de hombros con indiferencia. "¿Qué puedo decir? Soy una diosa curiosa", respondió, intentando parecer despreocupada a pesar de su evidente sonrojo.
Quedamos en un breve silencio incómodo, roto solo por el susurro del viento entre los árboles cercanos. Aunque mi mente aún estaba enredada en mis propios dilemas, no podía evitar sentirme exasperado por la situación.
"Deberías haber dicho algo antes", murmuré finalmente, frunciendo el ceño. "No es correcto espiar a la gente de esa manera".
Aqua rodó los ojos, cruzando los brazos sobre el pecho. "Oh, vamos, no es como si estuviera intentando robar tus secretos más oscuros", respondió con un tono desenfadado. "Solo estaba curioseando".
Bufé con incredulidad ante su respuesta. "Curioseando", repetí con sarcasmo. "Bueno, espero que hayas satisfecho tu curiosidad".
Ella asintió con una sonrisa traviesa. "Oh, definitivamente lo hice", admitió con orgullo. "Pero no te preocupes, tus secretos están a salvo conmigo... por ahora".
"Idiota, ¿de qué secreto estás hablando? Aquí... Aquí no pasó nada", intenté desviar la conversación, aunque mi tono no lograba ocultar del todo mi nerviosismo.
"Kusu kusu kusu~ Sí, Kazuma. Te creo", dijo Aqua entre risas, como si hubiera descifrado mi fachada de indiferencia.
No termino de entender su expresión, es como si hubiera visto a través de mi máscara de poker, perfectamente creada para momentos de indiferencia.
Sacudí la cabeza con resignación, dándome cuenta de que no iba a llegar a ningún lado tratando de discutir con Aqua. En cambio, decidí cambiar de tema, tratando de despejar mi mente de los conflictos internos que me acosaban.
"Bueno, supongo que deberíamos volver a casa también", comenté, señalando hacia el horizonte donde la luna comenzaba a asomarse. "Tal vez deberías dejar de esconderte en los arbustos y venir conmigo de una vez por todas".
Aqua soltó una risa y me siguió mientras comenzábamos a caminar de regreso a la mansión.
A medida que caminábamos de regreso a casa, el ambiente entre Aqua y yo era inusualmente tranquilo. Normalmente, nuestras conversaciones estaban llenas de burlas y sarcasmo, pero esta vez, algo era diferente. Me encontré contemplando sus palabras y gestos con una sospecha creciente mientras caminábamos juntos por el sendero.
De repente, Aqua se detuvo y me miró con una expresión más seria de lo habitual. "¿Estás bien, Kazuma?" preguntó, su voz ligeramente preocupada.
Me quedé boquiabierto por un momento, desconcertado por su pregunta inesperada. ¿Aqua preocupándose por mí? Eso era algo nuevo.
Traté de reunir mis pensamientos mientras buscaba una respuesta adecuada. "Sí, estoy bien", respondí finalmente, tratando de ocultar mi propia sorpresa. "¿Por qué preguntas?"
Aqua bajó la mirada por un momento, pareciendo reflexionar sobre sus palabras antes de responder. "No lo sé", admitió con sinceridad. "Simplemente tienes una expresión un poco... distinta hoy. Pensé que tal vez algo te estuviera molestando, sobre todo con eso de antes…"
Mi mente dio vueltas ante su respuesta inesperada. ¿Aqua preocupándose por mi bienestar? Eso era como ver a un pez volar… Olvidalo, creo haber visto uno alguna vez.
"Bueno, gracias por preocuparte, supongo", respondí con cautela. "Pero en realidad, no hay nada de qué preocuparse."
Aqua asintió con un gesto de asentimiento y continuamos nuestro camino en silencio por un momento. Aunque sus palabras iniciales habían sido desconcertantes, la atmósfera entre nosotros se sentía extrañamente reconfortante.
Decidí romper el silencio, aprovechando la oportunidad para aclarar algunos de los pensamientos que habían estado dando vueltas en mi cabeza. "Oye, Aqua", comencé, notando su atención mientras giraba hacia mí. "Hay algo que he estado pensando..."
Pero antes de que pudiera continuar, Aqua se dio la vuelta con una sonrisa en su rostro y señaló hacia la puerta. "Bueno, ya estamos aquí", dijo con su típico tono despreocupado. "Me pregunto qué nos espera esta vez".
… ¿Qué acaba de suceder?
Oh, ahora lo recuerdo. Me sumergí en mis pensamientos otra vez mientras damos la caminata a la sala del director. Se está volviendo algo habitual últimamente.
Me quedé mirándola con incredulidad por un momento antes de seguir su mirada hacia la puerta entreabierta de la oficina en la que nos espera nuestro tutor de clase.
… ¿Acabo de tener un Flash Back?