webnovel

Oscuridad y silencio

Narra Taylor

Rosé y yo íbamos caminando en medio del bosque, con cada paso que dábamos la lluvia aumentaba en intensidad, se nos hacía muy difícil el poder ver con tanta agua cayendo y el viento que la empujaba hacia nuestro rostro.

—Carajo, casi no puedo ver nada —grité mientras tomaba de la mano a Rosé y caminábamos juntas.

—T-Te dije que era mala idea v-venir acá.

—Tranquila, llegaremos pronto al campamento.

El viento no cesaba, se escuchaban truenos, de vez en cuando el cielo lanzaba relámpagos que casi nos cegaban, estábamos empapadas.

—Estoy mojada, Taylor.

—¿Eso es bueno o malo? Jajaja

—¡Hablo en serio! M-Me voy a resfriar.

—No digas eso, la lluvia es buena para la salud, te hará bien, ya verás.

Seguimos caminando unos minutos más, el camino parecía no tener fin, al igual que la lluvia, que no hacía más que aumentar y aumentar.

—O-Oye ¿S-Segura que vamos por el camino correcto?

—Claro, solo estamos regresando por la misma vereda por la que vinimos hasta acá, es pan comido.

—E-Eso espero.

Caminamos un poco más hasta que nos topamos con algo inesperado, un callejón sin salida.

—Carajo…

—¿E-Es en serio?

—Debimos tomar la ruta equivocada.

—C-Creí que sabías lo que hacías.

—Eso pensé, yo… —suspiré, apenas podía respirar bien con la lluvia, y el trayecto que caminamos me había dejado agotada— Creo que nos perdimos.

—¿Y ahora qué? —preguntó Rosé.

—No podemos regresar, la lluvia se está poniendo cada vez peor, lo mejor será atravesar el bosque, con suerte podremos llegar al campamento.

—E-Está bien…sigamos caminando.

 

Narra Dante

—¡¿ESTÁS DEMENTE?! —preguntó bastante alarmada Anya.

—Shhhhh, baja la voz, no, no estoy demente, alguien tiene que ir a buscarlas.

—¿Estás pensando en serio ir solo al bosque a buscar a esas dos en medio de esta lluvia torrencial?

—Anya, los maestros están atendiendo al resto de alumnos, es poco seguro que todos ellos se vayan y dejen a este montón de adolescentes solos en el refugio, si algo pasa aquí los maestros necesitan estar para poder evacuarlos o hacer lo que se necesite.

—Entiende Dante, no puedes ir allá afuera por tu cuenta, te puede pasar algo, te puedes perder, te puede caer un rayo, cualquier cosa te puede pasar ahí dentro.

—Tomaré el riesgo, mi amor, además, si puedo traerlas a tiempo los maestros no notarán que esas dos estúpidas se metieron adonde no debían, las puedo cubrir de ese modo.

—Dará igual si tú y ellas se lastiman o peor…

—Oye, mírame.

Le hablé a Anya mientras tomaba su rostro en mis manos, acaricié sus mejillas, la miré a los ojos y le di un beso en los labios, ella correspondió y puso sus manos en mi cuello, el beso duró unos segundos antes de que nos separáramos.

—Volveré por ti ¿Sí? Confía en mí.

—Eres mi héroe, Dante, pero no puedes ser el héroe siempre.

—Tal vez no…pero siempre debo intentarlo.

Me despedí de ella, me puse de pie y le hablé a las otras chicas.

—Cuídenla, se las encargo, volveré en una pieza, lo prometo.

Las chicas solo asintieron, miré a mi alrededor, nadie estaba vigilando la puerta, así que salí sin hacer ruido. Ya afuera, empecé a caminar para adentrarme en la profundidad del bosque de secuoyas, para encontrar a mis amigas y traerlas a salvo.

 

 

Estoy cansada del bosque, harta de ver árboles y árboles y más jodidos árboles, no veo de dónde cae la lluvia, pero no ha parado, mis pies están matándome, Rosé no era la excepción, me dolía haberla arrastrado hasta acá, todo esto es mi culpa.

—R-Rosé… ¿Estás bien?

—S-Sí…pero…estoy cansada…

—Lo siento…ya casi llegamos…lo sé…

De repente, un fuerte estruendo se escuchó, un rayo había caído cerca nuestro, había impactado en una de las secuoyas y la había derribado, vimos el enorme árbol caer y estamparse contra el suelo, tapando todo el camino.

—Ese árbol…

—Lo partió por completo… —dijo Rosé impactada.

—Con que no nos parta en dos a nosotras estaremos bien. Vamos, hay que doblar por acá.

Nos desviamos otra vez debido a la secuoya gigante, llevábamos casi una hora caminando, esto era insostenible, me arrepentía por completo de haber venido acá, estoy cansada.

Cuando salimos del bosque fuimos a dar al acantilado de nuevo, pero esta vez por otro lado, una parte diferente a la que estábamos, no había playa ni costa, solo el océano, que estaba bravo, las olas azotaban contra el pie del acantilado, la marea estaba alta, junto con la lluvia, parecía que el agua podía tragarse al que cayera ahí, llevándolo a una muerte segura.

—N-No puede ser… —quejó Rosé— Nunca saldremos de aquí… —dijo derrotada mientras comenzaba a sollozar.

—N-No llores Rosé, tranquila, la lluvia acabará tarde o temprano, alguien vendrá por nosotros, lo sé.

—¿I-Intentaste llamar a alguien?

—Sí, pero por estos pinches árboles no tenía señal, las llamadas no salían, y los mensajes ni siquiera se enviaron, y si lo hicieron, seguro nuestros amigos no los recibieron.

—R-Rayos…

De repente, unos ruidos se empezaron a escuchar, el sonido de ramas y hojas rompiéndose, se oía como si algo estuviera moviéndose en medio del bosque.

—¿Oíste eso?

—N-No…

Y en un instante, otro rayo cayó, esta vez justo en medio del mar, el ruido fue espantoso, el agua se dispersó de una forma que jamás había visto, sentimos como el impactó se expandió y como si hubiera caído cerca de nosotras.

—¡Ahhhhh!

—¡Rosé!

Del susto Rosé pisó mal, se deslizó y cayó de la orilla del acantilado, como pude alcancé a tomarla de la mano, evitándole una muerte más que segura.

Me había abalanzado contra el suelo, fue un golpe duro, pero eso no fue la peor parte, lo peor es que el suelo estaba hecho un charco, sentía como me iba deslizando poco a poco, no había fricción que me mantuviera en el borde, a este paso iba a acompañar a Rosé al fondo del abismo.

—¡Auxilio! ¡No quiero morir! —gritaba desesperada Rosé.

—T-Tranquila, yo te tengo —dije mientras la tomaba de la mano e intentaba jalarla de vuelta a tierra, pero no tenía la fuerza en mí, a eso hay que sumarle que no tenía de dónde hacer fuerza para levantarnos a las dos, intentaba aferrarme al suelo con mi cola, pero era simplemente inútil.

—¡Taylor! ¡Déjame ir! ¡Nos iremos las dos al fondo del mar!

—N-No seas estúpida…ya casi te levanto —seguí intentando sin parar levantarla, pero tenía razón, era cuestión de tiempo para que ambas cayéramos al océano.

Solo mis piernas estaban en tierra, el resto de mi cuerpo colgaba del acantilado, estaba viendo a la muerte a los ojos.

—T-Taylor…

—¿Sí, Rosé?

—N-No quiero morir —dijo mientras las lágrimas salían de sus ojos, mezclándose con las gotas de lluvia.

—Y-Yo tampoco…

—Sé que nunca te lo dije, pero…yo…

—¿T-Tú qué?

—Yo…yo te…

Y antes de que ella pudiera terminar de hablar, ambas caímos del acantilado, caímos de lleno en el mar, intentamos nadar, pero fue inútil, el océano era más fuerte que nosotras, vi a Rosé por última vez antes de cerrar los ojos, no veía nada, solamente oscuridad, camino a nuestra muerte…

 

 

Narra Anya

Dante lleva afuera 30 minutos, no puedo seguir esperándolo acá, necesito salir a buscarlo.

Me pongo de pie y empiezo a dirigirme a la puerta, una de las amigas de Dante me llama la atención.

—Oye, oye ¿Qué haces? Dante dijo que lo esperaras aquí —preguntó la golden retriever.

—Ya pasó media hora y no ha vuelto, algo debió haberle pasado, fue una mala idea dejarlo ir solo, debí ir con él desde el principio.

—¿Y qué tal si ya viene? Y te pasa algo a ti, ahora tú estarías en problemas —comentó la serpiente.

—No puedo quedarme aquí sin hacer nada, mi novio está allá afuera, me necesita, no pienso dejarlo a su suerte —y sin mediar palabra abrí la puerta discretamente y me fui.

Empecé a caminar en dirección al bosque, sería más fácil si pudiera volar, pero no quiero que me alcance un rayo, por lo que tendré ir a pie, igual no es como que fuera a ver algo desde arriba con el cielo nublado y en medio de estas secuoyas enormes.

Pasados unos minutos llegué a lo más profundo del bosque, noté que una secuoya se había caído, estaba bloqueando el camino, debió caerle un rayo y eso la derribó seguro, lo bueno es que puedo elevarme y sobrepasarlo sin problema, normalmente los furries que podemos volar no podemos hacerlo, hay ciertas reglas al respecto, por lo que la mayoría de veces caminamos o usamos el transporte, aunque podamos volar.

Seguí caminando más profundo, la lluvia no se detenía, solo se hacía más fuerte, los rayos y truenos caían uno detrás de otro, los relámpagos a veces me cegaban, todo producto de tener sentidos tan sensibles y agudos, en cierta parte del bosque empecé a sentirme mal, mi vista se volvía cada vez más borrosa, las gotas de lluvia no me dejaban ver ya, pero esto estaba empeorando.

Me dio un ataque de estornudos, empecé a toser, sentía como eso junto con la lluvia empezaban a dejarme sin aire, sólo podía significar una cosa…estaba en medio de los árboles de especias.

—Clavo…cof, cof, cof, eso es…mierda…

Continué lo más que pude, pero era inútil, no podía distinguir el camino, pero en todo el trayecto no vi rastro de Dante ni de las chicas, por lo que deduje que podían estar del otro lado, tenía que revisar y asegurarme, pero ya no podía.

Los estornudos y la tos se hicieron cada vez peor, la alergia no me dejaba en paz, me arrodillé en tierra, sentía como la lluvia azotaba mi espalda, eso no ayudaba en absoluto, lo único que pude hacer fue arrastrarme por el suelo, tarde o temprano iba a salir de esta parte e iba a ser libre…pero me equivoqué.

Caí rendida en el suelo, no podía respirar, sentía como perdía la consciencia poco a poco, la lluvia desapareció, el ruido, no veía ni escuchaba nada, solo silencio, un aterrador y horrible silencio.