Al día siguiente Elizabeth comprobó que Nagi no estaba en clase. Quería verlo para poder disculparse por lo sucedido el día anterior, pero grande fue su sorpresa al descubrir que estaba ausente debido a que no se sentía bien. Esto armó un revuelto en sus amigos
- Es muy extraño, lo ví venir a clase inclusive con fiebre - comentó Ray el vampiro
- Es cierto, si un maníaco del estudio como él no ha venido, supongo que debe ser el fin del mundo - ironizó Erica la Demonio
- Eso sería fantástico - exclamó Natsume la momia - No tendríamos clases y con un poco de suerte se morirían algunos de los estudiantes que odiamos - aquello lo dijo con una luminosa sonrisa dibujada en su rostro
- ¡Eso sería horrible! - se quejó Shiba el hombre lobo - ¡¡Que cosas tan horribles dices!! Supongo que de verdad debe sentirse mal. Sería una tontería venir a clase estando enfermo. Se arriesgaría a empeorar
Elizabeth ignoró toda esa charla ya que su mente estaba en otro lugar. Pensaba en Nagi y en su extraña actitud del día anterior. No solo había dicho que su vida no tenia valor, también se hubo enojado con ella. Aquello la preocupaba.
¿Estaría bien Nagi? . No sabía por qué no él no quiso hablar con ella. Suspiró apesadumbrada. Solo quería pedirle perdón pero Nagi no le dió oportunidad para ello. Por ese motivo su ausencia le pareció tan extraña
- Elizabeth no te preocupes - dijo subditamente Erica - Yo te cuidaré en lugar de Nagi - luego le sonrió
- ¿Qué?
- ¿No era eso lo que te preocupaba? - preguntó Erica confundida
- Nah - contestó Shiba - Le preocupa Nagi. ¿No sientes ninguna compasión por tus compañeros de clase?
- Por supuesto que si - respondió Erica - Pero solo por las chicas lindas - sonrió alegremente - Por eso sí Elizabeth se enfermase la cuidaría con mis manos, mis pies, mi cintura ¡Con todo mi cuerpo!
- ¿Con la...la cintura? - preguntó confundida la joven zombie
- Lamento haber preguntado - dijo Shiba
- Entonces al fin te das cuenta de lo zopenco que eres - comentó Ray mirando a Shiba
- Zope...¿qué? No se que significa eso...¡pero se muy bien que me estás insultando!