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Silacus

Día 12 de Primano, año 911 de la era Suran

Silacus había sido un sito rebosante de actividad desde hacía mucho tiempo, desde mucho antes de que el reino de Sagren, sobre cuyo borde se ubicaba, hubiera sido establecido. Gran parte de este hecho era su cercanía al Gran Bosque de Lishva, el enorme bosque inmaculado que cubre la mayor parte del continente del mismo nombre, y uno al que muy pocas personas se han aventurado. Se dice que es un paraíso para los magram, y que entre más profundo vayas, más fuertes son. Era una ubicación peligrosa para establecer una aldea, incluso si es sólo el borde, pero esta no era una aldea cualquiera.

Silacus empezó como una sencilla congregación de aventureros, mercenarios, viajeros y exploradores que llegaban a Lishva con la intención de revelar los misterios del bosque. Con el tiempo, los que invadían el bosque aumentaron en número, y más personas notaron las oportunidades que el sitio ofrecía, como los cuerpos de los magram, imbuidos en gram, eran mucho más espléndidos que los de animales comunes o habían sido reforzados más allá de sus límites naturales, y cuya venta impulsaron la primer ruta comercial conectada a Silacus; incluso fue instalado un aserradero en la zona, para aprovechar los recursos maderables del bosque, dando así empleo también a aquellos que no luchaban. A pesar de estar lejos de poder compararse al nivel de una ciudad, se había vuelto un pueblo bastante bien desarrollado. La actividad disminuía drásticamente en Novan, no muy diferente de cualquier otra región, y despertaba gradualmente mientras la niebla se eleva.

Aquella tarde, sin embargo, ocurría actividad anormal en la aldea. En el exterior, gran cantidad de residentes recorrían los alrededores pueda de la empalizada que protegía el pueblo, en desesperada busca de una niña que había salido por la mañana a recolectar hongos y frutas y no había vuelto. Era común perder de vista el camino cuando la niebla cubre el bosque, y tampoco era la primera vez que ocurría, así que no podían relajarse, y menos aún cuando la noche ya estaba sobre ellos y seguían sin dar con rastros. Los gritos llamando por la pequeña Lena resonaban por todo el sitio. En el interior, a la puesta del sol, en una gran construcción de piedra que parecía hecha para grandes reuniones de personas, una reunión no tan grande de 4 personajes particulares tomaba lugar, con el fin de discutir diversos temas que preocupaban a los altos mandos de la aldea, sin molestarse por el caos de los alrededores.

Un hombre mayor, rondando los cincuenta y de expresión tranquila pero severa, se dirigió a un joven adulto de vestimenta humilde que permanecía de pie, hecho un manojo de nervios, tras un asiento cerca de la entrada.

– Entonces, señor Jalus, he recibido curiosos reportes desde el inicio de Novan; empezando por el Oso Flameante que invade todos los años al inicio de Novan que no llegó esta vez, la cacería de liebres blancas que fue inexplicablemente infructífera, las trampas que eran dejadas intactas, y los cazadores que se sentían misteriosamente observados durante sus cacerías. ¿Podría usted ser tan amable de confirmar todos estos puntos?

– S-sí, señor, eso ha sido lo que hemos experimentado, al menos. Sólo se me ocurre algo que escuché a mediados de Novan: no es tan relevante, pero uno de los niños del pueblo dijo haber escuchado un coro de aullidos por la tarde en alguna parte del bosque, pero nadie realmente le creyó; los lobos fueron erradicados de aquí hace décadas, y nunca han vuelto a ser vistos en las cercanías.

– Mhm. De acuerdo, gracias por venir, puedes retirarte. Te haremos saber si tenemos más preguntas.

El joven hizo una breve reverencia y se retiró del salón a paso rápido. En cuanto el cazador estuvo fuera de vista, el hombre se volvió al resto de personajes a la mesa y anunció tras un suspiro:

– Ahí lo tienen. Añadan a eso la desaparición de uno de los mejores cazadores del gremio de mercenarios, del que sólo se recuperó una ballesta rota y un reguero de flechas tiradas, y la misteriosa calma que los exploradores reportaron justo antes de Novan, que coincide con los cazadores de la aldea en que "se sentían inexplicablemente vigilados". ¿Qué creen?

El hombre, de nombre Markan, era el gerente de la rama local del gremio de mercenarios, el sitio más próspero de la aldea y mayor contribuidor a la expansión del territorio del bosque conocido; también era la única organización de entre los aventureros que exploraban, todos los demás eran individuos. La exploración del interior del bosque de Lishva eran una fuente importante de popularidad e ingresos para el gremio, y por eso era prioritario averiguar la fuente de las recientes anormalidades en el bosque.

– Bueno, ¿No es obvio que alguna criatura ha venido a vivir al lago? –respondió un tipo bajo y relleno, el tipo de figura y porte que personificaba a la perfección la definición de avaricia y gula. Geldar era el administrador de la sede local de la empresa Caravan, una compañía comercial con tanto éxito como mala fama, y que en años recientes se las arregló para monopolizar el flujo de mercancías de la aldea, suprimiendo incluso a la empresa Loglan, que fue la primera en establecer negocios en Silacus y lideró el mercado local desde entonces.

– Bueno, sí, me pesa decir que no se me ocurre nada más allá de eso. –El señor feudal, un barón de la casa Dedal, de mediana edad, cuya coronilla de la cabeza reflejaba la luz de las linternas, apoyó al señor Caravan.

Markan dejó escapar un suspiro de exasperación.

– De acuerdo, asumamos por un momento de hay un magram ahí fuera, porque nada más que un magram sería tan fuerte para causar problemas reales aquí; no sabemos nada de él excepto una estimación bastante vaga de su poder. ¿Cómo sugieren que procedamos?

Un silencio incómodo llenó el salón. Barón Dedal fue el primero en aportar una sugerencia.

– No veo otra opción más que enviar exploradores, ¿Qué más podemos hacer para conseguir la información que nos falta?

– Es cierto, es casi la única opción que tenemos, pero consideren esto: los cazadores y exploradores previos ambos volvieron con la sensación de que estaban siendo vigilados, y tomando en cuenta la situación y los demás casos de anomalías, eso significa que muy probablemente lo estaban. ¿Qué creen que resultará de enviar un explorador cuando ya estamos siendo vigilados? O el explorador no vuelve, o volverá con los mismos resultados. Es claro que lo que sea que haya ahí fuera sabe cómo ser sigiloso.

– ¿Y si enviamos a varios exploradores en direcciones y horas aleatorias? Alguno de ellos está destinado a encontrar algo. –Geldar portaba una actitud inusualmente seria.

– Ahora, esa es una idea que podemos considerar, pero personalmente dudo que dé resultados. Los magram son por lo general criaturas tan inteligentes como nosotros, dudo que baje la guardia fácilmente, en especial cuando sabe de nuestra presencia. Por supuesto podemos intentarlo de todas formas.

– Eso es, claro, asumiendo que es un sólo individuo. –En ese momento, la figura encapuchada, la única que no se había molestado en agregar ningún comentario, agregó con una voz ronca y plana.– Bien podría ser un grupo.

Markan apoyó la hipótesis.– Cierto; en tal caso, un movimiento como ese sería aún menos productivo, todos los exploradores serían vigilados. Lanus, dado que has hablado, ¿Tienes una idea?

– En efecto, señor gerente, tengo una conjetura, pero no tengo evidencia al respecto, y ha surgido del poco confiable testimonio de los aullidos en el bosque. –El encapuchado, de nombre Lanus, era actualmente el único usuario de artes gram que actualmente residía en la aldea, y actuaba como fuente general de conocimiento sobre cosas que normalmente nadie más sabía al respecto. Solía investigar el bosque por su cuenta y apuntaba a expandir su propio entendimiento de la naturaleza y del gram y ocasionalmente colaboraba con los altos mandos, quiénes reconocían y respetaban su experiencia y talento.

– Todo lo que tenemos aquí no son más que conjeturas y ninguna respuesta, y eso es lo que intentamos resolver; agregar una duda más al lío no va a empeorarlo mucho más. Dinos qué piensas, Lanus.

– Si mi teoría es correcta, entonces lo——

Su discurso se vio interrumpido por el súbito aumento del alboroto fuera del salón, que finalmente se elevó lo suficientee para alcanzar a los allí reunidos. Markan frunció el ceño y se levantó para dirigirse a la puerta, abrió y ordenó a uno de los guardias apostados fuera que investigaran el alboroto. Poco tiempo después, el soldado volvió, y con el fin de reportar al resto de los presentes en la mesa, ingresó al salón.

– ¿Y bien? ¿Qué ocurrió? –preguntó el Barón.

– Los residentes están exaltados porque la niña que han estado buscando toda la tarde ha vuelto sana y salva del bosque, y con una historia bastante difícil de creer.

Geldar estaba escéptico– ¿Logró volver? ¿Tan entrada la noche? Vaya suerte tiene la niña.

– ¿Qué fue lo que dijo? –inquirió Markan, dando voz a la curiosidad de los 4; era casi imposible que una niña de 5 años estuviera perdida todo el día entre la niebla de final de Novan y de repente fuera capaz de volver por la noche, cuando la oscuridad era incluso peor que la niebla.

– Eso es... Un lobo, señor. La niña afirma que "un amable lobo" la tranquilizó y la guió de vuelta hasta la entrada de la aldea.

Un silencio de incredulidad cayó sobre los presentes, generado por la falta de palabras, hasta que Lanus sonrió en satisfacción y rompió la tensión.

– Ah, así que estaba en lo correcto.

El barón Dedal despachó al soldado a la vez que Geldar apuraba al de la capucha.

– ¿Qué quieres decir? ¿Es sobre esa teoría tuya?

– Señor Caravan, ¿Ha escuchado alguna vez la leyenda del Cataclismo?

– Eh, sí, algo he oído... Se dice que los continentes solían ser uno solo, y que un desastre los fracturó en lo que son ahora, ¿Cierto?

– Así es, pero eso no es todo. La leyenda cuenta que en el origen de aquél gran cataclismo se encontraba la la capital de un imperio, uno incomparable a cualquiera que conozcamos en la actualidad. El emperador, sin embargo, era presa de una ambición sin fin; presionó la investigación de artes gram relacionadas con el espacio, en busca de puertas mágicas para conquistar nuevas tierras. Una idea estúpida, claro, y casi imposible, si los conceptos naturales más básicos ya son tan difícil de comprender, uno tan vago y complejo como el espacio, aunque técnicamente posible, es fútil tratar de atrapar su esencia. Por eso la investigación fue inútil por muchos años, hasta que un magram humanoide de intenciones aún más funestas se involucró y logró manipular al emperador para sus propias metas absurdas. Fue otro magram, un gran lobo plateado de un poder inmenso quien se enfrentó a tal villano con la intención de detenerlo, y fue su batalla la que destruyó la capital y rompió el gran continente en lo que hoy conocemos. De hecho, es creencia popular entre académicos que el Bosque de Lishva, la Arboleda de Daims en Deska y el bosque de Ograz al norte del continente de Morgal formaban una sola gran masa boscosa en el centro de aquél gran continente.

– Imagino que fracasó, si el mundo, bueno, existe todavía... –El barón expresó sus dudas.

– Ah, es y no es así. Verán, el talento con el gram de este lobo era digno de llamarse supremo; es cierto que fue capaz de eliminar la amenaza, y es lo que cree y afirma la mayoría, pero habemos algunos que tenemos una teoría algo diferente, de acuerdo con algunos pocos testigos del incidente cuyo testimonio ha sobrevivido el pasar de los siglos, y es que aquél portal maldito estuvo abierto por nada menos que unos instantes antes de ser destruido. Nada lo atravesó y nada salió de él en ese tiempo, afortunadamente, pero los más pesimistas temen que algún tipo de criatura o civilización del otro lado realizara la existencia del portal y encontrara la forma de abrirlo de vuelta; después de todo, si pudimos abrirlo de este lado, es completamente creíble que pueda abrirse del otro lado.

– Entiendo, el magram legendario salvó a la mundo, pero ¿Qué tiene que ver con nuestra situación? ¿Sugieres que tenemos un magram legendario de visita en nuestro patio trasero? –Markan, que había estado escuchando con cuidado hasta ahora, finalmente no pudo aguantar más y dejó clara su escepticismo,, pero fue silenciado por las siguientes palabras del anciano.

– No él, sino sus descendientes.

Un silencio de realización llenó el salón por varios segundos, hasta que Markan expresó lo que todos acababan de comprender.

– Es una manada. Una manada de lobos. ¿Es eso lo que quieres decir, Lanus?

– No cualquier manada, señor gerente. Eckans, como se le conoció a aquél lobo plateado legendario, desapareció poco después de aquello, pero en un principio no apareció de la nada; como cualquier lobo que se destaque entre otros lobos, lideraba una manada y dejó muchos descendientes. Al principio eran magram, como él, y muy poderosos, aunque nunca comparables a el, pero desde su desaparición, su sangre se fue diluyendo poco a poco con el paso de cada generación. Su raza es conocida como lobos eckans, en honor a su progenitor, y en la actualidad, aunque técnicamente son animales normales, conservan un intelecto apenas ligeramente inferior al nuestro, y un alto potencial de convertirse en magram con el estímulo correcto. Son mucho más fuertes y hábiles que un animal común, dado que una manada de ellos puede derribar fácilmente con un magram promedio sin siquiera sudar en el proceso. Habían desaparecido de la vista durante muchísimo tiempo,, pero se creía que simplemente habían huido a las profundidades de Lishva debido a la persecusión de envidiosos y avariciosos, y si realmente son ellos quienes acampan aquí cerca entonces parece que tenían razón.

– Entonces, ¿Qué se supone que hagamos? No parece que vayan a ser oponentes fáciles. –la pregunta de Geldar tenía sentido, la información no servía de nada sin un plan. Afortunadamente, Markan ya parecía tener uno.

– Lanus, ¿Dejan los lobos eckans materiales valiosos?

– Su pelaje es de calidad comparable al de un magram, lo que no es poca cosa. Adicionalmente, sus garras y colmillos son mucho más fuertes que los de un animal común, pero no alcanzan el nivel de un magram auténtico, y por supuesto que su tamaño no deja mucho espacio para trabajarlo. La rareza de su especie es lo que los hace valiosos, realmente.

– Hmm, podría funcionar, creo... –Murmuró; entonces de repente miró al varón Dedal, y con una sonrisa en el rostro, le hizo una petición.

– Señor Dedal, reporte nuestra situación a Puerto Angostia y pida el despacho de una unidad de guardias. Si tenemos suerte, el botín les llamará la atención lo suficiente. Yo intentaré reunir mercenarios especializados con la idea de una batalla grupal en cuenta. Geldar, espero aún contar con su apoyo financiero. ¿Qué tal el plan, Lanus?

Los tres expresaron su aprobación y Marian, Geldar y el barón se retiraron de inmediato para iniciar los preparativos. Sólo Lanus permaneció en el salón; se levantó despacio, se acercó y apoyó en una ventana y miró la sombra nocturna del bosque, pensando en un detalle que a los demás no parecía interesar: sí los eckans realmente vivieron en las profundidades de Lishva hasta la fecha, ocultos de los ojos del mundo, ¿qué los hizo salir?