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Respiro

Después del incidente con el oso, se convirtió en una regla silenciosa que cada pareja permaneciera a un aullido de distancia, y ninguna pareja debía separarse a menos que fuera absolutamente necesario; yo en particular seguí estas reglas con especial dedicación, dado que la experiencia de casi perder a un compañero una vez ya fue aterradora. Pensando en ese peligro, quizá no era tan buena idea separarnos ni en parejas, pero era una necesidad si queríamos evitar padecer de hambre durante el resto de Novan; viendo el comportamiento de los lobos mayores, asumí que todos los años se repetía la misma historia, más o menos. Tampoco podía culpar a líder aún si realmente hubiera sido un error de cálculo, ya que no habíamos visto magrams en los alrededores desde que llegamos a la zona, ni siquiera cuando la nieve no nos asedian todavía.

Nohl tardó tres días para ser capaz de levantarse y salir, y cinco días más en poder volver a cazar; varios de los lobos, yo incluído, tomamos la tarea de alimentarlo por esos días, lo que no fue problema para nosotros en vista de que no era una carga cuando estaba repartida entre varios. Él era un adulto, aunque incapacitado, no tenía las desventajas de un cachorro y no necesitamos cargar comida para él de nuestros estómagos; en su lugar, tomamos ventaja de las presas pequeñas a las que nos empezábamos a acostumbrar y volvíamos con un par de liebres colgando del hocico cada uno; tres lobos al día éramos responsables de la tarea, y cambiaban cada día.

Durante esos días de escasez me volví bastante hábil con la caza de liebres; son pequeñas, veloces, astutas y ágiles, y era necesario ser más rápido, astuto o ágil que ellas, y después de fracasar mis persecuciones múltiples veces, elegí la astucia, lo cual finalmente me dio resultados más abundantes: después de varios días corriendo inútilmente detrás de ellas, tuve la idea de seguir a una sigilosamente y encontrar cualquiera que fuera su destino; debido a mis exagerados intentos de que no percibiera mi presencia, casi la pierdo un par de veces, pero logré seguirla hasta que la vi caer en una madriguera. Marqué mentalmente aquel sitio y procedí a perseguir liebres en los alrededores, prestando igual atención a su destino y viéndolas entrar en la misma madriguera o en otras similares en los alrededores. Resultó ser que mi suposición era correcta: cerca de las madrigueras es más fácil encontrarlas y atraparlas por sorpresa. Suena obvio, pero el problema original era ser realmente capaz de seguir una discretamente, o la incertidumbre inicial por falta de información de que incluso vivieran realmente en grandes grupos.

Para la llegada del tercer mes de Novan aparecieron otra vez humanos en el bosque. Eran varios, pero todos actuaban por su cuenta; dejaban trampas por el camino, acampaban en el bosque y volvían al día siguiente recogiendo trampas; era claramente una forma de caza, una que no tomaba en cuenta la posibilidad de animales robando presa, lo cual nos confirmó que los humanos seguían sin saber de nuestra presencia, y para seguir así, nadie tocó las trampas. Ningún humano se alejó demasiado de la aldea, por lo que no eran un problema compartir presas, menos aún después de que por fin encontramos boffels de nuevo, sí bien aún escasos, y volvimos a la ocasional caza en manada; era curioso verlos todos cubiertos de pelo por primera vez cuando estaba acostumbrado a verlos con el pelaje tan corto. En ocasiones encontraba trampas, e incluso si estaba de buen humor, me tomaba el tiempo de guiar alguna liebre hasta ellas. Por los buenos deseos.

Después del oso, aquel que era mi primer novan parecía prometer ser especialmente tranquilo.