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Capítulo 6: Ninshū

Se sentía de lo más desdichado. Todo su cuerpo difícilmente le podía aguantar la caminata de ida a su departamento. Era una tortura con cada paso que daba mientras sus piernas le temblaban.

Apenas había empezado la semana y ya había tenido suficiente de sus clases de práctica, las cuales como siempre no hubo nada de progreso alguno, además de que tampoco se había manifestado su despertar en la clase.

Lamentablemente luego de haber hecho intentos, quedó agotado de tanto cansancio. Aunque también tenía un par de rastros por lo anterior al inicio del día.

Cuando fueron iniciando las clases, todo el tiempo su profesora lo trataba demasiado duro en casi todas sus clases —a excepción de las que son normales, pero no cambiaba en su actitud de darle mucha atención en sus clases—. Aún había resentimiento en sus acciones por no haberla escuchado en la oficina de profesores.

¿No era más sencillo que solo le hubiera servido haberlo noqueado y mandándole a la enfermería?

En cualquier caso, ya no era tan necesario discutir a si mismo ese tema. Ya quedó en el pasado y ahora solo estaba cicatrizado en todo su cuerpo —no literalmente—. Su cuerpo le hacía creer que la gravedad le presionaba hasta hacerlo cansarse.

En cuanto pasó por la entrada principal del edificio del departamento fue yendo hacia el ascensor. Las puertas dejan escapar un crujido, y lentamente se dividen a la mitad. Siendo impaciente, Boruto empuja la puerta del ascensor a un lado, su cuerpo ya no soportaba mucho, solo quería en estar en cama un momento y poder descansar sin preocupaciones. Tal vez le pediría a Sumire que usara el teléfono para pedir algo a domicilio.

Llegando al quinto piso pasó caminando por el corredor, haciendo ver en como no había viento por esta parte. Tal vez sea la sensación de supresión del bloque vecino que está tan cerca que hace que sienta más calor que de costumbre.

Al caminar por el corredor hasta llegar a su respectiva puerta de su departamento una cierta sensación extraña pasó por su estómago.

—¿Eh?

Fue allí cuando finalmente nota que en el otro lado de la puerta de su cuarto no había ningún ruido, ni siquiera el sonido de la televisión. Pensó en la posibilidad de que se haya quedado dormida, pero no era algo muy fiable, sin mencionar que no estaba oyéndose ningún respiro desde el otro lado de la puerta.

Boruto solo le había comenzado a tener un mal presentimiento, a lo que directamente fue abriéndola con sus llaves hasta quedar completamente abierta de golpe.

Se fue adentrando hasta ir al cuarto pequeño de siempre, y al que era usado tanto como la sala como también su cuarto. En cuanto miró todo el lugar estaba lo que más le había preocupado; no estaba Sumire.

Por supuesto no había rastros de ella en ningún lado, ni siquiera estaba su ropa de kimono de siempre, aunque era la única ropa que tenía puesta.

Solo se le había olvidado en apagar las luces, pero seguía el asunto de que no estaba. Ella había desaparecido y sin señal alguna, tampoco había rastros como si alguien la hubiera raptado.

—¿No será que...?

Si su instinto no se equivocaba era muy posible que se haya salido. ¿No será que iba a seguir buscando más pistas sobre sus recuerdos? ¡Imposible! Aún cuando se supone que no era una hora peligrosa para salir tan tarde —además de que no había mucho problemas con los estudiantes para ser cuidados por si tenían problemas—, pero imposible que ella se encuentre bien. No era una estudiante la joven pelivioleta, por lo que fácilmente las cosas podrían en ser complicadas para ella.

Ya había salido toda una noche y no le pasó nada malo, pero no es garantía que tuviera la misma suerte una segunda vez. De solo pensar lo peor que le podría pasar le iba comenzando a revolver el estómago.

—Tengo que encontrarla antes que le pase algo malo.

No lo pensó dos veces para dar media vuelta para irse corriendo hacia la puerta hasta cerrarla de un portón.

Se apresuró lo más que se pudo para irse hasta el primer piso del edificio, pero en vez de volver a tomar el ascensor prefirió las escaleras para no tener que perder el tiempo.

Le importaba poco la sensación de dolor de su tembloroso cuerpo que no estaba en muy buena forma ahora.

Sabiendo de lo que le podría llegar a pasar a Sumire sola le llenaba de preocupación. Nunca creyó de lo muy duro que podía responsabilizarse de una persona, una de la cual había encontrado en la calle.

Solo habían pasado días, no tendría que estar tan preocupado por una desconocida, pero era una vida de la que se había responsabilizado y eso era algo que su padre le había enseñado.

Si él estuviera en esta misma situación estaba seguro que no lo dejaría pasar e iría en su búsqueda. Él lo sabía, así era su padre desde que lo conocía y no le gustaría defraudarlo.

***

Había corrido en gran parte del centro de la ciudad, al igual que también del área de uno de los parques que se encontraban cerca de su departamento. No consiguió nada.

Pasaron dos hora en la que estuvo buscando a los alrededores, pero seguía sin obtener una pista, incluso preguntado a cualquiera que se le cruzaba en el camino y comenzaba a desesperarse. Le entraba las migrañas en seguir pensando las peores situaciones en las que podría encontrarse Sumire.

Revisó por la tienda de nieves en las que fueron el viernes, pero tampoco hubo nada, incluso el señor que los había atendido no le dio una respuesta favorable.

Tenía sus opciones de pedirle ayuda a la policía, pero no quería involucrar o hacer mucho alboroto, o incluso tener que buscar a los Lex, quienes eran gente de las cuales se dedicaban a que haya orden en toda Ciudad Academia.

La decisión más razonable serían esos últimos, pero si lo hiciera comenzarían a inspeccionarla, interrogarla e incluso a investigar sobre ella. No estaría nada mal en que lo hagan para que sea más rápido, pero su instinto le decía que no, por lo que fue optando por hacerlo solo.

—Creo que este es el peor inicio de semana que he tenido en la vida 'ttebasa.

Se compadecía de si mismo mientras iba deteniéndose en un poste de luz mientras recuperaba el aliento, mirando uno de los relojes que estaban cerca, descubriendo que ya había tocado las 8 de la noche.

Había sido un error en ver la hora, solo lo había puesto con más presión para el tiempo y en lograr encontrarla. Su cabeza solo deseaba al menos solo una vez en tener alguna pista sobre Sumire, pero habiendo no teniendo éxito comenzó a reanudar su búsqueda.

Al irse por dirección a unas escaleras que le conducían a un camino que, lo conectaba hacia diferentes puentes de arriba de las calles las cuales las usaban la gente para pasar de un lado a otro sin tener que cruzar las calles de abajo.

Subió por las escaleras hacia allí para pasar a la siguiente calle de al lado, pero en cuanto dobló hacia la esquina del camino fue estrellándose contra otra persona de forma accidental.

Tanto él como el otro se habían balanceado perdiendo el equilibrio, pero afortunadamente ninguno se había caído al suelo, sin embargo, Boruto no había podido evitar ensuciarse de la camisa de su uniforme.

¿Qué más desastres pueden ocurrir? Una pregunta que no se había atrevido a darla a los cuatro vientos, ya que algo como esto habría pasado, pero al final ocurrió.

—Genial, ahora tendré que abstenerme de limpiarlo antes de mañana. —se protestó mirando la mancha que había en su ropa.

—Mira lo que hiciste, me manche mi ropa, y eso que era nueva.

La otra persona en cuestión también se había quejado de su desgracia, pero con la diferencia de andar dirigiéndose hacia el Uzumaki.

Al oír está reclamación no había nada que evitara que Uzumaki Boruto le comenzara a poner de malas, sumando su estado de estrés por encontrar a Sumire.

Levantó la mirada para encarar a quien se había chocado. Al oír la voz de la otra persona, no reaccionó sobresaltado, pero se encontró con una chica de ojos marrones al igual que su cabello que estaba con dos coletas. No negó que le pareció linda , y más al tenerla cerca, pero no tenía tiempo para contemplar a una chica mientras buscaba a otra.

Desafortunadamente, al replantear bien esos pensamientos, parecía un asqueroso playboy. Además, también quería irse rápido a buscar a Sumire cuando la chica que tenía delante estaba molesta, al igual que él.

—Lo siento, pero tengo prisa —al poco rato de hablarle le dio un click por la cabeza rápidamente—. Oye, ¿de casualidad viste a una chica por aquí?

—¿Me chocas y luego vas preguntándome si he visto a una chica? —se le vio indignada a la pregunta—. ¿Es que no tienes modales?

—¡Tengo prisa! —gritó Boruto.

El grito fue un poco elevado que hasta un que otra persona cerca les miró raro, pero pronto Boruto vio en como la chica se había estremecido. Esto hizo sentir mal a Boruto por su actitud.

—L-Lo siento, no fue mi intención asustarte.

—No, está bien... —se suavizó—. Fue culpa mía también por precipitarme, aún cuando también fue mi culpa.

—También yo, es que ando buscando a una persona y no la encuentro.

—Bueno, ahora que te veo bien te ves muy desesperado. —su mirada le puso incómodo al Uzumaki.

Parecía buena chica, pero también estaba medio rara con esa mirada que lo estaba inspeccionando. Ya tenía suficiente con que Sumire lo hiciera de vez en cuando, pero que otra chica —una extraña— le mirase detenidamente ya era más que incómodo.

—En cualquier caso, si no es mucha molestia me gustaría que podrías decirme si, ¿has visto a una chica con el pelo morado, tiene un kimono blanco y tiene casi mi misma altura hasta mis ojos?

—¿Quién es? ¿Tu novia?

—No para nada. —contestó en seguida.

—Bueno, por que tenga un kimono me hace pensar que no es de la ciudad. —comentó para si la chica.

—P-Podría decirse que es alguien que está de visita —no tenía más remedio que haber mentido eso último, ya que no quería que nada ni nadie se enterase mucho de lo que es o quién es Sumire—, así que se fue sin decir nada 'ttebasa.

No era un experto en las mentiras, ni mucho menos de forma improvisada, pero a juzgar por la expresión neutra que tenía la chica de frente, podía deducir que estaba ganándose su credibilidad.

—Ahora que recuerdo, ví una chica con esas características, aunque no sabría si fuera la misma de las que hablas...

—¡¿Por dónde la viste?! —se abalanzó sobre la chica, sosteniéndola de los hombros.

Por reflejo de la sorpresa que se había llevado ella lo empujó de forma brusca hasta el proceso de haberlo golpeado por el estómago, todo esto mientras se mantenía a su distancia con un rubor en el rostro.

—¡No te me acerques de esa forma! ¡Voy a llamar a la policía! —le gritó al Uzumaki.

—L-Lo siento por eso... no era mi intención en asustarte 'ttebasa.

—...

Ahora sí que estaba preocupado Boruto. Su mente le decía que la había arruinado en haber hecho tal cosa.

¿Por qué nunca era bueno en tratar con las chicas?

Para ser honesto con si mismo no había ninguna experiencia que pueda contar con experiencia para entablar una conversación amistosa con una chica, sin contar mucho a Sumire, la cual solo actuaba como una niña.

En el peor de los casos en esta situación en la que se encontraba es posible que esta chica llamara a la policía. Todo sería mucho más complicado de lo que ya está si eso fuera a ocurrir. No quería perder mucho más tiempo, así que su idea más óptima en la cual tomar sería en huir y seguir con su búsqueda.

Justo antes de dar media vuelta la chica fue señalando en dirección al sureste, claro que sin quitarse de su rostro ese rubor que tenía en el rostro.

—Allá ví a una chica así. No puedo asegurar que sea la misma como dije, pero al menos puedes ir a comprobar. —dijo sin dejar de guardar distancia.

El rostro de Boruto se iluminó de alegría de poco a poco mientras le sonreía a la chica con una pequeña reverencia hacia ella.

—¡M-Muchas gracias! ¡L-Lo siento por lo de antes, en serio!

—Ya, no importa...

—¡Si, muchas gracias! —giro y pasó de la chica hasta irse por el camino de al lado de todo el puente que estaba conectado.

—¡Oye! ¡¿Qué vas a hacer con mi ropa que se mojo?!

Una vez que la enojada chica alzó la voz ya era demasiado tarde, pues el pelirrubio se había ido sin siquiera oírla, estaba tan concentrado en la dirección de donde debía ir que, no tenía intención de perder toda su concentración, se apresuró.

Después de correr doscientos metros por

la calle atestada, se detuvo y se puso de pie por un momento.

—Ahora, entonces...

Boruto se levantó su corto flequillo con su mano y entonces con un exagerado movimiento miró de aquí para allá. Entonces puso su mano en una pared cercana y se apoyó contra ella.

—¿Dónde necesito ir si quiero encontrarla?

Mirando por los alrededores. No era una frase que inspiró confianza acerca de sus acciones, pero no se iba a sentar a solo esperar. No obstante en este rato Boruto sintió como si hubieran sido unos minutos, pero al mismo tiempo pudo haber pasado fácilmente una hora más.

Boruto levantó ambos dedos meñiques de sus manos en frente de su cara, torciéndolos alrededor como si fueran una especie varilla buscadora. Tenía una suerte de que no hubieran personas presentes, porque había sido un poco raro si le miraban con una cara extraña.

Mientras continuaba buscando, se percató de un cierto sentimiento similar a cuando había encontrado a Sumire. Pasó su vista hacia el callejón en el que estaba a su lado, no podía ver muy bien pero se adentró a éste sin pensarlo dos veces, aunque sus instintos le decían que se cuidara por si llegara una persona a robarle, pero eso no le preocupaba, sino que puedan a tener alguna arma.

—Si mi madre supiera de todo esto, estoy seguro que estaría muy conmocionada y tal vez le daría algo...

Miraba el camino por el que caminaba cuidadosamente. Se abstuvo un momento de seguir el paso, ya que al pensarlo un poco mejor, no debería de haber entrado sin tener ciencia a cierta de que Sumire fuera pasando por aquí o que fuera a encontrar con algo más.

Capaz de todo vuelva a encontrarse con otra persona en el mismo estado en el que había encontrado a la pelivioleta, pero eso ni en su sano juicio le gustaría ahora.

—Ah.

—¡Ah!

Otra voz resonó pronto y claramente había eliminado la tensión seca del callejón. En la voz con un tono agudo. Sólo escuchar la voz era suficiente para ser dominado por su existencia, y que coincidía perfectamente con la persona que estaba haciéndole la vida imposible.

Boruto levantó la cabeza. Delante de él se encontraba una joven.

Lo que le destacaba de su apariencia, más que cualquier otra cosa, era su pelo violeta llamativo, y aún cuando no podía verle bien por lo oscuro que estaba en ese callejón podían deslumbrarse. Una estrella que relucía aún en la oscuridad, eso era lo que Boruto pensaba al respecto en cuanto la vio allí, impacientada, extrañada, conmocionada, confundida, etc. Tantas formas de expresarse, pero al final de todo ella no esperaba verlo allí.

Al igual que ella Boruto estaba igual. No tenía ni la menor idea en como reaccionar ahora que la tenía de frente. ¿Debería de estar contento? ¿Optaría por molestarse por haberse ido sin avisar? ¿Caería en tristeza por verla allí sola? ¿Desplomarse sobre ella por el gusto de verla bien?

Tantas cosas que sentir, pero con el tiempo medido ahora, y más cuando estaban en un callejón oscuro y peligroso.

—¿Por qué estás aquí Boruto-kun?

Hasta la pregunta le había ofendido al Uzumaki, como si no era necesaria su presencia, cosa que solo hizo molestarlo más.

—Eso mismo te iba a preguntar —le miró con el ceño fruncido—. ¿Dónde has estado todo este tiempo? ¿Por qué estás aquí?

—...

—¿Tienes idea de lo preocupado que estaba todo este tiempo? —la hizo cuestionar con rudeza.

—...

No dijo nada.

Sumire se había quedado callada en cuanto tuvo en frente a Boruto con una mirada que buscaba respuestas. Él no podía saberlo ya que no estaba ante un espejo, pero ahora solo se le veía un rostro completamente fuera de sus expresiones habituales. Una expresión llena de preocupación como si de un padre se tratara.

Se esperó a alguna respuesta de ella, no le importa cual sea solo quería le respondiera sin problemas, saber sus intenciones que la llevaron a hacer todo esto.

—S-Solo... Paseo nocturno.

—Oye, no esperaba esa respuesta. —le habló si quitar el ceño fruncido.

—Lo siento... es que... quería demostrarlo.

—¿Perdón?

Ella pasó de él caminaba rumbo a unos botes metálicos de basura, los cuales se habían caído por Boruto cuando se quedó sorprendido por su aparición. Los reacomodó como estaban y se giró para ver al Uzumaki.

—Tu dijiste que querías pruebas de lo que te dije ayer —respondió con una leve sonrisa en su rostro—. Quería que me creyeras, que no había dicho mentiras.

—Pero tampoco llegar tan lejos solo para que te crea. Basta con saber que en verdad quieres recordar lo que perdiste.

Se le acercó mientras le daba un pequeño golpe en la cabeza a manos abiertas. Ya se daba un buen respiro en que no haya hecho alguna locura antes de que llegara.

No sabía si era algo que desarrolló o si ya era parte de ella antes de perder sus recuerdos, pero era demasiado intrépida en cuanto a sus decisiones. Le pareció en cierta forma muy "único". Loco, pero único, si.

—¿Qué tal si nos vamos ya? Luego podemos en buscar algo más que puedas hacer que puedas recordar algo. —dijo Boruto.

Le miró con una sonrisa mientras pasaba de ella, sin embargo, antes que siguiera su camino Sumire le había detenido al sostenerle desde su uniforme por atrás.

Estaba casi seguro que si ella le hubiera jalado un poco más, aparte de estar manchado por la bebida de la chica de antes a también estar rasgada.

—¿Qué sucede?

Se apresuró a contestar a su llamado, puesto que quería todo menos que le rompieran su uniforme.

—Ya recordé.

—¿Eh?

—Ya pude recordar. —confesó Sumire con un poco más de voz en su tono.

Por un segundo creyó de haber tenido un deja vu al oír Sumire pronunciar estás mismas palabras que le dijo ayer.

No, definitivamente las había vuelto a decir con la misma emoción. Sin embargo, sus impresiones no eran las mismas para él.

Ya había solucionado el problema de haberla encontrado, y empezó solo para tratar de demostrar que todo lo que le había contado era verdad. ¿Quién no intentaría demostrar su cordura? No la culpaba, ya que en su situación sería lo más comprensible cuando tienes a una sola persona que cuida de tí.

La miró y en eso mismo de antes fue en lo que reflejaba en su mirada; confianza. Ella quería hacerle saber en verdad que no iba por allí en las calles sin rumbo alguno —en parte si lo estuvo—, tomando muchas formas para poder recuperar algo de sus recuerdos que había perdido para así dejar de estar amnésica.

Boruto le prestaría toda la ayuda posible, tanto física como psicológica. Ya se había mentalizado eso. Realmente no quería en tratarla como una rara, pero ella no hacía el esfuerzo para que él lo hiciera.

Ahora luego de andarla buscando por todos lados la había encontrado, sin embargo, al decidir en irse a su departamento ésta le fue reteniendo más tiempo solo para decir que lo había "recordado". Ni el sabía a qué es lo que se estaba refiriendo.

¿Recordó su nombre? ¿Dónde vive? ¿La escuela a la que asiste? ¿De si estaba metida en algo peligroso?

—¿Qué es lo que recuerdas? —preguntó.

—Lo recuerdo. —dijo Sumire.

—¡Si, lo sé! ¿Pero qué es exactamente lo que recuerdas? —Boruto la miró con el ceño fruncido.

La situación podría ser muy similar a como fue en su habitación, pero ahora la diferencia es que Sumire no se mostró dudosa o nerviosa, sino más bien con una mirada más relajada y un poco feliz, la cual se le reflejaba en una pequeña sonrisa.

Si realmente tenía esos ánimos él estaba seguro que ella había recordado algo de gran utilidad para saber su identidad que hasta ahora seguía siendo un misterio, y si la información que ella recuperó era muy buena es posible de estar más cerca de saber que le pasó.

—Pruebas de que el Ninshū y el uso del chakra es real. Lo que dije antes si es cierto.

—Otra vez con lo mismo... —se habló a si mismo mientras ponía una mano sobre su cara.

Una parte suya sabía que la cosa que más podría haberse acordado sería ese tema en específico. No tenía problemas con que fuera recordando algo como eso, pero aún así era incómodo cuando se trataba de cosas que no tienen nada que ver con la ciencia estudiada en el mundo.

Sumire solo buscaba la fantasía y todo lo que fuera relacionado a eso.

—En serio, está vez tengo pruebas que digo la verdad Boruto-kun. —declaró Sumire con un puchero.

—Bien bien. Dejaré que me demuestres que tienes razón.

Si eso la haría feliz y que tratara que siga en tomarse en serio todo este asunto de poder recuperar sus recuerdos, entonces no tenía problemas con que ella demostrara algo de lo que ella creía. Eso pensó Boruto mirando como Sumire agradecida por la decisión de él para darle una oportunidad.

—«En definitiva ella es como una niña.»

La observó alejarse de él, mirando todo a su alrededor como si estuviera buscando algo en específico. No se le veía conforme con lo que había en ese callejón.

Boruto observó a la chica agarrar lo que parecía una lata vacía de caballa llevándola hasta el montón de cajas de cartón que estaba del otro lado. Lo colocó arriba de estos y se alejó para tener distancia.

No tenía ni idea de lo que ella pensaba en hacer a continuación, pero la vía un poco intranquila mientras se le escapaba una gota de sudor por su rostro. No obstante, su rostro fue mostrando una expresión neutral y sería mientras veía algo de lo que le fue tomando por sorpresa.

Ante sus ojos vio como Sumire comenzaba a levantar de forma elegante sus manos, para después ver cómo uno de los charcos que había de agua fueron levantándose hacia el aire, llegando a la altura de la mano de la chica sin que la tocara.

Había contemplado con sus ojos una leve manipulación del agua. Ella con toda la tranquilidad del mundo miraba al frente de dónde estaba la lata y por si misma hizo que el mismo charco fuera convirtiéndose en un orbe hecho de agua. Un solo segundo vasto para que ella fuera disparando esa bola de agua hacia la lata hasta hacerla caer de vuelta al suelo.

Un espectáculo que no esperaba ver en pleno callejón a las oscuras.

—¿Qué te parece? —preguntó Sumire.

Ella había vuelto a su yo de habitual como antes, donde en su mirada no buscaba nada más que el veredicto del muchacho.

—B-Bueno... que puedas hacer eso me fue una sorpresa 'ttebasa. —Boruto confesó con asombro.

Boruto admitía su asombro ante lo que iba siendo la habilidad que tenía Sumire.

—¿Entonces ya me crees que el Ninshū es real y que puedo usar el chakra? —sonrió esperanzada.

—No.

—¿Qué? —su sonrisa se desvaneció como una pluma—. ¡¿Por qué no?!

Admitía que no sé esperaba que ella pueda hacer tal control del agua, pero no era algo que le demostrara que si era o no verdad lo que ella dijo. Solo le hizo replantearse en que, posiblemente Sumire venga de una escuela eso sí.

Lo que hizo ella no era del otro mundo, ya hay muchas personas que podían usar la noriquinesis. Solo le impresionó que ella era uno de esas personas. Seguía siendo una explicación científica que cualquiera podía responder.

—Ya he visto a muchos que utilizan esa habilidad —confesó mirando en dirección hacia donde disparó ella—. Aquí en Ciudad Academia hay muchos que lo usan, pero no están bien desarrollados.

Tenía la seguridad de que lo más cerca que podría de estar el nivel de su poder sería de uno de nivel 3. Los de ese nivel llegan a tener buena capacidad para poder moldear el agua, al igual que tener un buen manejo.

—Pero lo mío es diferente, lo que estoy usando es chakra, no la ciencia.

—Lo siento, pero por mucho que me digas que sea real lo que dices de tus fantasías, no puedo creerte 'ttebasa.

Esta vez Boruto iría a ser directo. Ya no podía con el estrés que ella le estaba generando, y más cuando ella salió del apartamento sin aviso alguno y muy tarde.

No podría perdonarse si algo le ocurriera a ella. Por eso, no le importaría en darle un enorme sermón contra su imaginación o lo que sea que haya desarrollado en su cabeza por culpa de su amnesia.

—Mira, Sumire-san. Yo...

—Por favor, Boruto-kun... —su mirada pasó a súplicas—. Me gustaría que me creas. En serio te digo que es cierto.

—No puedo creer mucho de lo que dices, ya que todo ya existe e informado de lo que pasa en la realidad —declaró con firmeza mientras le agarraba los hombros a la chica para que le prestara atención—. Así que, no vuelvas a salir y quedarte a estas horas solo para descubrir que puedes controlar el agua.

Aquellas palabras de Boruto, habían dado con un resultado contrario a lo que él quería conseguir. Observó como Sumire no pareció afectarle mucho lo que dijo, sino más bien, mostró una expresión de asombro.

La sonrisa no tardó en aparecer en ella y solo apartó las manos de sus hombros. Volteó hacia el callejón oscuro, mirando por todo el lugar; tan oscuro húmedo y lleno de incomodidad por la noche.

—Aun tengo una última cosa que mostrarte, además de mi habilidad. —dijo Sumire.

En seguida se había ido adentrando hasta más allá del callejón. Boruto no pudo detenerla a tiempo, así que solo la siguió por ese lugar a oscuras.

Ya no estaba de humor para que ella le fuera a seguir insistiendo, así que, él haría lo que hará falta para traerla a rastras de ese lugar e ir tranquilamente al apartamento.

Sumire corrió mucho más de prisa, aún cuando seguía con su kimono blanco, pero lo estaba llevando a rastras de lo que pasaba en el callejón.

No tardó mucho cuando ella frenó a secas por un poco más allá de lo más oscuro del lugar del callejón. Boruto optó por este momento para tomarla de la mano y llevarla de regreso.

—Sumire-san, ya basta. Solo vámonos.

—Espera Boruto-kun —le volteó a ver y luego se soltó del agarre del chico—. Aquí está la segunda prueba, en la que te digo he dicho la verdad.

Nuevamente, Boruto iba a replicarle con lo mismo, pero ella actuó mucho antes. Usó su habilidad de agua y volvió a crear una esfera de agua en la palma de su mano para lanzar. Esta vez lo hizo contra el bote de basura de aluminio que estaba allí cerca.

No pasó nada realmente, lo que significaba que todo seguía igual. Sin embargo, cuando antes de que Boruto volviera a tomar de la mano a Sumire, observó algo de lo que no esperaba ver en la vida.

Cerca de donde la joven pelivioleta había lanzado su bola de agua, entre el suelo fue saliendo un especie de cuerpo, como si fuera tratándose de un zombie, pero sin que estuvieran en un cementerio. Boruto no tenía palabras por las que decir al ver a esa cosa saliendo del suelo.

En cuanto salió completamente, se fue parando como una persona normal, su cuerpo era como el de un humano, pero tampoco parecía o era uno. La piel estaba completamente pálida como la nieve, sin mencionar que también estaba muy arrugada. Aún así, también se replanteó si era un humano. Ya no solo por la piel, sino también porque tenía cabello, y uno que era de color verde.

—¿Q-Qué rayos es eso? —soltó Boruto de los nervios.

—Las amenazas de las que te dije que iban tras el Ninshū... aunque en parte también me equivoqué en eso.

—¡¿E-Equivocarse?! —preguntó mucho más en pánico.

No obstante, Sumire no pudo responderle a tiempo a la pregunta de Uzumaki, ya que la cosa que tenían al frente suyo, no hizo más que gruñir al haberlos visto.

Se lanzó directamente hacia ellos con las manos desnudas y sin nada de lo que podía considerarse un arma.

Sumire se puso al frente, como si quisiera en proteger a Uzumaki del ataque de la cosa que fue contra ellos. Afortunadamente, al estar a solo un par de metros suyos, ella con su mano libre —la otra la uso para empujar para atrás a Boruto—, había generado otra bola de agua hasta dispararlo contra la cabeza, haciéndole un agujero.

Boruto cayó de espaldas, con el trasero como amortiguador. Quedó completamente pasmado de lo que acababa de ver; Sumire le disparó a una creatura semihúmedo blanco en la cabeza.

La joven no tardó en Voltear a ver al pelirrubio muy atónito a lo que acabó presenciando. Se acercó cuidadosamente al chico y ofreció su mano para poder ayudarlo a levantarse. Éste continuó en silencio, mientras Sumire le dedicó una sonrisa.

—¿Ahora me crees? —preguntó Sumire.

***

El camino de regreso al apartamento había sido de lo más silencio, sin mencionar que, también fue muy incómodo. En especial el Uzumaki, ya que se había mantenido al margen a cada momento. No paraba de estar al pendiente de cualquier rincón de las calles, específicamente de los callejones.

No paraba de estar en shock, preguntarse en que creer o en que pensar. Todo lo que él creía entraba en la categoría de dudas en su mente. Uzumaki Boruto necesitaba volver a replantear todo lo que se suponía que sabía sobre los dones, al igual de... ¿En qué lío se había metido con esta chica Sumire?

Una vez llegado al apartamento, los dos ni se molestaron en encender la televisión o hacer alguna otra actividad. Tan pronto llegaron a la habitación, se sentaron el uno frente del otro, donde solo estaban separados por la mesa baja.

Está vez parecía, ella parecía mucho mejor que antes. Ya no se mostraba intimidada por la mirada interrogatorio de Uzumaki, ni tampoco estaba nerviosa por el ambiente en el que estaban ambos. Su mirada había cambiado, solo un poco.

—Entonces... ¿Qué fue todo eso?

Boruto fue el primero en hablar, preguntando a la chica, la cual reaccionó. Inhaló y exhaló. Ahora mostraba una cara tranquila y serena.

—Iré paso por paso. Te contaré todo lo que acabo de recordar, lo que sé, pero antes de eso quiero aclarar unas cosas Boruto-kun.

Éste no le respondió, más en su respuesta solo fue asintiendo como total libertad a que ella continuara.

—Primero, quiero que sepas que yo voy a contarte solo la verdad. No inventaré nada.

—Si, lo entiendo. —esta vez haría caso a sus palabras y las creería.

Después de lo que pasó, Boruto tomaría todo en serio, aunque también trataría de creerlo. Aún seguía siendo muy irreal para él.

—Segundo, no he recuperado completamente mis recuerdos —agregó la chica con un poco de tristeza—. Solo he podido recuperar sobre este tema de lo que viste ahora.

—Entiendo.

—Y tercero —hizo una pequeña pausa—, una vez que te cuente lo que te voy a decir... Tienes el derecho a no involucrarte conmigo y con todo esto.

—...

Uzumaki permaneció callado, meditando por lo que había dicho Sumire. Además, su misma mirada parecía cuestionarse sobre lo último que dijo, pero no bromeó con ello.

Ella suspiró. Estaba muy nerviosa ahora. Lo más seguro es que, no estaba ahora muy convencida ahora de si contarlo o no, luego de haber dicho la tercera aclaración. Le temblaban las manos.

Por suerte, volvió a estar tranquila en seguida cuando se calmó. Lo miro de frente ahora con su expresión inicial y prosiguió.

—Bien, entonces... Empezaré. —dijo

Boruto trago saliva de los nervios, sin quitar su mirada de la chica pelivioleta.

—Lo que te dije anteriormente, en parte era real, pero algunas cosas estaban medio incorrectas por la muy mala memoria que tenía, pero ahora puedo decirlo como debe de ser. Esta vez, te contaré lo que recuerdo, correctamente.

—... —asintió Boruto, ahora en total silencio.

—Dejando a todo lo que sabes, existe como tal el chakra. Como ya te dije, es como una energía espiritual que todos llevamos en nuestro cuerpo. Se mueve por unas corrientes de chakra que no se pueden detectar, ni mucho menos verlo. No son como las venas, simplemente es algo que totalmente invisible para el ojo humano.

—Entiendo... ¿Eso significa que tú usaste esa habilidad de agua con tu chakra? —Boruto la miró muy entrado en el tema.

—Si, aunque, al igual que los dones que tú dices, también solo puede usarse una habilidad. Originalmente podías hacer muchas cosas con el chakra, pero eso se fue bloqueando para que no fuera tan peligroso su uso —comentó mientras miraba su mano pensativamente—. Desconozco los detalles, pero solo puedo usar el agua para apoyarme en todo.

Hizo su bola de agua, la cual se encontraba flotando por la palma de su mano, mientras lo movía de un lado a otro hasta hacerlo desaparecer.

—En fin, si el chakra se agota en nuestro cuerpo es la muerte para todos. Ya lo dije, es como nuestra energía espiritual. La única forma en que se gaste completamente es gastar excesivamente nuestro chakra, usando nuestras habilidades. Aunque, me sorprende que nadie en esta ciudad pueda estar en peligro al usar mucho sus dones.

—Si, solo las personas se cansan cuando lo usan mucho, pero eso va dependiendo de sus propios dones —Boruto habló con total calma—. Un ejemplo, una persona que tenga fuerza sobrehumana al usarla con mucha frecuencia, causará que sus músculos se desgasten demasiado. Otra también es en como cuando una persona utiliza algún don de tipo psíquico con ondas electromagnéticas. Su cerebro se iría sobrecalentado y dejaría de transmitir dichas ondas hasta incluso al corazón 'ttebasa.

—Ya veo, eso suena arriesgoso.

—Si, pero de lo que dices con ese chakra, no parece diferenciarse mucho de lo malo al usar mucho un don. —suspiró Boruto.

—Si, pero la diferencia con el chakra, es que terminas muriendo, dejando todo tu cuerpo sin función alguna. Claro, sentirás un agotamiento muy pesado, en el que casi no responderá tu cuerpo.

—Eso debe ser muy duro. —dijo el Uzumaki con un escalofrío en su espalda.

No sé imaginaba tal sensación de la que estaba hablando Sumire, pero por como lo describía, suponía que debía de ser muy agobiante esa sensación.

—Pero además de esa manera, también está su extracción. —continuó ella.

—¿Extracción?

—Eso que viste ahorita —agregó mientras se apretaba sus manos—. Lo que viste, era una de las amenazas de las que te había dicho antes.

—C-Creo que primero debes decirme que es exactamente esa cosa. —sugirió el pelirrubio de los nervios.

Poco después miró de reojo la ventana. Se preguntaba si podría haber una cosa como esa en la ventana, escuchando. Sus delirios estaban a afectarle mucho.

—Lo que viste en el callejón... es algo que se le conoce como un Zetsu. Eso es lo que es.

—¿Un Zetsu? —repitió.

—No sé si es por mi amnesia, pero no tengo ni idea de dónde vienen —se disculpó con una mirada triste hacia el chico—. Pero lo que si puedo decir, es en lo peligroso que son y que su único objetivo no es más que devorar chakra. Donde sea que haya, ellos irán a absorberlo. Te drenarían todo el chakra de tu cuerpo hasta no quedar nada.

El escalofrío en la espalda de Uzumaki no se quitaba, sino más bien, se hacía mucho más intenso. Su miedo a lo desconocido que fueran esas cosas le impedía muy bien en procesar las cosas, pero las entendía, aunque suenen muy fantasiosas.

—Cuando supe de mi habilidad, había expulsado sin querer mucho chakra de mi cuerpo para hacer una gran bola de agua por el callejón. Lo siguiente que vi fue ese Zetsu apareciendo desde el suelo, pero logré ahuyentarlo. Fue allí cuando apareciste doce minutos después, Boruto-kun.

—Ya veo... Y esa cosa... Zetsu... ¿Solo va en búsqueda de chakra? —preguntó Boruto.

—Así es, pero aparte de eso, es debido también a que les atrae el Ninshū.

—Oh, si... Eso lo mencionaste también, ¿no? Según entendí, es como el chakra.

—Si y no —interrumpió Sumire mirando su mano nuevamente, y posteriormente dirigió su mirada hacia Uzumaki—. El Ninshū es más que eso. Es lo que conecta a todo y a todos en el mundo... Lamentablemente desconozco mucho sobre él, ya sea tal vez por mi amnesia o porque no se mucho.

—...

—Pero de lo que si sé, es que el Ninshū es todo nos une de alguna manera —agregó—. Todo a nuestro alrededor funciona así, y es lo que también funciona el chakra en nuestro cuerpo.

Era demasiada información de la cual tenía que procesar. Boruto no estaba demasiado convencido con todo lo que oía, pero sabía muy bien que ella no mentía. Aún así, no evitó pasarle por la cabeza que, posiblemente ella esté mal de la cabeza.

Era muy difícil de explicarse a si mismo. Le era imposible creer, pero también lo creía. Después de lo que pasó hace una hora en ese callejón, de ese "Zetsu" que encontraron, de lo que esta chica había hablado.

Todo ya era demasiado extraño. Toda esta ciudad ya era extraña, incluso el mundo al saber de la existencia de esas cosas.

—Posiblemente los Zetsus piensan drenar el chakra para así conseguir ver a través de sus ojos el Ninshū. Eso los llevará a donde ellos quieren ir. —continuó Sumire.

—¿Y dónde quieren ir? —preguntó Boruto con mucha intriga hasta los nervios.

—Eso... pues... yo... —comenzó a sudar por su rostro, mientras se presionaba la cabeza con una mano, haciendo fuerzas para sacar lo que quiere decir—. L-Lo siento, no puedo decirlo... No sé donde quieren ir. Parte de mis recuerdos siguen en blanco...

La miró detenidamente. Se vio frustrada e impotente. No como antes en sus dos primeros días de conocerla.

Anteriormente hacia un esfuerzo por querer recordar los recuerdos que le faltaban, pero esta vez, no solo lo intentaba, se esforzaba demasiado para recordar. Ella combatía contra su amnesia, forzándose sacar lo que había olvidado, pero era inútil.

Quiera consolarla, pero no podía. Solo era un mero chico desconocido a los ojos de ella, en la cual se aferraba para poder estar a salvo de todo lo que desconocía, eso era la ciudad misma.

Por suerte, la chica se había resignado a seguir forzándose a recordar, lo cual fue lo mejor para ella. Boruto estaba aliviado por eso. No creía que hacer eso sería lo mejor para ella y su condición. En el peor de los casos, Sumire ya no podría en volver a recordar nada más.

—Bueno... Eso creo que sería lo más primordial en decirte —suspiró Sumire mientras llevaba su mano temblorosa a su cabeza—. Siento mucho que no sea algo que pueda ayudarme a decirte realmente quien soy o porque estuve en esa noche aquí al lado del otro edificio, herida.

—Descuida... No se puede evitar. Es así como funciona la amnesia —él le sonrió para tranquilizarla—. Ya luego podrás en recuperar la memoria con el tiempo 'ttebasa.

—Si, supongo que tienes razón.

Ambos se sonrieron, haciendo que el ambiente de la habitación sea mucho más ligera, y menos agobiante por la frustración de la chica.

Boruto aún seguía manteniendo la distancia en la chica, en el espacio emocional por el que ella estaba pasando. En cierta forma, esa misma imagen en la que ella se mostraba le traía una nostalgia cuando era pequeña junto a su amiga de la infancia.

Él y otro habían dejado que ella tuviera todo el tiempo del mundo para relajar su corazón por la perdida. No estaba al nivel en el que estaba la chica que tenía de frente, pero si era un sentimiento similar.

Debía de actuar como lo hizo en aquel entonces con su viejo amigo, en esta misma situación.

—Boruto-kun... Ahora que te conté todo lo que recuerdo, tienes el derecho de no seguir cuidándome. —confesó Sumire.

—...

—Digo, sé muy bien que te he causado unos problemas desde que me encontraste, pero creo que es mejor para tu bien que...—se detuvo por un rato y miró detenidamente al pelirrubio—. Es mejor que, permanezcas lo más lejos posible de esto. Si estaba herida cuando me encontraste, es posible que algún Zetsu fue el que me lo hizo, así que, es posible que los eliminaba, y tal vez me había descuidado.

Esa explicación tenía sentido para Boruto, puesto que si se trataba de una de esas cosas quien fue culpable de haberle echo un corte a ella.

¿Cuánto tiempo ella ha estado enfrentando a esas cosas? ¿Cuántos había allá afuera?

Desconocía la respuesta, pero lo que si estaba seguro es que esta chica, Sumire, era alguien que ha sido fuerte.

—Así que, es mejor que me vaya y me encargue de esto. Aun me falta descubrir de donde vengo y si estoy eliminando a los Zetsus por algo —agregó con pesadez—. Yo debo de saberlo, así que, no tienes de que preocuparte por mí. Puedes seguir como siempre has estado.

Se para del suelo y lo mira de frente mientras fue haciendo una reverencia hacia Boruto. Había un cierto aire de elegancia, como si ella supiera mucho de los modales correctos de Japón. Aun traía puesto su kimono largo y blanco, lo cual, la hacia destacar mucho su hermoso pelo violeta. Nuevamente mostró un aspecto al de una princesa.

—Muchas gracias por cuidar de mi en todo estos días. —levantó la cabeza y le sonrió complacida, aunque triste—. Lamento los problemas que causé, así que, espero que los puedas solucionar pronto.

La miró en trance, mirándola de pies a cabeza, y de esta última su rostro totalmente lleno de inseguridad, pero también algo de duda. Aún así, sentía como ella tenía una fuerte instinto del deber, aún cuando no se acordaba de mucho de su memoria.

Ella le había vuelto a confirmar lo muy valiente y decidida que puede llegar a ser.

—Fue un gusto, Boruto-kun.

Acto seguido, se encamino en dirección a la salida del apartamento.

No había nada más que el sonido de los pasos de sus pies descansos hasta la entrada, pero antes de llegar tan siquiera a la puerta, oyó al Uzumaki hablarle.

—Entonces, déjame ayudarte.

—¿Eh? —ella se giró bruscamente hacia donde estaba el chico.

Observó como el chico seguía sentado en el mismo lugar, mirándola y en seguida fue prosiguiendo a encender la televisión.

—Mmh... tal vez necesite un poco más de provisiones ahora que habrá alguien más viviendo aquí... —habló para si mismo entre un suspiro—. Necesito buscar una buena excusa para pedirle a Mi madre más dinero.

—E-Espera, Boruto-kun —volvió Sumire hacia la habitación—. ¿Cómo qué me vas a ayudar? ¿A qué te refieres?

—Es como dije; te ayudaré a buscar a esas cosas que pueden seguir por allí 'ttebasa.

—¿Acaso no sabes lo muy peligrosos que son los Zetsus? —era la primera vez que la oía muy agitada y que alzará la voz.

No podía creer el increíble cambio de miradas que tenía ella. Eso le llenaba un poco el alma. Había un progreso en esta chica, y él se encargaría de seguir dando ese avance.

—No tengo ni la menor idea —contestó con una sonrisa mientras se levantaba—. Por eso mismo me ayudarás también 'ttebasa.

—¿Ayudarme?

—No creo que sea de gran ayuda, ya que no tengo un Don —habló despreocupadamente mientras sonreía—, pero supongo que debe de haber algo en lo que pueda ayudar.

—No, Boruto-kun. Has sido muy bueno conmigo, teniendo mi cabeza un caos al no recordar nada —se sobresaltó ella mientras se señalaba a su misma—. No quiero que te involucres en algo peligroso.

—Eso lo decidiré yo. —dijo Boruto.

A decir verdad, no le gustaría estar en algo peligroso, o estar involucrado en algo que fuera eso mismo.

—¿Acaso no tienes miedo? —ella le siguió contra su decisión.

—Por supuesto que lo estoy. Demasiado.

El recordar el aspecto que era ese Zetsu le provoca un horrible escalofrío, uno que le hace pensar que estar en casa es lo mejor del mundo.

—Enton...

—Pero... —él la miró con una sonrisa de oreja a oreja—, mientras estés conmigo, no creo que haya nada que temer.

—...

—¡Ah! L-Lo siento, se supone que yo soy el hombre aquí, pero ahora sonaba como una persona que se escondería atrás tuyo.

El rostro de la chica no mostró expresión alguna. Pasó a formarse una mala curva en sus labios por la impotencia de no poder hacer retroceder la decisión del Uzumaki.

Por un lado estaba feliz, pero por otro, no era algo que le gustaría, ya que él la había salvado de morirse en un lugar oscuro. Es un chico que, no debería meterse en cosas como éstas.

Su mano tembló de los nervios, y ahora lo único que se le ocurrió fue levantarla para llevarla en dirección hacia el chico. Si es posible, le lanzaría una bola de agua hasta dejarlo inconsciente. Así ya después no la encontraría jamás. Huiría de allí rápido.

Sin embargo, no consiguió hacerlo, no después de tener al chico ya en frente de ella con ambas manos en sus caderas para mostrarse confiado y lleno de determinación en sus palabras. Él solo le sonrió y le dijo:

—Sumire-san, decidí en ayudarte cuando te encontré en el callejón, al final decidí en cuidar de tí para que te recuperaras de tu amnesia. Dejarte irte sola luego de todo eso no me hará sentir bien, ni siquiera creo que podría vivir con eso.

—P-Pero...

—Ya tomé mi decisión —suspiró el chico, mientras usó el puño para contra su pecho—. Puedes contar conmigo, así que nunca voy a dejarte sola. Voy a protegerte, aún si no tengo nada más que solo mis puños. Yo Uzumaki Boruto, jamás me voy a retractar de mis palabras, porque este es el camino que yo elegí.

—...

—...

La mirada penetrante y callada de Sumire le hicieron volver a la realidad, por el silencio que había generado. Éste se había puesto un poco rojo, decidiendo en voltearse para ocultar su vergüenza.

—L-Lo siento, es algo que siempre decía mi padre, y pensé que este momento era el correcto para decirlo 'ttebasa.

—Y-Ya... no te preocupes... —decidió hacer la vista gorda a ese pequeño momento.

Aunque, estaba de acuerdo en que eso puede ser vergonzoso para él, también había encontrado ese tropiezo del chico un poco adorable. Mostró en cierta forma una actitud infantil, algo extraña.

Aquella acción no había sido en vano, él contempló ese hecho al verle la cara a la joven pelivioleta. Había empezado a sonreír, hasta incluso a reírse, pero la ocultó usando la muñeca de su kimono.

Ahora estaba orgulloso de lo que hizo. Había conseguido suavizar mejor el ambiente en el que estaban. Sumire no tardó en calmarse cuando se secó un poco las lágrimas de sus ojos por reírse.

—Haha... Eres muy extraño Uzumaki Boruto. Demasiado extraño como para ir por el peligro —comentó con una sonrisa, pero suspiró cansada—. Como vi que tu cara era de alguien que no le gustaba meterse en problemas, pensé que no tendrías problemas con irme para que tengas paz.

—Honestamente si me he quejado mucho de lo pesado que ha sido, ya sabes, de tener que lidiar con tu amnesia, pero eso no quita de que debo ayudarte —Sumire notó como la sonrisa del chico se desvaneció un poco—. Mi padre haría lo mismo...

—¿Boruto-kun?

—Pero eso no importa, así que —extendió la mano hacia la chica—, cuenta conmigo para lo que necesites. Tienes mi apoyo.

Las palabras fueron muy influyentes, y sin pensarlo dos veces, Sumire tomó la mano del chico hasta haber un apretón mutuo entre los dos. Se sonrieron con confianza mientras daban por finalizado su acuerdo.

—Estaré a tu cuidado, Boruto-kun —lo miró a los ojos detenidamente—. Convénceme que no hice la elección incorrecta.

—Ten por seguro que no.

Ya era demasiado tarde para retractarse. Los dos lo sabían muy bien. Incluso era algo inevitable que hubiera dudas ahora mismo, pero tenían que confiar en cada uno de los dos para sobrellevar lo que pueda venir.

Él lo quería, tenía que hacerlo. Ella estaba en problemas. Esta vez, Uzumaki Boruto tratará de hacer lo posible para ayudar a alguien con todo lo que pueda. Ayudará en lo que pueda para librar la ciudad de esas cosas.

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Continuará...