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Capítulo 14

—¿Por qué mi tema de conversación sería Min Yoongi?— pregunté burlona.

—Bueno, es la razón por la cual decidiste volver a los dormitorios— observó.

—Exacto, no quería estar cerca de él— ataqué.

—No te pongas a la defensiva— pidió—. Solo quiero hacerte unas preguntas respecto a él.

—¿Y yo qué gano?— interrogué.

—Debes de tener dudas sobre él, te resolveré una— ofreció.

Tentador. Más tentador de lo que me gustaría que fuera. Soy una persona curiosa, y me dije que resolvería la clase de persona que es Yoongi. No tengo nada que perder y tengo algo que ganar. Algo me dice que Daehyun sabe más de él que incluso los del equipo.

—Bien— acepté.

—¿Me puedes decir de qué es su misión?— empezó.

—No, las misiones solo se saben para el equipo y el que las asigna. Lo sabes, no sé para qué preguntas— bebí de mi té.

—Ya lo sé, solo quería saber qué tan honesta serías conmigo— explicó—. ¿Cómo lo has visto? A Yoongi.

—Distante. No se integra mucho, tampoco es un hablador. Hace lo que le piden aunque en su cara se puede leer que quiere hacer lo que se le pegue la gana. Es malhumorado, raro y me llega a sacar de mis casillas. Sin embargo, nunca ha tenido objeciones en cuanto a la misión en sí, simplemente se deja llevar.

Daehyun se quedó callado. Ya se esperaba la mayoría de la respuesta. Lo conoce. Cualquiera lo conoce más que yo dentro de la organización. Sigo siendo la nueva, la que no estuvo aquí desde el inicio. Sin embargo, me inquieta un poco que él busque información de Yoongi. ¿Para qué la necesita? ¿Acaso lo está investigando por su cuenta? ¿Qué tan intrigante debe ser la vida de Min Yoongi como para que un agente de la organización lo investigue?

—Me lo supuse, sigue actuando normal— se dijo a sí mismo.

—¿Lo investigas?— pregunté.

—Me supongo que esa será tu pregunta.

—No, mi pregunta es sobre Yoongi, no sobre ti— aclaré.

—Bien. Lo investigo porque no confío en él— dijo—. Nadie sabe nada sobre él ni de donde viene. Usualmente sabemos quién es quién por sus padres, por el apellido o porque lo hemos visto desde pequeños. Con Yoongi no aplica ninguna de las anteriores.

—¿No se supone que se debe entrar por antecedentes familiares?— expresé curiosa.

—Y eso es justo lo que no encaja— hizo un ademán con sus manos demostrando que tengo razón—. Pero parezco ser el único a quien le importa eso. Nadie nunca se ha preguntado cómo es que Yoongi entró. Les da curiosidad su vida, él, pero no el cómo entró.

—Debe haber algo— fruncí el ceño—. Nadie es completamente un fantasma.

—De poco a poco voy averiguando cosas nuevas— se recargó hacia atrás—. Solía ser mi amigo, pero cuando empecé a sospechar sobre él...se vino en mi contra. Claro que yo tampoco lo veo como un amigo ahora, algo esconde y es grande.

—No dejes de informarme— pedí—. No eres el único curioso sobre él.

Rió un poco. Se tapó la boca con su puño y miró hacia otro lado. ¿Qué es tan gracioso? Pensé que estábamos hablando como gente civilizada.

—¿Acaso dije algo gracioso?— levanté una ceja.

—No, no lo dijiste— se disculpó—. Olvida que me he reído.

—Bien, ya quiero hacer mi pregunta— insistí.

—Adelante, si tengo la respuesta, te la daré— confió.

Va, sé lo que voy a preguntar. Aquello en lo que Min no quería que me metiera, lo que dijo que no es asunto mío, pues está a punto de volverse asunto mío también. Obviamente no le haré saber que lo sé, me preguntará quién me lo ha dicho y no quiero perder a mi nuevo informante. Esto nos beneficia a Daehyun y a mí.

—¿Por qué lleva siempre una paleta?— pregunté.

—Para dejar el cigarro— dijo—. Solía fumar hace algún tiempo, una chica le dijo que dejara de hacerlo. Él no quizo, así que ella le quitó los cigarrillos y el encendedor. Al siguiente día llegó con una cubeta llena de paletas y se las dio a Yoongi. Le dijo que cada vez que pensara en fumar, chupara paleta. Al parecer de esa manera podía dejar de fumar. Se le hizo costumbre cargar con paletas.

—Pensé que no hacía lo que los demás le decían.

—Lo hace cuando se lo dice alguien especial.

🍬🍷🍬

Mis puños golpeaban el saco del boxeo dentro del gimnasio de una de las bases centrales de la organización. No tenía planeado volver con el equipo pronto. Me gustaría quedarme aquí otro rato. Debo ser honesta, tengo demasiadas ganas de estar sola. Algo que me has contradictorio porque he pasado los últimos tres días con Daehyun. Namjoon me ha llamado, pero no le he respondido las llamadas. Me mandó mensajes preguntándome mi locación. Llegué a la conclusión de que Jungkook no dijo que me llevó a los dormitorios.

—Una chica especial— murmuré entre dientes.

Pensar en eso me hacía hervir la sangre. Lo único a lo que me he dedicado es a golpear este saco. El mismo todos los malditos días. Daehyun me dijo que parara, que hay mejores cosas que hacer a que solo entrenar. Ja, como si le fuera a hacer caso. Mis puños siguen golpeando el saco de boxeo. Paro de vez en cuando para tomar agua, hasta ahora creo que no he parado en un par de horas.

—Tu problema no se irá solamente golpeando un saco de boxeo— dijo una voz femenina a unos metros detrás del saco.

Dejé de golpear. Tomé una toalla y me sequé el sudor. Me giré a ver de quién venía esa voz.

—No, pero definitivamente me ayuda a controlar mi enojo— dije tomando mi termo de agua—. Además, me tonifica los brazos.

Bebí.

—Tú no necesitas tonificarte, estás genial— halagó.

—Gracias Hyolyn, ahora volveré a agredir al saco de boxeo— dejé el termo donde estaba previamente y seguí golpeando el saco.

—Te he visto muy cercana a Jun Daehyun últimamente, ¿no deberías estar con tu equipo?— curioseó.

—Hemos estado hablando, eso es todo— tiré una patada—. En cuanto a mi equipo, no me apetece verlos por el momento.

—Cariño, es el equipo que te tocó— habló burlona—. No puedes simplemente alejarte por no querer verlos.

—¿No es eso justamente lo que estoy haciendo ahora?— pregunté obvia sin dejar de golpear.

—Me refiero a que no podrás evitarlos para siempre— respondió.

—Pero sí por un par de días más— hablé.

—¡Parker! ¡Vámonos!— se escuchó la voz de Daehyun llamarme desde el piso de arriba.

Dejé de golpear el saco. Me giré y vi que Hyolyn me ofrecía mi toalla. La tomé para colgarla en mi hombro. Tomé mi termo de agua y comencé a caminar a las escaleras para subir hacia la salida. Lo que menos quería era un sermón sobre que debo estar con mi equipo. Yo quiero un tiempo para mí. No me despedí ni miré hacia atrás. Salí del gimnasio. Daehyun estaba recargado en la pared junto a la puerta mirando su celular.

—Deja a tu novia y vámonos— dije comenzando a caminar hacia el elevador.

—No tienes derecho ninguno a reprocharme cuando te la pasas en el gimnasio golpeando un saco de boxeo que de seguro imaginas con la cara de Yoongi— retó.

Me giré a verlo. Me planté firme en el suelo.

—¿Qué te hace pensar que esto es sobre Yoongi?— pregunté seria.

—Hace tres días decías que no querías estar cerca de él y mientras hablábamos te he visto un chupetón en el cuello— dirigí mi mano a mi cuello, ¿un chupetón?—. Luego te comenté lo de la chica. Desde entonces no sales del gimnasio.

—Te voy a matar Yoongi— murmuré para mí mientras me tocaba el cuello.

Me dejó un chupetón de cuando me besó en el bar de la base. Me dejó una maldita marca que no ha podido salir en tres días. Yo ni siquiera me había dado cuenta de ello, ¿tan idiota puedo llegar a ser?

—Si bueno, ya vámonos— dijo caminando delante de mí.

—¿Sí sabes que ir a un antro no me hará dejar de tener ganas de golpear algo, cierto?— pregunté caminando a su altura.

—No tiene por qué ser el antro el que te distraiga— guiñó un ojo.