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Fate/Hierro en plata

Fue solo curiosidad que se extendió a cada año. Una figura que todos conocían, pero de la que nadie hablaba. Un conocido, un extraño, un amigo o un desconocido. Nada importaba ahora, sólo deseaba poder comprender que había debajo de esa red que no parecía pensante. Ella no buscaba una luz guía. Ella buscaba ser esa luz.

ReydePicas · アニメ·コミックス
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12 Chs

Luz

El sonido del teléfono que no paraba de sonar empezó a molestar a Rin.

Dando un suspiro levantó su mano y tomó el teléfono. Ella se encontraba en su estudio, por lo cual al menos había mejorado la ubicación del teléfono para no tener que recorrer media mansión a la hora de contestar.

Lo raro es que recibió una llamada anónima, ¿era un número protegido?

― ¿Quién habla? ―Rin habló con un tono algo demandante.

No importaba no importa quien haya consiguió su número, si no era un señor de la torre entonces no le interesaba.

―Estás viva…

Rin alzó una ceja cuando escuchó una voz que no esperó volver a oír.

―De hecho, lo estoy, ¿Por qué no iba a estarlo Emiya-kun? ―la pregunta fue dada con un tono casi de burla―, probablemente estás preocupado que me pase lo mismo que a Marisbury, ¿no?

―…no sé de qué hablas ―hubo un leve silencio antes de que Shirou contestara.

― ¿Crees que soy estúpida?, te estuve cuidando por cinco años, viéndote tener pesadillas, degradando tu cuerpo y estar colmado de culpa ―Rin se puso de pie y habló con fuerza―, ¡Crees que no aprendí que cuando haces algo que no quieres me llamas por temor a que me hubieras matado también!

No hubo respuestas del lado de Shirou.

Rin se desinfló y cayó en su silla, la mujer cerró los ojos intentando contener las lágrimas.

―No quiero verte seguir haciendo eso, no importa lo mucho que digas que es algo que tienes que hacer, te estás rompiendo a ti mismo, yo… ―Rin se cortó antes de respirar hondo―, no quiero seguir viéndote como te matas, lo siento, lo siento por lo que te dije, el recuerdo de Archer… yo no quiero que termines así, no me gusta, por favor, incluso si no soy yo quien está a tú lado, vive por ti mismo.

Shirou miró el teléfono en su mano y tragó antes de desviar la mirada y mirar al suelo, el hombre se lamió los labios e intentó volver a hablar.

No salieron palabras en los próximos segundos.

―No puedo… ya no puedo ir atrás, solo quería saber si estabas bien Tohsaka, lo siento, siento el haberte molestado.

―Shirou, por favor no tienes por qué ser tú el que carga con el mundo no tienes-

La línea fue cortada y el sonido intermitente de la línea sonó. Rin solo miró el teléfono en su mano antes de colgarlo y llevar sus manos a su rostro.

Ella realmente lo intentó, intentó tanto por Shirou, pero no desistió en dejar esa idea, ese ideal.

Esa maldición

―No tienes por qué seguir sufriendo por cosas que no son tú culpa… ―Rin sabía que ya no sería escuchada, ella solo se limitó a llorar, no por tristeza u odio.

Sino por impotencia al no poder ayudar a Shirou.

Ella le había ofrecido todo lo que pudo con tal de que abandonara aquella idea, aquel ideal, pero no hubo nada, incluso si le ofrecía su todo Shirou se negó a dejar el ideal que tenía.

Ella culpaba a todos, Taiga por hacer que su mente se rompa, Saber por dejar que su espíritu decaiga, Sakura por destruir su corazón e Illya por rematar toda emoción que alguna vez le quedó a Shirou.

Cada muerte fue un punto más bajo para Shirou, la excusa de humano que era Shirou Emiya solo se difuminaba más por cada acción que tuvo que superar.

Un humano roto… no, ya no era posible llamarlo humano a este punto.

Emiya Shirou solo era una espada en forma humana, alguien que había renunciado a su humanidad por el bien mayor.

―Ya sé cómo terminan los tontos que viven por los demás ―Rin se puso de pie y caminó hasta la ventana detrás de su escritorio y miró el cielo.

El recuerdo de Archer solo la hizo deprimirse.

El hombre había hecho tantas cosas aberrantes en la guerra con el único objetivo de obtener el Grial.

―Tienes suerte, estoy interesado en ganar esta guerra porque el deseo con el Grial es posible.

Aquella pequeña conversación con el hombre hizo que Rin se riera por lo bajo.

Actuando sin maestro había eliminado a cuatro de los participantes en tiempo récord.

Era casi un chiste lo eficiente que fue el hombre para eliminar casualidades y crear situaciones a su favor.

Pero incluso así, el hombre admitió que no tenía tiempo de tratar con Caster, el servant de Marisbury fue en cierto sentido injusto en la guerra, es por eso que Archer no se interesó en tratar con él sino en crear un evento en el que tuviera oportunidad de alejarlo o dejarlo en otra clase de situación.

―No tuve suficiente tiempo, qué lamentable derrota, lo siento por todo, Rin…

Rin rechistó la lengua ante las últimas palabras del hombre.

¿Por qué se disculpaba al final?

―No tenías nada por lo que disculparte idiota…

― ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que pudimos tomar vacaciones?

―No lo sé, desde que hubo ese cambio de poder ya no pudimos movernos cómo antes, prácticamente trabajamos sin descanso, ¿Cuánto tiempo queda para el próximo turno?

―No lo sé, maldita sea, pensé que trabajando en esto saldría de la miseria ―el sonido de un encendedor abrirse sonó.

Dos hombres estaban velando frente a un contenedor de gran tamaño. Estaban esperando para que la agencia viniera a recoger la mercancía.

―Oye, tampoco está tan mal esto, sacamos una buena comisión por la venta de armas realizadas.

―Lo sé, ahora que se creó el supuesto nuevo "imperio bendito", todo el mundo sabe que es solo un cúmulo de religiones que se aliaron para poder librar la guerra entre ellas después ―uno de los dos hombres habló.

―Siempre guerra, era más fácil cuando se mataban entre ellos ―dando una fuerte calada al cigarrillo el hombre habló.

― ¿No nos perjudicaría esto? ―la pregunta dada mirando a su compañero vino con una audible preocupación―, ellos se están armando, la CIS tiene un convenio con ellos, por no decir que las sanciones de Estados Unidos a Alemania desaparecieron del día a la noche, ni siquiera pasó medio día y ya anunciaron un aumento absurdo en gasto militar.

―Quizá, pero no nos importa, sacamos el dinero y nos vamos, solo tendremos que quedarnos en un país neutral y listo.

Una risa seca vino ante aquel comentario.

― ¿No lo sabes?, hubo una disputa en el sur de América por cuestiones de invasión o apropiación de territorio, incluso parece que la guerra se está extendiendo allí.

―Mierda, debí invertir en el negocio de los refugios cuando pude.

Una risa compartida salió de ambos.

― ¿Qué tal tú hija? ―le tendió un cigarrillo.

Uno que aceptó de buena gana.

―Ha crecido bien, la universidad es más cara de lo que creí, quiere ir a una de esas costosas.

― ¿Le darás el lujo?

―No quiero que termine igual que yo ―aquel suspiro final hizo que su compañero solo rechistara la lengua.

―No importa ahora solo-

El cigarrillo en la boca del hombre que estaba escuchando a su compañero cayó al suelo al momento en que vio como la persona a su lado explotaba en rojo.

Fue un sonido fuerte el que se dio cuando el cuerpo de aquel hombre, se golpeó con fuerza contra el contenedor, lo más notable era la flecha en la cabeza de aquella persona y la sangre que salpicó por todos lados.

El hombre no dudó en buscar por todos lados, sacó su arma y miró por encima de los contenedores, si era una flecha la usada entonces no debería estar demasiado lejos el que efectuó el disparo.

No pudo responder cuando una flecha vino volando a la dirección contraria a la que estaba apuntando.

Fue una muerte instantánea.

Pocos segundos después el sonido de alguien caminando se escuchó en las cercanías.

Shirou Emiya apareció cuando se paró bajo la luz en la que habían estado con anterioridad los hombres.

―Archer comunicándose.

―Recibido.

Shirou habló por la radio, había pedido que "Archer" fuera como se refiriera, en vez de los nombres estándar, al principio hubo una firme negativa ante este hecho, ya que era alguien que apenas comenzaba.

Ahora nadie cuestionaba lo que decía en medio de una misión.

Shirou caminó y empezó a tocar los bolsillos del hombre que se quedó colgado contra el contenedor. Buscó y encontró lo que quería, un teléfono.

La flecha desapareció poco después. Shirou tomó al hombre con cuidado y lo abrazó para después bajarlo con delicadeza en el suelo.

―Realmente lo siento ―Shirou sonrió sin mirar el rostro del hombre.

Solo debía sonreír al final. Si los demás lo vieran del otro lado estarían felices al verlo sonreír.

Esa era la lógica que aplicaba.

Caminó y empezó a buscar en el cuerpo del otro hombre. Otro teléfono fue encontrado, pero había otra cosa que a Shirou le sorprendió.

Una billetera.

No era normal que trajeran algo como eso, si bien los documentos falsos era algo que ya había quitado, no esperó encontrar una billetera por parte de uno de los involucrados en algo como esto.

Tomando la billetera vio la sangre que estaba ya manchándola, al haber estado cerca del pecho la sangre de la cabeza del hombre había escurrido e ido directo a esta.

Abriendo la billetera vio como algo simple cayó al suelo, un pequeño papel a primera vista.

Shirou se agachó y tomó el papel y le dio la vuelta.

Era la misma persona sonriendo con una mujer a su lado y una niña de alrededor de siete años.

Era casi cómico para Shirou.

Una vez más había dejado a una hija sin su padre.

Shirou sonrió e intentó quitar toda emoción de su cabeza, en parte lo sabía, que esto era lo necesario, tampoco es que esta fuese la primera misión que tenía, tampoco sería la última, pero algo ahora era diferente cuando vio aquella foto.

No vio al hombre y la niña sonriendo, solo podía proyectar a Marisbury y Olga Marie ambos sonriendo en aquella fiesta de cumpleaños que preparó para la joven.

Había hecho lo correcto, claro que lo había hecho.

El contrabando de armas se estaba yendo de las manos de todos, hacer esto era lo mejor…

No era necesario matarlos.

Pero debían haber matado a muchas personas por lo que hicieron.

Los pensamientos de Shirou no pararon de venir cuando vio la foto en su mano.

―Archer.

un jadeo salió de Shirou cuando fue llamado por la radio.

―Ambos objetivos tenían los contactos, voy a enviarles en un momento la lista ―Shirou pausa antes de proyectar una espada y cortar las cadenas y candados del contenedor.

Abrió la puerta de este y pudo ver las armas que estaban listas para su transporte.

―Recibido, bien hecho una vez más.

La línea se cortó haciendo que Shirou se quedara viendo una vez más la foto que había caído al suelo.

Él estaba haciendo lo correcto… ¿verdad?

― ¿Puedes repetirlo?

Una risa vino de Shirou cuando vio a Olga Marie con un rostro que solo expresaba confusión.

―Pregunté si no quieres ir a Japón mientras que aún tienes tiempo por duelo.

― ¿Por qué quieres que vaya contigo?, no me has dicho para ir a ninguno de tus viajes hasta ahora.

―Creí que te sentaría bien algo de paz al menos por unos días antes de que todo se salga de control ―Shirou comentó con tranquilidad―, además me gustaría que conocieras a alguien, puede que te ayude con tú situación.

Habían pasado cinco días desde que murió Marisbury, a Olga Marie le quedaban otros cinco días libres antes de que la sucesión comenzará, o, mejor dicho, antes de que se presentará ante el mundo como la próxima directora de Chaldea.

― ¿Conocer a alguien?, ¿Aún tienes familiares? ―Olga Marie parpadeó cuando se dio cuenta de lo que dijo―, ¡Yo lo-…!

―No es necesaria una disculpa ―la sonrisa de Shirou no dejó su rostro en todo el tiempo en que vio a la joven―, sé que no lo dices con malas intenciones, sabes, en parte te pareces a Kirschtaria en ese sentido.

El humor de Olga Marie se arruinó ante la mención de aquel nombre.

― ¿En qué me parecería a ese sujeto? ―era más que audible el disgusto ante la comparativa.

―Ambos hablan diciendo lo que creen ser cierto o que saben que es la realidad, a muchos no les gusta escuchar la realidad y los consideran como "malas personas", pero sabes, en parte agradezco que siempre digan lo que piensan y lo expresan tan libremente.

Olga Marie miró con sorpresa a Shirou.

―Tú… eres demasiado amable a veces, tanto que eres un idiota ―la joven de cabello blanco giró sobre sus talones y se dio la vuelta dándole la espalda a un Shirou sorprendido por esas palabras.

― ¿Qué?

―No importa ―Olga Marie juntó las manos en la espalda y se dio la vuelta para sonreírle a Shirou―. Me gustaría ir contigo.

La boca de Shirou se abrió, la sorpresa estaba más que presente en su rostro por lo que vio.

―¿Sucede algo Emiya? ―Olga Marie ladeó la cabeza al ver la expresión de sorpresa en la cara de Shirou.

―Yo… nada, no sucede nada ―Shirou volvió a sonreír, había dejado caer la sonrisa al ver la expresión tan feliz de Olga Marie.

Por primera vez sintió que algo estaba funcionando.

Un mundo donde todos puedan sonreír, un mundo donde todos puedan estar felices, todo eso era lo que buscaba, un mundo donde nadie llore, donde nadie muera, donde todos puedan convivir.

Esa era la idea que tenía para buscar, entonces…

¿Por qué una simple sonrisa estaba valiendo más que las miles de sonrisas que había visto?

― ¿Es así?, veré el vuelo para mañana, no te preocupes, ¿Fuyuki verdad? ―Olga Marie volvió a darse la vuelta.

Shirou extendió el brazo cuando vio cómo la joven se alejaba, fue rara la sensación que sintió Shirou.

Le hubiera gustado verla sonreír un poco más, incluso si ella sonreía por lo más mínimo…

Sonreír.

Shirou llevó una mano a sus mejillas y las tocó, el entumecimiento por sonreír era algo molesto, pero debía seguir sonriendo, a los demás les gustaba ver a alguien que le sonría.

¿Olga Marie volvería a sonreírle de igual forma si es que supiera que él fue quien asesinó a Marisbury?

Molestia. Shirou sintió una opresión en su pecho, era raro aquello, normalmente no había algo como antes, la culpa era diezmada en su mente al recordar que lo hacía por un bien mayor.

Por la humanidad como tal.

Quería evitar guerras y más derramamientos de sangre, hizo todo lo posible y en los últimos siete años con ayuda de un magus que conoció en la frontera en oriente logró cierto progreso en cesar la guerra en ese lugar.

Quería convencerse a sí mismo de que lo que hizo fue por un bien mayor, ahora el hombre se consagró como el nuevo "emperador", surgiendo por extraño que fuese algo así en la era moderna, pero en parte era algo que entendió.

El poner a todos bajo una misma bandera no los hacía unidos al final.

Poder, los humanos siempre buscaban más poder.

¿Por qué?, ¿por qué querían tanto poder?

Shirou no lo comprendió, la búsqueda del poder en cada humano siempre era igual, para beneficio propio, para una vida cómoda o para facilitar algo.

¿Por qué nadie pensaba en los demás?

El anteponer la idea de los demás sobre la suya era lo correcto, ¿por qué no podían los humanos dejar de pelear por cada idiotez?

Dando un suspiro Shirou caminó hasta la ventana de la habitación en la que estaba, mañana saldría una vez más de la torre del reloj, había cumplido una misión en las cercanías de rusia, pero ahora con la solución presentada y el descanso solicitado todo era acorde a dejar la idea al menos por unos días.

Después tendría que viajar a África otra vez, las guerras habían evolucionado, incluso con su intervención, solo empeoraron las cosas. Los que habían ayudado en el pasado ahora tomaron armas contra otros asentamientos, la posibilidad de poder unificar la parte poblada como había previsto se diluyó.

El conflicto estaba en la mente del hombre.

Poder, dinero y recursos.

Todo el mundo quería obtenerlos, todos querían monopolizar cada pequeño gramo de oro, cada grano de arroz, cada fracción de tierra.

La codicia humana era algo que Shirou jamás comprendió.

¿Por qué pelearse entre ellos cuando podían salvar a otros?

Dando un suspiro el hombre cerró los ojos y dejó que su mente vagara hacía años atrás.

El pequeño recuerdo de Illya abrazándolo mientras iban a un parque de diversiones llegó a su mente. Fue un buen pensamiento, un buen recuerdo, como ella solo quería pasar tiempo con él, incluso si era tiempo que estaba desperdiciando.

Porque ella iba a morir de igual forma.

Era por eso que no le importó hacer tratos con los señores, que lo llamaran perro o esclavo. Shirou no lo sabía con certeza, pero el tiempo que pasó con Illya y Rin riendo y viajando por todos lados, ese tiempo podía creer que había sido… feliz.

Olga Marie dio un suspiro cuando llegó por fin al aeropuerto, las cosas se habían complicado de manera que no comprendía. Japón estaba haciendo mucho control con el tema de la identidad, al parecer desde hace una semana había denegado el acceso al turismo.

Eso fue casi una locura, algo como eso no había pasado en mucho tiempo, la única razón por la cual logró conseguir el vuelo fue al haber presentado los documentos de Shirou, pero de todas formas recibió una gran cantidad de preguntas.

Era como si ellos se estuvieran preparando para algo. Olga Marie dio un suspiro ante esa situación, una vez más las cosas del lado no iluminado se estaban poniendo incluso más tensas, la joven se dio cuenta que había suspirado bastante el día de hoy.

―Alguien como tú no debería suspirar tanto ―Olga Marie se giró cuando escuchó las palabras de Shirou que estaba caminando hacía ella.

―Solo tengo mucho en que pensar ―la respuesta de la joven hizo que Shirou extendiera la mano. Olga Marie no comprendió exactamente que quería hasta que vio que apuntó a la maleta que tenía en mano.

―Las demás maletas serán llevadas después, no te preocupes, vamos, Fuyuki está a unas horas.

Viajar en tren junto con personas ordinarias no fue algo que creyó hacer Olga Marie. Nunca había ido en algo así como un servicio de transporte público, y le sorprendía la cantidad de personas que estaban en este en aquel momento.

― ¿Siempre es así de cargado? ―Olga Marie vio como la mayoría de las personas se giraron a mirarla.

¿Qué fue eso?

―No tanto, aunque estamos en hora pico, normalmente esta es la hora en la que se viaja para poder ir a trabajar.

―Aún falta para el horario de apertura de los locales por lo que me mencionaste ―para Olga Marie el horario y lo que mencionó ahora no tenía sentido.

―Es normal llegar entre una hora y cuarenta minutos temprano.

―Y pensé que los viejos en la torre eran exigentes ―Olga Marie se empezó a molestar como la atención de casi todos se iba de forma directa hacía ella y Shirou―, ¿Por qué nos están mirando de esa forma?

―No estamos hablando japonés ―Shirou contestó con simpleza.

― ¿Y?

―Te puede sorprender, pero algunas personas no son amables con los extranjeros, en especial en las zonas fueras de los puntos céntricos ―Shirou suspiro viendo a su alrededor.

El mismo no parecía japonés, más con la situación entre China y Japón actual no parecía que las personas estarían en paz. Hubo más de una alerta de avistamientos de China siendo participe de acercamientos más que "normales" hacía Japón.

―Creí que era un país bastante amigable ―Olga Marie comentó viendo como la mirada de todos no parecía haber disminuido.

―Es… complicado, no es precisamente malo esto, pero a muchos no les gusta los extranjeros, si bien el turismo es algo, las estafas y miradas no faltarán, no te preocupes mucho, solo no te separes de mí y no sigas a nadie más.

― ¿Ah?, ¿crees que un tonto cualquiera puede hacerme daño? ―Olga Marie se cruzó de brazos y miró a Shirou quien sonrió para negar con la cabeza ante la idea de ella.

―No, sé que puedes defenderte de forma más que decente ―Shirou habló con tranquilidad―, solo no quiero que te lastimes, ¿sí?

Olga Marie se quedó en silencio unos segundos antes de mirar a otro lado y caminar un poco más rápido.

―Bien, solo… no me pierdas el paso y todo estará bien ―Shirou no pudo ver el rostro de la joven, pero solo se limitó a sonreír por la actitud de ella. En parte le recordaba algo a Rin, pero había muchas diferencias que hacía que fuese imposible proyectarla encima.

Olga Marie era su propia persona.

―Por supuesto, estaré ahí para seguirte el ritmo, no te preocupes.

―Mencionaste que viviste en una casa algo humilde ―Olga Marie habló viendo la entrada de la casa que le indicó Shirou.

―De hecho.

― ¿Entonces por qué abarca casi dos manzanas?, no sé mucho de la economía de Japón, pero el hecho de tener casa propia significa algo, pero que sea de este tamaño…

―Oh eso ―Shirou llevó una mano y se rascó la nuca de manera nerviosa―, el viejo la compró hace tiempo, el dinero que me dejó tampoco fue poco.

―Escuché de Tohsaka que gastaste una buena cantidad en… bueno ―Olga Marie no sabía cómo abordar el tema―, lo de tú hermana.

―Oh, eso sí, antes de que ella viviera con nosotros no había tocado casi nada del dinero que me correspondía ―Shirou caminó y tocó el timbre del portón de la entrada.

El sonido de pasos fue audible casi de manera instantánea cuando tres personas con traje de vestir negro se pusieron frente a la puerta.

―Quien-

El sonido de un golpe resonó con fuerza cuando uno de los tres habló, otro de ellos había golpeado con fuerza al que habló derribándolo.

―No hacía falta que hiciera eso ―la sonrisa de Shirou creció cuando vio al hombre frente a él, quizá estaba entre los cuarenta y el final de sus treinta.

―Es nuevo, es mejor educarlo, bienvenido de vuelta señor.

― ¿Señor? ―Olga Marie parpadeó cuando vio aquella demostración.

Trajes de vestir negro, agresividad y pudo distinguir algunos bultos en las ropas de los hombres, en señal de que portaban armas.

¿Era alguna especie de mafia o algo parecido?

―Bueno… es difícil de explicar, pero resumiéndolo tengo contacto con muchas personas ―Shirou desvió la vista.

Después de lo de Taiga, Raiga había caído en depresión, Shirou le contó la verdad poco después de lo sucedido.

El hombre ya viejo tomó una espada y caminó hasta ponerse frente a él. Pensó que iba a morir, pensó que el hombre lo iba a odiar, todo lo que pasó fue "cubierto" por cosas que el hombre podía saber, pero algunos detalles de parte de la guerra tuvieron que evitarse.

Raiga había cargado con la espada lista contra Shirou, gritando y sin desperdiciar ni un segundo desde que tomó el arma.

Solo para dirigir el corte al lado de Shirou a último segundo y luego para abrazarlo con fuerza.

Shirou hubiera deseado muchas situaciones en aquella ocasión, de verdad esperaba que él hombre lo asesinara, el perdón que le fue dado fue lo último que esperó, más por cómo el hombre era parte del bajo mundo, alguien que había vivido su vida bajo una ley de supervivencia y de venganza en contra de quien lo ofendiera.

El perdón que le fue otorgado a Shirou fue lo último que esperó, en su mente, casi hubiera deseado ser cortado a la mitad en vez de haber sido abrazado.

El llanto y arrepentimiento, las lágrimas y simpatía de parte del hombre fueron peor que el no haber recibido su odio e insultos.

Caminaron al interior donde poco a poco, Olga Marie vio como había varios hombres con trajes que dejaban la casa y se iban a la entrada.

― ¿Qué sucede? ―ella realmente tenía curiosidad de todo esto. Confiaba en Shirou, y por ende, no pensó en ningún momento que esto fuese una trampa.

―Cuando me fui de la ciudad el grupo a cargo de esta se mudó a la residencia, fue una sugerencia mía, el jefe está descansando en una de las habitaciones.

― ¿Grupo a cargo de la ciudad?

―Somos Yakuzas, mafia si es que lo quieres llamar así ―Olga Marie se giró y vio a un hombre ya de edad avanzada, estaba caminando con un bastón en mano―, mocoso, supongo que viniste por ella, bien, es casi la fecha después de todo, sería raro que no estuvieras presente de igual forma, pero me da curiosidad que trajiste a alguien.

―Su padre tuvo un… accidente recientemente, ha muerto, por lo cual pensé que sería bueno que se despeje de donde estaba.

―Bastante considerado de tú parte, ¿Accidente?, solo dime si lo mataste o no.

― ¿Qué? ―Olga Marie se giró y vio a Shirou que no había cambiado su expresión, solo dio un suspiro.

El corazón de la joven no dejó de latir ante el comentario de aquel viejo, si bien la fama de Emiya Shirou no era buena, no pensó que incluso las personas que lo conocían de forma tan personal le tendrían tal estima, al final pensó que lo de Tohsaka fue más un caso especial.

―Simplemente lo mencioné de esa forma porque no deseo mencionar la causa ―Olga Marie entendió lo que quería decir Shirou. No quería decir que su padre se había suicidado.

De verdad… se suponía que habían viajado para evitar pensar en ello y solo venían con esto de primera mano, era casi para reírse.

Un bufido salió de la boca del anciano antes de darse la vuelta.

―Pediré que preparen dos habitaciones, volveré a acostarme, cuando me despierte quiero ver mi escritorio limpio, ya pedí que todo el mundo menos los que sirven se retiren, más te vale no hacer una idiotez.

―Gracias ―Shirou se inclinó más de lo que Olga Marie alguna vez había visto de lo normal hasta ahora.

―Por cierto, el nombre de la niña.

―Lo siento por mi presentación tardía, soy Olga Marie Animusphere, debo decir que su inglés es bastante bueno señor ―ella no hizo una reverencia o algún signo de respeto mayor.

No podía dejar más bajo de lo que su padre le había dicho sobre su apellido.

Un Animusphere no tendría por qué inclinarse.

Poco después de esa última interacción el anciano se retiró dejando a los dos recién llegados solos.

Olga Marie dio un suspiro y caminó hasta uno de los sillones de la sala y se sentó. Puso sus manos contra su rostro y cerró los ojos.

― ¿Estás bien? ―Olga Marie escuchó la pregunta de Shirou, era obvio que se iba a preocupar por ella.

Porque las lágrimas habían comenzado a caer hace unos segundos atrás.

―Lo siento… yo-

―No tienes porqué disculparte ―la respuesta de Shirou hizo reír a Olga Marie.

―Sí… lo sé, "Un Animusphere no tiene que bajar la cabeza por nadie", padre siempre me lo dijo, y aquí estoy, solo por algo como esto yo… ―la joven no pudo terminar de hablar cuando su voz se rompió más.

―Está bien, todos sufrimos por la partida de alguien más.

― ¿Incluso tú? ―la pregunta vino de manera sorpresiva a Shirou.

― ¿Qué?

―Hablas de tú hermana tan libremente, siempre nombras personas que han muerto con tanta naturalidad, que no es normal ―Olga Marie sorbió cuando abrió los ojos y vio sus manos―, mírame, solo he sido un fracaso, mi padre quería que tú fueras el sucesor temporal porque sabía que yo no podría hacerlo sola, la torre quiere poner a Kirschtaria en mi puesto y el mundo quiere mi lugar.

―Marie-san…

― ¡Siempre es lo mismo! ―los ojos de Shirou se abrieron de sorpresa cuando Olga Marie gritó―. ¡Todos quieren algo de mí ahora que mi padre no está!, ¡Apoyo o interés, dinero o poder, cualquier beneficio que puedan quitarme van a tomarlo!

―Marie-san, por favor, tranquilízate tienes que-

― ¡Estoy harta!, dediqué mi vida al estudio, cuando los demás herederos podían gozar de lo que querían yo me quedé de lado, ¡Siempre fui abandonada!

Shirou caminó y abrazó a la joven que había roto en llanto.

―Tengo miedo, tengo miedo que tú también me traiciones al final ―los ojos de Shirou se abrieron de sorpresa ante aquel comentario.

― Yo nunca-

― ¡Cállate! ―la boca de Shirou se abrió y perdió la sonrisa por un breve instante. Olga Marie se sorprendió y llevó sus manos a su boca y luego miró con miedo a Shirou―, lo siento yo…

―Está bien, no importa si te desquitas conmigo, está bien.

―No, no lo está, siempre es lo mismo de tú parte, ¿Cómo puedo saber que me apoyas de verdad cuando lo harías por cualquiera?

―Toda vida es importante.

―Pero no la tuya.

Shirou se quedó quieto cuando la albina dijo aquella frase.

―En todo este tiempo me he dado cuenta de eso, siempre pones a todos delante de ti, nunca has pensado en ti como uno más del montón.

― ¿Por qué debería de-? ―Shirou fue interrumpido por Olga Marie.

― "'¿Por qué debería preocuparme por mí cuando hay otras personas para salvar?" ―ella comentó imitando la voz. La joven extendió las manos y las puso en los hombros de Shirou creando distancia entre ellos, era bastante considerable la diferencia de altura.

Más no quitó que ella lo viera a los ojos intentando parecer intimidante.

―Yo…

―Esa pequeña frase del viejo, que tú mataste a mi padre, fue solo un breve instante, pero por loca que sea la posibilidad, cruzó mi mente, lo sé, sé lo que harías por un puñado de personas si solo tienes que terminar con otro puñado con menos personas-

―Maté a mi hermana.

Silencio.

Olga Marie vio a Shirou quien se quedó quieto. El hombre llevó una mano a su propia mejilla, como si buscase algo, como si quisiera encontrar algo.

― ¿Qué? ―esa fue la única cosa que Olga Marie pudo decir cuando Shirou dijo aquello.

Ambos caminaron con lentitud, fue algo que se pusieron de acuerdo sin necesidad de palabras, caminaron hasta el sofá de la sala. Olga Marie miró por todos lados, había olvidado que hasta hace poco habían estado rodeados de personas.

―Maté a mi hermana ella lo suplicó, ella ya no soportaba su cuerpo, le dolía, no funcionaba nada, yo… no es que me sea fácil hablar de ella, simplemente yo… ―Shirou se cortó, no continuó.

Esto fue una sorpresa para Olga Marie.

Jamás había visto tanta duda en el rostro de Shirou, era como si toda duda que no había mostrado se demostrara en aquel instante.

―He tenido que acostumbrarme a esto, nunca fue fácil, siempre desde que recuerdo ha habido muerte donde voy…

―Shirou, yo-

―No importa que haga, siempre hay muertes, me llaman asesino, malvado o belicista, yo… ―Shirou llevó sus manos a su cabeza―, solo quiero un mundo donde todos sonrían, donde todos sean felices, quiero que nadie derrame lágrimas…

―Detente…

―Lo he intentado tanto, desde que tengo memoria he ayudado a todos como pude, nací en la muerte y la muerte me sigue desde ese día, todos los que están a mi lado mueren, no, no es que mueran, yo los mato.

― ¡Shirou! ―Olga Marie gritó viendo como la mirada de Shirou estaba perdida.

Era como si hubiera entrado en trance.

―He visto mi final, en esa espada que él sujetaba, he visto el infierno, lo sentí, me metí al infierno a voluntad por los demás para que no lloren, para no sufran para que rían.

―Es suficiente.

― ¿Por qué ayudando a los demás se derrama tanta sangre?

El sonido de una cachetada sonó con fuerza.

Shirou abrió los ojos ante ese golpe, no fue nada, no fue doloroso, no fue algo que le hiciera daño. Movió sus ojos a la mano de Olga Marie, estaba roja y se notaba que estaba con raspones.

Se había reforzado por instinto.

―Tú mano…

―Cállate de una maldita vez Shirou Emiya ―Olga Marie habló ya con enojo―, nadie es perfecto, por más que tú y mi padre hayan buscado la perfección en el hombre, es obvio que ambos no pudieron encontrarla, incluso tú, que algunos llaman el magus perfecto, todos dicen lo mismo, no tienes corazón, no tienes emociones.

―… ―no hubo respuestas de Shirou cuando comenzó a hablar Olga Marie.

―La primera vez que te vi usar magecraft pensé que no eras humano, ¿Un refuerzo total de cuerpo completo al límite?, no era humanamente posible, la cantidad de cálculos, la cantidad de sentimientos emociones, todo lo que habrá dentro del cuerpo de un humano, creí que no había forma en la que hicieras los cálculos, lo atribuí a tú cresta, la del control del tiempo.

―Yo… ―la mentira de que él había heredado eso siempre estuvo presente, solo El Melloi II, Rin y el fallecido Marisbury conocían que aquella "cresta" en su espalda era solo un tatuaje cargado con magia que se activaba con sus circuitos.

―Hasta ahora no te he visto usar tú cresta, has usado refuerzo puro, sin distracción, sin pensamientos innecesarios, ¿Sabes lo que pensé cuando te vi?, eras un monstruo, no, una máquina sería lo más adecuado.

―Mis nervios son mis circuitos.

Los ojos de Olga Marie se abrieron.

Shirou comentó aquello en voz baja.

Esta era la primera vez que hablaba de esto con alguien que no fuese Rin o Marisbury.

― ¿Qué?

―Convertí mis nervios en circuitos, es por eso que algo como ese refuerzo es posible, no estoy reforzado una parte, estoy reforzando un todo.

Olga Marie se puso de pie y dio unos cuantos pasos lejos de Shirou, se tambaleó a cada paso.

―Eso… es imposible, deberías-

―Haber muerto.

― ¿Cómo?, he visto el resultado de un experimento similar en mi tiempo con El Melloi II, la persona que lo intentó murió, sus nervios estallaron, casi la totalidad de su cuerpo estaba en estado de necrosis… espera ―la albina recordó aquella vez que Shirou habló de su cuerpo, de no poder moverse con comodidad.

Era porque su cuerpo no se movía porque estaba luchando para poder seguir.

―Mi padre… no fue el mejor maestro de todos.

La expresión de Olga Marie se heló ante aquello.

Todo rumor sobre Kiritsugu había quedado incluso peor para ella.

― ¿Cómo te sientes?

―Soy yo quien debería preguntar eso, después de todo se supone que este viaje era para ayudarte ―una risa salió de Olga Marie ante aquel comentario.

―No pensé en decir algo como eso, fue…

― ¿Tranquilizador? ―Olga Marie preguntó.

―Nunca había dicho algo así a nadie… ni siquiera a Tohsaka, no lo sé, simplemente cuando te vi de esa forma-

―Te viste a ti mismo, ¿no? ―la albina miró al hombre que solo sonrió de lado.

―Toda persona que he conocido no me ha considerado humano a la larga, es bastante reconfortante el saber que incluso si solo es una persona, esta me ve como uno más de ellos.

―Si dejaras de actuar como un idiota quizá las personas no pensarían que eres un idiota ―Olga Marie se cruzó de brazos. Vio como Shirou se detuvo frente a una puerta amplia―, ¿Un cementerio?

―Es el día en que murió mi hermana.

El silencio llegó de ambos. Shirou solo se limitó a seguir caminando.

Olga Marie vio como el hombre se quitaba el abrigo negro que tenía y se lo ponía en los hombros a la albina.

― ¿Y eso?

―Hace frío, el viento está soplando demasiado fuerte.

― ¿Y no te enfermaras tú?

―Nunca me he enfermado en mi vida.

Ante eso, ambos siguieron hacía adelante.

Cuando pasaron una de las tantas tumbas y cruzaron el umbral de la entrada hubo una persona que estaba allí con los brazos cruzados y una mirada de curiosidad.

―Tohsaka… ―Shirou comentó viendo a la mujer que estaba viéndolo fijamente.

―Entonces incluso volviste este año, pensé que no volverías ―mirando a la persona al lado de Shirou, Rin vio a Olga Marie que tenía el abrigo largo del hombre puesto en los hombros―. Parece que su relación mejoró mucho.

― ¿Qué haces aquí, heredera Tohsaka? ―Olga Marie miró a Rin con intensidad. Sin darse cuenta dio un paso adelante y se paró frente a Shirou.

Rin alzó una ceja cuando vio eso, el ver a alguien pequeña como Olga Marie intentar ser la defensa de un monstruo como Shirou fue algo divertido.

―Vengo a visitar a mi hermana, supongo que Shirou viene a hacer lo mismo, además ―Rin se dio la vuelta y vio a Olga Marie de reojo―, ¿Preguntar qué hago aquí?, ¿en serio?, ¿qué hace la cabeza de familia Tohsaka en su territorio?, no se me puede ocurrir ninguna idea del porqué.

El rostro de Olga Marie se sonrojó por vergüenza.

Había actuado de antemano solo porque había visto a la heredera, muy profundo en su cabeza le sembraba la duda el que ella esté presente.

El saber si Shirou iba a dejarla y volver a acompañar a Tohsaka la aterraba.

No quería perder a la única persona que veía lo bueno de ella y no estaba allí solo para buscar algo de ella.

―Ya, ya, tranquila Rin, además, siempre las visitó en esta fecha.

―Bien, sabía que vendrían de igual forma, pero no pensé que estarían en este lugar tan rápido, por cierto, China ha movilizado fuerzas a Japón en las últimas horas, se cree que el país entrará en guerra pronto.

Shirou abrió los ojos ante eso.

―No escuché nada de eso.

― ¿De verdad?, alguien no te dio la información apropósito entonces ―Rin frunció el ceño y pensó en ello―, es raro que algo como esto se te escape, igual si es algo reciente, no es normal que información como esta no se te haya ya enviado.

―Hablaré con mi contacto, entonces es por eso que hay tantas alarmas y simulacros, maldición ―Shirou dio un suspiro y miró a Olga Marie una vez más―. Lo siento por esto, el que algo como esto, no puedo creerlo…

―Pasó hace tres horas, el aviso de China a Japón ya estaba siendo algo fuera de control, ahora parece que están preparando una invasión a escala ―Rin señaló.

―No tiene sentido, ellos son los que más quieren el puesto de director junto con Estados Unidos, el meterse en un conflicto como este hará que sean expulsados de la votación.

― ¿También crees que es algo manipulado?, China negó todo contacto, pero las noticias siguen, el pánico no es algo que no se haya notado, supongo que vieron las calles vacías y los trenes cargados hacía la capital.

Shirou frunció el ceño. Había visto esas señales, pero las había ignorado… algo como eso no era normal en él, ignorar un peligro inmediato como este no era algo que haría, siempre debía pensar demás, no podía ser que esto pasara. Los ojos de Shirou fueron a parar a Olga Marie que estaba con los brazos cruzados y una mirada de disgusto hacía algún lado.

Shirou entendió él porque se había distraído como lo hizo, había pensado de sobre manera en Olga Marie y no en lo principal.

Ella lo estaba distrayendo de su objetivo, todo este viaje… fue algo innecesario. Enfriando sus pensamientos, Shirou dio un suspiro antes de darse la vuelta.

― ¿Te vas?

―La seguridad de la heredera Animusphere es lo principal ahora ―Shirou sacó su teléfono y empezó a enviar un mensaje―. No puedo dejar que ella se lastime.

Olga Marie que escuchó eso se sintió feliz ante aquello.

― ¿Es porque generará más conflictos no? ―la simple pregunta de Rin hizo que toda ilusión y pensamiento de Olga Marie se detuviera.

Ella se quedó quieta y empezó a evaluar las acciones de Shirou hasta ahora, todo lo que era en referente a su seguridad, todo lo que era para ella, cada acción, cada palabra, era para mantenerla en el mejor estado… pero no podía ser solo porque ella sería el origen de más conflictos con su muerte, ¿verdad?

La duda se sembró en ella.

Este viaje la ayudó en cierta forma para dejar de pensar en su padre.

Solo para poner su mente y pensar si realmente Shirou la acompañaba porque era de su agrado o porque pensó que era necesario.

―Has estado callada desde que subimos al vuelo, sé que solo fueron tres días, pero en ese tiempo me agradó pasarlo así ―Shirou sonrió y Olga Marie le devolvió la sonrisa.

Pero no hubo respuestas como de costumbre.

Sí, Shirou Emiya era un humano más, sufría, tenía sus propios miedos, sus propios deseos y su forma de ser.

Pero también había algo que Olga Marie sabía de Shirou. Era amable con todos y sonreía a todos.

¿Realmente el hombre hacía lo que hacía porque era ella?

Ya se había preguntado esto antes, Shirou era bueno y servicial con todos, trataba a todos por igual, pero el trato que le dio pensó que era algo especial por un momento, creyó que de verdad pensaba de ella de otra forma.

Pero la cara que mostró en su casa no fue la misma que mostró ahora que estaban volando de vuelta a Europa.

Quería creer, quería pensar que de verdad Shirou pensaba en ella como algo más que un número más a salvar.

De verdad quería creer que Shirou no pensaba en ella como una simple cuenta del montón… y si fuera así…

Iba a cambiar eso.

Porque a pesar de todo, incluso si todo el mundo lo llamaba monstruo o creía que no era amable, ella confiaba en que si se diera el caso de entre ella y un número de personas él la elegiría a ella por sobre los demás.

¿Por qué otra razón él hombre se empeñó tanto en ayudarla?

La duda no dejó de molestar a Olga Marie en ningún instante.

― ¿Presentas una renuncia sin antelación?

―No creo poder seguir con esto, perdone señor.

Shirou se inclinó ante la persona detrás del escritorio. Un hombre algo mayor, de apariencia entre los sesenta portando un traje de vestir azul oscuro con un collar y un emblema en la corbata.

―Desde que llegaste has contribuido de gran manera al país y la organización, por ello te daré el acceso a esto, tómalo como una muestra de amabilidad por todo lo que has hecho por nosotros ―la sonrisa del hombre hizo que Shirou asintiera sonriendo.

―Gracias.

―Preséntate mañana a la oficina de la secretaría, allí te darán los documentos correspondientes para darle su baja.

― ¿No se supone que estoy renunciando?, ¿por qué me daría algo así?

―Lo he dicho, has ayudado mucho, puede retirarse.

―Gracias señor.

El sonido de Shirou caminando hasta la salida fue audible. El hombre esperó con paciencia que Shirou saliera de la oficina y caminara antes de mover su mano y tomar el teléfono.

― Bueno, pero si no es nuestro querido general ―una voz sonó por el teléfono.

―Archer renunció, mañana irá a retirar su baja.

―Bien, eso no es bueno, entiendo, quieres saber si se juntara con los terroristas supongo.

―Quizá vaya a Japón, fue allí hace tres días, China comenzó una invasión como queríamos después de eso.

―Sí, lo sé, no importa, prepararé todo para que el desarrollo sea el adecuado.

―La guerra en Asia surgió con fuerza, el nuevo imperio y China entraron en disputa como queríamos, Rusia se adelantó también a lo que queríamos y en el sur hoy a la mañana se empezaron a movilizar las fuerzas.

―Esos son muchos países que no entrarán en la sucesión para director de Chaldea.

―Ese es el objetivo, con la descalificación de la mayoría no habrá problemas mayores, Europa aún lleva la delantera, pero no hay de que preocuparse.

―Archer se junta mucho con los ingleses, escuché que tiene el apoyo de una familia de allí, tarde o temprano nos iba a traicionar, se unió a la organización, mató miles y se fue.

―Lo sé, pero él va a meter su mano en fuego una vez que la guerra total se desenvuelva, hasta ahora exceptuando el sur no hay nada que se pueda llamar guerra como tal, los que están presentes en las incursiones son silenciados, nadie quiere entrar en conflicto real aún.

―Bien, supongo que después de la invasión de China a Japón, nuestro amigo se moverá a oriente otra vez, esos terroristas están preparándose para apuntarnos a nosotros.

―Antes que eso ocurra van a señalar a un solo culpable de todo.

― ¿Incluso ellos vendieron a Archer?

―Vendieron información de los conflictos de Emiya Shirou, tenemos pruebas y fotos de todo, solo tenemos que poner todo sobre la mesa cuando alguien venga a reclamar, el cerebro detrás de todo esto será-

―Shirou, bien, lo entiendo, tirar todo el odio a alguien hará que las cosas sean simples, tenemos suerte de que su apariencia sea distintiva del mediterráneo, sólo un nombre falso y tendremos a todo el mundo apuntando a un solo culpable.

―De hecho, poner la culpa en alguien es más fácil que hacer que todos señalen a un culpable. La guerra viene, quien controle Chaldea controla todo.

―Me pregunto si será ejecutado, no importa, le contactaré cuando tenga la información.

Olga Marie miró la puerta que tenía enfrente y respiró hondo antes de cerrar los ojos.

―Lo harás bien.

Shirou habló tranquilamente viendo a Olga que estaba nerviosa.

―Yo… no creo que sea buena idea, pero lo haré, esos cerdos políticos quieren algo que es mío por derecho, por no decir que es algo lo cual usarán para su propio bien.

―Es por eso que tienes mi apoyo total ―Shirou comentó. Olga Marie guardó silencio unos segundos pensando en esas palabras antes de responder.

―Gracias.

Ella se estaba preparando.

Esta iba a ser su primera conferencia ante todo el mundo. Un evento que se estaba dando en cada canal, en cada red que se podía transmitir.

Iba a hablar frente a las masas no iluminadas.

Organización secreta y una mierda.

Chaldea era más conocida alrededor del mundo de lo que esperaba. Al menos agradecía que hayan dejado de lado su edad real.

―Pensar que agradecería a mi padre ahora por no dar ni una sola noticia de mi existencia ―una sonrisa forzada salió de la albina.

―Marie… eres tú persona, no te preocupes, lo harás bien ―la nombrada se sorprendió cuando escuchó a Shirou llamarla directamente sin honorífico―, confío en ti.

Era una pequeña sonrisa, más débil de lo normal, pero Olga Marie vio algo que nunca había visto en las otras sonrisas que le había dado hasta ahora el hombre.

Sinceridad.

Shirou Emiya estaba de pie, su cabello color blanco caído, la tez bronceada y el traje de vestir negro, todo eso eclipsado por una pequeña sonrisa que le era dedicada a ella.

Y solo a ella.

―Sí, sé que lo haré, solo espera, haré que esos estúpidos dejen de querer codiciar lo que no les pertenece ―la seguridad en Olga Marie creció cuando dijo aquellas palabras, una gran sonrisa vino al rostro de la joven cuando se dio la vuelta.

Caminó con tranquilidad y salió sin dudar por la puerta la cual había estado custodiada por otras seis personas.

El barullo que había estado llenando la sala de conferencias se detuvo al momento en que Olga Marie empezó a salir al escenario.

Todos vieron a la joven caminar y quedar frente al atril que contaba con una gran variedad de micrófonos.

Olga Marie se quedó frente al público, el sonido de las cámaras y destellos de estas inundaron sus sentidos.

Pero no importaba ahora.

El 13 de julio del 2012 fue recordado en todo el mundo como todos conocieron el nombre de Olga Marie Animusphere.